Partida Rol por web

Greinh, andando lo más sigiloso que puede, se posiciona detrás de Kerri, cruzándose con Rashaniel al que le cede el paso para que se posicione detrás de Groland. Rash se da cuenta que al paladín le está costando mucho aguantarse, en su rostro se nota mucho la tensión y el asco que le produce éste lugar, sus ojos cada vez son más sombríos y parece que vaya a saltar en un momento al otro. El agua os sigue empapando durante estos angustiosos segundos mientras lo que sea que se está moviendo sale a vuestro encuentro....Todos permanecéis a la espera, quietos como gacelas asustadas con las orejas enhiestas por algún peligro, pero preparados para atacar como un tigre al acecho de su victima.....

De entre los arbustos que tenéis justo enfrente, al otro lado del patio, veis como sale un Orco, vestido como los dos del fondo, con arco en mano, refunfuñando y mirando hacia el cielo, siguiendo con la mirada al cuervo.

Apenas da un paso fuera de las hierbas, empieza a alzar el arco cargado con una flecha, cuando repara en vosotros, justo enfrente de él, todos quietos, mirándole. Se queda inmóvil como un muñeco, casi sin atreverse a respirar y sus ojos se hacen más y más grandes...mientras su pecho comienza a hincharse poco a poco......como si estuviera cogiendo aire.....

Groland tras el comentario de Arue piensa durante un segundo...."¡Mierda! ¡Eso lo cambia todo!". Para el guerrero se hizo obvio lo que iba a ocurrir: ¡ese maldito orco iba a dar la alarma! ¡Por el culo en llamas de Tempus!, blasfemó el guerrero mentalmente, aunque sólo salió un gruñido de sus labios. Por suerte, aquel pielverde no había pillado por sorpresa a nadie del grupo, así que Groland levantó su arco, apuntó brevemente y disparó. ¡Ayúdame, Chauntea!

El joven semielfo contuvo un chillido al escuchar al cuervo, a sabiendas de que cualquiera habría podido escucharles, sin embargo, cuando vio que sus compañeros fuertemente armados se preparaban para asaltar a los dos orcos, hizo lo que su sentido común le indicaba: se situó detrás de Groland y aferró fuertemente su báculo, repasando los hechizos que tenía en mente.

En cuánto me di cuenta de que algo no cuadraba, mi mente me dio la respuesta: los orcos que había visto desde el campanario no eran un grupo, sino 3, y se habían separadao. Tal vez estaba dividiendo los turnos o compartiendo comida, pero sea cómo fuer ya no estaban en el mismo sitio.

Vi cómo algunos  avanzaban, con lo que tenía que actuar deprisa. Sin embargo, cuando abrí al boca el cuervo de Brand rompió el silencio y llegaron unos gruñidos lejanos... Unos gruñidos que tenían todo el sentido del mundo para mí.

"Espero que sea otro orco, no un ogro o un gigante que hable orco..."

Ahora sí, antes de que avanzasen más, llamé su atención mientras cargaba el arco*.

- ¡Tsk! Los orcos se han dividido en grupos de dos, el grupo del oeste ya no tiene 6 orcos. - susurré lo más bajo que pude para no alertar a los orcos, ese era el motivo de sólo ver a dos dónde debería haber 6 - Y algo se ha despertado en el este. - añadí señalando con la cabeza los arbustos de los que habían provenido los gruñidos. Por supuesto era innecesario añadir que era culpa del cuervo del hechizero...

Rashaniel, intentando concentrarse, sólo se escondió detrás de Groland, pensando para sí qué conjuros tenía disponibles...

Brand no se lo piensa dos veces y en cuanto ve al orco salir de entre los arbustos la flecha en su arco sale disparada hacia el nuevo enemigo... o mas bien a medio metro a su derecha. Sabia que tenia que haber utilizado la magia piensa el hechicero para si mismo- la próxima vez dejare el arco como ultimo recurso.

Di un paso entre Kerri y Brand para poder lanzar sin obstáculos mi flecha. Vislumbré un orco solitario enfrente de nosotros, probablemente el que acababa de despertar. 

"Suerte que es sólo un orco"

Sin embargo intenté disparar demasiado pronto y mi flecha se perdió tras él sin ni siquiera rozarle.

"Mierda."

El graznido del cuervo todavía resonaba en la mente del joven. La tensión del ambiente podía cortarse con una espada. Desde su posición veía a sus compañeros con sus cuerpos y rostros tensos, buscando entre las ruinas la fuente del ruido. La drow mencionó en ese momento que algo se estaba despertando, mientras que con un ligero movimiento de su cabeza señalaba la dirección donde le parecía haberlo escuchado.  

Fue en ese momento cuando el orco salió entre los arbustos, al otro lado de la plaza. Este miraba hacia el cielo malhumorado y al bajar la vista se nos avistó a todo el grupo. Faxlen percibió como se preparaba para gritar a sus compañeros.Tarde poco en reaccionar. Tensé el arco con todas mis fuerzas "Esta a demasiada distancia...". Apunté y disparé.

La flecha salió disparada en dirección hacia el orco pero sin llegar hasta este. La flecha golpeó contra el suelo cerca del pozo de la plaza. "Mierda, demasiado lejos...". 

No dudó en aquel instante en que los problemas no habían hecho más que comenzar...

Viendo al orco y que no llevo en mi mano la honda me provoca una frustración de no haber planeado bien el combate, por eso envaino la espada, voy sacando la honda y preparándola mientras avanzo hasta la esquina de la entrada principal.

Como si de un grupo de combate entrenado se tratara, casi todos los componentes del grupo alzaron sus armas a distancia al unísono, y varias flechas cruzaron el espacio que había entre ellos y el Orco, devorando la distancia rápidamente. Al Orco no le dio tiempo a decir nada, simplemente cerró los ojos expulsando el aire que había cogido al ver que varios proyectiles salían hacia él, abriéndolos un par de segundos después....las flechas habían salido hacia él, pero ninguna consiguió impactarle.

Posiblemente debido a las prisas, a la lluvia, a la sorpresa, a la distancia, al viento.....o a alguna suerte de clase oscura....pero ninguna flecha penetró en su cuerpo, repiqueteando en el suelo cerca o clavándose en las hierbas justo a su espalda. El Orco, mirándose y sonriendo, alzó su cabeza y el arco a la vez que hincha de nuevo el pecho, ésta vez con más decisión en su mirada. Estira la cuerda del arco hasta su oreja y claramente, tenéis la horrible certeza de que, si no lo conseguís abatir, dará el grito de alarma. 

Greinh, resbalándole el agua de la lluvia desde la punta de su nariz, emite un gruñido de rabia, y dándole un codazo a Groland, le susurra con pasión con los dientes entrecerrados..."Dímelo y cargaré contra él.....no sé que estamos haciendo...¡ya nos han visto! Hay que eliminar a esa escoria..." 

No sabiendo si alegrarse de su suerte debido a que la sorpresa del orco le había impedido dar la voz de alarma, o de maldecirla por no poder usar su magia a riesgo de ser visto, el hechicero se resigno a volver a probar suerte con su arco.

Sacando otra flecha de su carcaj con un rápido movimiento nacido de la practica (no que cualquiera lo diría, vista su actuación), el elfo tensa el arco y deja volar otra flecha en dirección al orco que sigue el camino de la anterior, pasando de largo de este.

Al contemplar el triste espectáculo que el grupo estaba protagonizando bajo el aguacero, Groland no pudo más que temerse lo peor. Hora de sacar las herramientas, murmuró para sí mismo, pensando ya en apartar el arco a un lado y empuñar su maza y su escudo. Sin embargo, no llegó a hacerlo. Algo extraño ocurría: ¿Por qué no está llamando a su parentela?, se preguntó el guerrero cuando se dio cuenta de que no había oído más que a Greinh, a Kerri y el agua al caer. Gracias por la segunda oportunidad, estúpida alimaña.

—¡No, sir Greinh, dejádnoslo! -pidió el guerrero en un breve susurro, lo suficientemente alto para sobreponerse al ruido de la lluvia-. ¡Vigilad los flancos! -añadió, refiriéndose a que el paladín dejase que los tiradores se encargasen del orco y él vigilase que no les sorprendieran. El propio Groland se habría ocupado de esa tarea si no tuviera el arco ya en la mano.

Groland barajó entonces acercarse y apuntar mejor, pero se dio cuenta de que no sería suficiente. También pensó en correr contra la bestia y hacerle un buen placaje, pero estaba demasiado lejos, e impediría el tiro a sus compañeros... Para cuando, pasados un par de segundos, llegó conscientemente a la conclusión de que debía disparar de nuevo, la máquina de matar de su subconsciente ya hacía tiempo que había calculado todas las posibilidades, cargado una flecha en el arco, apuntado y disparado. Tengo que hacerme mirar esto.

Maldiciendo mentalmente por su disparo errático, Groland se asomó a la esquina de la torre y miró hacia el sur, temiendo que la trifulca, pese a la cobertura que les daba la lluvia, hubiera alertado a los demás orcos.

El joven mago observó con los ojos como platos cómo sus compañeros y amigos habían lanzado una lluvia de flechas contra el orco vigilante, y ninguno había acertado. ¡Qué magia tan poderosa protegía a esa criatura! ¡Seguro que poseía algún tipo de guarda mágica! No tenía que olvidar decírselo a Groland.

Pensó que quizás estaba protegido contra armas físicas, pero no contra conjuros, así que recordó las palabras que sabía tan bien y, saliendo de la esquina, alzó la mano contra el orco mientras un halo de luz azulada la rodeaba.

- दंव च्या रे - dijo, en su élfico idioma, e inmediatamente, un rayo de luz azul blanquecino impactó en el orco.

No podía creer que mi flecha se hubiese perdido en la espesura... Pero aún era más increíble que NADIE hubiese conseguido dañar al orco. ¿Es serio? ¿Era eso posible? ¿Cómo podíamos ser tan patanes? La sonrisa del orco, tan seguro de sí mismo, hizo que se me revolviera el estómago en frustración. Nunca antes un orco me había mirado así, y no me gustaba. Hasta ahora sólo había habido tres tipos de miradas en los orcos que se habían enfrentado a mí: una mirada revelando ganas de matarme; un a mirada que reflejaba miedo de mí y la mirada de la muerte. 

- El orco del *sur* es mío... - se escapó entre mis labios, audible para los que estaban cerca.

"El que ríe el último ríe mejor." - Pensé mientras daba un pequeño paso y cargaba de nuevo el arco.

Sin embargo esta flecha fue incluso peor. Tan malo fue el disparo que po poco se me desencaja la mandíbula de incredulidad.

"¿¡Pero cómo es posible?!"

Respiré hondo, intentando rebajar el temblor de mis manos, apuntando nuevamente. "¿qué destino me merezco?" pensé mientras tensaba nuevamente la cuerda. Disparé la flecha y observe su trayectoria, esperando la respuesta a mi pregunta...

Kerri saco la honda y poniendo una piedra en el cuero la hizo girar con fuerza, soltandola cuando alcanzó la velocidad necesaria para alcanzar el objetivo.

Durante un momento, la maligna mirada del Orco se fija en vosotros, como decidiendo a quién disparar de entre tantos objetivos hostiles delante de él, su mano duda..... Rápidamente, aprovecháis esos segundos de indecisión de la criatura para lanzar una nueva andanada de flechas, piedras....y magia. 

La criatura se encoge durante un momento cuando la primera flecha le pasa volando cerca, pero no tiene tiempo de mucho más, porque en mitad de su frente le aparece un ástil vibrando disparado desde el arco de Faxlen. La criatura, alza la mano como queriendo coger la flecha pero una piedra impacta en su rostro, dos flechas que parecen venir del cielo se suman a la primera, clavándose una en su brazo izquierdo y la otra en el hombro, al lado del cuello, y finalmente, dubitatívamente, da un par de pasos y cae hacia atrás cuando un rayo de luz azul le impacta de lleno en el pecho, mientras unas palabras mágicas inundan el aire a vuestro alrededor, procedentes de la potente voz de Rashaniel. El Orco cae dentro de los matorrales de donde había salido, casi sin hacer ruido, muerto antes de tocar suelo. Varias flechas más caen a su alrededor, pero ya no tiene importancia, el orco ha sido abatido....y no le ha dado tiempo a dar el grito de alarma.

Todos miráis sorprendidos al semielfo, puesto que hasta ahora apenas ha levantado la voz en un par de ocasiones, y oír su voz entonando una potente y candenciosa tonada en un lenguaje desconocido os deja perplejos durante un momento. Un ligero escalofrío recorre vuestra mojada espalda cuando pensáis que quizás los centinelas os han oído......quizás abatir al Orco no ha sido suficiente, quizás, la temeridad del mago haya descubierto vuestro subterfugio....

No queriendo arriesgarse a la posibilidad de que los guardias hubieran oído algo y decidieran atacarles, Brand se libra del arco y, por fin, usa su magia contra el enemigo, gritando las palabras arcanas por encima del clamor del viento en un despliegue, en su humilde opinión, unas tres veces mas impresionante que el de su compañero semielfo.

Espero que nadie haya visto eso -piensa el elfo para sus adentros mientras ve su rayo desvanecerse en el aire- supongo que tendré que volver a disparar al aire.

Sin mas demora vuelve a recoger disimuladamente el arco y se prepara para disparar otra flecha a los orcos, no teniendo mucha esperanza de acertarles pero teniendo que intentarlo igualmente.