Partida Rol por web

La lluvia caía sin tregua y los rayos y truenos caían de vez en cuando ensordeciendo a la maga. Aún así ella estaba confortable en el refugio que le daba la tienda y el calor de la hoguera. Ya había guardado su libro de conjuros y se disponía a echarse a descansar cuando más allá del claro percibe un ruido y un leve movimiento. Suspiró para si misma y con un pensamiento telepático al búho lo mandó volando para intentar saber si lo que corría en el bosque sería un peligro para su descanso. Además no le apetecía nada moverse y mojarse por lo que su familiar además haría su trabajo mejor que ella.
Cerró sus ojos y sus sentidos se fusionaron con los de su familiar percibiendo lo mismo que él.

Sientes como tus sentidos se extienden y fusionan con los de tu familiar al punto de no escuchar o ver nada de ti,  al salir de la carpa sientes el aire frío pasar por tus plumas y se siente bien,  te elevas entre los árboles  para pararte en una rama alta unos cuantos metros alejada del claro.

Te das cuenta de un grupo numeroso de criaturas pequeñitas (mas de 7),  que avanzan rápido y sigilosas siguiendo una especie de doble fila. 

Algunos van armados con arcos y otros con cuchillos en dirección sur-oeste.

La lluvia empieza a aumentar cuando quedas muy deslumbrada cuando un relámpago azota el cielo. 

Había divisado a un grupo de criaturas armadas mientras había podido percibir lo mismo que su familiar. Se movían rápido y era probable que no se acabaran fijando en ella: Un nuevo relámpago la acaba acaba deslumbrando y devolviéndola a su realidad. Rápidamente utilizó su magia para apagar la hoguera. Esta, era muy útil para alejar a animales pero en un claro como el que estaba, podía ser peligroso para ella.

Por si acaso, volvió a ponerse sus ropas de viaje y a equiparse. Tener todo listo por si tuviera que hacer una retirada. Ella sola no podría con tantas criaturas como había visto y era probable que hubiera más. Volvió a concentrarse en el búho pidiéndole que los siguiera y si se dirigían hacia ella ululara. Esa sería su señal. Mientras continuó a cubierto en la tienda.

Bosque de Lunghorn/Claro

Repentinamente ves salir el búho desde la carpa,  vuela y se pierde unos metros más adelante. 

Un relámpago restaña en lo alto,  un trueno,  y luego ves salir una Maga de la carpa,  que apaga la hoguera,  mira a todos lados,  al parecer posa su vista en ti,  por un segundo,  y luego se esconde en su tienda. 

El búho llega volando y se para en la parte más alta de la tienda,  en la entrada. 

 Durante la mirada rápida que diste al apagar la hoguera,  ves,  muy mal camuflada una especie de gnomo de pelo verde observando,  por el lado contrario desde donde llegó el búho. 

La visión fue tan fugaz que tus ojos la vieron y sólo te enteraste de ello una vez que estabas en la tienda, y mientras te vestías.

Dejó al búho que siguiera un poco más tras aquellas criaturas, ya se encargaría este de volver y transmitirle hacia donde habían ido para evitar al día siguiente. Estaba preocupada pues no eran las únicas criaturas que rondaban por allí y por desgracia tenía toda la pinta de que pasaría gran parte de la noche en vela. Por lo menos hasta que volviera el búho y vigilara a aquella otra criatura que había visto. Un tanto extraña para ser humanoide pero estando en el lugar que estaba veía totalmente normal que estuviera por allí, al fin y al cabo era un bosque y por lo que había visto tenía toda la pinta de ser una criatura de bosque.

De sus estudios sabía que estas criaturas no eran malignas, pero cualquiera sabía, igual había invadido su territorio. Aún así al saber que sólo estaba vigilante y que debería de llevar allí más tiempo de lo que ella se había percatado, imagino que no sería hostil hacia ella. Echó un vistazo en dirección a ese lugar para ver si podría volver a la criatura. Quizás si no era hostil y si curiosa por su presencia en el lugar, podría invitarla a entrar en la tienda y evitar que cogiera un resfriado allí calándose de agua. O quizás aquellas criaturas no se constipaban. Sería un buen objeto de estudio, además que si conocía la zona podría ayudarla a localizar cualquier la hierba de los reyes. Como no sabía el idioma en que esta criatura se comunicaría tras tratar de localizarla sacó de nuevo el libro de conjuros de la mochila y elevándolo en el aire con un simple truco y con su bastón agarrado en su mano, comenzó un ritual que le haría entender cualquier idioma y aunque ella no pudiera comunicarse correctamente lo trataría de hacer con señas.

Contenta de que el búho y la maga aquella se le habían quedando viendo a la efigie hecha de plantas que había dejado como señuelo, la gnoma Panacea decidió que ya sabía de la arcana persona en la tienda, pero no sabía nada de las otras sombras, las del otro lado del claro, así que se acercó hacia ellas, en su dirección.    Tenía los dedos ágilmente moviéndose, por si debía lanzar un hechizo defensivo a de pronto.  

Pero no, su intención primera era el sigilo.  Y la observación. 

Bosque de Lunghorn/Claro

Mientras la arcana entra a su tienda y saca un libro y empieza a pronunciar unas palabras rituales,  la gnoma se mueve en la dirección del claro donde se vieron rápidas y fugaces las sombras,  unos segundos atrás. 

La gnoma se agacha en  el punto donde había visto las sombras y se pone a revisar el piso.

Muy visibles se ven múltiples huellas hacia ambos lados opuestos,  o bien las criaturas iban o venían. Uno de los lados donde vienen o van las huellas es hacia el norte,  el otro hacia el sur (poblados como Villlafe).

De las criaturas que hicieron las huellas,  no se ven debido a que el bosque es irregular más adelante, para ambos lados. 

El búho va primero había un costado norte,   luego al costado sur y vuelve a la arcana. Le comunica que no se ve nada raro. 

Una incipiente lluvia empieza a caer intermitentemente.

Consiguió acabar el ritual, ahora podría entender sin problemas a aquella criatura pero cuando fue a mirar al lugar dónde la había visto, ya no estaba allí. Pero Gril si que estaba junto a ella a resguardo y le comunicó que las criaturas se alejaban y no representarían un peligro para ella por lo que se quedó tranquila por esa parte, aunque la criatura de pelo verde ya no estaba por allí.

No le quedaría otro remedio que esperar a que la criatura volviera a ponerse cerca, por si acaso mandó al búho volar alrededor de la tienda para localizarla y si lo hacía ulularla para que lo siguiera hasta ella y pudieran conversar. No iba a perder la oportunidad de hablar con una criatura del bosque. Podría aprender mucho de ella y la naturaleza que les rodeaba.

Panacea decidió ir a buscar las huellas de los que habían pasado.  Mirando al búho y notando como no había sido atacada, ni ella ni su efigie de plantas, decidió que podría colaborar con aquella maga.   Se dirigió a este alado ser mágico.

Anda, ve a decirle a tu hechicera que si quiere venir a averiguar conmigo de que van estos que pasaron con prisa por aquí, que es bienvenida.  Vengo en son de paz representando a las druidas que cuidan este bosque.

El mensaje de la druida le llego a través de Gril que le dispuso sus sentidos para que entendiera el mensaje. Un mensaje que entendía a la perfección por lo que se podría haber ahorrado el conjuro. Se alegró de saber que ella era una druida del bosque, pero lo que no le hacía nada de gracia era tener que salir con lo que estaba lloviendo. Aún así vio que era la mejor opción y se vistió rápido, cogió su mochila encendió de nuevo el fuego y lo avivó para que iluminará si cabe más dando la sensación de ser un fuego fuerte, todo ello con su magia, para evitar que los animales acercaran a la tienda. Con un poco de suerte si convencía a la druida podrían volver a descansar a la tienda. Porque, ¿quién no confiaría en una amistosa druida?

Con todo empacada, la capucha de su capa bien puesta para protegerla de la lluvia y el libro a resguardo en su bolsa, partió hacía donde sentía que estaba Gril, una vez lo ubicó y observó a la druida de pelo verde esperándola. Mandó un mensaje telepático al búho para que siguiera el rastro y les pudiera avisar si estos acababan descansando, no fuera a ser que ambas se encontraran de golpe en un campamento enemigo.

- Hola, soy Ylian, ¿eres de verdad una druida del bosque? No sabes la alegría que me da toparme contigo y la de preguntas que tengo para ti. Pero antes de nada, entiendo el motivo por el que sigues el rastro. ¿Piensas que pueden poner en peligro el bosque? Quizá sean demasiados para nosotras dos pero Gril puede seguirlos y luego comunicarme a dónde han ido. Mientras podemos refugiarnos allí en mi tienda. Estaba excitada y alterada. Nunca hubiera imaginado encontrarse con una druida. Eran muy dificiles de dejarse ver y si esta se había dejado ver era quizá porque necesitaba ayuda. Y con ella a su lado de seguro encontraría lo que estaba buscando en el bosque.

Panacea trató de identificar qué seres eran aquellos.  ¿Humanoides, animales, monstruos?  Sin embargo, muy confundida estaba y no hubiera podido distinguir un Troll de una gacela en estos momentos de mal-interpretar los signos dejados en el barro. 

Por otro lado, creía tener una buena idea de si iban o venían.  Su instinto le decía que hacia Villafé, iban, a donde las druidas le habían hecho el encargo de visitar a su gente.  

Al ver que la arcana se tardaba -¿estará en medio de un ritual?- le dijo a su búho, que le ha de transmitir los mensajes, me imagino, que se iría rumbo a Villafé.  Si hacia allá iban era importante ayudar.  Si se equivocaba, y regresaban al Norte, entonces, sabría al menos que había pasado en los poblados.

Dile que no puedo esperar o el rastro desaparecerá.  Me voy en la lluvia.  Les voy dejando signos para que me sigan.  Al pueblo voy.  Al sur. 

El mensaje de la druida le llego a través de Gril que le dispuso sus sentidos para que entendiera el mensaje. Un mensaje que entendía a la perfección por lo que se podría haber ahorrado el conjuro. Se alegró de saber que ella era una druida del bosque, pero lo que no le hacía nada de gracia era tener que salir con lo que estaba lloviendo. Aún así vio que era la mejor opción y se vistió rápido, cogió su mochila encendió de nuevo el fuego y lo avivó para que iluminará si cabe más dando la sensación de ser un fuego fuerte, todo ello con su magia, para evitar que los animales acercaran a la tienda. Con un poco de suerte si convencía a la druida podrían volver a descansar a la tienda. Porque, ¿quién no confiaría en una amistosa druida?

Con todo empacada, la capucha de su capa bien puesta para protegerla de la lluvia y el libro a resguardo en su bolsa, partió hacía donde sentía que estaba Gril, una vez lo ubicó y observó a la druida de pelo verde esperándola. Volvió a notar que Gril le urgía a escuchar de nuevo a través de él y escuchó el nuevo mensaje de la druida.

La pobre parecía impaciente, pero ella no podía dejar atrás la tienda, por lo que se puso a recogerlo todo, de llegar, acabaría llegando más tarde pero sabiendo la dirección y que ella iría hacia el pueblo. No tenían perdida. Era una pena tener que partir del bosque y no poder pasar la noche descansando pero tener la oportunidad de conversar una druida no tendría precio para aumentar sus conocimientos.

Se dio prisa recogiendo todo y en cuanto estuvo todo listo y amarrado partió detrás de ella tratando de atajar desde el claro hacia el bosque lo más que pudiera.

Bosque de Lunghorn/?

Finalmente la lluvia incipiente se transforma en lluvia pura una vez transcurridos unos minutos.

La gnoma sigue el rastro de las criaturas,  aún sin saber que son,  pero sabiendo la dirección en la que se dirigen: Villafe.

Al llegar la Maga,  le comunica lo mismo y emprenden la marcha siguiendo el rastro. 

Por unos cuantos minutos,  la lluvia amaina, lo que permite que las huellas puedan ser seguidas sin dificultad por la orilla del bosque. 

Luego de caminar varios kilómetros por el linde del bosque se vislumbran ciertas colinas,  cuando uno que otro relámpago surca el cielo. 

Al cabo de lo que es uno o días kilómetros mas, repentinamente las huellas se detienen,  dejando un espacio similar a un círculo a su derecha sobre unas hierbas altas.   La hierba que abunda en el sector de  su derecha,  les llega un poco más arriba de la cintura a la Maga,  y algo más arriba del cuello a la gnoma. Varios caminos salen de este círculo y se internan en ella. 

Aún están revisando el terreno,  cuando se siente un fuerte trueno y un relámpago surca el aire. 

Luego se siente un caballo dando un relincho lastimero, y luego silencio.

¡El caballo!

Puedo hablar con él, con el caballo.  -le susurró a la hechicera con quien había unido fuerzas.  Lo que hace un búho y lo bien que le caen estos voladores seres. 

Se acercó un poco y después de examinar con ella el círculo aquel por cualquier rastro dejado, canalizó su magia de natureza* y, escondida, acabó emitiendo un relinchó la Panacea, engañando que fuera un equino más en la zona, pero realmente platicando con el otro que allá estaba. 

[¿A quien has traído, amigo, hasta acá?  ¿Traen varas de metal que cortan?  ¿Huelen a violencia o agresión?  ¿Son de una raza de campo, pradera, ciudad o gruta?   Dime, y si quieres ayuda, pídemela.] 

Hasta hablando equino era muy preguntona.

No sabes si tus palabras llegan a ellos,   pero de ellos si escuchas. 

 Escuchas algo similar a una conversación ya que ahora sientes dos relinchos diferentes,  uno más grave y uno un poco más agudo. 

Escuchas claramente al relincho más grave decir:

Ahhhh huir...huye Syar... yo cubr....arrhhhhh...

 Luego escuchas el relincho más agudo decir:

Noooooo, Ratch, noo....