Partida Rol por web

Tras reponeros del combate y recoger lo que tenían los orcos de valor continuáis por el sendero secreto sigilosamente.

Al rato, el bosque se abre delante de vosotros y revela las derruidas murallas de un castillo en ruinas. Enfrente mismo tenéis una de las grandes torres de piedra del castillo. El tejado de la torre se ha derrumbado en parte y una gran grieta la recorre de arriba a abajo. La grieta ha sido cubierta con rocas y una gran puerta de hierro se ha encajado en la base de la misma. La puerta está cerrada con un candado de hierro. Sobre la ruinosa contramuralla podéis ver los restos de lo que debía ser el campanario de una capilla. Allí se encuentra el centinela del que os habló el orco. Es difícil ver mucho más desde el lugar que os encontráis, puesto que el bosque se ha arrastrado hasta las mismas murallas de la fortaleza.

El paladín dirigió una mirada a la torre como si fuese un oponente con el que fuese a medir sus fuerzas.

- ¿Como lo vamos a hacer? ¿Acabamos con el centinela y entramos por la entrada secreta? Os recuerdo que la rapidez es fundamental si queremos golpearles antes de que se dirijan a FairHill. 

Al llegar a la salida del bosque hice un gesto de asentimiento al ver que todo parecía tal y cómo el orco había descrito.

Ante la pregunta del paladín, cargué mi arco.

- Puedo derribarlo para poder entrar sin problemas con la llave que conseguimos. -rectifiqué mis palabras. Estando en grupo si fallaba no era sólo mi problema, y esta no era una de esas cacerías que podía repetir ma´s tarde tan solo esperando escondida en la espesura unas horas. -Puedo intentarlo. Soy buena arquera, pero no os lo puedo asegurar completamente. Si alguno tiene una idea mejor, adelante.

También cabía la posibilidad de intentar camuflarnos y ser sigilosos hasta la puerta...pero un grupo tan numeroso y con diversos... ¿Cómo llamarles? ¿Orquestas andantes? Sí, servía. Con diversos "orquestas andantes" con nosotros no iba a ser fácil.

Antes de partir del claro, el guerrero se encargó de que ocultaran todo el equipo en un hoyo del claro, donde estaría seguro hasta que pudieran volver... Si es que volvían. Allí quedaron arcos, armaduras y hachas; pero no dinero ni piedras preciosas (de las que Rash se hizo cargo), ni la caja de yesca del jefe (que Groland entregó a la montaraz). Tampoco el montón de frascos de aceite, que el guerrero tomó para sí. Porque nunca se sabe cuando vas a querer prenderle fuego a algo, pensó con una sonrisa. También se tomó las molestias de explicarle a la drow algunas cosas: que que el semielfo estuviera llevando el dinero no significaba que fuera el "tesorero" de nadie, que tener en cuenta a los demás cuando uno tome parte del botín no significa que haya que pedir permiso y que que estén planeando compartir el botín no implicaba la existencia de un "fondo común". ¡Dioses! ¡Esta hembra habría encajado bien en una compañía de mercenarios! Qué ganas de burocracia...

***

Un rato después, desde la sombra de los árboles, Groland observaba atentamente al centinela. En efecto, parece que la única posibilidad de entrar en el castillo sin llamar la atención es derribando a ese mequetrefe... ¿Pero confiaría Groland en Arue? ¡Podría fallar a propósito! ¡Incluso podría dar alguna señal pactada...! ¡No, aquello ya era absurdo! ¡Basta, Groland! ¡La paranoia no te llevará a ningún lado! La elfa está cumpliendo: incluso se encargó personalmente de aquel gran orco. Y la necesitaban, por su pericia con el arco. Si iba a traicionarles, que lo hiciera dentro del castillo. De todas formas, ya era una decisión suicida desde el principio... Había decidido:

-Que lo intente -dijo al grupo.

Pero luego miró a la drow a los ojos y asintió en silencio... Al tiempo que agarraba con firmeza su maza y su escudo.

-Puede que de una flecha no consigamos acabar con el, pero con dos la cosa cambia. -dice Brand mientras saca una flecha de su carcaj y la apoya en la cuerda de su arco.- No creo que sea tan bueno con el arco como Arue, pero aunque falle una flecha mas no va a hacer mucho ruido, y cuantos mas mejor.

El hechicero contempla con el ceño fruncido al solitario centinela intentando pensar en otra forma de entrar, pero no se le ocurre ninguna con mas probabilidades de éxito. No obstante lo comenta a sus compañeros.

-También puedo usar mi magia para llamarle la atención en otra dirección y pasar desapercibidos, pero siempre esta el peligro de que nos coja... o de que piense que la distracción es un ataque y de la alarma. Creo que es mejor acabar con el.

El semielfo se había mantenido callado durante el corto trayecto hasta la fortaleza tras derrotar a la partida de orcos. Observaba las dos amatistas con curiosidad, alzándolas para verlas con algo más de luz o girándolas en los dedos para observar los detalles. Una expresión gatuna asomó a su rostro, mordiéndose el labio inferior y cabeceando como si hablara consigo mismo.

- Sacaremos una buena cantidad por estas - dijo, más para sí que para el resto, y guardando las amatistas con el resto de la bolsa.

Sonrió cuando Groland salió en su defensa cuando Arue le había llamado tesorero, aunque realmente ya se había acostumbrado a esa tarea. Le gustaba calcular y hacer que todo el mundo se sintiera feliz con él, y además veía que era útil al grupo, más como administrador que como guerrero. Algo era algo.

- Confío en ti - dijo, con los ojitos brillantes cuando la semidrow se ofreció a derribar al centinela - Pero por si acaso, Brand y yo podríamos ayudarte si no cae a la primera.

Sin medir el efecto que podrían causar sus palabras, el mago se había ofrecido a usar su magia para ayudar a la exploradora, aunque no supo en ese momento que quizás estaba menospreciando a la joven.

Miré a Rash y evité hacer ningún comentario jocoso sobre su anterior ataque con la ballesta. No era el momento y el pobre chico no se lo merecía. Sólo le faltaba entrenarse un poco. O un mucho.

- Claro. Pero debemos ser sigilosos y apuntar bien. No queremos dar la voz de alarma.

Alcé mi arco hacia el orco y miré al resto del grupo por si acaso alguno tenía una idea brillante de última hora y para asegurarme de que Rash y Brand estaban listos también. Una vez segura, tensé el arco en dirección al orco... Y la flecha se hizo camino a través de su cuerpo, haciendo caer al orco muerto antes de saber qué ocurría.

"Bien por miiií."

- Buen tiro.

El paladín elogió a Arue mientras observaba como el orco caía derribado.

Habia registrado al orco y entregado lo encontrado al tesorero del grupo, tienen un tesorero, al menos estan organizados. Despues seguimos adelante hasta llegar al castillo en el despues de un intercambio de ideas, Arue dispara una flecha cargandose al centinela dejando el paso libre para entrar en el castillo, asi que digo: -Bueno, ya tenemos el paso libre, muy bien Arue, entremos pues.
- Groland, haz los honores.

Groland había visto en acción a algunos arqueros profesionales durante su época de mercenario, pero aquel tiro de Arue se había colocado fácilmente en su top 10 de disparos precisos. Estaba gratamente asombrado. De hecho, estaba todavía analizando el disparo cuando la voz de Kerri pronunciando su nombre atrajo su atención. No tardó en comprender qué le estaban sugiriendo, y sin más dilación cogió el cordel que le colgaba del cuello y sacó del tabardo la pesada llave de hierro de los orcos...

Sin embargo, dudó unos segundos sobre qué hacer con ella: ¿tratar de abrir él mismo el candado? ¿O darle la llave a alguien más capacitado que él para ese tipo de cosas? El guerrero era muy consciente de sus ruidosas maneras, pero al pensar en los miembros del grupo se daba cuenta perfectamente de que la más silenciosa podía ser la sangre-de-drow. ¿Podemos fiarnos de ella? Groland se debatió unos instantes entre la desconfianza y la confianza, pero finalmente la prudencia decantó su elección.

-Antes de nada, silencio... -dijo el guerrero a sus compañeros y, señalándose a los oídos y a la torre, indicó a sus compañeros que atendiesen a los sonidos procedentes del castillo.

Todos se quedaron callados durante unos segundos, esperando algún indicio de alarma. Cuando el guerrero estuvo más o menos seguro de que la muerte del centinela no había alertado a sus compañeros, o de que fuera como fuera no podría sacar nada más de quedarse allí parado, se giró hacia la medio-elfa y le tendió la mano con la llave.

-Toma la llave, drow -susurró el guerrero en tono seco-. Si ves el camino libre, hazme una señal y te seguiré; si te atacan, acudiré a ayudarte. Tienes mi palabra.

Cuando Arue alargó la mano y cogió la llave, Groland rápidamente se la tomó y la acercó hacia él.

-...pero si estás llevándonos a una trampa, o algo parecido -gruñó entre dientes el hombretón, con los ojos entrecerrados-, que sepas que me encargaré de ti antes que de ningún orco.

Lo cierto es que comenzaba a confiar en ella de nuevo -estaba trabajando por el grupo, y eso secundaba su primera impresión-, pero aquel era el momento más delicado de toda la operación: si la drow era una criatura maligna, aquel era el momento para intimidarla.

Escuché al guerrero y lo que parecía su entrega del hacha de la paz (o la llave de la paz) y alargué mi mano para recibirla. En ese momento, apartó de nuevo la llave -"Fin de la tregua"- para añadir una amenaza - "¿O tregua con condiciones?".

Mi respuesta fue un simple guiño de ojos mientras escurría la llave entre mis dedos con sutileza.

"Tendrás que averiguarlo tú mismo." - pensé. Acertadamente me había mordido la lengua para no decirlo en alto. No era el momento de levantar sospechas infundadas. Aunque fuese divertido en cierto modo.

Antes de salir del claro del bosque, escruté con la mirada todas las inmediaciones del castillo así como la torre y otros lugares de la fortaleza dónde pudiese haber un orco escondido. Cuando me hube asegurado de que tenía vía libre, me acerqué a la puerta de la que estábamos separados por unos metros e introduje la llave. Colocando el oído contra la perta, hice girar la llave esperando que ese fuese el único sonido que captase del interior.

Grolan no abrió la puerta, sino que dio la llave a la Arue, pero con una ligera amenaza, parecía que había gente que no se fiaba de ella, por mi parte no tenia quejas, pero la acababa de conocer, de todas maneras, quizás debería asegurarme con magia,( mas que nada para quitar las suspicacias sobre ella), aunque este no era el momento ni el lugar, aunque me parecía a mi que no había nada que sospechar.

Mientras Arue se acercaba a la puerta, permanezco en silencio con el arma preparada por si hubiese trasgos detrás de ella.

Tanto los goznes de la puerta como el candado se encuentran bien engrasados por lo que no hacen ningún ruido al abrirla. En el interior de la torre, en su mismo centro, hay una colonia de lodo verde. Existe un camino bien definido a lo largo del perímetro de la sala y que evita al lodo verde llevando a unas escaleras que suben al piso superior. La puerta de madera de este piso está podrida y tiene un gran agujero, al igual que el tejado.

Tras dejar escapar un pequeño chillido infantil de alegría al ver cómo el certero disparo de la semidrow volaba hasta su objetivo y lo derribaba sin apenas un ruido, el mago se puso en marcha. Aferrándose al báculo como si fuera lo único que lo mantenía anclado a esa realidad, Rashaniel entró tras Arúe y sus compañeros en la fortaleza. No tuvo ningún reparo en dedicar una larga mirada al lodo verde, como si esperara que, de un momento a otro, una criatura monstruosa se alzara para devorarlo.

- Uhg... - dijo, con una más que evidente cara de desagrado - Qué repugnante...

El paladin susurra:

- Ya estamos dentro ... habrá que subir esa escalera ¿no?

miro con curiosidad a la cosa verde intentando identificarlo, abstrayendome del mundo real y volviendo con mi mente a la inmensa biblioteca de donde salí.
He leído mucho y quizás me venga a la mente alguna imagen de eso, ya que agua esta claro que no es y si se mezcla con tierra queda marrón y no verde, así que mirándolo me quedo un rato mientras mis compañeros van entrando sin hacer caso a lo que dicen o hacen.

Pero por mucho que lo intento no tengo ni idea de que es, así que lo único que digo es: - Amigos no tengo ni idea de que cosa es eso de hay, lo que tengo claro es que no es barro, por lo que no aconsejo que os acerquéis y nos alejemos lo antes posible de aquí.

Mientras sus compañeros (más) cultos se detenían a observar aquel montón de mugre de pinta extraña acumulada en el centro de la habitación, Groland recorrió con cuidado -evitando el barro verde- el camino que le separaba de la única puerta de la sala (además de la de entrada), un miserable montón de madera situado en lo alto de una escalera de piedra. Procurando evitar hacer ruido, pero maza y escudo en mano, el guerrero inspeccionó el agujero cochambroso y trató de ver qué había al otro lado.

Tomando ejemplo de Groland en lo que en opinión del hechicero había sido una de sus mejores ideas, Brand pasa de largo a sus compañeros embobados con el barro (puede que les guste la alfarería- razona a falta de una razón mejor) y sigue los pasos del guerrero.

Viendo que se interesaban mucho por el lodo le eché un vistazo, pero disimulé y seguí a Groland cuándo me di cuenta de que no tenía ni idea de qué era.

"Será lodo con moho..."

- Está bien, sigamos. Creo que tal vez deberíamos colocarnos en una formación ventajosa... Tal vez los guerreros rasos en frente y los de distancia atrás... O al revés si queréis que intetemos acabar con los enemigos de lejos antes de que den la voz de alarma. No sé mucho de formaciones de grupo. - admití al final. Estaba acostumbrada a cazar sola y nunca le daba mucha importancia a las formaciones del enemigo: solían ser orcos o criaturas similares con poca disciplina, con lo que formar no era su fuerte. Además, con mi estilo de lucha muchas veces acababa con la mitad desde un árbol antes de que me viesen, con lo que para cuando el cuerpo a cuerpo llegaba quedaban cuatro gatos descolocados.