Partida Rol por web

Acompaño a mis nuevos compañeros y sin mayor duda, tomo las riendas de mi cavalgadura. 

 Un intimidante dragón embustero, un ejército de lagartos y un objeto misterioso asociado a un dios del mar. Si, definitivamente cualquier precaución será poca.-

Sin ninguna duda mi señora ... creo que encontrar hombres largartos sera muy provable, y cauntos mas seamos, mas rapido y mas seguro tendra la mision ... 

 -No hay nada que temer, compañeros. Sea cual sea el peligro que nos aceche, podremos con él.

No es que la guerrera fuera terriblemente optimista, es que no le apetecía nada pensar en la alternativa a la victoria. Sobre todo, cuando había un dragón enorme y fiero en el bando enemigo.

Antes de salir, Magd fue junto al mediano y le puso la mano en el hombro.

 -Contamos con vos para que seáis nuestros ojos y oídos mientras no estemos aquí. Cuidad de Sir Isteval y de la Baronesa en nuestra ausencia.

Y tras decir aquello salió a por los caballos junto a los otros cuatro. No sería un viaje especialmente largo, pero si podían ir rápido mejor que mejor. Sólo los dioses sabían cuánto tiempo le quedaba de vida al Sargento Durenn.

 -Vos guiáis, noble Kvothe. ¿Dónde crecen esas hierbas que necesitáis?

Decididos a ayudar a Kvothe, el druida dracónido y su peculiar escolta salen del alcázar, montan en los caballos que habían utilizado para llegar desde Vado de la Daga, y ponen rumbo hacia el exterior de la muralla que rodea la Baronía de Cromm, de nuevo bajo una persistente lluvia.

Mientras tanto, Saru decide quedarse junto al fuego de la chimenea...

En el viaje de ida hacia la Baronia de Cromm, Kvothe pudo echarle el ojo a unas plantas junto al camino que quizá podrían ayudarle. Así pues, guiados por el druida, emprendéis la marcha por el camino que lleva desde la Baronia hasta Vado de la Daga hasta llegar al punto donde Kvothe hizo su descubrimiento. El cielo está oscurecido por las nubes y la incesante lluvia os cala hasta los huesos.

No tardáis mucho en llegar hasta el lugar. La planta sigue estando ahí, y sin duda puede ser utilizada para crear un antídoto. Pero hay un problema, y es que no hay suficiente cantidad ni para una dosis. Tendréis que buscar más por la zona, al menos dos muestras más.

La verdad es que Lideon, no era muy bueno buscando ... era mejor animando y tocando su isntrumentos asi que usando toda la atencion que era capaz de utilizar comenzo a buscar por los alrededores la planta para el antidoto ..., sin embargo habia flores hermosas, ideales para ofrecerselas a las damiselas ....

- Es esta la planta señorita  Stronghorm - apareciendo con una hermosa de color morada y negra, muy adecuada para una flor similar

- O tal vez esta - en este caso con una blanca pero robusta flor de las rocas, la cual ofreci gentilmente a Magd Bruhne

Sin embargo aunque puse toda mi atencion no encontraba ninguna para el antidoto ... sin emabrgo si muchas flores hermosas e ideas para nuevas canciones

- Aquí todavía hay trabajo que hacer, Sir Isteval - Dice la Baronesa mientras mira a Saru con cierta curiosidad - Los cadáveres de esos lagartos desgraciados aún están a los pies de mis muros..

- No se preocupe, Baronesa Wynne - responde Sir Isteval - mis hombres los arrastrarán hasta el límite del pantano para que se pudran allí. 

- Que los decapiten y claven las cabezas cercenadas en las puntas de unas lanzas. - dice la Baronesa, en tono de exigencia - Servirá como advertencia ante nuevos ataques. Esos escamosos se lo pensarán dos veces antes de volver por la Baronía, cuando vean a sus hermanos decapitados.

Sir Isteval mira con recelo a la Baronesa, pero no añade nada más. Hace llamar a varios de sus hombres y les transmite las órdenes de la Baronesa. Después posa su mirada en Saru - Por favor, acompañe a mis hombres si no le es mucha molestia. Cuantas más manos ayuden en estos momentos, mejor para todos.

Saru agrió el gesto nada más escuchar las grotescas indicaciones de la Baronesa. Tragó saliva cuando Sir Estival le pidió que acompañara a sus hombres en las decapitaciones. Él no se había apuntado para eso e iba a tratar de evitarlo a toda costa.

Pensó todo lo rápido que pudo, puso su cara más convencida y miró hacia ambos nobles. –Mi señor, si vos me lo pedís ayudaré a vuestros soldados en las tareas que me encomiende. Sin embargo miradme bien, ojalá tener la fuerza y el vigor de los buenos hombres que os sirven, pero solo soy un pobre mediano, encima comerciante. Podría acabar sepultado bajo el peso de alguno de esos cadáveres mientras lo cargo, o peor, hiriendo a cualquiera que esté cerca si empuño alguna de las pesadas armas que se usen para cercenar las cabezas de los enemigos de la Baronesa.

Cambió el peso de su cuerpo de una pierna a la otra. Mi Señora, tal vez tengáis alguna tarea más acorde a mis escasas habilidades, dónde pueda ayudaros sin crear más problemas. 

La guerrera sonrió y aceptó la flor que el bardó le ofrecía.

 -No creo que esta sea la planta que buscamos, pero la guardaré por si acaso.

La verdad era que Magd no era una experta en botánica y aunque tuviera una muestra de la planta, la lluvia mojándole constantemente las gafas unido a su inexperiencia, hizo que no consiguiera encontrar nada.

 -Yo no veo nada por aquí. ¿Vosotros encontráis algo?

Tendría que dejar las labores de búsqueda al resto del grupo y ella dedicarse a vigilar por si venían enemigos. Al menos se sentiría más útil.

- Uhm...me temo que no, no se parece. Esta huele mejor.- Acepte el regalo del bardo y la acerqué para deleitarme con su fragancia, sonriente. Sin duda el apuesto felino eran tan hábil con los cumplidos y piropos como con las canciones.

Lo mio no era forrajear, pero llegado el caso tenía buen ojo para distinguir unas especies de otras. Si veía apurado a nuestro azulado amigo pondría mas empeño, de lo contrario puede que hiciera como la fornida guerrera. Se la veía mas interesada en permanecer alerta para que nadie nos sorprendiera en mitad.

- Creo que he encontrado otra.- Avisé nada mas dar con la planta antídoto, para que se acercaran a comprobar.

El Druida estaba agradecido de la ayuda de las jóvenes, qué sin duda estaban intentando hallar las plantas correctas para fabricar el antídoto, pero el Bardo parecía más interesado en encontrar flores que fueran del agrado de Kareen y Magd

- Tened cuidado con esas flores - dice mientras señala la flor blanca que Lideon arrancó de las rocas - tienen un componente muy poderoso, que puede causar alergia en los casos más comunes, pero he oído de personas que perdieron el apetito y la potencia sexual - continúa con su explicación mientras se da vuelta ocultando una sonrisa, y se agacha para recoger una muestra más de la planta que permitiría fabricar el antídoto

- Creo que ya tenemos suficiente para una dosis - mientras coge la planta que le entrega Kareen, y la guarda junto a las otras 2 que encontró - pero me gustaría fabricar al menos 2 más, es muy probable que los hombres lagartos y el dragón vuelvan a atacar... - y bien podría necesitarlo uno de nosotros

Entre los cuatro, aunque algunos con más acierto que otros, lograsteis encontrar las muestras necesarias para una dosis. A pesar de la lluvia peinasteis una zona muy grande y os alejasteis de la carretera para poder encontrar las muestras.

Pero Kvothe quería buscar más muestras, al menos para una segunda dosis. Y en la zona por la que os habíais movido hasta ahora no encontraríais más. Por suerte había una arboleda cercana donde seguramente tendríais más posibilidades de hallar dichas plantas medicinales.

La baronesa frunció el ceño y chasqueó la lengua. No parecía estar acostumbrada a recibir una negativa por respuesta. - Esta bien, maese mediano. Si sois capaz de usar vuestros ojos para ver desde lo alto de un muro, podríais hacer guardia con algunos de mis hombres. Imagino que esa tarea encaje entre vuestras escasas habilidades.

Sir Isteval, en cambio, intentó contenerse la risa tras ver la reacción de la baronesa. - Por favor, Saru, permitame un momento para que hable en privado con la Baronesa.

Lideon escucha las palabras de Kvothe Hojazul sobre la flor, sin embargo sabia que estaba de coña ..., el conocia bien esa flor ...

- Claro Azulito ... JAJAJA, esa flor es bien conocida, y su aroma es muy apreciado para perfumenes y casas de personas de pudientes ya que decora y enriquecen el ambiente, jejeje, pero si ha sido un buen intento - digo con una risa burlona comprendiendo las oscuras y traviesas intenciones del lagarto ,  en ese momento con la flor en la mano de Magd , vuelvo a olerlo sin el mas mero miedo.

- Sr Magd , no tema, es solo broma del druida, creo que se ha molestado que no haya tenido exito en su busqueda, pero si en algunas flores conocidas que he pensado adecuadas para ambas, sin mebarog debemos seguir ayudandole a pesar de su mordar humor, jejeje - hago una leve reverencia y dejo suavemente su mano, para seguir al druida

–Oh, por supuesto, por supuesto...– Saru realizó una reverencia exagerada antes de marcharse. Caminó con desidia hacia el exterior, preguntó con desgana a un soldado a dónde debía ir y subió a los muros con desinterés a las almenas del pequeño alcazar. Desde allí, apoyado en un muro y tratando de disimular decidió echar una pequeña cabezadita mientras no le miraban. 

Cuando alguno de los soldados de la baronesa pasaba a hacer su guardia, el mediano se erguía y soltaba la muletilla que llevaba repitiendo desde que estuviera allí arriba. –Todo en orden, nada extraño por aquí. –Seguidamente sonreía y cuando el hombre que pasara por su lado se daba la vuelta, volvía a acomodarse contra el muro.

El felino había entendido la intención de su comentario acerca de la flor, por lo que el Druida comparte una carcajada con el bardo antes de seguir su búsqueda - jajajaja veo que estás atento gatito, tienes razón con respecto a esa flor, y la ayuda es para salvar al sargento, y quién sabe alguno de nosotros podría necesitar una dosis - termina con tono más serio, pues ponía en duda que el enfrentamiento con el dragón negro y sus secuaces se haya acabado

- Creo que ya hemos peinado lo suficiente esta zona, quizás en esa arboleda tengamos más suerte - dice mientras indica en la dirección de la arboleda, y fuerza la vista intentado identificar la presencia de las plantas que buscaban, pero a la distancia era complicado, más aún por que la arboleda obstaculizaba la visión desde donde se encontraban

A la guerrera ya le había quedado claro que la búsqueda de flores y plantas no se le daba nada bien, ya que la única planta que había conseguido recolectar era la flor que le había dado el bardo. Y esa ni siquiera la había recolectado ella, hablando con propiedad. El druida dracónido propuso seguir buscando más plantas antiveneno en una arboleda cercana, por si la necesidad de antídotos les apretara en alguna ocasión.

 -Bien, vayamos hacia allí. Yo vigilaré que no nos sorprendan los enemigos mientras vosotros buscáis las plantas.

Y así haría algo por el grupo sin sentirse una cegata miserable. Porque cubrir las espaldas a los buscadores de plantas también era importante.

 -No os entretengáis mucho, no obstante. Cuanto antes regresemos al alcázar, más posibilidades de administrarle el antídoto al Sargento Durenn a tiempo tendremos.

 - JAJAJA, maese druida ... deseo encontrarle esas hierbas que desea ... pero si no encuentro nada, porque no alegrar el animo de otros?? - sin embargo aunque me esfonzaba solo encontraba mas flores para las damas ... 

Tras un rato ... vuelvo con dos ramos de flores de las flores lilas y negras para Kareen y blancas y robustas para Magd ... a las que les doy de forma muy cortes y romanticas ... - Mis señoras, su belleza me impiden olvidarlas y al buscar las plantas solo encuentro aquellas que me recueerdan a ustedes, lo siento mucho azulito ... pero al menos tendremos hermosas flores con nosotros ... con sus ramos ... -

Nada más adentraros en la arboleda notáis cómo la lluvia no resulta tan molesta al quedar amortiguada por las ramas de los árboles. 

Buscáis un poco por la zona y enseguida descubrís algo que os llama la atención. Lo primero es una lanza partida por la mitad y ensangrentada. Junto a la lanza encontráis 1 muestra de las hierbas curativas que andáis buscando así como un leve rastro de sangre que se adentra aún más en la arbolada.

- Magd - grite en el momento que veo el rastro de sangre ... aqui parece que hay algo ..., hay un rastro ... puede que sea de un soldado ... o aun peor de un enemigo ....

Miro el rastro de la sangre a la espera de que nuestra guerrera nos acomapñe, e intento seguir el rastro , aunque sin acercarme demasiado por si me salta una amenaza , comienzo a moverme el direccion al rastro de sangre ... intentando ser sigiloso, aunque la verdad sonaba mas que la lluvia del exterior ...

Saco mi ballesta, ya que la guerrera de seguro seria la mejor para estar en primera linea