Partida Rol por web

La descabellada maniobra de Alupo le sorprendió, pero sin duda también llamó la atención de la araña pese a los vanos intentos del familiar de Elti, que ahora descansaba en un lugar del que poco o nada sabía.

Sacó una nueva flecha de su carcaj y buscó otro punto débil, el tiempo apremiaba y la vida de sus compañeros estaba en juego, soltó la cuerda de su arco y el característico silbido del proyectil llenó el pasillo de nuevo.

Esta vez, el disparo de Sam pasa casi rozando el cuerpo de la araña, pero sin conseguir impactar y perdiéndose en el interior del pasillo.

Por otra parte, la fuerte constitución del paladín hace que su cuerpo consiga ganar la lucha contra el veneno de la araña, y va abriendo poco a poco los ojos.

El mediano se encara con la araña, y aunque se encuentra muy cerca, consigue acertar el disparo , atravesando la cabeza del animal desde abajo hacia arriba.

La bestia queda paralizada unos segundos antes de caer desplomada al suelo 

- ¡La he matado! ¡La he matado! ¡Muere so fea!

¡Bieeeeeen!

Ayudo a Arthur a librarse de la red que lo atrapa. 

Wildra seguía inconsciente, entre la vida y la muerte.

Arthur se debatía entre la vida y la muerte cuando creyó ver una luz, quizá estuviera delirando pero fuera como fuese supo que su momento no había llegado y sus compañeros le necesitaban.  Sus ojos se abrieron de forma inesperada volviendo a ser consciente de su realidad.

El paladín miró a su alrededor justo a tiempo para ver como la araña que la había dado un golpe mortal sucumbía ante los ataques de sus compañeros.

Me temo que no la vi venir, veo que os habéis valido bien.

Entonces vio a Wildra en el suelo, seguramente había caído igual que el ante la araña, se desprendió de las sujeciones de la telaraña con la ayuda de Alupo, se acercó a la clériga imponiendole sus manos mientras rezaba una oración.

No había contado con salir viva de aquel pasillo, y mucho menos con todos los demás del grupo. Así que cuando vio caer a la araña y luego levantarse a Arthur, que ya estaba ayudando a Wildra, a punto estuvo de llorar de emoción. En lugar de eso, se dejó caer sentada en el pasillo y dirigió una plegaria silenciosa de agradecimiento a Berronar y a Tyr. Estaba claro que aún no querían a sus protegidos allí arriba tan pronto.

Tras unos momentos, cuando se hubo repuesto un poco, volvió a ponerse de pie y se acercó a ellos y a la araña, a la que empujó un poco con el bastón para asegurarse de que estaba bien muerta. Sí, fiambre.

-Creo que entre las heridas y los hechizos que hemos gastado, incluso si la tumba continúa, no va a haber más exploración hasta que descansemos un poco-Le dió una palmada en la espalda a Arthur-. Me alegro de verte de vuelta. Cuando te ví en el suelo, creí que te perdíamos.

Pero aunque había dicho lo de no seguir adelante, intentó atisbar un poco en lo que seguía hacia delante. Incluso si no podían explorarla del todo hoy, sería una lástima, después de donde habían llegado, no volver en algún momento. ¿Habría más hacia delante o habrían llegado ya al final?

El paladín impone sus manos sobre Wildra. La fuerza vital de Tyr emana de sus manos y restablece a la enana lo suficiente como para que recobre la consciencia.

Wildra abrió los ojos. Tardó unos segundos en hacerlo, pues no sabía si lo que estos verían sería el mundo de los vivos o de los muertos. Afortunadamente, fue la primera opción.

-Bendita sea Berronar, y bendito seas tú Arthur, por traerme de vuelta-dijo la enana con una reverencia algo torpe, pues todavía estaba muy malherida.

-Creo que ahora sí que sí convendría un descanso-comentó, secundando lo dicho por Elti.

-Descansad pues los que estáis heridos. Podemos retroceder un poco y hacerlo en la última habitación que estuvimos. Y mientras descansáis , si Sam monta guardia, yo puedo echarle un vistazo más largo a algo de lo que hemos encontrado. Quizás descubra qué hechizos tienen.

Wildra se movió renqueante hasta la estancia anterior, buscó un rincón seco y se acomodó para descansar y vendar sus heridas. Confiaba en que el reposo fuese suficiente para no tener que recurrir a la magia curativa, pues igual la necesitaban más adelante.