Partida Rol por web

Cuando Jade dice aquello de la Aguamarina no sé como sentirme. Espero que Esmeralda pierda las ganas de luchar, que recuerde a esa gema azul y se ponga triste. Pero no lo hace. De hecho, su voluntad de luchar se mantiene firme. 

Decido seguir atacando yo también. Disparo de nuevo mi Rayo de Luz contra Jade.

- ¡Ríndete de una vez, no nos vas a vencer!

La reacción de Esmeralda deja a Jade totalmente descolocada. Obviamente pretendía provocar cualquier otra reacción que no fuera la risa descontrolada, y por eso se queda perpleja mientras la guerrera suelta esa sonora carcajada. Destensa el arco y enarca una ceja. Cuando por fin Esmeralda se calma, Jade adopta de nuevo esa expresión cruel y se prepara para decir algo (probablemente igual de cruel), pero es silenciada por el rayo de luz de Citrino, que le da de lleno en el pecho.

Jade se tambalea mientras gime de dolor e hinca una rodilla en el suelo para no caerse del todo. Su cuerpo echa humo y el pelo le ha quedado alborotado por el impacto. Cuando se rehace de la impresión, se levanta otra vez casi tropezando y le dedica una mirada asesina a la gema amarilla.

- ¡Me las pagarás, pedrusco!- exclama realmente enfadada.

La gema da un pisotón en el suelo, que empieza a temblar. Podéis ver cómo el terremoto en miniatura se expande, concretamente en dirección a Citrino. Sin embargo pierde toda su fuerza y cuando alcanza a la gema amarilla no es más que un leve movimiento que no la afecta demasiado. Jade gruñe con frustración. Parece que está cansada.

-Wow, wow. Vale, vale, Citrino. -dije poniéndole una mano en el hombro.- Parece que le ha quedado claro.

Miré a Jade. ¿Así es como se me veía a mí cuando me enfadaba? Esa imagen tan... ¿Desolada?

Me senté en el suelo y me crucé de rodillas. Ya no quería pelear más, si ella decidía atacarme podría levantarme y ganar. Por muy Citrino que fuese, eramos dos gemas contra una igualmente.  

-Nos despertamos hace unos días en un templo, en un Santuario. -dije con tranquilidad.- Llevaba recluida en mi gema desde que Diamante Amarillo me desestabilizó en una batalla. Alguien nos metió en burbujas y nos mantuvo cautivas...

Hice una seña a Citrino para que continuase. A ella se le daban mejor las palabras.

Carraspeo cuando Esmeralda me da la palabra.

- Efectivamente... Una Petalita nos mantuvo atrapadas después de la guerra en un centro de investigación. Recientemente nos permitió regenerarnos con la intención de usarnos como peones, pero descubrimos sus aviesas intenciones y nos rebelamos contra ella.

Pongo los brazos en jarras.

- Ahora somos dueñas de nuestro destino, no servimos a ningún Diamante.

Jade os mira seriamente. Si las miradas pudieran hacer daño, ahora mismo estaríais en graves problemas. Por suerte para vosotras, la exploradora parecía agotada y dolorida por el ataque de Citrino. Empezáis a hablar sobre lo que os ha ocurrido y ella os observa en silencio. No reacciona ante nada hasta que mencionáis a Petalita y, en especial, vuestra rebelión contra ella.

- ¿"Aviesas intenciones"?- pregunta incrédula.- ¿Qué le habéis hecho a Petalita? ¿Os usaba... como peones?

Apoya su arco en el suelo para usarlo como un soporte para ella, inclinándose para recobrar el aliento. Además, aprovecha estos instantes para reflexionar sobre lo que decís. Algo os dice que empieza a creeros. O, al menos, lo que decís es suficientemente importante como para que necesite un momento para meditar.

- Petalita... nos salvó.- dice con un atisbo de duda en su tono.- Cuidó de nosotras en el Santuario, curándonos de nuestra corrupción. Y las demás...- de repente abre los ojos y mira a su alrededor alarmada, buscando algo o a alguien.- ¡Turquesa! ¿Dónde...?

Súbitamente se dobla sobre sí misma, gimiendo de dolor. Suelta el arco y se lleva ambas manos a la cabeza como si le fuera a estallar. Se arrodilla y se aguanta con las manos, exhalando violentamente. En unos segundos consigue recobrar el control, relajándose. Se levanta de nuevo y os mira con la misma expresión cruel de antes.

- Petalita será mía.- declara alzando la voz.

Con una velocidad asombrosa, una flecha hecha de roca pura se materializa en su mano. La carga en su arco y tensa la cuerda apuntando a Citrino en un abrir y cerrar de ojos. Justo antes de disparar, sus ojos brillan con una luz intensa de color rosado que se extiende hasta su gema, en la mano. La flecha sale disparada contra la gema amarilla y se clava en su hombro. Tras un par de segundos, se deshace en gravilla, dejando como testigo de su presencia el dolor que siente Citrino.

-¿Pero qué...? -logré decir en cuanto Jade atacó.

No me dio tiempo a ponerme delante de Citrino, y esta se comió todo el daño. ¡Maldita sea! Si tan solo se hubiese quedado atrás como le dije.

Por otra parte, Jade parecía poseída. Sus ojos brillaron de un color rosaceo que no llegué a entender. Lo mejor sería intentar reducirla a su gema, llevarla al Santuario y hacerle las preguntas allí.

Saqué el hacha de la gema de mi frente y me lancé a por Jade.

Las palabras de Jade se me hacen extrañas.

- ¿Salvaros, Petalita? ¡Pero si fragmentaba gemas para hacer experimentos! – grito, enfadada.

Justo al mismo tiempo Jade dispara contra mí. Veo el proyectil venir hacia mí, a cámara lenta. Pero no soy una guerrera, no me da tiempo a apartarme.

La fuerza del impacto me hace retroceder. Grito de dolor. Me siento como cuando Esmeralda me atacó, pero peor…

Veo como Esmeralda saca de nuevo su arma y se lanza al ataque. Yo me quedo atrás, apoyo una rodilla en el suelo. Debo ayudarla, pero apenas me queda luz…

Lanzo un último ataque contra Jade, un rayo de luz que se suma a la ofensiva de Esmeralda.

El rayo de luz de Citrino alcanza de nuevo a Jade, que gime y gruñe frustrada. Apunta con una flecha recién producida a la gema amarilla pero se da cuenta de que Esmeralda está cargando contra ella. Abre los ojos sorprendida y desvía el arco para apuntar a la guerrera, pero está claro que no le dará tiempo.

- ¡Insensatas! ¡Os arrepentiréis de...!

El hachazo de Esmeralda la interrumpe. Jade se desvanece en una explosión de humo bajo el arma de la guerrera. Cuando se disipa la cortina de humo, oís el tintineo de la gema verdosa al caer al suelo y la encontráis a los pies de Esmeralda. Con este ataque combinado, vuestra enemiga ha sido derrotada y ha perdido su forma física.

Y ahora, ¿qué hay que hacer con ella?

Tras el último y demoledor ataque de Esmeralda, Jade cae al suelo reducida a su gema. 

Me acerco con paso algo vacilante, a causa del dolor. Recojo la gema con cuidado y la envuelvo en una burbuja ambarina. 

- Su gema brillaba... de un modo extraño - comento, distraídamente a mi compañera.

Aprieto la burbuja contra mi pecho.

- Esmeralda, será mejor que volvamos ya al Santuario. Tenemos que hablar con las demás de esto.

Si seguía habiendo gemas leales a Petalita tendrían que andarse con cuidado.

Sí. Había ganado. ¿Pero por qué no me supo como una victoria?

-Volvamos. -coincidí con Citrino.

No entendía lo que había pasado. Por un momento parecía que iba a acceder a ir en paz con nosotros, pero de repente ese brillo rosáceo...

-No tiene sentido. -dije a mi compañera mientras comenzaba la marcha.- Crees... ¿Crees que ese brillo tenía algo ver con Petalita? ¿Crees que era su esclava? ¿Eso se puede?

Solo tenía preguntas en mi cabeza. Jade no era una mala gema, y era leal como la que más. Confiaba en esto no fuese culpa suya. Alguien debía de estar obligándola, forzándola a atacarnos.

Retomáis el camino. Citrino tiene a Jade en una mano y el cubo de información a buen recaudo, de modo que ya tenéis lo que habéis venido a buscar... y algo más. Salís del lugar que tan rápidamente se ha vuelto oscuro. Una gema quebrada, quién sabe durante cuánto tiempo abandonada ahí, y otra que os ha atacado con evidente crueldad. Empezáis a sospechar que algo le ha ocurrido.

Pasáis las grandes puertas y la luz de fuera os vuelve a iluminar. Bajáis los escalones metálicos, quizá más tensas que cuando los habéis subido antes. ¿Cómo habrá logrado Jade alcanzaros sin que os diérais cuenta? ¿Estaría siguiéndoos, acechándoos? Esmeralda sabe bien que, en parte, ese era su trabajo principal cuando aún hacía sus funciones como gema exploradora, y en la Rebelión usó estas habilidades contra las gemas del Planeta Natal.

Abandonáis el Centro de Exploración encastado en el suelo y cubierto de vegetación. Toca abrirse paso entre la vida salvaje de nuevo, pero ahora es más fácil ya que conocéis el camino y la guerrera ya se ha encargado de hacer un camino cuando no lo ha habido. De este modo no tardáis demasiado en volver a encontrar la plataforma de teletransporte.

Y hay alguien allí, esperándoos.

Una gema pequeña y escuálida os barra el paso, de pie justo delante de la plataforma. Por su aspecto es difícil determinar qué clase de gema es, aunque está claro que no es muy fuerte físicamente. Lo que más llama la atención en ella son sus pupilas totalmente blancas. Está tensa y asustada. Sin embargo parece dispuesta a quedarse donde está. Probablemente lleva un rato viéndoos llegar porque no parece sorprendida al veros aparecer entre los árboles.

- ¿Qué le habéis hecho?- pregunta con una voz dulce mirando fijamente la burbuja que lleva Citrino. Le tiembla la voz pero imprime en ella cierta fuerza.

- No lo sé, Esmeralda. Sinceramente, no lo sé... - respondo, algo turbada por la posibilidad que plantea la gema guerrera.

¿Es posible? ¿Puede una gema controlar la voluntad de las demás?

Quizá es uno de esos misteriosos poderes de gema. Pero con Petalita en una burbuja... no hay manera de preguntar.

Sigo los pasos de Esmeralda, pensativa, mientras sopeso la burbuja entre las manos. No dejo de mirar la gema verde. Ese brillo rosado...

Cuando nos topamos con la gema verde arqueo una ceja, interesada a la par que sorprendida.

- Esta gema - digo, con mi más serio tono, mientras alzo con elegancia la burbuja - nos ha atacado hace unos minutos - una mala decisión si me permites el comentario - carraspeo -. Tiene preguntas que responder, así que nos la llevamos con nosotros.

Con la seguridad que me aporta el tener a una poderosa gema guerrera como Esmeralda, me permito dar un paso adelante, con actitud altanera. 

- ¿Quién eres y qué tienes que ver con Jade? - pregunto, inquisitiva.

-Si ibas con ella, ya te adelanto que no venimos de parte del Planeta Natal. -dije cruzándome de brazos.

Esperaba que no hubiese otra vez el mismo malentendido.

Miré a la gema de arriba a abajo. No tenía muy claro cual sería su función. Estaba claro que no era una luchadora, almenos no usa física. Junto a Citrino podríamos derrotarla rápidamente.

-¿Qué eres tú, una Lapis? -pregunté levantando una ceja. Tal vez acertaba.

Cuando mencionáis el nombre de Jade, la gema mira con intensidad la burbuja. Pese a estar nerviosa no duda en dar un paso adelante igual que Citrino, como si la hubiera imitado. Observa la burbuja y frunce el ceño.

- Las burbujas protegen a las gemas corruptas...- dice en voz baja al recordar algo.- ¿Jade estaba corrupta? Lo estuvo una vez, ¿no es así? Petalita lo dijo...- sigue diciendo mientras da otro paso hacia adelante, lentamente pero perdiendo la inquietud. Su semblante se vuelve más neutro.- Jade... Algo le ha pasado.- dice mirándoos.- Nos hemos separado, dijo que iría a explorar. Pensaba que me había abandonado. Si os ha atacado, ¿significa que sois malas? Sois... ¿gemas corruptas? Petalita dijo que aquí habría gemas corruptas...

Es difícil saber si está hablando consigo misma o si realmente espera que respondáis a las preguntas. Su mirada vacía no se separa de la gema de Jade y sigue acercándose a vosotras lentamente. Hace un momento la gema estaba nerviosa y ahora incluso parece serena.

- Dijo que me ayudaría. Me enseñaría. ¿Qué intenta enseñarme con esto?- la gema vuelve a miraros y, al darse cuenta de que se ha acercado demasiado a Citrino, da un paso atrás y tropieza hasta caerse al suelo. Aunque está perpleja, os mantiene la mirada.- Yo... vi las sombras. El rastro de Jade hasta que desapareció. Pero ha habido más. Fue entonces cuando me abandonó. ¿Qué le ha pasado? ¿Erais vosotras las que os ocultábais más allá de su mirada? Debería haber dicho algo... Pero me dijo que me quedara aquí. No podía alcanzar con la voz hasta donde alcanza mi mirada.- unas lágrimas de impotencia brotan de sus ojos blancos.- ¿Qué le ha pasado?- repite confundida.

La pobre gema verde parece confusa. Trato de medir mis palabras.

- Jade no está corrupta, ninguna de nosotras lo está - digo mientras llevo una mano a mi pecho -. Pero nos ha atacado por una razón que no entendemos, por eso la hemos encerrado en una burbuja.

Miro a Esmeralda, con cara de circunstancia.

- ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con Petalita? ¿Estábais bajo su servicio? - indago con un suave tono inquisitivo.

Miré inquisitiva a la misteriosa gema. Me crucé de brazos y esperé a contestara lo que mi compañera había preguntado.

¿Le tendríamos que contar a esta desconocida sobre el brillo rósaceo? Tal vez a ella también le afectase...

Era una situación un tanto incómoda para mí, no sabía muy bien como proceder en ese momento. ¿Deberíamos atacarla y hacer preguntas después? ¿Esperar a que nos ataque y arriesgarnos a perder? Si fuese con otra gema tal vez podría lanzare a lo loco, pero con Citrino tenía que tener cuidado. De un golpe fuerte la gema amarilla podría desestabilizarse, tenía que protegerla.

-Contesta. -le dije secamente.

Vuestra actitud intimida a la gema desconocida, que sigue desconcertada. Se seca las lágrimas y se mira las manos como si no entendiera por qué está llorando, o incluso qué es la humedad que brota de sus ojos. Suspira con extraña serenidad y mira en vuestra dirección atravesándoos con la mirada.

- Petalita... Hablamos con ella... hace tiempo. No sé cuánto. La gran llama del cielo se ha apagado varias veces. Jade me explicó que así se podía medir el tiempo...- intenta hacer memoria y se frota el dorso de la mano izquierda.- Creo que la luz ha hecho su viaje por el cielo más de siete veces.

Mira al suelo y luego a la burbuja que sostiene Citrino.

- ¿Eso es mucho tiempo? Me he sentido bastante sola.- da un paso adelante pero se detiene cuando se fija en Esmeralda.- Veía a Jade pero no podía hablar con ella. Vinimos a este lugar porque Petalita nos lo pidió. Dijo que así podríamos ayudarla. Ella nos había ayudado.- otra pausa, esta vez más larga, mientras piensa si debe continuar hablando o no.- Me dio la sensación de que Jade no estaba muy convencida. Ella no quería encontrar a gemas corruptas, sino a gemas cristalinas.- entrecierra los ojos y aprieta los labios.- ¿Era eso?- se pregunta a sí misma. Luego mira a Citrino con súbita vergüenza.- No estoy segura de dónde es "bajo su servicio", la verdad.

Mi expresión se reblandece a medida que la gema misteriosa sigue hablando. Parece no saber dónde se encuentra ni cómo funcionan las cosas. ¿Será una gema recién nacida? Turquesa.

Poso una mano sobre Esmeralda.

- No creo que sea una amenaza - susurro. 

Me acerco, con paso firme. 

- Disculpa si hemos sido algo bruscas contigo. Pero Jade nos ha atacado sin motivo y debíamos defendernos. Al verte aquí hablando de ella hemos pensado que también nos querías hacer daño.

Quizá lo mejor será comenzar de nuevo. 

- Yo soy Citrino. Ella es Esmeralda - señalo a mi compañera guerrera -. Nosotras fuimos despertadas por Petalita. Pero ella no es una gema buena, tan solo trató de aprovecharse de nosotras... Al igual que hizo con Jade y contigo. Seguramente Jade no estaba corrupta. Nadie sabe como se cura la corrupción - suspiro -. Ni siquiera si es posible... Pero creemos que Petalita le hizo algo a tu amiga. Algo malo que no acabamos de comprender. 

Observo durante unos instantes la burbuja donde yace Jade.

- Oye, acompáñanos al Santuario - propongo con tono suave y una leve sonrisa -. Ahora es nuestro hogar. Hay más gemas allí. Podremos explicártelo todo con calma, y ver como ayudamos a Jade.

-¡Ja! -dije con una sonora carcajada.- Y si nosotras te hemos asustado esperate a conocer a la siesas de Ámbar y Obsidiana.

Y emprendí el camino hacia la plataforma de teletransporte.

Algo en mi cabeza no paraba de darle vueltas a algo. Una cosa que no acababa de encajar en lo que había dicho la gema turquesa. Estaba claro que no entendía algunos conceptos básicos como el Sol o los días, pero eso que había dicho de "las gemas cristalinas".

-¡Un momento!-dije girándome de golpe.- ¿Las Gemas de Cristal? ¿Era eso lo que buscaba Jade? ¿Sabe algo de ellas?