Partida Rol por web

Te despiertas algo temprano... Por la sencilla razón de que te dejaste la ventana entreabierta y por tanto la luz matinal entra de pleno en la habitación, por suerte no hace calor dado que estáis en invierno, pero sencillamente podría ser la hora de levantarse.
Y esa hora son las nueve y cuarto de la mañana. En realidad sigues sin tener horarios, siempre ha sido así.

El pequeño apartamento empieza a estar algo desordenado y destartalado, se te suelen dar algo mal las cosas cómo el "orden" pero no es demasiado importante para ti, sin embargo la semana que viene te toca pagar la mensualidad del alquiler a la sra.Nielman, y puede llegar a ponerse tan pesada con los retrasos...
Habrá que empezar a pensar en algo, cómo tantas otras veces.

Los párpados me pesaban una barbaridad, pero poco a poco consigo abrirlos, observando un techo que casi no reconocía.
Lentamente me incorporé, apoyándome sobre el lado derecho y observando alrededor..
-Joder..- susurré en un suspiro al mismo tiempo que dejaba caer de nuevo la cabeza entre la almohada.
Como si de un mal sueño se tratase retiro las sábanas que estaban pegadas a mi cuerpo, tan cálidas y tan cómodas. Me levanto medio desnudo, con un filo pantalón de tela blanca y con el torso completamente desnudo solo tapado por un collar de hilo oscuro. Me dirigo hacia la ventana entreabierta para mirar al exterior y recordarme a mi mismo donde estoy..

-Buenos días..- pienso en alto con algo de desgana mientras me llevo un pitillo a la boca.
Voy andando descalzo hasta la cocina, allí me preparo un café largo mientras me pongo algo de música y el baño me estaba esperando para darme un ducha.

Me puse unos tejanos claros, calzado cómodo, una camisa blanca de tela gorda, una chupa de cuero marrón encima y una bufanda enrollada en mi cuello para salir a la calle esperando no encontrarme por el camino a la Sra. Nielman..
Cercano a mi casa había un magnífico lugar para desayunar, era uno de lo mejores sitios donde preparaban unos croissants de lujo*. Me dirigí allí para empezar la mañana..

Llegas a la cafetería sin toparte con "indeseables", notando en los pocos metros que la separan de tu casa el frío invernal que azota tu cara. Sin duda hiciste bien en ponerte la bufanda.
En el interior del local la temperatura es cálida, al igual que el ambiente, tranquilo y sosegado.
No es un lugar muy grande o imponente pero sí íntimo, y además tienen los mejores bollos, de hehco ya casi eres un "conocido" de la cafetería, y acostumbran a preguntarte "¿Lo de siempre...?" antes de traértelo diligentemente a la mesa.

Junto a ello dejan un ejemplar del periódico de esa mañana, por si quieres consultar las noticias. Quizá sea una buena manera de encontrar algo "útil" a no ser que ya lo tengas en mente...

Alrededor tuyo confluyen las distintas charlas de parejas y amigos, hablando en voz queda entre ellos y dirigiéndose sonrisas afables cómo si nada más existiera a su alrededor, haciéndote recordar de manera inevitable el colgante que pende de tu cuello sin transmitirte nada desde hace un tiempo.

La mañana es tan fría que solo puedo darme calor frotándome el cuerpo con mis manos nada mas cruzar el portal. Alternativamente miro a ambos lados de la calle antes de cruzarla para ir a la cafetería.

Una vez allí me siento en la silla que siempre suelo sentarme con un rostro alegre y tirándome vaho en la manos a la vez que me las froto soltando un buenos días.

Me llevo la bufanda dejándola sobre la mesa mientras ojeo el periódico en busca de algo interesante..
-Veamos que hay en la sección de trabajos..- Agito el sobre del azucarillo para vaciarlo sobre el café con leche mientras ojeo algún trabajo que pueda ser sencillo.

Removiendo la cucharilla me quedo con los ojos pensativos unos instantes, recordando a aquella mujer. Vuelvo en sí escuchando el murmullo a mi alrededor y llevando mi mano instintivamente hacia el collar.
Intento centrarme en las páginas del periódico para ver si encuentro algún trabajo y algo de información..

Te centras en tu desayuno y en el periódico, aunque las ofertas de trabajo siguen siendo igual de poco interesantes y mal pagadas que siempre, pero quizá debas conformarte con una de ellas para empezar una nueva vida de "legalidad".
Por lo pronto, descartando las que requieren estudios o ser mujer, hay un puesto de reponedor en un supermercado, varios de camarero en distintos locales y restaurantes, uno de guardia de seguridad en un párquing y otro de repartidor de comida a domicilio...

No es que haya mucho dónde elegir, pero tampoco puedes ser demasiado exigente con tu curriculum actual y tu expediente policial a cuestas, la mayoría se echan atrás en cuanto mencionas ese detalle, pero negarlo sería absurdo porque tampoco tardarían demasiado en averiguarlo.

Aprovechas para dar un vistazo rápido al resto del periódico y sus noticias, crisis y desastres, demasiados cómo siempre... Por un segundo te preguntas si alguno será perpetrado por alguno de esos monstruos que ya has visto y combatido varias veces.
Sin duda el asesinato doble de anoche a manos de un desconocido que usa cadenas para asfixiar a sus víctimas resulta llamativo. Empieza a especularse que sea un asesino en serie puesto que es la segunda vez en una semana.

-Basura, basura.. mas basura. Aquí estás..-

Doblo el periódico por la hoja de las ofertas de empleo y empiezo a echar mano a mi desayuno mientras voy ojeando las distintas ofertas. Palpo los bolsillos del tejano, hasta que saco el móvil de uno de los bolsillos traseros para apuntarme el numero de la vacante que piden en repartir comida a domicilio.

Me termino el exquisito bollo a la vez que dejo apoyado el móvil en la mesa junto a la bufanda.
Ojeando el periódico veo una noticia sin duda llamativa.. -¿Qué es esto?..- interesado por su enunciado me apoyo una mano sobre mi rostro para leerlo de mas cerca y con la otra mano arreglo un mechón de mi pelo por detrás de la oreja.

-"Un desconocido mata a dos víctimas asfixiandolas con una cadena"..- se repite en mi mente a la vez que leo el enunciado.

-Que mal esta el mundo..-

Me levanto recogiendo todas mis cosas y de pie me termino el último sorbo de café con leche. Dejo el periódico entre mi brazo por debajo de la axila y me acerco a la barra dejándolo caer en ella.

-¿Cuánto te debo?. era una pregunta retórica pues sabía de antemano lo que iba a cobrarme. Por cierto, ¿has leído lo del asesino? añado mientras rebusco las monedas en mi cartera y señalo con la mirada al periódico. El mundo está lleno de demonios ¿eh? suelto en un tono de broma acompañado de un guiño y dejandole las monedas justas en la barra. Aquí tienes-

Salgo de la cafetería y antes de pisar la calle, me pongo la bufanda y marco el número que encontré en el periódico..

La camarera te dice el precio con una sonrisa divertida, es una mujer bastante bonachona a la que la suele ver de buen humor, aunque cuando mencionas al asesino su expresión se ensombrece por la preocupación un instante.
-Ni que lo digas, es terrible... La gente está muerta de miedo- comenta asintiendo antes de despedirse deseándote un buen día.

Marcas el número de teléfono y la voz casi automática de la operadora de recursos humanos te recibe con muy poco entusiasmo, el propio de alguien que está tan costumbrado a ese tipo de llamadas y conversaciones que más parece un contestador automático que una persona...
Aún así consigues la dirección del local donde deberías llevar a cabo la entrevista y el curriculum.
En este tipo de trabajos no suele necesitarse experiencia ni referencias, mientras tengas un medio de transporte y no te quejes ante el salario y las horas de trabajo probablemente no pondrán demasiadas pegas, la pregunta sería si vale la pena...

Creo que ha llegado el momento de dejar a un lado todo aquello que me hizo sentirme vivo de nuevo, aquello que me enseñó a hacerme mas fuerte y tener algo por lo que luchar. Todo eso se ha terminado.

Ahora me dedicaré a la vida social y normal. Nada de robos, nada de bichos enormes con los colmillos como agujas, nada de criminalización. Ya me ha tocado vivir aquello y creo que son otros los que deben de mantener el mundo seguro.

-Allí estaré- Deslicé la tapa del móvil y me lo guardé en el bolsillo trasero del tejano tras tener la hora de la entrevista y el lugar del local.

Hacía demasiado frío para ir andando. Apretuje mi cuerpo con las manos en los bolsillos hasta llegar a mi coche.

Al subir, me miré en el espejo interior del coche y me quedé un rato pensando mirándome en el, hasta que arranco el coche y me voy hacia el local de comidas para llevar.
No creo que valga la pena este trabajo, pero se que he de acostumbrarme a esto, y por el momento he tomado esta decisión.

Con una mano en el volante y a una velocidad media, me dirigo hacia allí. Con la mano libre busco alguna emisora decente en la radio..

Decides tomar tu coche, llegando al local en cuestión es pocos minutos, acompañado por una sintonía distendida y tranquila para llegar más relajado a la entrevista, aunque en realidad nunca has sido de los que se ponen demasiado nerviosos, aún y siendo la primera vez.

Resulta ser una de tantas pizzerías, cómo era de esperar. El cartel requiriendo personal todavía está colgado en la puerta, sin embargo no parece haber sitio para estacionar tu vehículo, es lo que acostumbra a pasar en las zonas céntricas de una gran ciudad cómo Chicago.
Tus opciones se reducen a buscar sitio y llegar un poco tarde, aparcar en doble fila arriesgándote a que alguien se "queje" o buscar un párquing cercano y pagar... Parece que no empiezas del todo con buen pie, aunque habrá que ver si eres capaz de amoldarte a los horarios en caso de ser aceptado.

Bajo del coche, cierro mi puerta sin poner el seguro del coche y doy la vuelta hasta el asiento de detrás, que abro la puerta y meto medio cuerpo al interior para alcanzar la chupa.

Cierro la puerta dejando el coche en doble fila, justo enfrente del local. Me voy poniendo la chupa al tiempo que leo el letrero de la pizzería.

-Puede ser divertido..- pienso con desdén al introducirme en el local.

Permanezco de pie una vez dentro, junto al mostrador. Mis ojos recorren diversos puntos del local, los cocineros, la típica mujer que atiende a los clientes que anda algo desocupada, para después perderse por todo el local buscando cualquier otra cosa con el fin de distraerme hasta que alguien venga a atenderme..

A esas horas de la mañana cómo ya imaginabas no hay demasiada gente en el local, y eso incluye tanto a clientes cómo a trabajadores, que parecen más ocupados en comentar anécdotas de la noche anterior que en los posibles pedidos que puedan surgirles.
Das una vuelta por el sitio pero parece obvio que no hay mucho que ver a parte de mesas, sillas y la típica sección con columpios y pisicina de bolas para que los niños no den la lata a sus padres pero se la den al resto del local.

-¿Puedo ayudarle en algo?- acaba por preguntarte una de las muchachas tras el mostrador, algo bajita pero bastante bonita, o al menos su sonrisa.
Le explicas tu situación y te guía hasta la puerta del despacho del encargado, que te recibe con educación cordial pero distante, del tipo de personas que ya ha visto y conocido a tantas que para él no es más que otra tarea repetitiva.

Aún así y después de algunas absurdas preguntas consigues el puesto, empezando mañana mismo con un turno de 8 horas al que vas a tener que acostumbrarte a marchas forzadas lo quieras o no.
En realidad ha sido más fácil incluso de lo que creías, al menos conseguirlo, pero quizá esa es la buena noticia del día, puesto que cuando te dispones a salir el coche ya no está donde lo dejaste.

Pululaba por la pizzería hasta que una bonita voz es engullida por mis sentidos. Doy la vuelta y con las dos manos introducidas en los bolsillos tejanos me doy a conocer con cierto aire parsimonial.

-Hola. He llamado hace unos minutos, no se si sería contigo. Vengo.. he venido a hablar con el encargado. Por lo de la entrevista..-

Le explico mi situación brevemente y espero impaciente a que me lleve con él.
La muchacha, muy simpática ella me lleva hasta el despacho del encargado que seguramente estaría muy "ocupado" como para acordarse de que tenía una entrevista. Cuando la muchacha vuelve al sitio que le corresponde y me deja a solas con él, le susurro un gracias antes de que se marche. Después, educadamente o al menos sin dar una imagen de gamberro me siento cuando él me lo dice y respondo a todas y cada una de sus patéticas preguntas que tocan responder si quieres tener un trabajo.

Le tiendo la mano y con un simpática sonrisa, aunque algo forzada me despido de él y de todo el personal de la pizzería antes de salir a la calle. Al salir, primero me inunda una sensación de hormigueo al no ver el coche donde lo dejé..
-Que te esperabas gilipollas, estás en Chicago..-

Me hundo aún mas hasta el punto en el que cualquier persona de la calle que me hable será tirada al contenedor de la esquina o algo peor. Situado donde debería de estar mi coche miro la carretera a lo lejos a ver si distingo mi coche anclando en alguna grúa. En caso contrario, ya que el tráfico es muy extenso en una ciudad como esta me fijo en el suelo, debería de haber alguna pegatina que me indique que se han llevado el coche por mal estacionamiento..

Miras a ambos lados de la calle sin demasiado éxito, aunque es normal dado que el tráfico es bastante denso en ambos sentidos a pesar de los múltiples tranvías que atraviesan la ciudad facilitando el transporte.
Esperas unos segundos a que haya una pequeña "pausa" en ese flujo de vehículos para apreciar la pegatina fosforita que no querías ver indicando la dirección de la comisaría de policía más cercana.
A saber cuánto te cobrarán por esta chorrada... Pero al menos has conseguido un trabajo con el que poder costear la multa.

Me acuclillo para distinguir en la pegatina la dirección de la comisaria. Por la punta, tiro de ella para despegarla de la carretera y seguidamente después arrugarla entre mi mano.

Aún no ha empezado el día y estoy mas chafado si cabe.

-La próxima vez iré andando. Que hijos de puta..- Miro a ambos lados de la calle antes de cruzarla para seguir por la acera tranquilamente. De camino hacia la comisaría me topo con una tienda de animales donde me detengo momentáneamente para ver si localizo algún animal de mi agrado. Un gato oscuro sería perfecto como "acompañante" de piso.

La comisaría me espera y seguro que mi coche anda por alguna parte. Pero por una vez en la vida voy a ser legal y no quiero meterme en problemas matutinos.

-Heyy.. no está tan mal esto de la comisaría. Quizá algún día venga a trabajar aquí..-
Tras notar el ambiente que se respira al entrar en la comisaría, con esos sonidos de teclado por todas partes o voces distorsionadas recorro con la mirada cada una de las oficinas que tienen allí para ir a la de robo de vehículos.
Espero que esto no sea como el supermercado y haya que coger turno.

Obviamente en la tienda de animales hay diversos ejemplares de gatos que consiguen llamar tu atención, sobretodo cuando se trata de pequeños cachorros. Incluso los perros son bonitos pero quizá demasiado dependientes para el tipo de vida que suele gustarte... Y que tienes intención de ir cambiando poco a poco.

Tras visitar la tienda y quizá haberte quedado prendado de alguno de sus animales, llegas hasta la comisaría sin problemas, teniendo que tomar asiento en un conjunto de bancos donde varias personas esperan su turno, la mayoría con cara de tremendo malhumor.

Después de más de media hora de espera al fin llega tu turno. Tan sólo presentas tu carnet de conducir y el agente mete los datos en el ordenador, al parecer te va a tocar pagar 100 dólares de multa que pueden irse incrementando dependiendo de lo que tardes en pagarlos, así que vas a tener que despedirte de conseguir una nueva mascota por un tiempo. Al menos hasta que cobres la primera paga.

Parecía que sí, había que coger turno. Sentado, esperé, ignorando por completo las miradas de aquellos matones.
No es la primera vez que tengo que pagar una multa por mal estacionamiento, es más, creo que podrían hacer un vale de cerveza gratis por cada diez multas por aparcar mal.

Inclinado hacia delante con los codos apoyados en las rodillas jugueteo con mi móvil a algún videojuego perdido que tenga por ahí para que la espera no se haga tan larga. Cuando es mi turno, me levanto y apago el pitillo en el cenicero que hay justo al lado. Le entrego el carnet de conducir y espero a que me diga el valor de la multa al tiempo que en mi cabeza se repite el precio como si fuera la voz de una teleoperadora antes de que el agente lo suelte.

-¿1OO dólares?. Simulo una cara de sorprendido Guau. Al menos podrían hacer descuentos..- Sonrío.
-Que tenga un buen día..- Marché de nuevo hacia la calle tras cuatro largas y sofocantes horas.

-Menudo día de mierda..- digo en un resoplo mientras paso mis manos por el rostro para frotármelo. Me meto la mano en el bolsillo trasero hasta alcanzar el móvil para mirar la hora mientras hago camino hacia el párquing que guarda mi coche.
El camino se hace tranquilo, lleno de anchas calles y coches ricos. Tras una larga caminata y tras pensarlo un corto periodo de tiempo marco el número de Ayira a ver si hay respuesta..

La noticia de los cien dólares ya era mala de por sí, sobretodo teniendo en cuenta tu escasísimo presupuesto general, pero rellenar los trámites burocráticos que ello precisa y las colas para entregarlos todavía es más horrible y eterno que entregar el dinero.
Al final pasas allí más de dos horas y el hambre resulta acuciante, siendo reclamada por tu estómago en forma de ruidos y quejidos varios.

Al fin parece que ay está todo listo y te entregan la copia de todo el papeleo, sin embargo tendrás que ir a recoger el vehículo a un párquing a las afueras de la ciudad que es dónde lo han depositado temporalmente. Al parecer la ciudad es lo suficientemente grande cómo para tener su propio espacio para ello.

Sales de la comisaría observando el cielo nublado y encapotado. El viento frío se nota un poco más y parece que se aproxima lluvia pero todavía no ha empezado.
Miras el móvil: las 14:40 del mediodía.
Decides llamar a Ayira y el tono empieza a sonar... No tarda demasiado en descolgarse al otro lado:

Cita:

por el tono de su voz podrías decir que parece bastante contenta de escucharte.

Voy andando por las anchas calles de Chicago esperando y deseando que de al botoncito verde de descolgar llamada.

-Hey ¿qué pasa? Cuánto tiempo.. ¿Cómo estás?..-

En ese momento doy gracias por mantener esta conversación a través del teléfono, ya que si tengo que caminar solo y sin hablar hasta ya podría darme algo.
Miro a ambos lados antes de cruzar una calle que se me viene encima y sigo rumbo al párquing que me indicaron.

Me alegra volver a escuchar su voz aunque sea al otro lado y eso se nota en mi tono de voz -He tenido una mañana horrible ¿sabes?. Me quitaron el coche esta mañana y me he pasado una romántica mañana en la comisaria. ¿Puedo pedirte un favor?..-

Una sensación que no sabría como describir recorrió mi espalda, inundándome y calando hasta lo más hondo. Una estúpida sonrisa se instaló en mis labios mientras esperaba la respuesta de la chica..

Cita:

Tus pasos siguen su camino con brío mientras el día se oscurece por momentos, y al cabo de poco cómo era de esperar empieza a chisporrotear la lluvia, de momento en tan poca cantidad que apenas molesta pero si no consigues el coche puede ser que acabes empapado.
Algunos de los transeúntes se afanan en acelerar su paso para llegar más deprisa a sus destinos y guarecerse.