Partida Rol por web

Al oir que por fin dejarian los caballos, Rizzen elevo una plegara a Lazhander en agradecimiento. Con una amplia sonrisa desmonto del caballo, posando firmamente los pies en el suelo. Se dispuso a revidar su vestimenta y recolocar sus armas y enseres, para por fin iniciar la marcha.

El camino seria peligroso, y tendrian que estar alerta a cualqueir movimiento de emboscada. Podrian ser una presa facil, pero era necesario llegar cuando antes. Partamos raudos.. cuando mas tardemos mas se nos complica el rescate del crisol.

El grupo avanza por el camino secreto, cubierto de una densa maleza. Arue, tras realizar una comprobación en el terreno, confirma que les estáis ganando terreno a los orcos y que éstos parecen haber frenado su marcha.

A la hora el sonido de las voces orcas se hace más claro conforme os acercáis al grupo enemigo. Apenas os encontráis unas pocas decenas de metros detrás de los orcos y podéis escuchar con toda claridad sus perversos cantos de celebración. La maleza los oculta de vuestra vista. Arue se vuelve y os hace una señal para que guardéis silencio. Lauriel da una vuelta con la mano sobre su cabeza para indicaros que os reunáis con ella para planear el ataque. Sonreís, sabedores de que los orcos ignoran que la muerte los acecha.

- Sugiero adelantar a los orcos y tenderles una emboscada. Os susurra sin ningún signo de agitación. - El camino apenas tiene un metro y medio de anchura y los orcos marchan en fila de a uno, encabezados por el que parece el cabecilla. Lleva el crisol a la vista y a menudo escupe dentro de él...Será malnacido. Con él hacen un total de siete orcos. ¿os parece bien?. Masculla, añadiendo, ya más serena al haber visto el crisol.

-Una emboscada parece perfecta para esta ocasión -responde suavemente Brand, contento con la idea- Y con unos pocos hechizos Grasa bien colocados puedo sacar temporalmente a alguno de los orcos para facilitarnos las cosas, o incluso usar el hechizo en el propio Crisol para que no puedan agarrarlo y huir con el.

Rashaniel se estaba excitando. Pero excitando de una manera hermosa, porque era la excitación previa a la batalla. La primera vez que se sintió verdaderamente en peligro tras abandonar el norte, se bloqueó y se paralizó como una cabra asustadiza. Pero ahora era él quien iba a emboscar, era él quien tenía un grupo de compañeros con los que derribar a esos orcos y recuperar el crisol. Pero había una vocecita en su cabeza que gritaba, pero no con mucha fuerza. Era una voz que le pedía que se parara a pensar cómo era posible que la elfa supiera todo aquello, cuando era Arúe la exploradora y quien iba en cabeza. Pero no le hacía caso, porque estaba muy emocionado.

- En el momento en que el portador suelte el Crisol - aludiendo, en voz baja, al hecho Grasa que había comentado Brand - Yo puedo traerlo hacia nosotros usando el Sirviente Invisible.

Cualquiera que lo viera sonreiría, porque el semielfo gesticulaba como un aprendiz de bufón mientras sus manos se movían, representando lo que pasaría.

- Bueno... eso... si os parece bien.

- Me gusta lo de la emboscada  - dije en voz baja. -  Si todos sois capaces de ser silenciosos.

De hecho ese era mi plan inicial. Hasta ahora parecía que, sin decirlo abiertamente, habíamos acabado haciendo lo que yo había sugerido. Tras darle un último repaso a los orcos y su conversación, asentí al resto con el arco preparado y la mirada chispeante. Hora de cazar.

Tras atender primero a Lauren, luego a Brand, entonces a Rash y después a Arue, los compañeros miraron a Groland*, medio oculto de la luz lunar por la vegetación: una gran sonrisa reluciente apareció en la oscuridad. La gruesa cabeza de su maza surgió de las sombras y ascendió lentamente en arco, todo relieves y grabados refulgiendo en plata, hasta desaparecer de nuevo en dirección al hombro del guerrero. Realmente son los orcos más ESTÚPIDOS con los que me he cruzado nunca, pensaba. Era obvio que el plan le gustaba más que a un tonto una tiza. Se volvió hacia Rizzen y Greinh, a la espera de su respuesta.

Greinh asintió y puso su mano sobre la empuñadura de su espada. Era la hora de dar su merecido a esos orcos y recuperar el crisol.

Rizzen escucho atentamente el plan y le parecia perfecto. Era una buena ocasion de acabar con esos engendros miserables que habian osado profanar una reliquia sagrado A mi me parece perfecto, dejarme al que lleve el crisol quiza pueda convencerle, aunque mejor que groland o grein esten a mi lado por si no resultase... 

El plan de Lauriel fue aceptado por todo el grupo y se dispusieron a realizar una emboscada a los orcos. Éstos, enardecidos por el triunfo obtenido en la incursión, estaban organizando un verdadero tumulto, creyendo que nadie les seguía. Estaban más contentos de lo normal porque el ataque contra el Templo era una misión especial.

Actuando el primero para cumplir con el plan y poner a buen recaudo al Crisol antes de que la lucha comenzara, Brand empieza a recitar su primer encantamiento del combate mientras mueve las manos en complicados gestos. Segundos después, su magia que el Crisol se cubra rápidamente de una resbaladiza capa de grasa ante los sorprendidos ojos del jefe orco mientras el hechicero contempla satisfecho su obra mientras se esconde entre los arboles.

Era el momento. Todos habían estado de acuerdo en que el joven semielfo usara sus artes mágicas para recuperar el Crisol en cuanto Brand desplegara el hechizo de Grasa. ¿Sería capaz de hacerlo sin equivocarse? Todos contaban con él, todos estaban pendientes de que el tímido y torpe joven no metiera la pata, o se quedara bloqueado como aquella vez, a la entrada del poblado. Una gota de sudor recorrió su mejilla y Rashaniel se dio cuenta de que estaba temblando, aunque no sabía decir si de emoción o de miedo.

Formando el sencillo sello con las manos, pronunció las palabras suavemente y notó cómo la energía mágica se arremolinaba ante él, tangible sólo para su percepción. Lo había hecho, ¡había conseguido lanzar el hechizo sin equivocarse! Tuvo que morderse la lengua para no soltar una expresión de júbilo.

Ahora tenía que estar pendiente. En cuando el jefe de esos orcos soltase el Crisol, él lo recuperaría... 

Por fin un poco de accion. Ya era hora de recuperar el crisol y llevarlo de vuelta al templo. Solo le quedaba confiar en que el plan funcionase a la perfeccion. Hubiera preferido intentar hechizar el jefe de los orcos pero ya habian tomado otra decision. No obstante aun les quedaria el recuso del poder de Lazhander por si fuera necesario. 

Centro su mirada y sus intenciones en el primer enemigo. Debia atraer su atencion para que Groland y compañia pudiera recuperar el crisol..Enaborlando su maza pesada elevando una plegaria a Lazhander, sale de la proteccion del bosque hacia el orco mas cercano (C13).

El certero golpe de Rizzen sobre el pecho del orco, le deja no solo sin resuello, sino tambien inconsciente, tumbalo fulminantemente a sus pies...

Y el combate empezaba de esa manera, con ventaja para los cazadores, aunque la presa los superaba en número, eran claramente mas débiles, o al menos así lo creía el paladín.

Su mirada, por lo general arrogante pero tranquila y llena de bondad, se transformaba en una mirada desbordada por la pasión y por la rabia, Rizzen, quien se encontraba junto a él juraría que sus ojos se habían encendido en llamas y habían cambiado de color, pero quizá la oscuridad de la noche le jugaba una mala pasada al clérigo.

Eran claras las virtudes del paladín en cuanto a la clemencia y la misericordia, pero a juzgar por la raia tras cada ataque, se hacía evidente su fobia contra los orcos, ya antes había demostrado su discriminación con esa raza con sus comentarios, pero ahora se evidenciaba de una forma que dejó sorprendido a todos, nadie podía creer que un paladín atacara con tanta vehemencia y rabia!!.

Su espada se bladió por el cielo, haciendo un arco horizontal, su poderoso brazo la guiaba hasta el costado del orco, justo debajo de su axila, donde la junta de la armadura no protegía nada, la espada se enterró y penetró carne y huesos y desgarró arterias hasta el pulmón, una muerte rápida para el primer orco.

Un grito de euforia se desbordó de la boca de aquel buen paladin orcofóbico, -Groland, no dejes que escape el grande.... y procura dejar algo para mi!!. -Gritó excitado, voltiando su mirada a su siguiente víctima, con las babas escurriendo desde su boca y deseoso de clavar su espada sobre mas pieles de orcos.

Sus compañeros empezaron el ataque: si esperaba más, Groland perdería el factor sorpresa. Comenzó actuar. Mientras comenzaba ponía en práctica su ataque con mecánica precisión, su fría y calculadora mente de guerrero repetía los datos una y otra vez.

...de enemigos: 7. Tipología: orcos, guerreros...

*Una nube oculta brevemente la luna. Groland aprovecha, atraviesa la maleza y entra en el sendero.*

...terreno llano, enemigos al descubierto, aliados ocultos. Distancia aproximada a los objetivos más cercanos: unos 7 pies hasta un guerrero raso a la izquierda...

*No hay ni dos pasos hasta el vulgar orco, pero el objetivo es el crisol. Mientras corre hacia el líder, su brazo derecho se cruza bajo la protección parcial del escudo, preparando el revés.*

...Obstáculos a los enemigos más cercanos: ninguno. Comportamiento enemigo: absolutamente desprevenidos...

*Un "¡POR TEMPUS!" resuena en algún lugar de su cabeza: no dice nada, no grita nada. En la carrera, sólo se oyen sus pisadas atenuadas por la vegetación que cubre el suelo, la rítmica sacudida de sus pertrechos, su respiración controlada. El jefe orco apenas lo ve venir.*

...Comportamiento aliado: preparados y coordinados. Análisis aliados...

*El guerrero confía en sus amigos. Oye la refriega, pero no detiene su carrera ni para echar un vistazo.*

...amenazas: elevado número, líder poderoso, noche. Resumen de oportunidades: noche, factor sorpresa, superioridad numérica, cercanía...

*En la oscuridad, a un paso de su objetivo, Groland comienza a abrir sus brazos...*

...Consideraciones: entrar en melé con el líder y neutralizarlo...

*...descubre su imponente maza sin nombre...*

Protocolo recomendado: CARGA C/C VS JEFE ORCO.

*...e impacta brutalmente contra el hombro derecho de su enemigo, que sólo ha podido girarse para ver como un demonio oscuro surge de ninguna parte para reventarle en pedazos.*

Opcional: aterrorizar.

*Al golpear, Groland ruge. Es un rugido profundo, gutural, como el de un león. No hay palabras en ese rugido: sólo violencia. Se mete en las cabezas y aprieta los botones adecuados. Todos el bosque lo oye, todo el bosque se estremece. Su cara es una máscara de pesadilla. Pero...*

Análisis del golpe... Mediocre: impacto efectivo, objetivo errado, golpe ineficiente.

Su objetivo era la cabeza, pero la oscuridad impidió a Groland apuntar mejor y el hombro del orco recibió todo el golpe en un ángulo inapropiado. Su rugido terminó en una andanada de improperios tan blasfemos que algunos orcos pensaron por un momento que estaban siendo atacados por sus propios congéneres.

Y comenzó el ataque. Con un movimiento rápido con la cabeza me deshice de mi capucha. Ahora eran visibles mis ojos ambarinos, brillantes en escarlata por la visión nocturna, pero también mi pelo, que bajo la luz de la luna era de un color plateado luminoso. Mientras tanto ya había levantado mi arco, con su flecha preparada, y apunté al jefe Orco. No tardé en darme cuenta de que Groland se dirigía hacia él a la carrera, con lo que disparar al jefe Orco podría causar un accidente desafortunado.

"Mierda." - pensé al haber perdido al jefe...de momento.

Sin tomarme más de un segundo, cambié mi objetivo al segundo orco de la fila. De este modo cubriría las espaldas de Groland en su carga.

Mi flecha voló rápida y dio directamente en la nuca del orco y haciéndole caer trastabillando de rodillas al suelo. Me sorprendía que esa flecha no hubiese acabado con el de un golpe, pero no importaba. 

Hathol estaba probablemente en ayunas, pero lanzó un gran grito mientras saltaba alzando su lanza con gestos amenazadores hacia el orco más cercano. Se veía que la excitación iba en aumento conforme se acercaba a su objetivo. Era su modo de vencer el miedo que se apodera de un combatiente antes del momento del ataque. Trataba de llenar de ferocidad el estómago vacío ante lo inminente del choque. Su lanza penetró la armadura hiriendo de gravedad al orco.

Lauriel, en cambio, marchó en silencio absoluto y en perfecto orden contra el jefe orco confiando que la herida provocada por Groland apartase su atención del ataque, pero los sentidos del gran orco estaban alerta y esquivó con una gran soltura la espada de la elfa.

El ataque fue brutal. Cogió desprevenidos a todos los orcos. Tres de ellos estaban muertos, uno gravemente herido y el jefe orco con el hombro bastante perjudicado.

Los orcos estaban contentos por el saqueo cometido al templo y no habían puesto mucha atención en si alguien les seguiría. Supusieron que al ser de noche nadie saldría en su busca. Se equivocaron completamente y ahora estaban sufriendo las consecuencias de tan enorme negligencia.

Todo comenzó cuando una capa de grasa cubrió el crisol y mientras el jefe orco intentaba que éste no cayese, un enorme guerrero le alcanzó en el hombro. Dejó caer el crisol al suelo y pudo esquivar el segundo ataque de una elfa. Lo extraño fue que el crisol no alcanzó el suelo si no que se mantuvo a poca distancia de éste y se desplazó metiendose entre los arbustos que tenía a su izquierda, desapareciendo.

A Lauriel le sorprendió la velocidad con que el orco se repuso de la herida sufrida en el hombro y esquivó su ataque pero le sorprendió aun más que volviese a esquivar su segundo ataque. Era muy rápido, no le extrañaba que fuese el que mandase. Tras fallar se desplazó hasta ponerse a la espalda del orco y distraerle para que Groland pudiese alcanzarle de nuevo.

Lo tenía en sus manos, ¡lo tenía! Rashaniel estaba pletórico cuando sus manos aferraron el mágico objeto con fuerza, y durante apenas unos pocos segundos se quedó embelesado mirando su superficie.

Todo había sucedido como habían planeado: Brand había hechizado el objeto y en cuanto el líder de aquellos orcos lo soltó, allí estaba el semielfo para atraparlo con su magia. Apenas le costó esfuerzo traerlo hasta él en medio de la refriega y ahora que lo tenía en sus manos, ¿qué debía hacer? ¿Correr con él? No sería muy inteligente, porque si se separaba del grupo, ¿dónde acabaría? Mejor lo guardaba en su petate, no fuera que algún orco viera el objeto en sus manos y quisiera recuperarlo.

Ahora que habían recuperado el crisol, debían deshacerse de aquellas criaturas. Recordó los pocos conjuros que conocía y buscó entre las páginas de su memoria algún hechizo que pudiera derribar a esas monstruosidades. No eran sus conjuros favoritos, pues apenas si sabía un par de ellos, pero encontró uno que le valdría perfectamente. Recitó las rápidas palabras y formó los sellos, e inmediatamente una esfera carmesí surgió de su mano en dirección al orco* que había quedado algo separado del grupo.

Como una centella, la esfera surgió de los arbustos y voló zigzagueante hacia su enemigo.

Brand se permite unos momentos para contemplar eufórico como la emboscada salta alrededor de los confiados orcos, consiguiendo recuperar el Crisol sin problemas gracias a su magia y la de Rash y con el resto de sus compañeros prácticamente reduciendo a la mitad el numero de enemigos, todo eso antes de que los orcos supieran lo que estaba pasando.

Aprovechando que los orcos todavía no habían tenido el tiempo a reaccionar, el hechicero empieza otro encantamiento para acabar con el orco malherido a los pies de Hathol y lanza un proyectil de pura magia en su dirección, sacándolo de la lucha al instante.