Partida Rol por web

- Cagarro de gaviota... pues lo que digáis chicas. - Colibrí devolvió la brújula a Oona, que después de todo había sufrido las picaduras de las arañas para conseguirla, y miró al resto de los componentes femeninos del grupo. Había un voto para arriba y posiblemente dos para abajo, ya que parecía que Aranna comulgaba con bajar. Estaba claro que el voto de Eved no tenía ningún valor para el halfling.

Aranna chistó, decepcionada. Si la hipótesis de Colibrí se hubiese demostrado cierta, podía haber usado la brújula para encontrar a Ronildo Castañarreluciente y ajustarle las cuentas de una vez por todas. El maldito marinero la había invitado a una botella de Elverquisst, y había aprovechado que tenía que "echarle agua a las plantas" para desaparecer y dejarla a ella a cargo de una cuenta que no podía pagar.

La habían tenido una decana trabajando doble jornada en la Casa de los Buenos Espíritus antes de dejarla marcharse. YA hacía ocho años de aquello, pero Aranna todavía estaba resentido con el traicionero semielfo.

Eved tampoco contaba con el voto de Colibrí para nada. A decir verdad, nadie parecía contar con el voto del mediano para nada. Sus compañeras eran unas desagradecidas, sin duda.

Desoyendo el consejo del mediano descendisteis por las gemebundas escaleras hasta la bodega. Había tres grandes barricas cubiertas de telarañas alineadas en la pared oeste. También había un amplio botellero en la pared sur, pero en él no parecían quedar botellas intactas o en buen estado.

En la esquina de la habitación yacía el cadáver de humano vestido con una cota de mallas y un tabardo ensangrentado. Sus manos aún estaban cerradas en torno a una espada larga y un gran escudo de metal con un emblema de dos manos unidas cubría sus piernas.

Zanahoria: 24/27 (Armadura de mago 2 horas 10 minutos)

Compadre: 22/22

Aranna: 23/23

Oona: 14/18 (-1 Des, -1 Fue)

Hellas: 13/15 (-3 Fue)

Colibrí: 19/22 (Isla de Filos)

Eved: 9/23

- Otra vez telarañas... - Colibrí sacudió la cabeza mientras sacaba un frasco de aceite del morral que llevaba Compadre. Sería mejor tenerlo a mano en esta ocasión, sólo por si acaso.

- Oona, ¿puedes echar un vistazo? Si yo fuera Sambalet dejaría alguna sorpresa para quien quisiera perseguirme. Por otro lado, me apuesto un Perico Gamuza a que uno de eso barriles es falso y contiene un túnel o algo así. Yo vigilaré a nuestro vecino fallecido de ahí al fondo; no me gustaría que se animara y nos plantara cara. -

El halfling recordó algo, y abrió un curioso colgante que llevaba del que emanó una luz como de una llama. Parecía algún tipo de llama encantada que ardía y daba luz pero no quemaba a su portador. Pensó en alardear de ello, pero visto lo ingratas y gruñonas que eran sus amigas, rumió su éxito en silencio.

Oona se acercó al cadáver y comprobó el escudo.

-Es de Ilmáter -señaló el símbolo de las manos unidas-. Los hermanos eran ilmaterinos, podria tratarse del que estamos buscando. Su cuerpo todavía está fresco. Podriamos llevarlo a Marjal y preguntarle, como hicimos con su hermana.

Tras su frío análisis, la genasí hizo lo que había comentado Colibrí y se dedicó a inspecionar los barriles de gigantes con suma atención. Por último, se dirigió al botellero para ver si había alguna puerta secreta detrás.

Según Oona evolucionó por la habitación, empezaron a escucharse voces de ultratumba que gemían en un tormento eterno.

—Abandonad toda esperanza, quienes aquí entráis —susurró una voz demoníaca, que no por semejarse a la de Sambalet la hacía menos estremecedora.

TS Vol CD 16 o quedáis estremecidos durante 1 hora.

Zanahoria: 24/27 (Armadura de mago 2 horas 8 minutos)

Compadre: 22/22

Aranna: 23/23

Oona: 14/18 (-1 Des, -1 Fue)

Hellas: 13/15 (-3 Fue)

Colibrí: 19/22 (Isla de Filos)

Eved: 9/23

Oona miró a un lado y a otro buscando el origen de la voz, sin encontrarla. ¿De qué le sonaban aquellas palabras? Pensó que se trataba de alguien escondido dentro de los barriles, pero resultó que no. Esta vez no eran monos chillones, sino voces de ultratumba.

-¡¿Otra vez?! Odio esta maldita casa.

Le dio una patada a una botella vacía, enviándola contra el botellero. Lo habría tumbado de haber tenido fuerza, pero las alimañas le habían robado los ánimos y la fuerza. Hablando de eso.

-¡Cuidado con ese cadáver, por cierto! -les dijo a los demás-. Está infestado de gusanos.

Se acercó al botellero, tras él había pared, de modo que la genasí se esforzó hasta que distinguió la forma de la puerta disimulada entre los tablones.

-Aquí hay una puerta, pero vamos a tener que empujar el estante si queremos pasar.

Colibrí iba a añadir algo más, pero sólo pudo alzar un dedo de la mano con la que sujetaba el frasco de aceite antes de que Oona saliera disparada a comprobar el cuerpo. Por lo que dijo tenía la pinta de ser el hermano de la chica; sin duda había plantado cara y los cabrones de los piratas le habían dejado allí pudriéndose. En ese momento una voz que parecía a Sambalet en un pozo oscuro y profundo les sobresaltó.

No sabía porqué, Colibrí se le imaginó con una melena lacia y negra cayendo sobre una cara deforme y horripilante, con unos ojos lechosos que hablaban de los tormento de más allá de la muerte y... - Pffffff... - Apenas pudo contener la risa pensado así del bastardo pirata.

- ¿Mas trucos? ¡Empiezo a hartarme de tanto susto! Solo faltaría que cayera un enjambre de arañas del techo... - Compadre gimoteó mientras observaba arriba y abajo en busca de la fuente del la horrible voz.

- Ooopa, vamos chico, tranquilo, tranquiiiilo, ese pirata bujarrón no puede hacer daño a nadie si no da la cara. ¡Da la caraaaaa! -

Hellas volvió a llevarse las manos a los oídos mientras se llevaba las manos a las orejas. Era igual que en la habitación de los monos.

—¡Puto Sambalet!—se quejó.

Una vez más en su cuerpo se quedó esa sensación de que su cuerpo se habría quedado helado. Los poros de la piel se le habían erizado tanto que se podrían colgar chaquetones de pana.

Aranna se estremeció de disgusto al ver todo ese vino estropeado. Las voces de ultratumba de Sambalet, empero, solo le hicieron dar un respingo.

Esto te voy a abandonar, replicó Aranna, furiosa, mientras sacudía el bastón, entre tu bocaza y tu trasero.

Zanahoria gruñó a las voces de ultratumba con tanto valor, que si hubiesen sido fantasmas en lugar de alguna maldita ilusión, las hubiese espantado. El chucho se acercó al pobre Compadre, que gimoteaba asustado, y le dio unos buenos lametones reconfortantes en el hocico. Hubiese hecho lo mismo con Hellas, pero le guardaba todavía rencor por su desagradable comportamiento esa mañana.

Vamos a apartarla entre todos, propuso. Entre los cuatro no hacían un músculo. Con suerte, el antiguo amor de Oona tendría un poquito más de espalda que las mujeres y el mediano. Por cierto, Eved, cómo llevas esas heridas. Todavía queda magia en la varita, y ya que he malgastado un poco en ti, puedo malgastar un poco más para que no te caigas muerto antes de que encontremos a los malos.

El bono a la TS de Zanahoria es +2, no +28, pero lo pasa de todos modos.

Eved ignoró el hechizo de Sambalet, como si no existiera, y simplemente se dirigió hacia el botellero. Por el camino depositó unas palmaditas condescencientes en el hombro de una aterrada Hellas. Pero que muy condescendientes.

—Invertir —le corrigió Eved a Aranna—. La palabra que buscas es invertir. Y sí, me vendría bien.
Eved y Colibrí se pusieron a intentar empujar el estante, tal y como Oona había aconsejado. Era impresionante verlos con el rostro rojo y congestionado, haciendo un esfuerzo ímprobo por mover un mueble que, de todas maneras, estaba anclado a la pared.

Aranna decidió que estaba un poco harta de todo aquella pantomima, y se dirigió a una silla desvencijada que había junto al botellero.

—A veces me siento a pensar y la respuesta aparece por sí misma —suspiró la aventi, dejándose caer sobre la silla.

La silla se balanceó ligeramente hacia atrás, activando un mecanismo que hizo girar al botellero sobre el eje central del mismo. Visteis fugazmente una habitación iluminada por antorchas que fue una vez un gran sótano, pero que hacía poco se había convertido en una suerte de dormitorio comunal antes de que la estantería volviera a su sitio y la puerta secreta se cerrara. Todos mirasteis a Aranna durante unos segundos antes de que la druida volviera a reclinarse para activar la puerta secreta, pero esta vez movió la silla a tiempo de que la puerta secreta se quedara abierta.

Diez camas toscas se alineaban a lo largo de la pared sur, cada una con un pequeño cofre de madera al pie. Una larga mesa formada con caballetes de madera y rodeada de taburetes desvencijados dominaba el centro de la habitación. Encima de la mesa había cubiertos sucios, tazas y platos manchados. Había un pequeño horno cerca de la mesa, y encima de él, una olla con un guiso de patatas y puerros. Un jamón de dudosa calidad colgaba de un lazo cerca del horno. Una oscuridad a todas luces mágica ocultaba la zona oeste del improvisado dormitorio.

Como es el PJ del DM y tiene acceso a la dote adecuada en el momento adecuado Eved utiliza Voluntad de Hierro para lanzar 2d20 en su TS Vol y tiene éxito (mi trabajo me ha costado repetir este post una y otra vez hasta que ha salido otro 20 natural para dejaros en ridículo).

Zanahoria: 24/27 (Armadura de mago 2 horas 8 minutos)

Compadre: 22/22 (, Estremecido 1 hora)

Aranna: 23/23

Oona: 14/18 (-1 Des, -1 Fue)

Hellas: 13/15 (-3 Fue, Estremecida 1 hora)

Colibrí: 19/22 (Isla de Filos)

Eved: 20/23

El bono a la TS de Zanahoria es +2, no +28

¿No?

¿Cuándo me he sentado? se preguntó la aventi, en voz alta. ¿Y qué le pasa a esa pared?

La pobre Aranna estaba muy confusa. Lo último que recordaba era que Eved estaba comportándose como el prepotente que era, y que iba a curarle un poco más. Sacó la varita del pantalón, pinchó con ella al humano en las costillas y lanzó de nuevo el conjuro que contenía.

Varita de vigor menor 42/50 cargas. +11 pg para Eved.

Cuando sintió la palmada en el hombro, Hellas no pudo evitar soltar un codazo hacia atrás. No uno muy fuerte, pero un codazo a fin de cuentas. No se disculpó.

—Deberíamos de dar por sentados que Sambalet y su calaña vuelven a ser conscientes de nuestra presencia—dijo mientras Aranna curaba a Eved.

Pínchale más fuerte.

Oona se aproximó a la mesa para comprobar que la comida era reciente y la comida de la olla todavía estaba tibia, eso quería decir que no hacía mucho tiempo que se habían dejado las cosas allí cuando se habían levantado. Después echó un ojo a los cofres, a ver qué podía encontrar en cada uno de ellos. Forzó un par de cerraduras, solo para comprobar lo que ya sabía, que eran objetos personales. Entre calzones y prendas de dudosa procedencia, la genasí decidió dejar de buscar. Lo extraño es que había ropa, pero no calcetines. ¿Estarían todos en aquella sala que habian visto antes?

-Aquí no hay nada de interés -comentó a los demás-. No hace mucho que se fueron de aquí, la comida está caliente todavía. Fay, ¿puedes apartar ese velo de oscuridad? -le pidió a su compañera-. Yo no puedo.

Después de que el afortunado descanso de Aranna les brindara paso franco, Colibrí volvió a guardar el frasco de aceite. Prefería avanzar con una mano libre siempre que pudiera por si había que echar mano a algo. Al revelarse la estancia observó su contenido con desagrado; aquel sitio olía a sobaco y a pies rancios, seguramente tanto como el jamón de dudosa procedencia.

- Si crees que no hay puertas ocultas, Oona, explorar la zona oeste será lo mejor. Si no quieres dar al traste con tu conjuro de oscuridad, creo que la luz de mi colgante será suficiente para alumbrarnos mientras esté abierto. Vamos para allá. -

Y es que el delgado halfling tenía un bonito colgante que se abría por ambos lados y en cuyo interior bailaba una llama mágica de las que no se apagan nunca. Esperaba que contrarrestara el hechizo de oscuridad de ser el caso.

Como siempre el mediano tenía la solución a todos vuestros problemas. Su piedrecita luminosa contrarrestó la magia de Hellas y reveló el resto de la habitación. Había más camas y una escalera de madera que conducía a una trampilla en el techo.

Zanahoria: 24/27 (Armadura de mago 2 horas 6 minutos)

Compadre: 22/22 (Estremecido 58 minutos)

Aranna: 23/23

Oona: 14/18 (-1 Des, -1 Fue)

Hellas: 13/15 (-3 Fue, Estremecida 58 minutos)

Colibrí: 19/22 (Isla de Filos)

Eved: 20/23

Vaya birria de oscuridad mágica, pensó Aranna, cuando la llamita de Colibrí bastó para iluminar las tinieblas. Pensaba que los poderes de Hellas serían más impresionantes. Al fin y al cabo, se esforzaba mucho por ocultarlos, y no parecía que fuese por vergüenza. Mientras tanto, Faerûn estaba lleno de gente que invocaba grandes demonios, lanzaba bolas de fuego inmensas y controlaba el clima, y lo hacía a la vista de todo el mundo. Motivos tendrá, se dijo, encogiéndose de hombros.

¿Vas a hacer tus cosas en el resto de la habitación, preguntó a Oona, o echamos un vistazo por ahí? añadió, señalando hacia las puertas del otro lado del dormitorio.

-Ya he acabado aquí. Supongo que esa es la maldita escalera que había en la sala de los monos chillones. Vamos a mirar por ahí.

De modo que se dirigió a las puertas del otro lado y comprobó que no hubiese ninguna sorpresa. De las dos, la puerta norte era normal y no había ninguna sorpresa. Pero, ay, la otra puerta parecía mucho más interesante. Una enorme barra de madera la cruzaba de lado a lado para impedir el paso y además, había escrito algo con tiza.

No entrar
               _{- Sambalet -}

-Mirad -señaló la barra, parcialmente desgastada-. Parece que han intentado abrirla desde el otro lado y la madera está un poco tocada. ¿Os parece si la abrimos, a ver qué es lo que esconde ese mago?

Colibrí guardó su luz con cara de fastidio, dejando que las sombras volvieran, pero luego recordó algo. Cerró y abrió su amuleto un par de veces hasta que encontró lo que buscaba: la piedra en la que Hellas había conjurado la oscuridad, la cual guardó en su bolsillo. Uno nunca sabía cuando le haría falta algo así.

- Sí averigüemos qué ocultaba ese vejestorio en su alacena. Aunque si la intentaron forzar desde dentro, puede que sea un "quién" de lo que estemos hablando...

Si no hay ninguna magia rara que lance gritos espectrales supongo que podríamos quitar la tranca, ¿qué dices Eved? ¿Podrás tú solo o te echo una mano? -