Partida Rol por web

Alenka paró de recoger frutos y se acercó al elfo. A pesar de la diferencia de estatura le miró fíjamente a los ojos.

Sí, Lindel, puedes.

 - Me parece un racista prepotente, y estoy siendo amable diciendo solo eso, pero no te preocupes, yo cumpliré mi palabra y llevaré los chicos a salvo a su casa, indiferentemente de la opinión que tenga de su padre... - Respondí con sinceridad, aunque listo por si las cosas se torcían y la humana trataba de hacer algo.

Alenka se separó del elfo unos metros después de escuchar sus palabras, permaneció en silencio unos segundos. El tiempo justo para localizar unos esparragos silvestres que se dedicó a recoger y hechar a su mochila. En cuclillas, mientras recogía los espárragos, continuó hablando con Lindel.

Verás Lindel, mi relación con el Arl se remonta a mis antepasados. Mi familia ha servido al Arl de Stenhold desde tiempos inmemoriales y, ahora mismo, yo ocupo el cargo de ama de llaves que anteriormente ocupó mi difunto tio. Sin embargo eso no significa que esté de acuerdo con determinadas actitudes de mi Arl. Sobre todo en lo referente al trato "humano" que dedica, tanto a sus esclavos, como a sus empleados.

Alenka se levanta y se sacude la suciedad impregnada en su ropa de viaje. Mientras continúa a la búsqueda de más frutos silvestres, sigue hablando con Lindel.

Definitivamente, no os pagan bastante por arriesgar vuestra vida luchando contra cosas como los genlocks. Probablemente, obtendríais un pago de cincuenta monedas en soberanos de oro, que es cien veces más de lo que ganaréis de otro modo, si los niños fueran retenidos y se pidiera por ellos un rescate, en vez de ser escoltados de vuelta a Stenhold.

 Le dediqué una mirada dura a la mujer antes de responder, usando un tono suave:

 - Como ya he dicho, he dado mi palabra y yo siempre la cumplo. De todas formas el dinero no supone nada para mí, es un medio, no un final. Yo solo lo quiero para seguir viajando...

 No sabía si estaba hablando en serio o era una prueba, pero no pensaba quitarle la vista de encima a partir de ahora...

Alenka se queda durante unos instantes seria, mirando fijamente al elfo, como si quisiera evaluar sus palabras y su expresión corporal.

Después, haciendo un ademán de manos, se da la vuelta y continua buscando frutos silvestres.

Buahhh, déjalo, no tiene importancia. Él tenía razón, eres un elfo de palabra y cumplidor. Acabas de hacerme perder una apuesta, ¿sabes?

Mientras continúas observando a Alenka, notas algo por el rabillo del ojo. Te giras lentamente tensando tu arco. A no más de 5 metros localizas a un conejo parado, comiendo hierba.

 Con la velocidad y destreza de un Dalishano, lancé mi flecha y dio en el blanco antes de que el conejo pudiera agitar una de sus orejas...

 Me acerqué a mi abatida presa y la cogí, sonriente:

 - Bueno, no está mal para empezar...

Alenka te sonríe. No, nada mal. Yo creo que con dos o tres más tendremos para todo el grupo. Tampoco es cuestión de empacharnos a comer y yo tengo algo de fruta, frutos secos y algunos espárragos.

 Le dí el conejo a mi compañera y seguí a la caza, esperando cobrar alguna pieza más...

Tras una hora en el bosque en el que Alenka y tú hablastéis de cosas muy distendidas y donde la conversación sobre el secuestro de los hijos del Arl quedó en un vano recuerdo, lograste cazar 2 conejos más que unidos al anterior así como a las frutas y frutos secos recolectados por Alenka os proporcionarian una comida bastante buena que os ayudaría a reponer las fuerzas, después de vuestro encuentro con los Genlocks y poder continuar, a la mayor brevedad posible, con el camino.

 Con la caza y la comida recogida, nos dirigimos de vuelta al campamento con los demás...

Lanalla y Colban se entretuvieron en recoger ramas secas así como en preparar un fuego con el que poder cocinar los animales que Alenka y Lindel consiguiesen.

Tras más de una hora de espera, Alenka y Lindel salen de la pequeña arboleda. La caza se dió bien y ante vuestros ojos aparecen 3 conejos así como algún espárrago, algo de fruta y varios frutos secos.

Las brasas están lista y en poco tiempo os encontraís todos disfrutando de la comida.

 - ¿Ha pasado algo de interés mientras estábamos fuera?. -Pregunté a mis compañeros mientras preparaba a los conejos para ser asados, despellejándolos, desangrarlos y destripándolos.

Miró con alivio la llegada de Lindel y Alenka, tanto por verlos llegar sin contratiempos como por los conejos que traían y que les servirían para reponer fuerzas. El fuego ya estaba preparado y había leña suficiente para mantener la hoguera durante unas cuantas horas.

- Por ahora todo ha estado tranquilo. Y vosotros ¿habéis encontrado algún contratiempo? -El estómago de Lanalla empezó a rugir así que optó por ayudar al elfo con los conejos para agilizar la comida.

Miro a Lanalla y sonrió, parecía que alguien tenia hambre, era buena señal -Si me pasas los conejos los iré poniendo al fuego- le dijo a Lindel.

No había empezado con muy buen pie, pensó. Quizás debería empezar a comportarme algo menos individualista, estaba acostumbrada a ir sola y ser muy independiente, pero estaba dispuesta a hacer un esfuerzo, si se lo permitían.

Tras una mañana ajetrada y tensa en la que el grupo estuvo a punto de perder la vida ante el ataque de los Genlocks este momento de descanso y relajación sabe a gloria al grupo.

La comida se convierte en un buen rato de risas y algún que otro chiste. No obstante es un momento fugaz, rápidamente el grupo levanta el improvisado campamento y continúa la marcha, no sin antes asegurarse de apagar convenientemente los rescoldos del fuego así como de ocultar cualquier tipo de indicio que pudiera hacer pensar a nadie que allí, en algún momento, estubo un grupo de aventureros descansando.

 Miro a mi alrededor y comento, en susurros:

 - Debería de ir delante como explorador, así será más difícil que el grupo cayera en otra emboscada...

El grupo no parece tener ninguna objección y Lindel se coloca a la cabeza del grupo, con su arco presto para evitar caer en alguna emboscada.

Colban le guarda las espaldas ya que el fornido avvarita no consiente en permitir que nadie más arriesgue el pescuezo y, mucho menos después del incidente con los Genlocks que casi les cuesta la vida a todo el grupo, incluido a él.

Cierran el grupo Lanalla, Unathe y Alenka que van charlando entre susurros para evitar que sus voces puedan atraer a más visitantes "indeseables..."

Seguís el camino hasta una zona ligeramente poblada de árboles cuando se pone el sol. Alenka os dice que el punto de encuentro ya no queda lejos. A medida que la oscuridad se adueña del lugar, empezáis a oír los sonidos de la noche. Los grillos cantan, los animales corretean a través de la maleza, y pueden oírse búhos ululando en la distancia. El ululato se va haciendo más fuerte según os vaís adentrando más en los bosques.

Durante la marcha y, aprovechando que la conversación se realizaba en susurros. Alenka habla con Unathe.

Definitivamente querida, no os pagan bastante por arriesgar vuestras vidas. Sin ir más lejos tú casi la pierdes en el ataque a los Genlocks.

¿Qué me dirias si te dijese que podrías obtener un pago de cincuenta monedas en soberanos de oro, que es cien veces más de lo que ganareís de otro modo, si los niños fueran retenidos y se pidiera por ellos un rescate, en vez de ser escoltados de vuelta a Stenhold?

Lanalla y yo somos de esa opinión pero..., ¿cual es la tuya? Ya has visto como el Arl trata a la gente de vuestra especie...

Mira a Alenka y la escucha atentamente -Esta bien lo de los soberanos ¡¡pero son solo niños!! ¿que lealtad le tenéis a vuestro señor?. Además, si, he visto como tratan a los nuestros, pero haciendo eso demostraría que soy peor que ellos ¿se lo habéis comentado a Lindel? el también es elfo- Obviamente no sabía por donde saldrían, su misión era llevar a los niños sanos y salvos, o podían dejar que sus compañeras los raptaran.