Partida Rol por web

Leo se las había ingeniado para no tener que actuar, antesus ojos ¿porqué debería atacar a unos animales que estaban antes que ellos y sólo se han defendido por entrar en su territorio? Ahora toca sacar beneficio de esto. 

Saca la espada y les hace unos tajos más al cuerpo que queda entero para sacar al menos 4 trozos grandes de carne y el resto que sea más fácil de morder y pide ayuda para moverel cuerpo y tirarlo al agua a unas decenas de metros de allí. Será una perfecta distracción para el resto que esté cerca. Siempre preferirán comida fácil como es el cuerpo de su hermano, así ellos podrán estar un rato tranquilos.

A lo mejor dentro podemos hacer un fuego rápido y cocinar la carne.

Y tan rápido como había comenzado, el combate había terminado. Claro, que habían sido sólo dos lagartos frente a todos ellos. Con semejante ventaja, como para no habérselos comido con patatas. Que hablando de comer, Leo se había puesto a trocear a los lagartos. ¿Estaría pensando en asar esa carne? Pues más le valía limpiarla bien, que a él la carne con barro no le gustaba nada.

En otro orden de cosas, el centauro se ofreció muy amablemente a llevarle de vuelta hacia la isleta donde estaba aquella construcción. Que con el asunto de los lagartos solucionado, ahora sólo quedaba examinar esos frescos y el resto de la casita.

 -Si no hay nadie herido de gravedad, acudid todos a la isleta. Hay mucho que examinar.

Cuando llegó a la isleta, se bajó del lomo del centauro y dijo:

 -Ilvor, amigo mío, ¿me haces un favor y ayudas a los demás? Las damas primero, ya sabes. Cuanto antes estemos aquí todos, mejor.

Y dicho esto, el bufón se puso a examinar las ruinas, esperando encontrar algo util.

Leo intenta cortar algo de carne pero el dragoncillo le gruñe y le sisea a la defensiva, no parece querer compartir su comida, no sin pelear.

Una vez todos llegáis a la isleta, veis unos frescos grabados y pintados a ambos lados de la entrada. Los frescos están divididos en cuatro paneles de 10 pies cuadrados que muestran las estaciones. El sol es protagonista en cada escena.

El fresco del invierno (está más lejos hacia la izquierda de la puerta) muestra al sol brillando sobre unas montañas nevadas habitadas por enanos.

El fresco de la primavera (a la izquierda de la puerta) muestra al sol brillando a través de las hojas de los árboles, iluminando unas flores alrededor de las cuales baila un grupo de elfos

El fresco del verano (a la derecha de la puerta) muestra a unos humanos pescando en un barco, dejándose acariciar por los rayos del sol.

El fresco del otoño (está más lejos hacia la derecha de la puerta) muestra al sol poniéndose detrás de un campo de trigo mientras unos medianos que marchan hacia sus hogares-madriguera en las colinas llevan grandes cornucopias por encima de sus cabezas.

Las puertas del templo son de madera

Parece que la puerta de madera está cerrada, por lo que miras a tu alrededor, el techo del templo está a 20 pies, en él puedes ver un gran agujero que sirve como entrada alternativa

Miro los frescos que los rodeaban y entorno los ojos al ver a sus primos de la superficie, como siempre haciendo chorradas con las flores y árboles, no podían ser mas distintos siendo de la misma raza, pero sin duda eran unos frescos peculiares, mostraban al 90 por ciento de las razas de la superficie y en todas era protagonista el sol, pero.... ¿que hacia eso allí? y ¿que sentido tenia? ¿quien habría ido a pintar eso? para luego esta, como podía parecer, abandonado y en medio de un pantano.

Se acerco al bufón -¿que piensas?-

El centauro se aproximo con pasos fuertes y nada sigilosos -¿No creen que si las abrimos de manera rápida y contundente?- sugirió tentando su hacha que daba golpecitos con la parte no afilada, en su palma derecha.

Mientras esperaba respuesta, miro a Leo que se hacia con comida y penso -Luego me pillo un poco de eso-.

- Jummm... Qué preciosidad, ¿Verdad, Vakazara? -le comentó a su hermana antes de hacerle cucamonas al dragón- ¿Y tú qué piensas? ¿eh? Gente feliz las cuatro estaciones, qué desastre, jejejeje. 

Alguna que otra cosa pareció llamar su atención y dejó a la fierecilla monstruosa con Ashara, para que ella también tuviese una oportunidad de cogerle cariño a aquel cúmulo de dientecitos, garritas y deseos de destrucción. Un paso tras otro recorriéndose cada tramo de la estancia para examinar con cuidado los frescos, su arte y lo que representaban.

- Qué curioso, jummm... -se abanicaba con su espantamoscas pero también lo usó para apartar algo de polvo de la obra- Aaaah, allí estás, eso tiene más sentido.

Parece que el templo fue hecho para adorar a Amaunator el Dios del Sol, los fresnos no son otra cosa que una representación del poder de Amaunator y una adoración al Dios.

Puedes ver que en el techo hay un pequeño agujero en lo que antiguamente sería una bóveda, ahora esa bóveda está rota y sirve como entrada alternativa al templo

- Aaaaah, correcto, claro que sí: Amáunathur o Amaunator, como decís en estas lindes, Dios Sol- miró alrededor buscando algo pero su rostro demostró sorpresa al encontrar algo que no esperaba y señalarlo-. Fijáos allí, en ese lado antiguamente debía haber una bóveda pero está rota, podríamos entrar por allí y ver qué nos depara el interior.

Giacomo frunció el entrcejo mientras examinaba el lugar. Las puertas de madera estaban cerradas, pero en el techo había un agujero que podía servir como entrada alternativa. Claro, que el techo no era precisamente bajito...

 -Bueno, tenemos dos alternativas para entrar. Una, que para desgracia del mundo yo arriesgue mi vida trepando al techo y me cuele por el agujero que hay allí. Dos, intentar abrir la puerta de madera. ¿Alguien quiere intentar forzarla de forma sigilosa? Las soluciones ruidosas no me parecen adecuadas ni en este momento ni en este lugar.

¿Atraer a más bestias salvajes ansiosas de comérselos? No, gracias, no. Y mientras pensaba aquello, Ashara se le acrcó para preguntarle precísamente por lo que pasaba por su cabeza. Él rodeó su cintura con el brazo para atraerla hacia sí y decirle:

 -Pienso que esto parece un templo y que en él se pueden ocultar muchas cosas. Pistas, enemigos, tesoros, basura... Deberíamos ser sigilosos ante todo. Ya sabemos cómo reaccionan las criaturas locales ante los intrusos que montan jaleo.

Miró al centauro al decir aquello.

 -Ilvor, las medidas contundentes mejor dejarlas como último recurso. Por si acaso despertamos algo poco agradable, ya sabes.

El dragón reconoce su presa como suya, y hace siseos para que Leo se aparte, pero el humano no va a permitírselo, le devuelvo el siseo y le enseña los dientes, no puede permitir que ese pequeño dictador haga lo que le plazca. Señala al cuerpo que ha deshecho son su ácido.

-¡Esa tu presa!, ¡esta presa de humanos!- señala a la que Maechen había decapitado y se golpea en el pecho- Tienes que aprender a compartir- Se planta delante del lagarto con los brazos en jarra hasta que desista, mientras su nuevo "papa" estaba investigando los techos.

Finalmente corto unas cuantas rodajas, si no hay incovenientes, y las guardo. Me uno al resto cuando están decidiendo que hacer.

-Yo subo contigo hasta arriba y luego abrimos la puerta- le dice al que se hace llamar Giacomo.

- Te confié el sello, Giácomo, confío en tu criterio -miró de nuevo hacia arriba y luego de vuelta a él-; qué rabia no tener una cuerda con la que colaborarte ¿alguien? -preguntó alrededor- Toda cuerda que podamos aportar ahora nos ayudará al resto a subir después.

Comprobó su libro curiosidades y banalidades para negar con la cabeza y suspirar con resignación.

- Como no podía ser de otra manera, un libro del Infierno responde a la pregunta de "¿Cómo se escala?" con "Crece alas", jajajajá- rió burlándose de sí mismo ante aquella situación en la que tan poco podía aportar-; la mejor de las fortunas, Leo y Giácomo.

El centauro se estaba impacientando y dijo -Creo que mientras mas simple... mejor- 

-Hacer un poco de ruido, que mas da... podemos siempre hacer frente a todo lo que se nos presente- dijo encongiendose de hombros, sosteniendo la hacha con la mano izquierda.

-A demas, ¿para que sirve esa lagartia, si no podemos usarla para algo?- apunto con el hacha doble a la criatura.

-A alguna criatura debera asustar eso- se bufó.

Con un suspiro, Giacomo se acercó a la pared para empezar a treparla. O al menos para intentarlo, ya que cuando apenas llevaba metro y medio de escalada, el bufón perdió pie y resbaló, cayendo de espaldas al suelo.

 -Au... Vale, mi primer intento no ha sido fructífero. Dadme un momento y lo vuelvo a intentar.

Se levantó despacio, con desgana. Presentía que aquella estructura les iba a dar problemas y no le apetecía en absoluto llenarse el culo de moratones.

 -La cuerda es buena idea, pero sólo serviría si podemos engancharla arriba de la estructura. Y para eso hace falta mucha habilidad o alguien que ya esté arriba.

El bufón cogió su equipaje y sacó la cuerda de cáñamo que tenía allí guardada. Y mientras, el centauro se impacientaba.

 -Oh, sí, podemos con todo... ¿Te recuerdo lo que pasó con los pielesverdes? Casi nos matan a todos. Porque los dioses nos sonrieron ese día, que si no no estaríamos aquí para contarlo. Así que llamar la atención no, es mi última palabra. Si aún así quieres arremeter con todo, que sepas que te enfrentarás a lo que venga tú solo. Las cosas como son Ilvor, un grupo funciona cuando todos sus miembros trabajan en armonía. No seas la nota discordante, ¿de acuerdo?

Con la cuerda en su mano, GioGio miró hacia el tejado de la estructura, meditando su siguiente paso.

 -Bueno, Leo, creo que te toca intentarlo.

Leo lo intentó también,y supero la primera parte sin problema, pero había un tramo dificil de pasar, sin una buena sujección, no pudo hacer ese movimiento y cayó en el mismo punto donde había caído Giacomo.

Aterrizó de pie junto a este y se frotó las manos un poco para que circulara la sangre.

-Ese punto de allí no es nada fácil- se queja Leo con la mirada hacia arriba.

Ilvor observa con una sonrisa en el rostro como los demas trataban de hacer proezas sin sentido. No entendia como no podian ver que habia una entrada mucho mas facil... justo al frente de ellos.

Estaba claro que no necesariamente se requiera de la fuerza bruta, ya que con alguien diestro para las entradas sigilosas en casas de ricos, esto no seria mucho problema... pero, si no se daba tampoco esa opcion, entonces, el centauro estaria mas que feliz en hacer añicos aquellas puertas.

O almenos lo intentaria.

-¿Seguiré siendo ignorado?- pregunto con algo de burla en sus palabras.

Se apoyo en una de las paredes, mientras el cornudo le pasaba el dragón, este se subió sobre ella y esta le susurro -vamos a llevarnos bien, eh? tu no me muerdes y yo no hago que vueles sin necesidad de alas- sabía que la entendía, así que ahí lo dejo.

Luego miro como Leo y Giacomo intentaban escalar sin éxito, fue hacia el bufón y lo beso -ahora sube y demuestra de que eres capaz- le guiño, quizás solo necesitaba un poco de motivación. Cuando el caballuno hablo, no pudo estar más de acuerdo con la cortante e hiriente respuesta de su Giogio y no pudo menos que sonreír ampliamente.

-Da lo mejor de ti- dijo en voz baja y para si, simulando la voz de la elfa, con el animo de bufarse.

Las palabras que habia dicho anteriormente, las habia ignorado ya que no admitiria su errorante ellos, mejor se comia su hacha antes de hacerlo.

No es que deseaba que los muchachos no tuviesen exito, pero separarse no era cosa buena y menos intentar complicaciones como aquellas, cuando solo se necesitaba abrir una puerta... 

GioGio sonrió encantado cuando su Cuchi-Cuchi vino a animarle. Le encantaba cuando se ponía cariñosa a su manera. Y claro, con semejante ánimo, ¿cómo no volver a intentar trepar aquella endiablada estructura?

El bufón se frotó las manos y se acercó de nuevo a la pared. Esta vez intentó afianzar mejor manos y pies con la esperanza de no volver a resbalarse, pero fue totalmente contraproducente. De hecho, en esta ocasión apenas sí llegó a levantar los dos pies del suelo. Entre la humedad del ambiente, la escasa calidad de la pared y los comentarios del centauro, (que no es que le estuviera haciendo mucho caso, pero esa mala imitación de Ashara consiguió distraerle), Giacomo acabó por dar por inescalable aquella pared.

 -Lo siento, la pared me ha vencido. Y saltando no voy a poder llegar, así que creo que deberíamos intentar forzar la cerradura. Y si no fuera porque realmente creo que entrar nos va a ayudar en la misión, dejaría el sitio sin explorar sólo por no darte el gusto de romper la puerta, Ilvor.

Negando con la cabeza el tiefling posó su mano sobre el brazo de Giacomo, sonriendo con entendimiento de los esfuerzos puestos por su parte.

- Pones demasiado peso sobre tus hombros cuando esta es una carga que podemos repartir -comprobó con los dedos que el extraño arlequín estaba fuerte mientras que él estaba de buen comer y poco ejercicio-; bueno, quizás yo no pueda cargar tanto como tú, jejejejé.

Se giró entonces hacia los demás con su idea para superar aquel obstáculo.

- Ilvor, no puedo evitar preguntarme si acaso pudieras sumar a los esfuerzos de Leo- comentó Vakaipa-. El primer paso es el más importante así que quizás, si se lo facilitases, el resto pudiera ser pan comido.

Con una mano arqueada hacia abajo, representando al amigo cuadrópedo, y otra con índice y anular apuntando al suelo, representando al bípedo pelirrojo, Vakaipa representó con aquellas marionetas improvisadas a Leo usando a Ilvor de escalón para luego dar pasitos mágicos en el aire hacia arriba, parar y dar saltos de alegría.

- Sin mi hermana sólo soy un mago enclenque y sin vosotros sólo seríamos unos mellizos sin rumbo -entrelazó ambas manos y las apretó-; ¿Comprendéis? Trabajando en equipo la victoria será nuestra, de nuevo.

Aquello último iba dirigido hacia Ilvor con especial intencionalidad en su voz, una vez más le creía ver ansia por hacer lo que quería y no lo que más provechoso podía ser para el grupo - aquel prodigioso especímen de centauro quizás necesitase un corte de pelo la próxima vez, o una coleta para ver mejor a quienes más cerca tenía.