Partida Rol por web

¡Maldición! Parecía que otro enemigo había caído sobre Arthur esta vez, por suerte la tremenda araña colgaba y podía tratar de acertarla a pesar de las estrecheces del pasillo.

La araña pasa sobre el cuerpo inerte del paladín en busca de su siguiente víctima: la enana. 

Hunde sus colmillos en la carne de la clériga, que también cae al suelo.

La mortífera araña pone ahora sus 8 ojos en el mediano...

El estado de estupefacción de Wildra fue aprovechado por la araña para atacar a la enana antes de que pudiese reaccionar. ¿Vería la muerte en aquella tumba infernal? Ahora estaba en manos de Berronar.

En un abrir y cerrar de ojos el poderoso paladín yacía en el suelo, apenas había tenido tiempo de escandalizarse cuando la siguiente en la fila, Wildra, caía del mismo modo. ¿Sería aquel pasillo el final de todos ellos? Si en algo era bueno Sam era en mantener la esperanza cuando la situación indicaba lo contrario.

Concentró su mirada, había visto arañas antes, las conocía, quizá no del tamaño de esta, pero su fisionomía debía tener algo en común.

Tensó su arco largo con fuerza, tratando de impactar en la criatura, aquella amigable exploración se estaba volviendo mortal por momentos, y tendría que concentrarse al máximo.

¡A la cabeza!

Una flecha salió disparada en la dirección que había declarado el joven humano, cargada de intenciones asesinas.

Buen diaparo Sam. Tenemos a esa araña donde queriamos. Quiero atacarle por la retaguardia y llegar hasta Arthur, así que voy a intentar pasar al otro lado. Ha sido capaz de morder a dos de nosotros pero no lo conseguirá con un tercero.  

Diciendo esto disparo mi ballesta y corro todo lo que puedo en dirección a la araña para pasar al otro lado del pasillo. 

La araña recibe un certero disparo del explorador que hace estallar uno de sus ojos. Sin tiempo para recuperarse, también recibe el impacto de un virote proveniente de la ballesta del mediano, que se clava en su cuerpo, dejando salir un pequeño reguero de sangre.

No le quedaban muchos recursos, así que tenía que hacer lo que podía con lo que podía. Lanzó su Rayo de Escarcha a la araña. No era su hechizo más potente, pero era lo que tenía. Al menos serviría para ralentizarla, pero eso no iba servir para evitar su ataque a Alupo.

-Cora, ve.-Le dijo a su familiar. No necesitaba decir más. En realidad, no necesitaba decir nada para que su familiar la entendiera. No le gustaba usarla en combate, excepto en situaciones desesperadas, pero esto parecía merecer el calificativo.

Los humanos resultaban de lo más irritantes. "Haz esto, haz lo otro, quédate en tu bolsillo dimensional unos meses hasta que vuelva a necesitarte...". Pero de todos a los que había tenido que aguantar como familiar (no se iba a dignar a pensar que hacía algo como "servir") tenía que reconocer que esta no resultaba tan molesta. La comida era decente. Se metía en toda clase de extraños lugares, que le daba primera fila a ver las batallas que ocurrían a su paso (y a acceder a los despojos. Ummm, ojos...). Y era raro que tuviera que quedarse en su dimensión de bolsillo más que unos minutos. Suponía que, después de todo, no estaba mal quedársela un poco más.

Pero suponía que eso significaba que tenía que hacer su parte para que siguiera viva. Después de todo, los humanoides eran tan inferiores que se morían cuando los mataban. De verdad, no entendía como habían podido sobrevivir como especie. Especies.

Pero eso la llevaba al ahora, y a tener que lanzarse sobre una araña gigante, revoloteando delante de los ojos de aquella montruosidad, intentando poner cara de presa deliciosa y evitar con sus aleteos que se fijase en el diminuto del grupo.

Lo que había que hacer por tu humano.

Cora empieza a intentar picotear los jugosos ojos de la araña, a lo que esta responde con un mordisco que hace que el familiar se volatilice sin dejar rastro. Entonces la araña se gira más ágilmente de lo que cabría esperar para una bestia de su tamaño en un corredor tan estrecho, buscando al mediano apostado tras de sí.

Wildra sentía la llamada de Berronar y sus antepasados, pero su espíritu se resistía, de momento, a dejar este mundo.