Partida Rol por web

Quedaba una hora para la medianoche, y por tanto el comienzo del torneo, cuando una salva de cohetes se escuchó en toda la isla. Era el aviso para que todo el mundo se dirigiera al coliseo. Poco a poco, todos los que se encontraban en la isla comenzaron a moverse hacia el edificio, conformándose ríos de personas que se abrían camino.

Una vez en el coliseo, tal y como habían quedado con Fera, se hizo la entrega de los prisioneros. Max y Mary se reunieron con Rendam, Siobahn y Sira, los cuáles estaban acompañados por Nadire, una fúrida nutria y Mustard Fresno, el entrenador mochimon. Sus compañeros animales se habían quedado fuera del coliseo. De quién no había rastro, era de Levi. ¿Dónde se habría metido? La cocinera estaba en el coliseo también, todo el mundo estaba allí, pero no con sus compañeros.

Para Max fue una suerte haber sido liberado una hora antes del inicio del torneo, porque le daba tiempo suficiente para ponerse a fabricar bombas. Encima tuvo más suerte todavía porque encontró materiales a buen precio. Sin sus bombas, su participación en el torneo iba a ser lamentable.

Juntos fueron a buscar un buen sitio en las gradas para ver los combates y entonces lo que vieron los sorprendió. La arena estaba completamente inundada por medio de lo que parecía un río artificial que conectaba con el exterior por medio de un portón. Y en el centro de éste había un viejo galeón anclado. Toda la logística de los piratas Morganeer era más que formidable.

—¡DAMAS Y CABALLEROS!—una voz llamó la atención de todos.

En los cielos del coliseo, había un extraño artefacto que flotaba en el aire por medio de globos. Sobre ella había un hombre vestido rubio con tupé, gafas de sol y un traje. ¡Era Mosto el árbitro!

—¡Sean bienvenidos a la decimoctava edición del Torneo de Lucha Pirata Morganeer! ¡Dieciocho años de pura y dura emoción sin igual!

El público aplaudió enloquecido.

—Sé que están ansiosos de que empiecen los combates, pero antes de empezar unas palabras de nuestra maestra de ceremonias... ¡una calidad bienvenida para Doña Zargoh!

Por una de las pasarelas que iban hacia el barco apareció una mujer madura, gruesa, con gafas rojas en forma de lagrima, pelo rojo y un collar de perlas. Caminaba lentamente, saludando al público que aplaudía su llegada. Finalmente subió al barco y tomó un micrófono.

—¡Gracias! ¡Gracias!—saludó la mujer—Para mí hoy es un día muy especial, un día como éste, hace dieciocho años que mi vida se cruzó con la de Morgana.

Doña Zargoh miró hacia el palco principal donde había una mujer con el pelo rosa que le devolvió el saludo. La debía de haber conocido cuando era una niña.

—Juntas hemos conseguido grandes cosas, ¡como haber sido capaces de organizar este torneo dieciocho veces! Recuerdo nuestro primer torneo, ¡robamos un juego de cañones de un barco de la armada para darlo como premio!—las risas se extendieron por las gradas—Pero este año no, este año teníamos que superarnos. ¡Dieciocho años! En la mayoría de los países esto equivale a la mayoría de edad, ¡teníamos que superarnos! Así que espero que estén preparados para un premio sin igual... ¡Participantes del torneo! ¡Preparáos para luchar! Porque este año, lo haréis por un elixir. ¡El parcaelixir! ¿Quién de vosotros será el que se alce con la victoria y consiga uno de los cuatro legendarios elixires del apocalipsis?

Con esa pregunta final, el público enloqueció y doña Zargoh con una sonrisa de satisfacción en la cara abandonó la arena.

Un par de aclaraciones:
- Hago uso del efecto épico que Max y Mary tenían por su estancia en la cárcel para que nuestro artillero pueda conseguir materiales y tiempo para fabricar sus bombas y participar en el torneo.
- No marquéis a Levi en vuestros post mientras no diga lo contrario.

Levi se mantuvo de brazos cruzados, escondida al fondo de la multitud para pasar desapercibida. Claro que era algo que una persona como ella no podía conseguir con toda la facilidad del mundo, pero sí que ayudaba que la atención estuviese puesta sobre aquel particular escenario y el estelar de la noche: Doña Zargoh. 

La verdad es que Levi no prestó demasiada atención a su discurso. Le aburría, o más bien le importaba poco la historia de grupo alguno. En cambio... Tan solo se dedicó a otear todo lo que pudiese resultar llamativo, lo cual en su vocabulario representaba mujeres bonitas, piratas en exceso descuidados y, finalmente, su grupo. La verdad es que lo que más le importaba eran estos últimos dos grupos, pero siendo quién es tarde o temprano iba a caer en el primero. No le importaba si las chicas eran piratas.

Sin embargo algo detuvo súbitamente su exploración. La mención del premio. La verdad es que se esperaba algo importante, sin embargo escuchar algo como "un legendario elixir del apocalipsis" escapaba de sus sueños más salvajes, y aquello despertó sus instintos más básicos.

¿Cuales eran sus motivos? ¿Qué buscaba hacer al separarse de su tripulación? Era algo que podía ser incierto para muchos, si es que no todos los allí presentes. Después de todo los Morganeer no eran cualquier grupejo y, por las reglas que mantenían en un lugar así, con todo el mundo respetándolas sin mayores incidentes más que le ocasional borracho, posiblemente pocos habrían pensado siquiera en esa posibilidad: ir a por el premio mayor, pasando del espectáculo. 

Era la primera en admitir que su tripulación no tenía chances de ganar. No contra el Kraken, no contra los exponentes piratas que habían allí. Saber que el premio era algo tan pequeño que incluso podía guardar entre sus pec-... Manos, MANOS, resultaba casi demasiado tentador. 

Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro, manteniéndose recatada pese a que la idea de hacerse con algo tan valioso la llenaba de ganas de unirse a la celebración de la multitud. De momento, lo primordial era dar con el paradero del elixir. 

Sentada en el graderío, Siobhan había estado atenta a todo cuanto acontecía. El tipo de "arena de combate" ya de por sí sería un impedimento para los usuarios de elixir,  pero es que además, el premio tampoco era el  que ella habría esperado. Por eso con una expresión algo seria se dirigió al resto de la tripulación que allí se encontraba:

- Bueno, parece que esto va a dar comienzo de un momento a otro. Así que tendremos que decidir quienes serán los participantes.

Max venía preparado para tal, así que supuso que él participaría sí o sí, y aunque a ella también le gustaría tener algo de acción,  antes quería conocer la predisposición del resto. Incluso la de Rendam que aunque no estuviera en condiciones para luchar,  había sido quien les había otorgado una de las posibilidades de participar.

Por los pelos Max participaría con una mano delante y otra detrás, como quien suele decir, el hecho de haber perdido todas sus bombas no parecía ser, ni de lejos, una buena noticia para nadie... bueno, probablemente fuera una buena noticia para aquellos que explotará con sus actuales bombas.

-Tu... -Comentó por lo bajo para acercarse encabronado a la Capitana- ¡Tus curas se me abrieron!. ¡Casi me muero desangrado luchando contra un Caballero Fanático!. ¡Y por tu culpa he perdido todas mis bombas!. ¡Y para comprar material nuevo y hacer nuevas he empeñado mi diente de oro!. ¡Era un recuerdo de familia!.

El muchacho decidió no iniciar un alboroto en las gradas, dando un paso atrás para estar junto a Mary, este decidió llevar sus propios errores y culpas por no tomar reposo a un nuevo nivel, culpando a su Capitana de su propia inconsciencia.

-¡Espero que participes en el torneo!. ¡Así podré patearte el culo, Capitana!.

  . . . -con el mismo rostro que llevaba antes de dormirme en aquella celda es el que tendría mientras el discurso de presentación se iba produciendo, pues a diferencia de mi protegido, mis penurias se debían a un solo y amargo brebaje que me llevaba esquivando desde hace HORAS ... un frape, irlandes... hasta un doble moca latte con leche de soya te aceptaba en estos momentos....

    A todo esto nos habíamos encontrado con el resto de nuestro grupo, pero... mis pensamientos seguían invadiendo mi eletargado ser, o era asi... hasta que el joven Powder empezaba a farfullar con su voz de exterior, por lo que... tomando todas mis energías restantes, inspiraría muy fuerte con mi nariz hasta llegar a mi Cenit, solo para dejarlo escapar en un solo comentario.

Quiero un café.....

Ya sentada en las gradas, Sira se quedó algo más tranquila. Además, se puso contenta al ver a sus compañeros de una pieza. Bueno, Rendam quizás no estaba en sus mejor momento, como era de esperar. Por otro lado, vio a Max demasiado alterado (más de lo normal) y dio un respingo cuando este retó a Gominola.

—Bueno, Gominola, creo que ya tenemos un voto a favor de que participes tú en el torneo. No sé qué le habrá pasado, pero parece que Max tiene que saldar alguna deuda pendiente—la verdad es que Sira no entendía el comportamiento de Max, pero tampoco le dio mucha importancia.—Tienes todo mi apoyo... A todo esto, ¿dónde está Levi?

El ambiente de las gradas animaba a Rendam, quien sabiendo lo duro que fue su anterior combate, sabía que los siguientes que verá serán igual de interesantes. Estaba deseando que empezara.

Tras escuchar a sus compañeros, no puso ninguna objeción, ya que su medalla iba para alguna de las dos que estaban con él.

-Tuya es pues, capitana - le tendió la mano a Siobhan para que cogiera la medalla. Luego miró a Sira. - Yo también me pregunto dónde se ha metido esa chica.

Nadire sacó una calculadora y empezó a hacer cuentas.

—Un elixir... precio de mercado... al cambio... tipo legendario... seguro que eso de apocalipsis...—murmuraba hasta que de pronto gritó—. ¡POR EL TORNILLO MAESTRO! ¡ESE ELIXIR VALE 5.000.000.000 Ð! ¡PODRÍA COMPRAR LA ISLA DE RIVERSIDE! ¡PODRÍA CONVERTIRME EN UNA NOBLE IMPERIAL! ¿DE DÓNDE HAN SACADO ESTA GENTE EL ELIXIR? ¿Y COMO SE LES OCURRE PONER ALGO ASI COMO PREMIO EN EL TORNEO? ¡PODRÍAN SACAR MÁS PASTA VENDIENDOLO!

—¿Qué?—dijo Mustard sin dar crédito a las cuentas de la fúrida—Tienes que estar eqivocada.

Pero Nadire no parecía estar equivocada, porque todo el mundo se estaba mostrando igual de entusiasmado o más. Realmente era difícil saber qué era lo más impresionante: que el premio fuera un elixir, el elixir qué era, el cómo lo habían conseguido o incluso por qué lo ponían poner de premio en vez de usarlo o venderlo al mejor postor. Un premio como ese era otro nivel, estaba fuera de la liga de cualquiera de los presentes.

Levi encontró a sus camaradas un par de gradas a la izquierda. Estaban todos junto a una fúrida y a otro joven. ¿Quiénes serían? No podría saberlo mientras siguiera por su cuenta, a no ser que fueran participantes del torneo. La verdad es que buscar grupos llamativos era difícil cuando todo el mundo era llamativo. Si por algo se caracterizaban la mayoría de las bandas piratas eran por destacar todo lo posible. En eso los Morganeer eran distintos, eran muchos, eficientes y bastante discretos.

Desde las gradas no se veía ninguna entrada especial, sólo las entradas a los vomitorios para entra o salir. Lo único llamativo era el palco en el que se encontraba Morgana, cuyo acceso sin duda era privado (cosa normal siendo la capitana) y que en los anfiteatros superiores había bares desde donde ver el torneo mientras se tomaba una copa.

—¡Muchas gracias doña Zargoh!—agradeció Mosto desde su elevada posición—¡Y ahora ha llegado el momento! ¡Es hora de que comience el torneo! Cómo ya sabrán, hemos repartido sesenta y cuatro medallones en la isla, todos con un número atrás. Así que por favor, aquellos con los medallones número uno y dos, que se dirijan a uno de las entradas de la arena. ¡Y los siguientes que también se vayan preparando!

Tras una pequeña pausa en lo que se entendía que los primeros participantes se dirigían a las entradas, el árbitro y presentador volvió a tomar la palabra.

—¡Con el número uno! ¡El más rápido del Farwester! Me dicen que es el mercenario más temible de todo el conteniten! ¡Un maestro pistolero! ¡Counteeeeeer Striker!

Por la pasarela empezó a desfilar un hombre vestido como un cowboy. Tendría cuarentitantos años, pelo oscuro, ojos verdes y un llamativo brazo mecánico. ¡Era el hombre que había intentado ayudar a Max cuando pensaba que estaba atragantándose! Y no sólo eso, Siobahn y los demás también lo reconocieron. Era el hombre que se estaba terminando una botella de whisky en el bar en el que habían tratado las heridas de Rendam y Mustard.

—¡Y con el número dos! ¡Una pirata! ¡Qué pirata! ¡Parece que el destino nos ha propiciado un auténtico duelo! ¡La capitanan de los Piratas Lanzaclavos! ¡Oediiii la remachadora!

Por la otra pasarela apareció una pirata de pelo turquesa cargada con una remachadora gigante. La gente animaba a ambos contendientes mientras las apuestas se sucedían en esos momentos previos al combate. En esos momentos uno podía notar lo grande que era la tripulación de los Morganeer pues estaban dispersos por las gradas tomando notas de las apuestas. Y no sólo estaban en el coliseo, porque con todo el dispositivo de seguridad montado, estarían apostados por puntos claves del coliseo, los propios calabozos y seguramente incluso por el pueblo.

Los dos contendientes subieron al galeón y se miraron el uno al otro, examinándose. Se notaba la tensión en el ambiente. Era el primer combate y nadie había visto nada todavía. No se sabía nada del nivel de los participantes, estaba claro que los nervios estaban a flor de piel.

—¡Qué comience el combate!—anunció Mosto.

Con su brazo mecánico, Counter echó mano de su revólver al mismo tiempo que Oedi se preparaba para disparar con su remachadora.

¡PAM!

Sólo se había escuchado un disparo. La pistola del cowboy de Farwester humeaba y la pirata acabó cayendo al suelo mientras sangraba profusamente por la cabeza. Un tiro en la frente rápido, preciso y mortal.

—¡COUNTER STRIKER ES EL GANADOR!

El público comenzó a aplaudir entusiasmado. El combate había sido rápido y casi sin tiempo para entender lo que había pasado. Pero de alguna manera, la forma en la que había ganado el mercenario era increíble. Y si algo se valoraba en un torneo de lucha pirata, era eso.

No tengo intención de ir narrando todos los combates, pero si iré haciendo mención en aquellos que considere con algo más de relevancia o interés para vosotros, para que así podáis interactuar y reaccionar al respecto.

  Las voces y los gritos no hacían mas que aumentar a nuestro alrededor mientras veia marchar al par de los compañeros de banda, de los cuales me seguía preocupando en cierta medida el muchacho, pero sin ni una gota de café a mano... era ligeramente complicado que me moviera de las gradas para el publico, por los mismo.... simplemente buscando el no quedarme dormida estaría musitando por lo bajo palabras que en cierta medida me mantenían motivada...

   ... Ristretto...

   ... Doble expreso...

   .... lungo...

   ... carajollo

  ... Long black...

  ...Brule...

   ... caribeño...

  .... Machiato....

Max lo tenía claro, iba a tratar de vengar a su tripita herida porque el pegamento, las grapas y el hilo que Siobhan Vetev utilizó no habían aguantado una batalla pirata, un paseo por el pueblo y una carrera a toda velocidad encima de una cabra. Realmente todo aquello era un gran dolor de cabeza para el artillero, probablemente por el enfado que sentía.

-Espera... -Algo captó su atención- ¿Ese no era el tipo que me tocó sin mi permiso?. -Comentó el Artillero señalando al ganador del combate- Tocar a la gente en sus lugares especiales sin su permiso es una cosa muy mala que uno no puede hacer. -Dijo de forma hipócrita mientras miraba a Mary Shepherd en busca de su confirmación.

  Cual dolor de muela la voz del muchacho era demasiado fácil de identificar aun cuando hubieran unos metros de distancia, mas aun... que lo que soltaba era tan vergonzoso de recordar que no podía evitar reponerme de mi aletargado estado de apatía, devolverle una mirada de enfado mientras y resoplar cada tanto sin quitarle los ojos de encima.

    ¡¡ N-no creas que lo olvide Powder.....!! - empezaba a exclamar -  que tanto tú, Yo y los de recursos humanos vamos a tener una larga reunión para charlar de tus indecoroso actos a plenas luz del dia.... ¡¡¡ c-contra mi persona !! - para reajustar mis lentes antes de que se me cayeran - ¡¡ Bfffffff !!

Siobhan tomó el medallón de Rendam junto a un gesto de agradecimiento antes de añadir a lo dicho por él:

- Si, no creo que tardemos mucho en ver a Levi, puede que incluso en combate. 

Entonces dirigió la mirada a Sira y Max y prosiguió diciendo:

- Está bien iré yo, aunque por la forma que tiene el escenario,  podrías haber sacado mucha ventaja Sira. En cuanto a ti... ¿No sabes lo que significa guardar reposo? Si no obedeces a un médico que lo único que quiere es velar por tu salud tampoco puedes pedir un milagro... -añadió antes de ser interrumpida por la información de una sorpendida Nadire.

El combate dio comienzo y trás ver su resultado,  la doctora añadió:

- Parece que aquí nadie se anda con chiquitas; más vale tomárselo muy en serio, y si alguno de nosotros tiene la fortuna de ganar más nos vale estar atentos, dudo que nos dejasen salir de aquí con tal premio. -concluyó con cierta preocupación.

Max explotó nuevamente en ira. Los comentarios de la médica y capitana lo hacían enfadar aún más que antes. Sin bajar la cabeza ni amedrentarse por la posición de autoridad que tenía y le habían dado a Siobhan Vetev, este le echó en cara las mentiras que decía.

-¡Yo guardé reposo!. -Gritó enfadado mientras sacaba de entre sus bombas una con la palabra "Reposo" escrita en ella- ¿Ves?. ¡Hice lo que me pediste y aún así casi me desangro!. ¡Y la sangre se supone que debe estar dentro!.

Siobhan lo miró con una expresión de incredulidad, y durante un instante guardó silencio, hasta que una media sonrisa se dibujo en la cara de la doctora.

- No te preocupes,  la próxima vez que ocurra algo así,  yo misma me encargaré que tanto a ti, como a Reposo y a todas sus hermanas y hermanos no os movais en absoluto hasta que estés absolutamente recuperado.