Partida Rol por web

Una sonrisa se esboza en mis labios mientras enarbolo mi cadena armada con el simbolo de Pelor...

Estaba dispuesto a empezar, solo tomé aliento antes de que todo se volcara de una vez en una batalla sin igual.

Gimbar observa un poco atemorizado las circunstancias que le rodeaban, aquel ogro se veía temerario y siendo seguro el lider daría mas problemas que cualquier cosa a la que se hayan enfrentado.

El joven gnomo se prepara para lo que mejor sabía hacer, escurrirse entre ilusiones.

Buzog el vil carga contra los guerreros del frente, su cuerpo parece echar llamas negras y su mirada es claramente demoniaca. Golpea fuertemente dos golpes con su porra a Bores, dejandolo no funcional en el suelo. El ogro da un tercer golpe dirigido a Zerachiel, tan potente como los otros.

Los hobgoblins ven la batalla ganada y ni se molestan en cargar.

Gimbar sucumbe ante el miedo y de un momento a otro una serie de sombras comienzan a rodiarle y salen disparadas a envolver a los que están cerca de él, en especial al compañero que a caido ante la feroz arremetida del enemigo.

Al ver las llamas negras que parecen ocultar un alma oscura, entrecierro mis manos y susurro un antiguo salmo mientras elevo mi aura esperando la bendición de Pelor, a la vez que de mi garganta se escapa un grito...

Con ese mismo grito avanza hacía uno de los oponentes para dejar caer el arma sobre ellos con la cadencia de la cadena al caer.

El elfo, al ver al Ogro cargando contra ellos se pone en posición de combate, con una mano atrás con la espada empuñada en una posición algo extraña, cogiéndola hacia atrás y hacia arriba y sobresaliendo la punta por encima de su hombro, y la otra mano delante, extendida como una garra. 

El Ogro embiste contra ellos y con una furia inusitada lanza una serie de golpes hacia Sir Boores, al cual tumba después de impactarle en varias ocasiones. Draugarquen nunca ha visto a nadie cargar y golpear con tanta furia, rapidez y fuerza...aún y todo el Ogro consigue golpear también a Zerachiel.....Draug decide poner todas las cartas sobre la mesa....si le dan tiempo a esa bestia, acabará con ellos en un santiamén. 

Concentrándose, invoca con la velocidad del pensamiento el arte en combate aprendido en su lejana tierra natal. Aprovechando la cobertura y sin bajar la guardia, se desliza rápidamente alrededor de la enorme criatura buscando sorprenderle por la espalda, deben sobrepasarle con táctica, y si consigue distraerlo lo suficiente, quizá entre todos puedan abatirlo antes de que los otros dos hagan algo, parecen demasiado seguros de la victoria. 

Al llegar a su espalda, el joven elfo adoptó rápidamente una posición semi-agachada, juntando por un segundo ambas manos, la de la espada cerrada en un puño alrededor de la empuñadura y la otra con los dedos índice y corazón extendidos hacia arriba, y con fuerza gritó "¡¡MIL AÑOS DE DOLOR!!" mientras energías mágicas se conjuraban rápidamente alrededor de la punta de sus dedos....

Un rayo de color violáceo se extendió de sus dedos enhiestos mientras él realizaba una especie de golpe hacia arriba y en diagonal hacia adelante, dirigido hacia los glúteos del enorme Ogro.....¡¡IMPACTO!!. 

Conforme se levantó de su posición, la espada salió disparada en posición horizontal, en dirección hacia las pantorrillas del monstruo....con los tendones cortados, la bestia no iría muy lejos....

El rayo de Draugarquen debilita al ogro pero su segundo ataque con la espada falla totalmente. Como respuesta a su conjuro Dragarquen sufre un fuerte golpe en el costado. el ataque de Zerachiel tambien falla.

Buzog se gira y golpea con furia, las costillas de Dragarquen se oyen crujir con fuerza y su corazón sale despedido de su torax. Luego golpea a zerachiel, mostrando que pese a su debilitamiento le queda muchisima fuerza.

El joven y aterrorizado gnomo, observa como otro de sus compañeros cae al suelo envuelto en sangre y sin vida, ya sus ojos no seguían brillando ante el deseo de rescatar a sus seres amados.

El gnomo se encontraba practicamente paralizado de miedo, pero a su mente llegaron los recuerdos de aquella masacre en que murió su padre. Él talves no tuviera nada entre su magia que le hiciera frente a esa terrible criatura, pero su padre le había dejado muy buenos objetos.

Sacando una pequeña pluma entre sus bolsillos, Gimbar hace aparecer un enorme latigo de cuero para pretender contener al terrible ogro. El latigo parece perderse entre las sombras sin poder tocar al gigante.

Las propias sombras de Gimbar hacen que falle su ataque, mientras se oye un sonido viniendo de detras vuestro.

Aprieto los dientes, puede que fuera el último ataque y mi última batalla, pero ya no había marcha atrás.

Mis ojos se encendían en fuego y un aura radiante me parecía atrapar.

Apreté la mandíbula y desplegué con fiereza aquel instinto divino que Pelor algún día me inculcó.

Tras invocar aquella aura de valor, me dirigí a mi contrincante con mi cadena en ristre, apenas me quedaban fuerzas, pero al menos alce mi arma, dejando claro que no me iba a rendir... no hasta el final.

De veustras espaldas aparecen Adeline y Sir Rondar, la primera corre a curar a Sir Boores, el segundo carga contra Buzog lanzandole su desafio. Buzog le responde con sus fuertes golpes, pero Sir Ronda esta en posición defensiva por lo que solo un golpe fue realmente efectivo.

Maglub carga contra Adeline, su espada brilla en llamas esmeraldas, atravesando la armadura de Adeline como si no existiera. Las llamas se apagan antes de atravesar la armadura, pero Maglub reacción rápido y saca la espada antes de que se atasque.

Sin Rondar sigue intercambiando golpes con Buzgo pero al estar luchando totalmente a la defensiva no acierta ni uno.

El gnomo saca algo mas de sus bolsillos, una pelotita ahilada al parecer de hiedra y raíces. Le lanza la pelotita esperando que aquella vegetación entorpezca el desempeño del ogro en combate.

Sir Boores despierta, notando como sus engranajes vuelven a funcionar, y dirige una rápida mirada a Adeline.

-Eternamente agradecido, mi señora.

Sabe que sus heridas son aún profundas, pero la situación requiere de sacrificios. Viendo el brillo demoníaco en los ojos del cabecilla, decide que su lugar está combatiendo a esa amenaza, así que da un paso hacia él y eleva una súplica a su dios antes de dirigir su espadón contra la criatura.