Partida Rol por web

- Ug... - Pienso cuando ese ser o cosa levanta la cabeza. Me estremezco en un inicio ante la horrorosa idea de Elie de que me rapen a mí también. Por un momento imaginarme con la cabeza convertida en una bola de billar hace que mi estómago se crispe. Pero después el desánimo carga incluso contra esa ilusión. Y es que, realmente, ¿qué más daría? ¿Para qué quiero tener pelo si voy a estar encerrada en esta mierda de sitio asqueroso para siempre? Mis dedos vuelven a juguetear inconscientemente con las cadenas que unen mis tobillos. 

Hago un gran esfuerzo por dedicarle la sombra de una sonrisa a la persona que me acompaña. Si voy a estar encerrada mucho tiempo aquí, quizá en su compañía, supongo que lo mejor es intentar caerle bien. No vaya a ser que se le cruce y me ataque o algo, visto lo visto. Además, si lleva aquí un tiempo quizá sepa cosas. A lo mejor puede responder a mis preguntas, si consigo librarme del agotamiento que siento lo suficiente como para preguntarle.

- Me llamo Angie -respondo entonces, dudando si debo acercarme para ver mejor sus rasgos o si se lo tomará a mal. Por si acaso, me quedo donde estoy por ahora.-. ¿Y tú? ¿También te tienen aquí contra tu voluntad?

El enigmático personaje se mantuvo observándote. Su rostro cubierto por algunas sombras, no reflejaba mayor emoción mientras parecía extender el silencio lo más posible.

-No recuerdo mi nombre...- finalmente comentó con lentitud. -Sin embargo, aquí me llaman John Doe. Mucho gusto Angie- explica. Ciertamente no parecía tener cara de John Doe, sus facciones no parecían proyectar ninguna familiaridad, no parecían corresponder en tu cabeza a alguna denominación sencilla. Hablaba de manera pasiva, flemática, insuflando sus palabras de manera desapasionada a medida que iban saliendo de su boca, con un acento neutro y tranquilo.

-Es una manera de decirlo- dice como respuesta a tu segunda pregunta. Se encoje de hombros y continúa mirándote con cierto interés frío. -Nadie busca la esclavitud por voluntad propia. Nadie con algo de cordura, supongo.- explica de manera distante. -¿Cuál es tu historia?- pregunta ahora él.

- No recuerdo mi nombre... - Las palabras del tipo -porque debe ser un tipo si lo llaman John, ¿no?- me dan vueltas en la cabeza algunos instantes. Debe ser como Elie, que no recuerda nada y encima está atrapada dentro de mi cabeza. Poco a poco, sin saber en qué momento, he dejado de considerarla una disociación para empezar a personificarla de una forma inconsciente. Probablemente es algo absurdo y sólo la he creado para no sentirme sola, pero... Lo cierto es que ayuda. Tiene que ser muy triste no recordar ni siquiera tu propio nombre, o quién eres. 

No puedo evitar mirar al tipo con una pizca de lástima. Al menos yo sé quién soy. Recuerdo a Josh y a Edith y a Luka y a Beth. Y a mis padres. Aunque no pueda volver a verlos, los recuerdo.

Hago una pequeña mueca y me encojo de hombros. Todavía me siento desanimada y cansada, carente de voluntad. - Mi historia no tiene mucho misterio tampoco -respondo con voz un poco lacónica-. Morí hace unas horas. - Se me forma un nudo en la garganta cada vez que hablo de mi propia muerte, pero poco a poco cada vez es menor. - Unos tíos me encadenaron y me trajeron aquí. El lord me ha comprado para que actúe en su teatro y me han encerrado aquí. 

Me encojo de nuevo de hombros y miro a mi alrededor, arrugando la nariz ante el estado de podredumbre de aquella mierda de camerino. - ¿Sabes si hay muchos más? 

En el momento en que Angie comienza a dejar de lado lo horrible que sería que la convirtieran en algo como aquel tío del lugar en el que reside esa consciencia en su cabeza emana una sensación de disconformidad. - Eh, Angie. - Le dice, llamándola para intentar captar un instante de su atención. - No da igual. - Señala. - No tienes que tener pelo para que te vea nadie, sino simplemente porque es tuyo, porque es parte de ti y porque no está bien que te lo quiten. - Expone antes de hacer una pausa. - Y porque no te mereces acabar como él. - Concluye como si al mismo tiempo hiciera un gesto en dirección a ese acompañante que comparte. - O ella. O la cosa esa. - Termina.

Acto seguido, cuando comienza a hablar, en su cabeza suena un nuevo consejo. - Háblale despacio y suave, por si está mal de la olla, que no te ataque. - Propone, para pasar después a escuchar la conversación.

Al oír la historia de aquel tipo. O de aquella tipa. O de aquella cosa. Al oír su breve historia Elie se toma un instante, y del lugar que habita emana algo parecido a la compasión o la pena. - Debe ser un tío, sí. - Comenta, aunque cuando Angie pasa a comparar a la cosa con ella el ambiente alrededor del lugar desde el que Elie habla se vuelve un poco más frío. - Yo... No lo había pensado. - Dice entonces bajando el tono, respondiendo a unas palabras no formuladas en la mente de Angie. - No quiero acabar así, ni que tú acabes así. - Aclara antes de pronunciar unas sílabas más con un hilo de voz. - No quiero perder mi nombre, Angie. Es lo único que tengo, además de a ti.

John siguió observándote fijamente. -Estoy seguro de que tu historia tiene que ser mucho más interesante. Tu historia antes de llegar aquí- dice con un tono levemente menos neutro. Pareciera que su boca tiene una expresión sonriente, pero es difícil leer sus emociones desde esta distancia. Tu compañero de camerino guardó silencio unos instantes. Parecía habitual en él tomarse su tiempo antes de responder.

-Entonces... tú debes ser su nueva estrella- afirmó. Algo había cambiado en él, había quizás un poco de... ¿amabilidad?, era difícil decirlo, pero su tono era definitivamente menos neutro.

-Hay varios. La mayoría hace en las obras de roles menores, de extras o de decoración- explica John lentamente. Su tono regresa a su, según parece para ti, habitual apatía -Pero sólo el actor... o la actriz principal, tiene permitido estar en el camerino-

No puedo evitar sentirme un poco mal cuando noto que Elie se ha dado cuenta de que la estaba comparando con el tipo raro. - No dejaré que lo pierdas. Si hace falta te lo recordaré cada rato, ¿vale? -ofrezco, tratando de arreglarlo un poco-. Y si conseguimos salir de aquí te ayudaré con lo tuyo, ¿recuerdas?

Las primeras palabras de mi acompañante me hacen encogerme de hombros con cierto desánimo. -¿Qué importa ahora mi vida anterior? Total, no voy a poder volver a ella. Voy a estar atrapada aquí para siempre jamás.-

Escucho con atención su explicación, aunque sus respuestas crean más dudas en mi mente. - Entonces... ¿Tú serás mi partenaire? ¿O cómo funciona? Y, ¿has dicho que hacen de decorado? ¿Cómo se puede hacer de decorado? ¿Eras actor antes de llegar aquí? Y si no pueden estar en el "camerino" -mis labios se fruncen en un mohín de desagrado al pronunciar esa palabra-, ¿dónde están ellos?

El hombre negó con suavidad, esta vez sí había un atisbo de sonrisa. -No. La verdad creo que serás mi reemplazo- dice suavemente. La expresión arrastra tras de sí un silencio de algunos segundos, en los que de nuevo, la persistente contemplación de John está presente.

El hombre no se movió de su sitio. -Realmente eres nueva- dice tu interlocutor con aire ligeramente divertido. -Creo que habrás notado que nuestros cuerpos no son precisamente... físicos. No sabría como explicarlo realmente...- dice mirando hacia arriba durante unos momentos. Parece meditar unos instantes. -Imagina que estamos hechos de arcilla. La arcilla se mantiene junta debido a nuestra voluntad... creo. Pero con las condiciones adecuadas, alguien con la habilidad necesaria es capaz de moldear esa arcilla a su voluntad... y bueno, darle forma de una planta o una cortina o una espada- dice tranquilamente. -O darte un rostro diferente. Todo depende de lo que desee el, digamos, el alfarero-

-Lo siento- dice de nuevo cambiando de expresión, volviendo a su seriedad neutral. -No recuerdo que hacía antes de... de llegar aquí. Chamberlain dice que... sabía actuar. Pero... últimamente no se me da muy bien- y te mira fijamente. Si algún sentimiento o pensamiento había tras esa mirada, era insondable desde donde estabas.

-Creo que les has visto ya. Los tíos en uniforme. Se la pasan por allí en el teatro, al servicio de Chamberlain. Durante las obras hacen de extras y cuando se aburre de alguno de ellos...- dice el hombre con un aire serio -...de utilería-

Durante unos segundos en la cabeza de Angie se hace el silencio, como si la presencia que coexiste en ella estuviera valorando sus palabras. Al volver a hablar, además, lo hace con seguridad y sus palabras parecen implicar una nueva promesa. - Gracias, Angie. - Le dice antes de emitir el sonido de quien toma aire. - Sé que no dejarás que me pierda. - Asegura entonces, y de ese sitio de donde sale su voz puede sentirse cómo emana una especie de alegría. - Y yo tampoco dejaré que lo hagas tú. Estamos juntas en esto. - Afirma.

Después de eso pone atención a la conversación, pero interviene cuando Angie piensa sobre la importancia de su vida anterior. - Eh, eh. - La llama. - Claro que importa, no lo olvides. A ti te importa, y si a ti te importa a mí también. Vamos a conseguir salir de aquí, y vamos a arreglarlo todo. Aunque aún no sepamos cómo. - Enuncia, aunque en este momento la seguridad que antes mostraba ha flaqueado un poco.

Acto seguido, tras seguir escuchando lo que dicen tanto el tal John Doe como Angie, aquella voz vuelve a recorrer los recovecos de la mente de la chica. - Oye, Angie... - La llama. - No sé a ti, pero a mí este tío me da muy mal rollo. Es un poco espeluznante. Y oye, eso que dice de la arcilla... - Dice antes de hacer una pausa, dubitativa. - Pregúntale si antes tenía esa cara. Me juego algo a que no. Si lo que dice es cierto lo mismo antes era una tía y todo. - Expone antes de tomarse un segundo para pensar. - ¿Es cosa mía, o no parece muy bueno para él que tú estés aquí?

No puedo evitar sentirme un poco avergonzada cuando el tipo pone de manifiesto la poca idea que tengo de lo que sucede. Y al escuchar su explicación sobre todo ese rollo de la arcilla mezclándose con los apuntes que va haciendo Elie, mis labios dibujan una mueca horrorizada. Recuerdo todas esas amenazas de Jonathan que me parecían sin sentido, cuando dijo que me convertirían en un cojín y pensé que era algún tipo de argot de muertos. ¿Realmente era algo literal?

Llevo las manos a mi rostro, tocándolo con cuidado. Ya es bastante malo estar aquí encerrada, no quiero que me cambien la cara. Si lo hicieran... ¿Cómo iba a reconocerme Josh?

Aparto de mi mente ese desánimo que quiere arrastrarme a la autocompasión y a convencerme de que todo da igual, porque nunca voy a volver a ver a Josh y decido confiar en la fuerza de Elie, que incluso ahora sigue animándome. - Menos mal que estás ahí. Me sentiría muy sola si no.

- ¡Pero eso es horrible! -exclamo, mirando a John - ¿El lord ese es el alfarero? ¿A ti te han cambiado la cara alguna vez? Y si yo soy tu reemplazo... -continúo, sacando de mi mente algunas de las dudas que nacen y mueren incesantes, a toda velocidad- ¿Qué va a pasar contigo? No te van a convertir en una cortina, ¿verdad?

John no parecía molestarse con tus preguntas. Su actitud se mantenía pasiva y a pesar de que tu voz empezaba a manifestar algo de angustia, la de él se mantenía calma. De cierta forma parecía transmitirte esa tranquilidad a través de sus palabras.

-Se le dice moliar-corrige suavemente. Por primera vez puedes distinguir mejor lo que parece una sonrisa de su parte -Sí. Chamberlain sabe moliar. Normalmente lo emplea para darnos aspectos diferentes de acuerdo a las obras...- y parece que se detiene al notar que aquello no te tranquiliza mucho -No... no te preocupes. Sólo hace cambios cosméticos sobre sus actores principales. Es como si llevaras un disfraz... muy completo. - dice tratando de explicarse. -En cuanto a mí- y su voz de nuevo volví a tomar su tono simple -No estoy seguro. Recuerdo este rostro como mi único rostro- dice como si hiciera un esfuerzo fútil.

-¿Qué pasará conmigo?- dice John. Su rostro parece reflejar algo de sorpresa. -Tampoco lo sé. Chamberlain suele decir que cuando encuentre mi reemplazo, ganaré mi libertad- pero sus palabras suenan tristes. -Yo... no le creo- te confía bajando el tono de su voz. -Quizás si acabe como una cortina después de todo- dice mirando hacia el techo, perdiéndose un momento en sus pensamientos.

- Moliar... -pronuncio la palabra en un susurro con un leve temor, como si esas seis letras pudieran hacerme algo por sí mismas, cambiarme la cara o convertirme en una silla. Todo lo que el tipo dice es tan terrible y desconsolador que mis hombros se van hundiendo poco a poco, mientras me dejo arrastrar por su desánimo. 

- Oh, espero que no te hagan nada. Que te suelten y te dejen ir -respondo sin mucha esperanza-. ¿Eso es lo que me espera también a mí? ¿Que me engañen prometiéndome la libertad para terminar siendo un zapato cuando encuentren a alguien mejor o más novedoso que yo? 

Mis dedos dan pequeños tirones de las cadenas que unen mis tobillos, con poca convicción. - ¿Qué formas hay de comprar la libertad, John? ¿No podrías escapar de aquí antes de que te hagan nada? 

El hombre te observó fijamente todavía. No respondió inicialmente, como si no tuviera palabras ante tu deseo de que le liberaran, pero no parecía particularmente contento. Siguió observándote calladamente, pero tenías la impresión de que a pesar de que tus ojos apuntaban hacia ti, él estaba sumido en sus propias cavilaciones, viéndote sin verte realmente.

-¿De Chamberlain? Ninguna. Chamberlain lo tiene todo aquí, fortuna, fama, poder... no hay forma de comprar la libertad de uno de sus esclavos.- dice como si cada palabra estuviese hablando de algo menos importante que su libertad. La mención de escapar hizo que sus ojos se abrieran un poco más, enfocándote con un interrogante en su propio rostro, sin saber que decir en primer lugar.

-¿Escapar?- repite, y parece sinceramente tomado por sorpresa. Calla unos instantes y luego sube la mirada, regresando a su estado de reflexión habitual -No funcionaría...- dice con un tono suave, mientras se queda tan quieto como una estatua en su sitio.

Dentro de la cabeza de Angie aquella presencia escucha las palabras de agradecimiento de Angie. Por un momento el pensamiento de si no sería una forma de compensarla tras sentirse mal por compararla con el desconocido sale del lugar que habita, como si fuera una especie de fuga gaseosa. Sin embargo no tarda en desaparecer en cuanto el agradecimiento recíproco sustituye aquella sensación. - No tienes nada que agradecerme. - Responde. - Yo también me alegro de que estemos juntas. Además, hacemos un buen equipo. Sólo tienes que pensar cómo lo hemos hecho cada vez que hemos hecho algo juntas. - Señala antes de que una sensación cálida y de sosiego se extienda desde el centro de la cabeza de Angie.

- Y no necesitas tu cara para que Josh te reconozca. ¡Si hasta te oyó estando muerta! - Le recuerda una vez más, alzando un poco la voz con complicidad. - Además, si el gordo bipolar te molia, luego le moliamos nosotras a él. - Asegura. - Si él puede, aprenderemos y podremos. Le convertiremos en una pelota anti estrés, o algo, ya verás. - Enuncia, aunque es evidente que está más cerca de la broma que de un plan real. Entonces se mantiene escuchando las palabras de aquel a quien parece que Angie va a sustituir, y al oírle resta importancia a lo que dice.

- Ni caso. - Asegura. - Estaba claro que el gordo no iba a dejarte comprarte a ti misma pudiendo tenerte para siempre, pero eso es lo de menos. Escúchale: "No funcionaría"... Este ha sido demasiado cobarde para intentarlo, pero tú no eres así. Además, ¿qué hay que perder si nos pillan? ¿Van a matarte? - Preguntó, dejando claro con el tono de su pregunta que aquello le parecía absurdo. - ¿Van a moliarte antes? Encontraremos nuestra oportunidad, Angie, ya lo verás. Si alguien puede hacerlo, esa eres tú. Buscaremos cómo engañarle, o lo que sea. Además, mira cómo tiene a todos de alelados. No se va a esperar nunca que tú seas más lista que ellos.

Me quedo callada algunos segundos, dándole vueltas a lo que dice Elie, a las respuestas de John y a su evidente temor. - Es imposible, ya lo has oído -pienso, en dirección hacia Elie-. No sé cómo podríamos a salir de aquí... Y aunque lo hiciéramos, a lo mejor nos vuelven a atrapar y terminamos siendo un cojín. - Mis labios se fruncen en una mueca al recordar a Jonathan. Maldito Jonathan. Maldito Lee. -Ojalá los conviertan a ellos en un cenicero o alguna mierda así. En un retrete, ¿te imaginas?

Imaginar un retrete con la cara de esos dos me saca una pequeña sonrisa. Y entonces vuelvo a mirar al tipo. -Pero oye. Aunque sea algo difícil... Si en algún momento estás seguro de que te van a convertir en una cortina, no tendrás nada que perder si lo intentas, ¿no? Al fin y al cabo, ¿qué te pueden hacer? No nos pueden matar, ya estamos muertos... - Me quedo callada un instante antes de buscar una confirmación a eso. - ¿No?

-No es tan sencillo- dice John mirándote fijamente -Existen... cosas peores que la muerte. Puedes... puedes terminar convertida en un monstruo gracias a la Tempestad... o a ti misma- dice el hombre lentamente, como tratando de encontrar las palabras adecuadas. -O puedes caer en el Olvido y... dejar de existir. Al menos como cortina tendría consciencia- relata con algo de pesar.

Parece meditar unos segundos de nuevo. El silencio del lugar es absoluto, ni siquiera los ecos de los pisos inferiores son audibles desde aquella cámara que servía de camerino.

-Pareces resuelta- dice el hombre con su rostro serio, de nuevo te mira a ti con ese aire enigmático. -¿De verdad estás dispuesta a abandonar la seguridad del Futurist y probar suerte allá afuera? ¿Tienes alguna idea para escapar de aquí?- cuestiona finalmente él. Pareciese que esta vez tú has despertado la curiosidad de aquel extraño compañero de cautiverio.

Aquella que habita en el interior del inexistente cráneo de Angie, en el centro de su centro, escucha su respuesta y por un momento desde ese lugar se extiende la sensación de que está frunciendo el ceño. - Le he oído. - Asiente. - Pero me da la impresión de que no lo ha intentado nunca porque es un cobarde, no cómo tú. - Responde. - El riesgo es grande, pero si estamos atentas el tiempo suficiente encontraremos cómo. - Promete antes de escuchar su último comentario y relajar su tensión ante la imagen de esos dos convertidos en un inodoro. - O en un consolador anal para el gordo. - Añade entonces con cierto desprecio.

Después de eso ella sigue escuchando la conversación, y al oír la respuesta que el supuesto chico se toma un instante para evaluar las cosas que dice. - ¿Dejar de existir no es lo que se supone que hacen los muertos? - Pregunta, aunque un instante más tarde pasa a otra cosa, hablando con voz preocupada. - Cuidado. - Enuncia entonces. - No sabemos cuánto podemos fiarnos. A lo mejor si convence a Lord Bipolar de que queremos escapar nos molian a nosotras, y él sigue aquí. - Señala antes de hacer una pausa. - Pregúntale cuánto tiempo lleva aquí, y si eres la primera que trae a reemplazarle, anda. Aunque tampoco es que tengamos que creernos sus respuestas.

- Nosotras estamos muertas y no hemos dejado de existir... Más o menos -pienso hacia Elie, arrugando levemente la nariz. Espero no haber dejado de existir, al menos. Aunque sea en este sitio mugriento y con las malditas cadenas y todo eso... Es mejor que no ser nada... ¿No?

- ¿La Tempestad es la tormenta esa que hay fuera? ¿Qué es? Es muy fuerte... -Ladeo la cabeza mirando al tipo, las preguntas se agolpan en mi mente y se atropellan para salir por mi garganta. - ¿Y cómo que a mí misma? ¿Y qué es eso del Olvido? ¿Y si dejamos de existir... vamos a otro sitio? ¿Al cielo o algo de eso?

Me detengo un momento para tomar aire, antes de continuar. El desánimo sigue pesando como una losa, pero no me perdonaría dejarme llevar por él y desaprovechar la oportunidad de encontrar algunas respuestas por fin. Además, está Elie y sus ánimos son como un apoyo para continuar. Niego con la cabeza despacio y termino encogiéndome de hombros. 

- La verdad es que no tengo ni idea de cómo hacerlo, no tengo un plan ni nada de eso, ¿sabes? Es decir... Acabo de... de... -Aprieto los párpados, tomándome un instante para decir esa palabra que se me sigue atragantando en la garganta. - De morirme. No sé cómo funciona nada, ni cómo es este sitio, ni nada... ¿Cuánto tiempo llevas tú aquí? ¿Es la primera vez que meten a alguien contigo en el camerino?

John ladeó la cabeza levemente. Era el primer gesto con un ápice de expresividad, diferente al del limitado espectro de emociones que mostraba, que veías en él. -La Tempestad es la tormenta que está allá afuera- confirma John con su tono tranquilo -Es... bueno. A decir verdad yo no lo sé, pero siempre ha estado allí. La Tempestad y los Espectros- trata de aclarar. -Hay quienes la estudian y quizás sepan más de ella, yo sólo sé que desde que tengo memoria, ha estado siempre allí- sentencia desapasionadamente.

-A ti misma, sí. O bueno, a tu Sombra- menciona con gravedad -Todos los muertos tenemos una. Todo el tiempo tratando de jodernos. Y entre más jodidos estemos, más difícil es resistirse al Olvido- añade. Luego hace una pausa -y el Olvido es... mmm...- dice deteniéndose un poco -¿Sabes lo que es Nihilismo? Pues imagina que eso mismo tuviese forma, si quieres ponerlo así... y pues, lentamente va destruyendo todo hasta que no quede nada. Al menos eso es lo que cree la gente- explica dubitativamente. Luego niega con la cabeza -No lo sé- dice con aire serio -Yo creo que ésta es la última parada, más allá de esto...- dice mirando a su alrededor -... no hay más nada más. - y luego te mira fijamente.

El hombre te mira fijamente. Guarda silencio de manera respetuosa. -Lo sé. Esto es una mierda- responde y parece que está siendo todo lo sincero que puede. Niega con la cabeza -No lo recuerdo. Hay... hay muchas cosas que me cuesta recordar. A veces creo que he estado desde siempre en el Futurist, y que siempre he sido un Wraith. Pero... pero sé que no puede ser. O eso me digo yo- añade finalmente. -Creo que eres la primera persona con la que comparto esta... esta bodega.- replica John con tristeza

Me cuesta creer que por fin, desde que estoy en este extraño mundo gris y podrido, alguien me está dando respuestas. Y caray, vaya que hay cosas raras que desconozco. Sin contar con que cada una de las contestaciones que me da, provoca una nueva oleada de preguntas en mi garganta. 

Hago un esfuerzo por esperar hasta que termina para seguir preguntando. - ¿Qué son esos Espectros? ¿Y qué es eso de la Sombra? -recuerdo en este momento esa voz cacareante y molesta que me hizo algo y me dejó hecha polvo. ¿Eso será lo de la Sombra? ¿O un Espectro? -A lo mejor esto lo explica, ¿no? -pregunto a Elie, esperanzada por poder encontrarle una explicación, pero frustrada ante la idea de que ese bicho pueda volver para joderme de nuevo.

- Ya veo... Suena como la Nada de la Historia Interminable, ¿no? ¿Has visto esa peli? A mi amiga Beth le gustan las pelis viejas y siempre me hace verlas con ella. -Hacía. Ya no podrá hacerlo nunca más -pienso con una punzada de tristeza atravesando mi pecho-. La voy a echar de menos -añado, bajando un poco el tono de voz.

Suspiro y los rostros de mis amigos pasan una vez más por mi mente. Luka, Beth, Edith... Pero sobre todo Josh. - ¿Dónde estás, Josh? Tengo que encontrarte... -Mi pensamiento es casi mecánico, sin ninguna fuerza ni determinación. Está sencillamente enturbiado por el desánimo que parece haberse adueñado de mis emociones. 

- Siento que no recuerdes nada de antes... ¿Tiene algo que ver con el Olvido ese? Seguro que puedes luchar contra él si es eso. -Hago entonces una pausa y lo miro largamente antes de recuperar el tema más interesante de todos. - ¿Y nunca habías pensado en escaparte de aquí? ¿Cómo se hace para no ser un esclavo en este sitio?

Aquella voz en la cabeza de Angie escucha la primera respuesta que esta le da, y no puede sino asentir. - Tienes razón. - Le dice. - Estamos muertas, y aquí estamos. Aunque no tenga ningún sentido. - Comenta antes de continuar escuchado. Acto seguido, cuando ella le dice al desconocido que no tiene ningún plan para escapar, ni nada parecido, de ese mismo lugar del que la voz emana puede sentirse algo de tranquilidad. - Mejor así. - Asegura. - Tenemos que andar con cuidado.

Luego, cuando el chico - si es que eso es lo que es - responde, quien dice llamarse Elie presta atención a cada una de sus palabras, y algunas de ellas llaman poderosamente su atención. Luego, cuando ella responde, Elie asiente en silencio ante la pregunta interna de Angie. - Sí, eso lo explicaría. - Enuncia antes de guardar silencio durante unos segundos, como si le estuviera dando vueltas a algo. - Eh, Angie. - La llama entonces. y al volver a hablar puede verse en su tono que va construyendo su pregunta conforma las palabras llegan a la cara interna de los oídos de ella. - Dice que la Tempestad siempre está ahí fuera... Pregúntale si le dejan salir. Esa puede ser nuestra oportunidad. - Propone. Luego permanece de nuevo atenta y expectante, para acabar escuchando cómo el tono de la chica vuelve a cargarse de tristeza.

- Yo sí he visto esa peli. - Le dice, hablando con el tono que usaría un animal golpeándola con el hocico para que alce la mirada. - De cría me molaba Atreyu. -  Enuncia luego, hablando como si fuera una confesión. Entonces puede oírse cómo emite un largo suspiro que casi parece un abrazo contenido. - Cuando salgamos de esta mierda de sitio iremos a verla. - Asegura. - Y aunque sea una mierda... Supongo que algún día acabará por aquí. Podréis hacer otras cosas. Y mientras tanto... Sé que no será lo mismo, pero me tienes a mí.