Partida Rol por web

Escucho a Vakaipa y no pudo evitar sentirse comprometido -Esta bien, cero que eres la voz de la razón en esta grupo- dijo algo tosco y entre dientes, reconociendo que talvez con un "empujoncito" le ayudaria a pasar el obstaculo.

Inmediatamente imagino lanzando al Giacomo como una jabalina y se presento una sonrisa en su rostro, mejorando su humor.

-Ey tu- dijo groseramente -que tal si te ayudo a subir como dice el mago...- 

Ilvor seguia pensando que separarse seria un problea y mas si no se sabe que se encuentra alla adentro -¿como escaparian?- se pregunto.

Aunque uno de los gemelos infernales había tenido la idea de que me subiera al centauro, éste parece que toma la idea para lanzar a Giacomo, ignorando que era mi turno. Estos dos van a acabar mal. Engiéndomede hombros me planto frente a la pared de nuevo para demostrarles que puedo. He trepado por sitios peores.

Me encaramoa la pared y sigo la ruta que hemos poco a poco diseñado y gracias a los errores anteriores puedo sortear las partes desconchadas de la pared y llego hasta arriba, descolgando un pie por cada lado del muro, esperando por si quiere volver a intentarlo Giacomo con la ayuda del caballo-hombre o sigo yo solo.

-¿Que hago?- pregunto a los de abajo.

Leo llega a la parte superior del templo, allí donde el techo está roto, en ese momento comienza a llover bastante, el cielo se nubla dejándoos en una semioscuridad, Leo desde su posición no consigue ver el interior porque está completamente a oscuras. Leo desaparece de vuestra vista, escucháis un golpe que os indica que ha llegado al suelo, aunque no de muy buena forma

Intento destrepar pero no lo consigo, no encuentro los asideros. Finalmente me dejo caer, confiando en caer y poder rodar, aunque no hay el espacio suficiente y me quedo clavado en el sitio forzando mis rodillas hasta que se dislocan. Siempre caigo de pie, pero me he hecho mucho daño.

Entras cayendo en mala postura y torciéndote el tobillo, una vez estás dentro puedes ver mejor lo que hay en el interior aunque esté a oscuras.

La sala está llena de columnas que se han visto expuestas a los elementos. La lluvia entra a raudales a través de un agujero de unos 20 pies de diámetro en el techo, su circunferencia muestra signos de haber estado cubierta por una bóveda de cobre y cristales tintados, hace ya largo tiempo destruida.

El suelo está cubierto con charcos de agua estancada y los pilares están cubiertos de moho. Tras las columnas, abiertos en las paredes, hay unas cuantas filas de nichos poco profundos, cubiertos de sombras.

Pintado en el muro sur se halla la imagen descolorida de un sol, sus rayos dorados abriéndose en todas direcciones.

Bajo esta imagen, se levanta un altar de piedra medio cubierto de huesos y estiércol. Reptando sobre este repugnante montón de desperdicios se mueven unos escarabajos, tan grandes como cofres, sus cuerpos brillando como lámparas. Cuatro hombres lagarto se mueven por la sala, sus pieles escamosas están tachonadas de una erupción leprosa

Me quedo quieto como una estatua, estaba rodeadode enemigos, gracias a todo, la luminosidad es baja. Me pego al suelo y me quedo allí buscando un lugar donde esconderme. No me arriesgo ni a sacar un arma para no hacer ruido, esperará que ellos hagan ruido para poder buscar otro lugar mejor donde posicionarme, hacia las columnas.

Me intento hacer una idea de donde está la puerta y si podré llegar a ella.

Cambio su peso de una cadera a otra cuando vio subir a Leo -Tenemos dos opciones, o bien bajas y nos abres, o bien te tiramos una cuerda y... aguantas nuestro peso mientras subimos- luego miro al centauro, difícilmente iba a aguantar el peso de eso -O bien... subimos todos con la ayuda del centauro, igualmente a él habrá que abrirle….o no- sonrio.

A los escarabajos parecía darle igual tu presencia, seguían en su montaña de estiércol, los hombres lagarto comenzaron a alejarse de ti, dejándote el espacio libre para que puedas ir hacia la puerta, el no moverte ha sido un acierto o eso piensas cuando uno de los hombres lagarto si repara en tu presencia y se acerca a ti con una clava pesada en una mano y un escudo con púas en la otra. Se acerca con la clava preparada, cuando está lo suficientemente cerca de ti te golpea con ella, no te hace mucho daño, pero aumenta tus heridas, se prepara para golpearte con las púas de su escudo pero consigues apartarte a tiempo

Giacomo se alejó un par de pasos del centauro. Ni de broma iba a dejar que le lanzara cual jabalina hacia el tejado de aquella cosa.

 -Hmmm, tentador pero... No. Además, Leo ha subido ya, sólo tenemos que hacer lo que ha dicho mi Cuchi-Cuchi. O lanzar una cuerda o que él nos abra la puerta. Fácil.

Justo como le gustaban a él las cosas: sin complicaciones. Ahora a ver si les abrian rápido, que la lluvia se estaba haciendo increíblemente molesta.

Pensaba rendirme pero lo siguiente que harían serían matarlos a todos, me agarro el costado por el dolor y salgo a la carrera contra la puerta para abrirla. Maldita sea, intento no saltar ningún quejido mientras corro hacia la salida. Estos hombres lagarto no han preguntado ni intentado un acercamiento amistoso. Tendremos que pasar a la fuerza.

Escuchas un pequeño gemido, lo reconoces como el de Leo, no tarda en acompañarlo un grito ahogado de Leo

Corres hacia la puerta huyendo del combate, uno de los hombres lagartos parece escucharte y va detrás de ti, clava su lanza en tu cuerpo antes de que tengas oportunidad de hacer nada. Ves que la puerta está atrancada

Os dais cuenta de que Leo está tardando demasiado en abrir la puerta, desde que descendió dentro de aquel lugar habría tenido tiempo de abrir la puerta, pero en cambio seguís a la intemperie, a comenzado a llover y las ropas comienzan a pegarse a vuestro cuerpo, la poca visibilidad que había se reduce cuando el cielo se nubla

- Este picor en el pecho, creo que es preocupación, qué extraño- reflexionó Vakaipa pasándose la punta de los dedos por sus ropajes-; habríamos de comprobar si Leo está bien pero esta vez sin prisas y con cuerda ¿Maechen? ¿Ilvor? -preguntó a los más aventureros entre ellos- ¿Tenéis una o la había en el campamento familiar?

Dicho esto se acercó hacia Ashara con un brazo extendido y con la mano contraria frotándose la yema de los dedos para atraer la atención del bebé dragón, en caso que quisiera volver con él.

- Te ruego disculpas, -le confesó a Giácomo inicialmente pero también al resto al pasar su mirada por Ilvor y Ashara- por más que le exprima a esta mi cabeza llega un momento en que los cuernos quieren arremeter -gesticuló contra las puertas- Si no logras entrar no tendré más razones para retener a Ilvor de reventar este obstáculo.

 -Yo tengo una cuerda. Ilvor, ayúdame a subir.

Ver no se podía ver nada, pero había oído claramente a Leo quejándose. Y eso no podía ser bueno en absoluto. Tenía que entrar allí para ver qué había pasado y luego ya abrir a sus compañeros.

 -Si no doy señales de vida en cinco minutos, entrad rompiendo la puerta.

Y ahora sí, con la ayuda del centauro y del tiefling, Giacomo pudo afianzarse y trepar hacia el agujero de una buena vez por todas. Descolgó parte de la cuerda por el agujero y luego lanzó el otro extremo a sus compañeros.

 -Sujetadla bien, voy a bajar.

Y dicho aquello, el bufón esperó a que los demás agarraran la cuerda antes de bajar al interior del edificio.

Giacomo inicó el descenso por la cuerda, pero la maldita lluvia no pensaba ponérselo fácil. El agua que se deslizaba por la cuerda hizo que mantener el agarre se convirtiera en un desafío. Desafío que el bufón no pudo aguantar. Sus manos se soltaron de la cuerda, haciéndole caer al vacío. Afortunadamente fue lo bastante ágil como para aterrizar bien, minimizando el daño de la caída.

Bueno, fuera como fuese, la cuestión era que estaba dentro. Ahora sólo tenía que encontrar a Leo y abrir la puerta a sus compañeros.

 -Leo, ¿dónde estás?