Partida Rol por web

El Silencio tras la Rebelión

Regeneradas

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06/03/2016, 20:51
Director

Llevas mucho tiempo encerrada en tu propia gema. No has sido totalmente consciente de ello, pues algo te impide pensar con claridad en tu estado, pero, pese a no estar acostumbrada a perder la forma física, sabes que no es normal tener esa sensación. A veces logras meditar y recordar, pero otras veces jurarías que has pasado una buena temporada sin lograr pensar en nada, como si tu mente no tuviera más remedio que quedarse en blanco.

Sin embargo, algo ha cambiado ahora mismo. Lo notas. Algo ocurre y está pasando muy rápidamente. Estás cayendo... o quizá ascendiendo. Te mueves, o quizá simplemente crees que te mueves. De repente, una sacudida muy fuerte: vuelves a sentir el escozor del estoque que te atravesó cuando esas rebeldes atacaron el campamento. El dolor es punzante e intenso, pero acaba tan rápido como ha surgido. Esta vez sí que caes de verdad, pero tus manos detienen la caída. Cuando logras agudizar tus sentidos, te das cuenta de que puedes ver, oír y sentir el frío suelo que estás tocando. Te has regenerado.

Miras tus manos: siguen siendo delicadas. Con un sólo vistazo a tu propio cuerpo puedes ver que, en cierto modo, ya no eres la misma. Tu aspecto ha cambiado respecto a cómo eras antes de que perdieras la forma física. Sigues llevando un elegante vestido y tu pelo aún queda recogido en esa coleta que te da un toque más profesional. Consigues levantarte, aunque no sin esfuerzo: parece que haya pasado una eternidad desde la última vez que te moviste. Al mirar a tu alrededor, averiguas que te encuentras en una sala de piedra gris. Es bastante extensa, pero parece vacía. Cuatro paredes, pero no parece haber salido. Sabes que has caído desde arriba.

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06/03/2016, 21:06
Director

Tu mente es un caos. Al perder tu forma física, perdiste también tu capacidad de concentrarte. Durante la regeneración, pocas veces has sido capaz de tener las ideas claras. Muchas veces te han asaltado recuerdos aleatorios, especialmente aquellos en los que la protagonista era Aguamarina. Lucháis, bailáis, os abrazáis, ella te vence, te mira a los ojos, te asombras ante su inesperada fuerza, susurráis palabras casi inaudibles bajo las estrellas, vuestras armas chocan y rechinan, os dais la mano y os convertís en algo mucho mayor.

Te asolan la tristeza, la ira, la melancolía, pero también te visitan la felicidad, la diversión y el amor. En un momento ves cómo Diamante Amarillo te perdona la vida, al siguiente estás sirviéndola ciegamente para luego ver cómo Aguamarina se rompe en pedazos por su culpa. Si tuvieras forma física, gritarías o darías golpes a las paredes, pero ahora mismo no eres más que un cúmulo de sentimientos y emociones sin orden.

Algo ha cambiado. Sin previo aviso, algo se mueve en ti. Puedes sentirte libre, si antes estabas como en una prisión. La luz se extiende a tu alrededor hasta hacerse sólida: tus brazos se tensan y tus piernas chocan contra el suelo. Por fin, tras ese tiempo indefinido, has recuperado tu cuerpo. Estás acostumbrada a regenerarte, pero esta vez ha sido muy diferente. Sabes que has tardado más, pero no sabrías decir cuánto, exactamente. Y sabes que algo ha detenido tu regeneración hasta ahora. Miras a tu alrededor y te encuentras en un bello jardín interior. Cuatro árboles se alzan en cada una de las esquinas de la sala y rompen el techo de piedra, dejando que la luz del día se cuele por los huecos que dejan sus altas y combativas ramas. En el centro del jardín hay una pequeña fuente de la que mana un tímido chorro de agua que cae hasta el suelo, donde queda recogido por un pequeño estanque cristalino. Estás justo delante de uno de los árboles. ¿Habrás caído de sus ramas? Al otro lado de la sala, más allá de la fuente, hay una puerta de madera. Parece antigua.

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06/03/2016, 21:21
Director

Lo primero que oyes es un ruido grave y lejano. Abres los ojos y te ciega una luz que va directamente hacia ti. Te sientes oprimida por todos los lados. Tu primer instinto es el de moverte: sacudes los brazos y las piernas, pero te das cuenta de que chocas con algo duro y frío. Tus ojos se adaptan a esa luz y empiezas a discernir figuras y matices. Te encuentras en un lugar oscuro, pero tienes la salida justo al frente. La luz es atractiva, una promesa de comodidad y complacencia, mientras que el agujero oscuro en el que te encuentras parece estar limitando tus movimientos.

"Heliotropo"

Una voz suave y cálida ha dicho algo. ¿Era a ti? "Heliotropo", oyes de nuevo. ¿Es ése tu nombre? ¿Te están llamando? Por extraño que te parezca, esa voz te resulta familiar. ¿Cómo es posible, si ni siquiera sabes quién eres o dónde estás? Lo que sí que sabes es cómo mover tus extremidades. Paso a paso, consigues deslizarte hacia el exterior del agujero, y allí la luz que antes te cegaba te envuelve. Tus ojos buscan rápidamente algo. ¿Qué? Algo que ver. Empiezas a pensar en algo que has oído en algún momento. "Serás una gema preciosa y muy especial." Estas palabras, cuyo significado no acabas de comprender en todos sus sentidos, están grabadas en tu mente. ¿Quién te lo dijo y cuándo?

La luz prometida no es tan luciente como esperabas. Al adaptar tus ojos al ambiente, te das cuenta de que sigues estando en un lugar poco iluminado. Al menos ahora puedes ver. Si miras hacia los lados, sólo ves paredes de piedra. Al mirar hacia arriba no consigues ver nada con claridad. El techo está muy, muy arriba. Pero, ¡fíjate! Unos cilindros delgados de color carmesí cuelgan del techo. Algunos se clavan en la pared, justo encima del agujero del que has salido.

"Heliotropo, ¿me oyes? ¿Puedes decir algo?" ¿Estas palabras están en tu mente... o provienen de algún sitio cercano?

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06/03/2016, 21:36
Director

Oyes una música lejana. A veces suena más fuerte, otras veces casi es inaudible. Ha habido momentos en los que, simplemente, ha desaparecido para volver al cabo de un tiempo. Nunca has oído esa música y no se parece a nada de lo que hayas podido oír jamás en el Planeta Natal o en la Tierra, junto a tus compañeras. No sabrías decir si es agradable o disonante. Ni siquiera podrías imaginar qué instrumentos conforman esa música. El ritmo cambia y evoluciona, la canción siempre avanza y se modifica. Muchas veces va acorde a lo que piensas y sientes.

Llevas mucho tiempo regenerándote. ¿Cuánto? No sabrías decirlo, pero tienes la certeza de que es demasiado. Nunca habías tardado tanto, ni siquiera tras las batallas más crudas durante la Rebelión. Algo va mal, algo te mantiene atrapada. No consigues concentrarte lo suficiente para redirigir la energía y reformar tu cuerpo. Inconscientemente, te vienen imágenes, sonidos y escenas a la mente. Rosa Cuarzo te alarga la mano para ayudarte a levantarte del suelo tras esa incursión exitosa contra Diamante Azul. Tus guerreras te miran con asombro mientras les explicas el plan para la siguiente misión. Tocas con tu flauta mientras Aguamarina atiende a las gemas que se están regenerando: crees que tu música relaja a tus compañeras, especialmente en esta preciosa noche estrellada. La Tierra es tan bonita y merece la pena defenderla...

De repente, vuelves a sentir ese corte profundo. Caes al suelo y temes lo peor, pero Rosa se interpone entre tú y esa Ónice que te ha atacado por la espalda. El escudo de Rosa hace que su enemiga deba retirarse. Se gira preocupada y te mira con tristeza. Oyes de su boca las últimas palabras que oirás de ella, las cuales se repiten ahora en tu mente varias veces. Te sonríe con ternura, pero ya has perdido la forma física. ¿Por qué revives todas esas experiencias? ¿Por qué sigues atrapada en tu propia gema?

La música empieza a aumentar en intensidad. La oyes cada vez más cerca; eso nunca había pasado. Se acerca, se acerca, hasta el punto en que jurarías tener su origen justo encima, o al lado, o incluso en ti misma. Es casi ensordecedora hasta que, de repente, cesa. No oyes nada más, pero sientes cómo recuperas tu forma. Extiendes tus brazos en el aire y tus piernas quedan suspendidas. Caes, tocas el suelo y abres los ojos. Por fin has conseguido recuperar tu cuerpo. Miras a tu alrededor esperando encontrar el campamento de las Gemas de Cristal, a tus compañeras, a Rosa Cuarzo esperándote, pero no hay nada de eso. En su lugar, una pequeña sala. Tiene cuatro paredes de piedra y una puerta. Te sientes extrañamente alta, y eso es porque, como descubres al mirar hacia abajo, estás encima de una especie de columna, o quizá se trate de un altar. Tu equilibrio permite que no te caigas, aunque debes mantener los pies juntos porque no hay más superficie. Con un sencillo salto podrías dejarte caer al suelo y explorar, algo que se te da muy bien.

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06/03/2016, 22:11
Citrino

Silencio. Ruido blanco. Más silencio. Luz que no logra tomar una forma definida. Luz atrapada en una gema triangular, sola.

La soledad no me sienta mal, pero tampoco me agrada. Es una sensación extraña, pasar la vida rodeada de otras gemas y no haber tratado jamás de intimar con ellas. Durante ese tiempo no me sentí sola, pero ahora… Sé que lo echo de menos.

Descubrir de nuevo mi cuerpo me tranquiliza. Tengo forma, me he regenerado. Observo con curiosidad y cariño mis manos. Pálidas, suaves. Mis ojos comienzan a recorrer mi brazo derecho. Ahí está. Mi gema. Yo. Aún algo temblorosa palpo mi pecho, acaricio mi vestido. Precioso, delicado, como le gusta a mi Diamante. Me llevo las manos al cabello, toco mi coleta. La copié de un Citrino que me parecía elegante, que me parecía mejor que yo. Siempre he querido ser más de lo que era. Todo para complacerla, a ella.

Pero con la emoción del descubrimiento llegan las dudas. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?

Mis memorias son inconexas. Tan solo recuerdo el dolor punzante. La sensación de derrota. Perdí mi forma física. Y luego… Energía encerrada en una gema. Soledad. Silencio. Ruido blanco. Y finalmente luz. Una habitación desconocida. Me siento insegura, no sé qué hacer.

- ¿Hola? – pregunto al aire, con un hilo de voz -. ¿Hay alguien ahí?

Doy un respingo, el eco de mi propia voz me sorprende.

Tras reincorporarme - no sin cierta dificultad - doy mis primeros pasos en mucho tiempo. Mi cuerpo está entumecido, pero responde bien a mis órdenes.

- ¿Mi Diamante? – aventuro sin mucho ánimo - ¿Alguien?

Me abrazo mí misma, tratando de protegerme de lo desconocido.

- Por favor…

Tengo la sensación de que he venido de arriba. Alzo mi cabeza, esperando simplemente ver algo. Una ventana, una puerta. Una salida.

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06/03/2016, 23:16
Esmeralda
Sólo para el director

Tardé unos segundo en darme cuenta de qué acababa de pasar. Volvía a tener forma física, pero algo andaba mal. Parecía que había pasado una eternidad desde que me recluí en mi gema.

Aguamarina. ¿Dónde estaba mi Aguamarina? Esa última imagen que recordaba… Diamante Amarillo agarrando la gema del pecho de mi amada y apretándola hasta destrozarla en mil pedazos… Durante todo este tiempo he estado pensando, reflexionando. Incapaz de volver a un mundo en el que no estuviese ella. ¿Por qué no pude salvar a mi preciosa Aguamarina? No fui lo suficientemente fuerte. Jamás la volvería a ver y todo por mi culpa.

Dentro de mi pecho se debatía un torrente de emociones. Ira. Tristeza. Asco. Añoranza. Venganza. Todavía me quedaba el recuerdo, grabado a fuego, de la sonrisa de Aguamarina. El recuerdo de su gema, sus movimientos, de sus gestos, de sus ojos, de sus bailes, de su forma de pelear. La echaba de menos, pero de una forma en la que no eres del todo consciente, como si me diera la sensación de que la volvería a ver pero con la certeza de que era imposible. Quería volver a ser Amazonita, quería sentirme entera otra vez.

Mientras seguía atormentándome, miré a mi alrededor.  ¿Dónde estaba? No conocía este sitio. ¿Por qué había aparecido ahí? Intenté buscar algo que me diera una pista de cuál era mi paradero, pero entonces advertí la presencia de una puerta.

Preparada por si había una amenaza al otro lado, saqué mi hacha e intente abrir la puerta.

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06/03/2016, 23:23
Director

Al alzar la vista hacia arriba, ves algo que pocas veces habías presenciado. Por encima de ti se define un entramado de lo que parecen ser unos conductos púrpuras que se extienden por el techo y las paredes sin un orden aparente. Cerca de los conductos hay varias burbujas transparentes que contienen gemas. A simple vista, dirías que hay alrededor de dos docenas de burbujas. Flotan sin tocar nada... justo como las burbujas que hacen las gemas del Planeta Natal para castigar a las traidoras o para extraer energía de sus gemas.

Mientras contemplas este tétrico paisaje, oyes una voz cerca de ti. Al principio suena entrecortada, lejana. Al cabo de unos instantes, se esclarece y puedes entender mejor sus palabras.

- So... uard... n mi... ... ...enes que tener miedo. ¿Puedes oírme?- no consigues localizar el origen exacto de la voz, pero la oyes muy cerca de ti.- ¿Citrino, me oyes?

Antes de que puedas responder, a escasos pasos de ti se retuerce el aire. La luz se difumina y se arremolina hasta formar la figura de una gema. Como ha ocurrido con la voz, cuesta un poco que tome forma. Ves sus manos, pero tiene el torso cortado. Parece uno de tus hologramas. Por fin se arregla y puedes verla bien, aunque transparente. Definitivamente, se parece mucho a un holograma, pero algo te dice que no es del todo igual.

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06/03/2016, 23:40
Petalita

Qué alegría verte.- dice la figura desconocida. No sabes quién es, y desde luego no es de esas gemas que frecuenten la corte de Diamante Amarillo.- Citrino, creo que puedes verme. Pero, ¿puedes oírme?- te pregunta con una sonrisa.

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06/03/2016, 23:48
Citrino

Burbujas... 

Aquella visión me provoca un escalofrío. ¿Qué hago yo en ese lugar? Acaso es esto... ¿un castigo? 

¿Qué he hecho mal?

Mientras reflexiono sobre el asunto, tratando de recordar qué he hecho para acabar en ese lugar, una voz rompe el silencio y me sorprende. Al descubrir que no estoy sola me asusto. Cuando el extraño holograma aparece ante mí doy un paso hacia atrás, y luego otro. Pero tras unos instantes me doy cuenta de que no me encuentro frente a un enemigo. Es tan solo... otra gema. 

¿Miedo? ¿Yo? Si sólo es una gema...

Me recompongo, me aliso el vestido y miro al holograma con cierta altivez. No es más que un intento de recuperar la dignidad tras semejante ridículo. Una gema de mi clase no puede asustarse por... por eso. 

- Puedo oírte - respondo, quizá demasiado secamente.

¿Se alegra de verme? ¿Por qué?

Pero hay otras preguntas que no pueden esperar, que se agolpan rápidamente en mi boca.

- ¿Quién eres? ¿Y qué hago aquí? - aprieto los puños, envalentonada - Necesito hablar con mi Diamante. Cuanto antes.

¿Y qué le voy a decir?

No lo sé, ciertamente. Pero quiero tomar el control de la situación como sea.

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07/03/2016, 00:06
Director

Abres la puerta con el hacha preparada para cualquier cosa, pero tras la antigua madera sólo se extiende un pasillo menos iluminado. Necesitas un momento para adaptar tus ojos a la falta de luz y, cuando lo haces, ves que hay otra puerta al fondo del pasillo y también dos a cada lado. Éstas parecen más robustas; de hecho, te recuerdan un poco a la arquitectura elegante del Planeta Natal. Cada una de ellas tiene inscripciones simbólicas que también tienen un estilo familiar. Por cómo están distribuidas y por las diferencias que presentan, no sería extraño que cada una diera paso a un tipo de sala distinta.

La puerta del fondo es doble, como si diera a una sala grande y concurrida. Al lado tiene una sencilla consola con un teclado. ¿Requerirá un código para abrirse? Sin duda, todo esto parece ser obra de gemas.

Notas de juego

Si quieres analizar las inscripciones, Tradición/Historia + Inteligencia con dificultad 14

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07/03/2016, 00:08
Petalita

La gema no parece sorprenderse por tu actitud, pero sí que reacciona cuando mencionas a Diamante. Primero frunce el ceño, pero en seguida cambia su expresión por algo parecido a la compasión. Te mira durante unos instantes en completo silencio y su imagen se emborrona brevemente como si hubiera habido una interferencia.

Siento decirte que eso no será posible.- responde lentamente y midiendo cada una de sus palabras. No deja de sonreír, y sin embargo te da la sensación de que su rostro se ha ensombrecido un poco.- Tu Diamante no está aquí. Hace mucho tiempo que no está aquí.- hace una pausa y junta las manos sobre su cintura, adoptando una postura que te suena de algo. Está claro que esa gema conoce el protocolo y parece estar diciéndote algo con una sencilla pose.- Necesito tu ayuda, Citrino.

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07/03/2016, 05:05
Heliotropo
Sólo para el director

Pero Heliótropo sentía algo más que la influenciaba, era una energía, algo la empujaba y en cada inhalación, en cada movimiento sentía como el entramado invisible de todo lo que existía se movía con ella. Solo ahora caía en la cuenta de esa conexión, de esa fuerza de la que formaba parte y, si intentaba sentir más de la misma, su mente entraba en contacto con esa energía y le permitía sentir mucho más lejos de lo que su materialización le permitía suponer -es inexplicable- pensó pero no le dio importancia sino todo lo contrario, ese flujo era natural ella tan solo lo sabía.

Concentrándose en aquella corriente que atravezaba su nueva forma y era parte del universo, iluminada por la misma, supo cómo responder, como caminar, como asegurarse de quien era. Sin embargo saber algo no lo hace precisamente experto a uno y de su boca primero brotaron ruidos -Ghe, hii... aag. Cmass-.
Se sonrió la gema de su propio intento y preparándose unos segundos lo intentó otra vez. Moduló una vez más incoherencias. Al quinto intento su voz unió los lexicones que poseía a una frecuencia y ejercicio bocal específico, los fonemas se unieron correctamente y la pregunta nació en sus finos e inexpertos labios -¿Quién eres?-. Satisfecha de su logro añadió más preguntas inmediatamente -¿Qué necesitas? ¿Dónde estoy? ¿Algo sucede?-.
 

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07/03/2016, 08:42
Citrino

Arqueo una ceja, visiblemente incómoda. Mi Diamante no está aquí. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Qué haré yo sola?

La corrección de la gema que hay frente a mí me pilla desprevenida. Aunque no es algo extraño, el Planeta Natal está lleno de gemas que saben cómo comportarse. Carraspeo, junto las piernas. Estoy algo nerviosa, pero no por ello voy a perder las formas.

Hay muchas más preguntas en mi mente, y aún más inquietudes. Necesito una función.

- ¿M-mi ayuda...? 

Eso no ha sonado nada regio. Carraspeo de nuevo. Esa gema holográfica podría ser mi único billete de vuelta al Planeta Natal.

- ¿Qué necesitas?

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07/03/2016, 14:10
Esmeralda
Sólo para el director

Mientras avanzaba, sin dejar mirar hacia atrás, iba pensando por qué puerta entrar. Tal vez debería investigar primero las laterales, ya que la del fondo parecía la entrada o salida a algo más grande, pero en esos momentos no podía pensar con claridad.

Mi mente estaba colapsada, la reclusión en la gema te hace entrar en una paz mental un tanto extraña. Es como que tu cuerpo en si es un gran cerebro, que te permite ir de aquí para allá en tus pensamientos. Pero en el momento en que vuelves a la forma física, todos esos pensamientos, los traumas, vuelven de sopetón y te golpean como un tsunami.

Me decidí a entran en la sala que parecía más grande. Vi la consola e intenté activarla, tocando botones al azar. ¿La conseguiría abrir? Miré las escrituras de las puertas… Sin duda obra de gemas.

- Tiradas (1)
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08/03/2016, 18:10
Director

La voz sigue susurrando algo a lo lejos. Cuando consigues hablar, puedes oír cómo ríe discretamente. La pared que tienes justo delante empieza a temblar y suelta algo de polvo, que cae rápidamente al suelo. Tras unos instantes, la piedra se divide, mostrando una apertura pequeña que se va ensanchando. Parece que este proceso debería ser mucho más rápido de lo que es, pero el mecanismo que lo esté provocando tiene problemas y se va atascando. Cuando por fin se ha abierto el muro, un brazo mecánico sale por la brecha y se estira, mostrando una especie de cubo pequeño. El cubo se ilumina y deja salir un rayo de luz hacia ti.

Por suerte, no es nada malo. Lo único que hace es crear una ilusión óptica: un holograma. Puedes ver ante ti a una gema mirándote, pero sabes que no está allí físicamente, porque no sientes su energía a tu lado. Te está sonriendo, observándote con una cálida expresión.

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08/03/2016, 18:19
Petalita

Bienvenida a este mundo, Heliotropo.- dice la gema hecha de luz.- He estado esperando con ansia este momento. ¡Por fin has despertado! ¿Cómo te encuentras? Debes de tener muchas preguntas... Pero no puedo responderte aún.- la gema sigue hablando sin darte ocasión de responder.- Quiero que me encuentres. Acabas de salir de la tierra, y por ello debo poner a prueba tus capacidades. Cuando logres llegar hasta mí, habrás demostrado ser hábil y fuerte. Tranquila: estaré observando. Si necesitas ayuda, la tendrás. ¡No me decepciones!- añade con un guiño.

Tal como ha aparecido, la luz se desvanece. La mano robótica vuelve a esconderse en el agujero del que ha salido y la pared se cierra, esta vez más rápidamente.

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08/03/2016, 18:24
Petalita

La gema sonríe y detectas un rastro de soberbia en su expresión.

- Una gema  ha secuestrado a una de mis gemas. Ha ocurrido hace muy poco. Acaba de estar aquí, justo donde estás tú ahora.- te explica con mucha calma.- Ya habrás visto lo que hay en esta sala. Espero que entiendas la gravedad de la situación: si esa gema consigue salir de mis instalaciones, perderé a mi pequeña, y no quiero que eso ocurra. Esa gema me ha atacado directamente y me ha inducido a una especie de sueño. Aún conservo mi forma física, pero no puedo moverme. Por suerte, ella no contaba con mis recursos.

Hace una pausa. Se abraza a sí misma, algo preocupada. Cierra los ojos y suspira.

¿Harás eso por mí, Citrino? Si me ayudas, puedo darte a cambio todas las respuestas que buscas.

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08/03/2016, 18:31
Director

La consola reacciona cuando empiezas a tocar botones, pero en seguida te pide una contraseña numérica de cuatro dígitos. Mientras le das a botones al azar, parece que empieza a colapsarse. ¿Has sido tú? En la pantalla aparece un aviso rojo de alarma, pero no hace ningún ruido. O la tecnología es demasiado antigua, o es muy discreta. También puede ser que la hayas roto...

Antes de que puedas reaccionar, la puerta que intentabas abrir empieza a sacudirse. Parece como si alguien (o algo) estuviera golpeándola o intentando abrirla. Al principio se mueve sin ganas, pero los tirones y empujones son cada vez más fuertes. Jurarías estar oyendo algo al otro lado... ¿Gemidos? ¿Gritos? ¿Gruñidos?

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08/03/2016, 20:37
Esmeralda
Sólo para el director

¡Oh, no! Debería haber inspeccionado antes las otras salas en vez de estropear, o lo que sea que le había hecho, la consola. Justo cuando me estaba alejando de la puerta para ir a la de la izquierda hoy unos ruidos extraños... ¿Serían otras gemas? Podría... ¿Podría ser Aguamarina?

-¡¿Hola?! ¿Hay alguien ahí? ¿Aguamarina? -grité desde detrás de los portones.

¿Sería ella? ¿Estaría sufriendo? Tal vez todo fue una pesadilla y este sitio era una base de las Gemas de Cristal… Tenía que cruzar al otro lado de esa puerta.

Concentré toda mi energía en la gema de mi frente. Notaba como iba fluctuando la energía en ella, como se extendía por todo mi cuerpo. Entonces empecé a crecer. Un agradable calor recorría cada parte de mi ser, cada terminación nerviosa era acariciada por un suave fuego. Crecí y crecí hasta llegar a ser casi el triple de mi tamaño natural.

-¡Esperame! ¡Ya voy! –grite.

Vamos, Esmeralda. Cogí mi hacha, ahora más grande, con las dos manos y golpeé los portones con toda mi fuerza.

- Tiradas (3)
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08/03/2016, 20:51
Citrino

Respuestas. ¿Acaso deseo algo más?

- P-pero... ¿Por qué yo? Ni siquiera soy un cuarzo.

Sólo sirvo para supervisar... 

- No soy fuerte. Ni estoy preparada para el combate. Si tuviese que detener a esa gema por la fuerza...

No podría.

Pero no tengo elección. La situación es bastante extraña. Las gemas atrapadas, ¿le pertenecen a ella? ¿Por qué? Las gemas pertenecen a sus Diamantes.

Me muerdo el labio inferior. Estoy confusa, nerviosa y algo enfadada. No tiene sentido. Tengo la sensación de que esta gema se está aprovechado de mí. Pero, ¿qué más puedo hacer? No hago nada por mí misma si... si no me lo ordenan. 

- Está bien. Haré lo que pueda.

La cabeza alta, las piernas estiradas, los hombros rectos, los puños apretados junto a mi vestido. Es la postura que muestra mi determinación.

- ¿Puedes guiarme?