Lirio, justo antes de ir tras el elfo, le hizo un gesto a mandíbula fuerte indicándole que lo siguiese, seguido de un conocidísimo gesto de pasarse el dedo índice por la garganta.
Cuando sus dos compañeros atacaron sonrió, sobre todo cuando Abdali conectó dos golpes tan brutales que el carnero bípedo pensó que le saltaría la cabeza del elfo a su propio regazo, y aún estaría con los ojos abiertos sin saber qué había pasado.
Pero pasada la ensoñación, no pudo sino decir algo muy de su estilo.
- No soy un mestizo, soy un carnero, que siempre es mejor que ser un elfo tan tonto como para caer en una emboscada planificada por un tipo con cuernos.
Motivo: daño
Tirada: 1d4
Resultado: 1 [1]
Burla, si no está muerto, intento crearle desventaja en el ataque.
Además de un puntito de daño.
La emboscada fue brutal: todo el grupo se abalanzó sobre el cultista con una lluvia de acero mientras Égida, cubriendo a Endozal, descargaba una llamarada sobre él. No sabía si eso lo mataría - esos seguidores de la diosa dragón eran duros - pero era una maniobra muy bien orquestada considerando que llevaban muy poco con Lirio y Grend en el grupo.
Motivo: Llama Sagrada
Tirada: 2d8
Resultado: 13 [5, 8]
13 puntos más por mi lado
El elfo abrió los ojos, bueno el ojo, con sorpresa cuando escuchó el susurro de Grend'Daily darse cuenta de que había caído en una trampa. Notó el dolor del acero clavándosele en un costado e intentó girarse para desenfundar el arma.
-Malditos perr ¡UGH!- no logró terminar la frase. La enorme espada de Abdali se clavó en su pecho. Una burbuja de sangre salió de entre los labios del elfo que agarró la espada en acto reflejo. Aun así el guerrero calishita la desenterró de su pecho cortando los dedos a su paso y lo decapito de un golpe firme.
En un instante y gracias a la astucia del grupo habían logrado eliminar a un Túnica Púrpura, uno de los mandos intermedios del culto, igual que lo había sido Frulant Modanth o Langdedrosa en Nido Verde. No era uno de los líderes, los susurradores de dragones, pero sin duda habían asestado un duro golpe al culto. En aquel castillo había un frágil equilibrio de poderes entre los hombres lagarto y los hombres sapo y parecían mantenerse por medio de aquel elfo cuya cabeza ahora rodaba escaleras abajo.
Bueno a partir de ahora todos los npc del manual tiene un bonus de +100pg que si no los combates van demasiado rápidos XDDDD (es broma)
Cuando el cultista cayó finalmente, Grend limpió el filo de su hoja en la ropa de este antes de envainar el estoque. El conjuro que le hacia parecer un elfo cultista cambió dejando ver su aspecto de siempre.
Vaya. Sinceramente creía que iba a ser más duro. Por lo visto ya no hacen mandos como los de antaño al parecer.
Sonriendo se arrodilló a examinar su cuerpo. Quizás tuviera algo que les sirviese.
Bueno. ¿Y ahora qué? ¿Probamos a seguir investigando por aqui o vamos a otro sitio? Quedan todavía los jefes ¿no? Y además no hemos encontrado todo lo que vinimos a buscar. Seguro que esos dragones son muy tiquismiquis y no van a acerptar un "no lo pudimos conseguir" como respuesta.
Abdali retiró los restos de elfo de su espadón con cara de asco.
- ¿Le registramos a ver si lleva algo importante como alguna carta o llave o tesoros? Creo que debemos encontrar al jefe de las ranas. ¿No decían que Rezmir y el mago rojo estaban con él? Debemos buscar dónde se esconde.
Ey, amigo- se dirigió a Mandíbula Fuerte- ¿no sabrás dónde está la guarida de ese tal Pharblex? Deberíamos de ir a por él antes de que se reorganicen.-
El forjado asintió ante las propuestas de Abdali, y mientras éste hablaba con Mandíbula Fuerte - quien tendría que estar loco de contento de inclinar la balanza a favor de su bando - se dispuso a registrar el cuerpo que acababan de destrozar y luego a esconder todos los cadáveres. No era cuestión de que su paso por allí fuera detectado fácilmente.
La sangre se podía tapar con una alfombra, por ejemplo. ¿Era el culto del dragón aficionado a las alfombras?
Lirio dio un par de cabriolas en el aire, algo fácil para él por la fuerza de sus patas. Después, en un gesto entre dramático y teatrero se puso ante Abdali y le hizo una reverencia.
- Esos dos golpes podrían partir un dragón por la mitad, ha sido impresionante.
-Je, bueno- sonrió adulado por las palabras del bardo- y eso que me he contenido.- Sacó un poco de músculo del bíceps para que viera que aún le quedaban fuerzas que no había gastado en aquel asalto.
- Pero la verdad es que ayudó mucho vuestra distracción. Hacemos un buen equipo.- Golpeó el hombro de Lirio en señal de camaradería, dejándole la mano marcada con la sangre que aún no había conseguido limpiarse.
El grupo comenzó a registrar el cuerpo del elfo mientras hacían llamar a Mandíbula fuerte para preguntarle por donde seguir. No podían perder mas tiempo registrando cada rincón del castillo. El elfo no tenía gran cosa: Llevaba una armadura de cuero tachonado y un escudo y como armas una espada larga y una daga escondida en una bota. No llevaba ningún objeto especial o unas llaves que les abrieran las puertas del castillo que, por otro lado, parecían permanecer abiertas pues no esperaban enemigos en un lugar tan alejado como aquel pantano. Égida fue a esconder el cadáver del elfo para que no lo encontrasen rápido, pero el hombre lagarto lo detuvo.
- Essconde ssolo el cuerpo. La cabeza me la llevo-dijo riendo con un extraño croar-. Hablaré con loss mioss, esoss hombress rana están acabadoss sin la protección de esste maldito elfo. Ess nuestro momento, graciass a vosotross. Ssi estaiss buscando donde se essconde, seguramente ssea en la torre noroeste puess la otra torre está completamente derruida-les indicó.
-Bien, pues vamos para la torre noroeste- propuso Abdali.
- ¿Y si volvemos hacer lo mismo? En vez de entrar nosotros a un lugar protegido, podríamos apostarnos en la puerta de la torre y que nuestros amigos le den caña a los batracios, cuando salgan ellos a ver qué pasa, los cazamos nosotros...
El hombre lagarto sonrió y chasqueó la lengua mientras levantaba la cabeza ensangrentada de Dralmorrer del suelo.
-Oh, ssi quereiss que ssalgan haremos que ssalgan-dijo divertido el hombre lagarto- Voy a enviar a un menssajero a la aldea para que vengan refuerzoss, aún assi con los que somos en el casstillo es suficiente como para acabar con elloss. Esos saposs cuando vean que Pharblex y el elfo han muerto huirán como cobardess.
En ese momento, mientras Égida terminaba de buscar entre los restos del elfo se fijó en que la espada del elfo, acabada su empuñadura con la forma de la cabeza de un dragón, brillaba tenuemente con una pálida luz azul.*
* Esto no es por nada en especial pero he pensado que estaría guay que la espada fuera una espada mágica +1, que no es mucho pero la carencia de objetos mágicos en esta campaña empieza a ser rara XD
En quinta los objetos mágicos son raros en general, o eso me da la impresión porque en la mayoría de las partidas que he jugado escasean.
- ¡Oh, qué interesante! - desde su nacimiento, había aprendido a reconocer patrones en las armas que las hacían especiales. Ya fuera por cómo estaban equilibradas, o una aleación especial, quizás un afilado determinado... Y esa, aunque no fuera especialmente poderosa, tenía un fulgor que la hacía algo más manejable de lo habitual - Esta espada es buena, Grend, Lirio, ¿la queréis? Ninguno de nosotros somos muy de este tipo de armas...
»Es buena idea - respondió ante las propuestas de Abdali y Lirio - Hemos demostrado que podemos manejarnos bien en una emboscada.
Pues agradecido por el detalle, ¿quién puede usarlo, chicos?
-Entonces, si no he entendido mal, mientras los hombres lagarto se encargan de los sapos nosotros nos colamos y terminamos de cortar las cabezas que quedan de los líderes del culto ¿no?-
Era tan buen plan como cualquier otro la verdad.
-Bueno. Parece que vamos avanzando en el tema. Ahora sólo nos queda salir de aquí con vida con todo lo que estamos montando.-
Cuando Égida comentó lo de la espada el elfo negó con la cabeza.
-No gracias. Demasiado grande y pesada para mí. Me manejo mejor con armas que requieren más destreza que fuerza para moverlas. Además, yo ya tengo un arma mágica si hay que enfrentarse a seres que sean vulnerables a ellas. El grandullón puede dar fe de ello.-
Dijo sonriendo y señalando al saco de donde sacó el espadón contra las gargolas.
Yo voy por destreza, no por fuerza. Así que no me viene muy bien. Y como digo, tengo ya arma mágica si fuese menester.
- ¿Me ves a mi con una espada como esa? No, lo mío son las palabras, aunque cierto es que no parten elfos por la mitad de dos golpes...
Yo también voy por destreza, aunque lo mío es desmoralizar. Si tengo que usar un arma por obligaciones del guión, la daga venenosa que pillé antes.
-Pues si nadie la quiere la llevaré yo- dijo el guerrero mientras se ataba la espada del elfo en el cinturón.- Puede que la tenga que usar si nos enfrentamos a criaturas mágicas.
Venga, vayamos a la torre que nos queda.-
me apunto Espada larga +1.
En primero en salir de aquella capilla fue Mandíbula Fuerte y lo hizo con la cabeza de Dralmorrer en alto. Los suyos lo miraron unos segundos y pronto comenzaron a gritar y croar en voz alta, alzando sus armas al ver que aquel que los oprimía había muerto. El hombre lagarto habló unas palabras en su propio idioma y rápidamente los hombres lagarto se dispersaron, dos de ellos hacia la salida para, previsiblemente, avisar al resto y los otros para iniciar la revuelta que tanto habían esperado.
-Sseguidme, oss llevaré a la torre-les dijo Mandíbula Fuerte a los aventureros. Cruzaron rápidamente el patio de armas hasta el patio interior. Allí un par de hombres-rana les trató de sorprender, pero los hombres lagarto que iban con ellos les protegieron y comenzaron a luchar. Mandíbula Fuerte no hizo mucho caso de eso y les hizo una señal para que lo siguieran. Aquí y allá, por todo el castillo comenzaba a haber escaramuzas similares.
No tardaron mucho en localizar la torre, situada justo al lado del Gran salón, donde, según les había dicho el hombre lagarto, solían reunirse los cultistas para comer y pasar el tiempo cuando no estaban trabajando. El grupo entró y pudo ver que en aquella cámara el agua del pantano se filtraba a través de una enorme grieta en los cimientos, agregando profundidad al suelo de piedra hundido y esto llenaba el aire con un hedor mohoso y empalagoso. Los cultistas habían colocado algunas tablas que hacían de pasarela para no tener que hundir los pies en aquel agua y poder pasar del salón a la otra sala. En el lado del salón podían escuchar el revuelo montado por aquella revuelta, pero a ellos les interesaba ir hacia el otro lado.
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La parte de salón es la parte con tejas negras en el mapa, para que os hagais una idea.
- Qué acogedor - mencionó, sin un ápice de emoción en sus palabras. Le incomodaba la forma en que Mandíbula Fuerte paseaba la cabeza cortada de aquel cultista, aunque no tanto como imaginaba que debían sentirse sus compañeros. Con el escudo preparado para defender al grupo de cualquier emboscada, encabezaba la marcha. Aunque había aprendido que Grend y Lirio eran más apropiados para identificar trampas, y que si aquello fuera una mazmorra ellos debían ir en cabeza.
Lirio tenía ganas de asearse, desnudarse y darse un buen baño, y lavar su ropa ensangrentada. Ver una cabeza chorreando y salpicano sangre hacia todos lados mientras era agitada en el aire no mejoró su sensación de suciedad.
La imagen, la imagen de las cosas era muy importante, algo que esos brutos no comprenderían jamás ¿Como iba a inspirarse para componer una oda a las ranas parlantes con aquel espetáculo? Si tenías que mostrar una cabeza de un enemigo, se ponía en una bandeja de plata y con unas verduritas o unas ramas de laurel. No para comérsela claro, sino porque así quedaba bonito y esa se convertía en una historia que podía ser contada.
Pero no tenía tiempo de enseñarles modales, rápidamente siguió a los demás, sin tener muy claro si su sugerencia de esperar a los malos en la puerta cuando saliesen a ver porqué había una revuelta croante había sido aceptada o no.