Un dragón. Un dragón negro. Si tuviera entrañas, Égida seguramente habría tenido dificultades para mantener el contenido de la comida en su interior, pero se mantuvo firme. Sus ojos brillantes fijos en los oscuros y maliciosos de aquel ser. Voaraghamanthar el negro, se había bautizado. Debemos ser cautelosos. No sabía exactamente qué relaciones tenían los dragones entre sí, pero cuanta menos gente supiera que habían sido ellos quienes destruyeran los huevos de Lennithon, mucho mejor.
—Poderoso Voaraghamanthar, te saludo —si había aprendido algo de su encuentro con el dragón azul, es que eran tremendamente orgullosos y era más fácil tratar con ellos si les acariciabas el lomo primero. Metafóricamente hablando—. Perdónanos por no haber podido reconocer tu majestuosa figura antes, pues como dices, no conocemos este lugar. ¿Cómo si no hubiéramos recorrido tu territorio sin prestarte correcta pleitesía?
Se sentía terriblemente sucio hablando así, y además a un dragón, pero tenía fresca en su memoria aún la imagen de aquel tipo que conocieran en Nidoverde y que cayó bajo el aliento de Lennithon en apenas un parpadeo. Cuanto más relajado se viera el dragón, mucho mejor.
—Vamos de viaje a un castillo cercano, ¿sería mucho problema que pudiéramos terminar el camino, o te resulta molesta nuestra presencia?
Motivo: Sabiduría - Miedo
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 17(+4)=21 (Exito) [17]
Airic dio dos o tres pasos atrás cuando la figura negra se alzó entre las aguas. Su corazón se detuvo y sus tripas se retorcieron. El noble había peleado batallas antes, pero nunca había presenciado algo como eso.
Quedó helado, en su interior quería hablar pero las palabras no salían de su boca. Por suerte, Égida tomó la palabra
Motivo: Sabiduría
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 7(+1)=8 (Fracaso) [7]
El dragón se retorció, dando una vuelta alrededor de los cuatro aventureros como un gato acorralando a su presa pero antes de que alguno se defendiera se volvió a colocar frente a ellos y habló.
Abdali se mantuvo firme, sin inmutarse. Ya había sobrevivido a dos enfrentamientos con dragones; uno rojo, que mató a toda su familia, quemó su granja y ganado, y el azul Lennithon, que salió huyendo cuando el valiente calishita le lanzó un virote con una balista. No sabía porque este caso iba a ser diferente.
- ¿Eres tú el amo del Culto del Dragón?¿Es para tí todo el tesoro que traen sus secuaces?¿Qué quieres de nosotros?
Motivo: TS WIS
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+1)=21 [20]
El dragón volvió a reir y movió la cabeza a los lados negando.
El dragón dio un rugido de enfado que hizo que el suelo y el agua temblara. Una peste a azufre enviolvió a los aventureros, pero el dragón no atacó. Lo cual, sinceramente era una suerte para ellos.
Dijo el dragón con una sonrisa que no dejaba lugar a dudas sobre que lo haría sin dudar.
-Será un honor- Dijo Airic tratando de sobreponerse, y fingiendo una reverencia para ocultar su rostro asustado- Si la muerte negra lo desea, solo tiene que pedirlo y le traeremos lo que necesite- No tenía intenciones de darle nada pero en este momento, lo único que podían hacer era seguirle el juego.
-Sin embargo- Agregó- Debes imaginar que mientras mas información tengamos, mayores oportunidades de triunfar tendremos. De que elfo hablas?, quien es aquel que te niega tu derecho?-Aric trataba de apelar a su ego para hacerlo bajar la guardia-. Es ese elfo quien se hace llamar la másacara negra?, o te refieres a alguien mas?. ¿Los sapos son los hombres lagarto que transportan el tesoro?.
El dragón se giró por completo dando la espalda a los aventureros, sin preocuparse por que estos le atacaran.
-
El dragón comenzó a reptar por el pantano siguiendo el camino de los hombres lagarto, cuyo nombre de su tribu era Muerte Escama.
El enorme dragón negro continuaba hablando mientras avanzaban por el pantano. El sol asomaba entre los árboles, y rayos de luz cruzaban entre las ramas de los árboles, sin embargo, la oscuridad del dragón parecía extenderse a su alrededor y ni el día más brillante hubiera hecho que la negrura se disipara.
Abdali intentaba digerir toda la información dada por el dragón negro.
Al parecer, había dos facciones en aquel pantano; los cultistas de la tal Rezmir con su elfo y sus sapos, y el dragón negro, con sus hombres lagarto.
El guerrero no lograba entender cómo un culto que se supone veneraba a los dragones, no estaba obedeciendo a Voaraghamanthar, pero no era algo que le fuera a quitar el sueño -había muchas cosas que no entendía, como por qué en aquella zona de los Reinos estaban mal vistos los harenes, y un así seguía viviendo-.
Lo que no se le escapaba era la posibilidad de enfrentarlos y así que se mataran entre ellos.
- Poderosísimo Voaraghamanthar, si tienes un ejército de hombre lagarto, ¿por qué no atacas el castillo y te comes a tus enemigos? Quizás nosotros podríamos ayudarte. Qué tal si tus hombres-lagarto se ocupan de los batracios y nosotros de ese elfo que tanto odias ¿Qué te parece la idea?
Rezmir. Aquel descubrimiento le hizo estremecer, si es que eso era posible. Se había aprendido bien los nombres de todos aquellos que pertenecían al Culto del Dragón y ese era uno de los nombres a los cuales no había puesto rostro. Según habían descubierto hasta ahora, era una dracónida negra de alto rango dentro del Culto del Dragón. Eran o ella o ya la difunta Frulam Modanth quienes habían hecho que Lennithon atacara Nidoverde—. Así que está aquí...
Colaborar con un dragón le desagradaba, sobre todo uno tan pagado de sí mismo como Voaraghamanthar, pero la idea de golpear con fuerza al Culto y acabar con uno de sus líderes no era moco de pavo. Pero tal y como decía el dragón negro, Rezmir no estaba cerca, así que tendrían que limitarse a acabar con el culto allí, incluidos ese elfo y el... ¿batracoss? No conocía esa especie, pero imaginaba que era un sapo gigantesco.
La pregunta de Abdali fue acertada. ¿Por qué no atacaba el dragón el castillo? Debían de tener algo que lo impidiera. ¿Sus huevos quizás?
El dragón avanzaba despacio por el agua turbia para que los demás pudieran seguirle el paso. No parecía muy contento de tener que hablar y responder las preguntas que le hacía, pero lo hacía. A veces parecía cansarse, otras le divertía.
El dragón chasqueó la lengua y echó una bocanada de acido a un puñado de cadáveres andantes que habían aparecido entre las aguas e, inconscientemente, habían intentado atacarlo. Los cadáveres se derritieron en ácido en cuestión de segundos y no llegaron ni a acercarse.
* Por lo que sabeis Frulant Modanth era también una "túnica púrpura", asi que el tal Borngray debe tener el mismo rango que ella y estar por debajo de los susurradores de dragones (aunque solo conoceis a Rezmir si es que hay más)
**podeis hacer una tirada de historia para recordar un poco historia de Storn Bonebinder
Nota mental: Este va a ser el último personaje que sisee en toda la campaña, que tortura poner tantas eses extra XDD
Endozal iba el último siguiendo al grupo que conversaba como si nada con aquella criatura. Estaba sobrecogido ante la presencia del Dragón y no entendía casi nada de lo que se estaba hablando asolado por el miedo. Sólo el valor de sus compañeros le hizo continuar tras el dragón.
Las máscaras de los dragones. Desde que en Nidoverde descubrieran que podían controlar al dragón azul, Égida se había estado preguntando cómo era posible. Al principio pensé que era por tener sus huevos. Pero ahora acababan de descubrir la clave del Culto del Dragón: Máscaras. Y la que tenían en el castillo les permitía mantener alejado a Voaraghamanthar.
Los objetos que quería el dragón negro seguramente serían muy poderosos, pero no iba a tentar su suerte jugando contra una sierpe gigante otra vez. Cumplirían su parte del trato, si no les mataban antes, y saldrían de aquel pantano sin ser devorados por Voaraghamanthar.
—Todos salimos ganando, oh poderoso Voaraghamanthar —¿por qué seguía hablándole así, si sus compañeros no lo hacían? Se sentía estúpido—. ¿Y una vez que te entreguemos esos objetos, podremos salir de tu territorio sin correr peligro?
Motivo: Historia
Tirada: 1d20
Resultado: 9 [9]
Abdali, que se había mantenido impasible en todo momento, como si estuviera hablando con un gatito en vez de un inmenso dragón maligno, tuvo la frialdad suficiente para meditar sobre lo que podrían sacar de aquella delicada relación laboral.
- Mmmh, entonces, como dice mi compañero, parte indispensable de nuestro trato será que nos deje salir de su territorio indemnes, me supongo. Pero antes de que lleguemos al acuerdo final, a ver si me ha quedado claro... ¿Con ayuda de sus hombres-lagarto, asaltamos el castillo, matamos al elfo, recuperamos sus objetos, y usted nos deja marchar? Falta algo más. Necesitamos que nos de información sobre el culto, si conseguimos sus objetos. ¿Responderá a nuestras preguntas entonces?
La situación no pintaba nada bien. Los objetos seguramente eran mucho mas poderosos de lo que el dragón decía que eran y Airic pensaba en la forma de evitar cumplir su trato. Por el momento, no tenían opción, había que seguirle el juego al dragón y quizás en algún momento en el castillo, tendrían la posibilidad de salirse con la suya y escapar con los objetos.
El guerrero se mantuvo en silencio, limitándose a seguir al dragón mientras sus compañeros hablaban.
El dragón esbozó una sonrisa, pero cuando respondió pareció que lo decía sinceramente. No parecía tener mucho interés en ellos sino en quitarse de en medio al culto que parecía considerarlos unos invitados no deseados en su casa más que unos aliados.
Unos 50 metros más adelante, entre los árboles, podían ver unas pequeñas cabañas hechas de madera y fibra de caña sacadas del pantano. Algunas estacas puntiagudas parecían prevenir del peligro de la zona y algunos fetiches y estandartes siniestros colgaban de las ramas de algunos árboles cercanos.
Abdali guardó el espadón a su espalda pues era obvio que no le iba a servir para nada en aquel momento.
Se frotó la barbilla mientras expresaba sus preguntas más acuciantes:-¿Esa tal Rezmir, trabaja para alguien más o es ella la líder del culto? Uno de tus hombres lagarto nos dijo que el tesoro que estaban reuniendo los "pieles suaves" era para tratar de hacer regresar a la reina dragón. ¿Cómo piensan hacer eso? Y...¿Dónde podemos encontrar a Rezmir? Piensa que si le quitamos esa máscara que tanto te molesta y dices que lleva, el pantano volverá a ser tuyo por completo. Puede que no estemos del mismo bando pero tenemos intereses comunes, creo yo.
El dragón se giró un segundo hacia Abdali enseñando sus amenazadores colmillos en una sonrisa maligna.
Mientras avanzaban el grupo pudo ver un puñado de hombres lagarto que se acercaban a la entrada de su aldea para recibir al dragón y a sus acompañantes, aunque miraban a estos últimos con recelo. Había hombres, mujeres(aunque era practicamente imposible distinguirlos) y niños, todos ellos con las escasas ropas de cuero que portaban los que se habían enfrentado contra ellos como protección. Muchos de ellos armados, posiblemente habría al menos una veintena de hombres lagarto en aquella aldea, seguramente más.
Se me olvidó responder a tu tirada de religión. Storn Bonebinder no te suena de nada, pero por lo que os dice el dragón debió ser alguna figura historica del pasado, relacionado con las marismas de los hombres muerto aunque tendrías que buscar información sobre él o la región para saber más.
El avance por el pantano no fue sencillo y tener a aquella criatura ante él le mantenía aterrado. Mientras seguían hablando con el dragón como si no pasara nada, Endozal observó que llegaban a un lugar dónde había más de aquellos lagartos como los que habían matado.
Mantuvo su mano cerca de la ballesta pero de pronto se rió de si mismo y volvió a mirar temeroso al dragón si estuvieran en peligro el dragón ya les habría matado.
—Si nos hiciéramos con esa máscara negra sería un duro golpe para el Culto —mencionó en voz baja a sus compañeros, aunque sospechaba que el Dragón seguramente les estaría escuchando. Se sentía extrañamente tranquilo caminando junto a la monstruosa figura de Voaraghamanthar, aunque no lo expresara en voz alta. Era como jugar con fuego, constantemente saltando la línea que separaba la supervivencia de una muerte definitiva—. Así que acabamos con Borngray, recuperamos para ti el anillo y el libro, lo dejamos en esta aldea y nosotros nos vamos. ¿No tendrán tus siervos algo que podamos usar contra los cultistas? ¿Quizás armas o venenos?