Partida Rol por web

Corro a sujetarla, me lanzo al agujero e intento atraparla. no se si lo conseguiré, pero la caída puede ser fatal, aparte de que podría alertar a lo que estuviera abajo.

Jerinor tras coger con éxito a Rash, con un gruñido gutural nacido de lo más profundo de la guerrera, logro mantenerlo suspendido en el aire dándole el tiempo necesario para que volviera a agarrase a la cuerda e hizarlo. Una vez estabilizado, animo a Rash a subir por la cuerda para mantenerse en el nivel  intermedio en el que se encontraban asintiendo a Rash. Muy bien Rash! Muy bien.

Con pena vio como Syria caía hacia el fondo al intentar ayudar al mago, en ese momento Kerri y Groland intentaron  cogerla....

De nuevo, otra acción más, otro movimiento del que se arrepintió casi al mismo instante de empezar a llevarlo a cabo. De nuevo, otra ocasión que iba a lamentar. Apenas había cogido del cuello a Rash, supo que no iba a poder sostenerle. Y no pudo. El paso que había dado, con toda su buena intención, para agarrar al elfo antes de que se precipitara al vacío había servido para que los demás despertaran y actuaran. El leve roce con el que había sostenido, menos de lo que dura un pestañeo, al arcano, había bastado para que Jerinor, más hábil y fuerte que ella, lograra frenar el descenso. Pero ella no había tenido tanta suerte.

Ocupados ellos dos en no caerse, los demás apenas habían reparado en como ella perdía el pié ante el excesivo peso, como se desequilibraba, como sus ágiles dedos no lograban sin embargo sujetarse a nada, y como en definitiva sustituía a su compañero en aquella rápida forma de superar los niveles del castillo. 

Apenas notó una ligera brisa al lado de su rostro cuando Kerri intentó sostenerla, pero no valió de nada. Directa hacia el vacío, viendo como el suelo se acercaba cada vez más rápido, sólo logró girar sobre sí misma en un intento por amortiguar la caída contra la fría piedra que esperaba abajo. 

Groland había tratado de agarrar a su compañero en caída libre, pero Jerinor, con la misma velocidad y los mismos reflejos que había mostrado ya en batalla, se le había adelantado. «¡Bien por ti, mujer!», llegó a formular el guerrero en su cabeza, pero no dijo nada: la muchacha, Sirya, tras tratar infructuosamente de salvar al mago, había perdido el equilibrio y se precipitaba en esos momentos agujero abajo. Lo único que pudo articular el guerrero fue:

-¡Dantres…!

...que en cormyriense significa «¡Demonios!», y lanzar su manaza hacia la chica.

El sonido de una piedra repiqueteó contra madera, alumbrando desde abajo una escena cuanto menos, curiosa.

Sirya se precipitó al vacío, cayendo hacia la oscuridad interrumpida solamente por la luz que emanaba del guijarro que portaba Groland en su mano. Jerinor permanecía tumbada en el suelo realizando un ligero movimiento de vaivén con su brazo extendido a través del agujero y del cual colgaba, cual embutido a secar, Rash, que con un par de moratones de más conseguía cogerse a la cuerda y comenzar a trepar hacia arriba, volviendo casi al subsótano del cual había caído. 

Mientras tanto, la joven recientemente autonombrada aventurera siguió su camino hacia el duro suelo del siguiente subsótano como si quisiera zambullirse de cabeza en la mesa en forma de U. Kerri se lanzó a por ella, a la vez que Groland. El choque de ambas cabezas fue tremendo y doloroso, e hizo que los dos lanzaran un grito de dolor. Sirya comenzó a girar en el aire....o al menos eso creía ella. Wick, que contemplaba la escena casi sin poder reaccionar a tiempo, emitió un ligero quejido por lo que acababa de pasar - ouch - 

Un guijarro pasó por al lado de su cabeza, cayendo con parsimonia encima de la mesa de madera y repiqueteando varias veces hasta detenerse. Un guijarro del cual emanaba una suave luz dorada que iluminaba la escena desde abajo. Una escena en la cual se podía ver la mano de Groland sujetando por el tobillo a una Sirya boca abajo, con el brazo totalmente extendido a través del agujero y su cuerpo tumbado al lado del mismo, junto al de la clériga que se retorcía de dolor y se frotaba con ganas la frente, en la cual comenzaba a hincharse un somero chichón, al igual que en la frente de Groland. 

La clériga, tumbada boca arriba y aguantando las lágrimas de dolor, se quedó mirando la cuerda que subía y atravesaba el agujero del cual habían bajado, en la planta baja de la torre....y a través del agujero, pudo ver como una forma embozada en una capa, asomaba apuntado con una flecha tensada en un arco hacia abajo...hacia ella. 

Detrás de esa flecha, había un rostro enmarcado en un pelo negro como ala de cuervo. 

Arue no pudo más que alzar una ceja al verlos a todos un piso más abajo, tirados en el suelo, con los brazos extendidos como queriendo coger algo a través de donde antes había un sello y escuchar las diferentes quejas y gritos de dolor. 

En el hueco ya había demasiada gente para el gusto de Rashaniel. Justo cuando él se aferró a la cuerda con todas sus fuerzas, una sombra pasó a su lado, y vio cómo Sirya caía al vacío. ¿Qué acababa de pasar? Groland la atrapó, quedando la joven junto a él en el estrecho espacio que separaba ambas plantas: ambos colgados como si fueran embutidos en una carnicería. Agradeció a los cielos que allí no hubiera bardos ni escaldos que contaran sus historias, porque era algo que no merecía ser relatado.

- Venga Sirya - dijo, extendiendo su mano para que la muchacha pudiera tener un punto de apoyo para coger la cuerda.

Entonces, alzó la mirada para ver el espectáculo y sus ojos se abrieron desorbitados. Una figura les observaba en la planta de arriba. ¡Un enemigo! ¡Alguien que cortaría la cuerda, dejando que él cayera al vacío y... Pero esa figura le resultaba terriblemente familiar: la pose agresiva, la oscuridad de su piel que no estaba producida por la escasez de luz, el brillo de su cabello. ¿Acaso podría ser...?

- ¡ARUE! - gritó Rashaniel, olvidando que debían ser precavidos y silenciosos. Era ella. Su compañera y amiga. La exploradora semidrow, arisca y violenta como poca. Pero era su amiga. El mago separó la otra mano para celebrar su regreso, olvidando que estaba aferrado a la cuerda con ella, y rápidamente se volvió a agarrar cuando notó cómo la gravedad hacía su trabajo.

¿Qué había...? Sentía una ligera corriente de aire golpear su cara, pero débil, lenta, un leve cosquilleo, nada que ver con lo que tendría que estar sintiendo, en esos momentos, al precipitarse hacia abajo. Hacia abajo... Desde su posición podía ver, con sencillez, a la luz intermitente del guijarro que atravesaba el espacio desde el sótano, las marcas en la piedra de aquél agujero por el que había caído. Durante un instante creyó que era todo demasiado similar, luego, que simplemente lo estaba mirando a cámara muy, muy lenta, como le habían contado que le ocurría a algunos que estaban a punto de morir. Al menos no estaba viendo su aburrida vida, pues habría sido una historia demasiado corta y poco interesante. Pero no, no estaba viendo ni una cosa, ni la otra. Estaba, simplemente, bamboleándose, cogida como los cerdos durante la matanza, sujeta por un pie por Groland que, pese al cabezazo que había escuchado pero no visto, había logrado atraparla antes de que se precipitara al suelo.

Miró hacia arriba, haciendo un esfuerzo por contorsionarse sin que ello hiciera que la fuerte mano del guerrero la soltara, y sonrió. 

– Gra... – carraspeó –. Gracias – dijo aliviada, conteniendo una risa nerviosa que podría haberla devuelto al salto.

Luego miró a Rash. El semielfo le tendía la mano, olvidadas las disputas cuando el momento era el propicio. También le sonrió a él, con amabilidad, y cogió su mano para, con un movimiento algo torpe pero efectivo, girar y encaramarse a la cuerda, un poco por debajo del arcano. 

A salvo, sujeta con pies y manos como si aquél trozo de hilo trenzado fuera la salvación definitiva, acertó a mirar hacia arriba, hacia dónde todos parecían estar dirigiendo las miradas tras el clamor – ¡y luego la decían a ella! – del mago, y entonces vio, entrevió más bien, con dificultad, la inconfundible figura de Arue. Quiso subir, saltar, gritar también de contenta, por ver a la primera que había creído en ella en aquél grupo... Pero no lo hizo. 

Se contuvo, descendió lentamente dejando espacio entre todo el mundo que se apelotonaba allí, y esperó a ver si bajaban y podían hablar, con los pies en el suelo firme. 

Había sido una noche - y medio día - extraños. Aún estaba intentando ordenar mis sentimientos y mis ideas para cuando llegamos al castillo. Sin embargo, aquél olor, los cadáveres, el fresco recuerdo del garrote atravesando mi cuerpo me habían puesto alerta y por suerte mi cabeza había decidido concentrarse en el exterior, y no mi interior. Por eso, al encontrar aquella puerta - o mejro dicho, no encontrarla - y no mucho después la trampilla, mis sentidos estaban alerta. 

Con el arco preparado me asomé a la trampilla sólo para encontrar una escena de lo más rocambolesca y confusa. Alce una ceja y relajé los hombros, bajando el arco, al verlos a todos de aquella forma. El grito de Rash hizo que me fijase en el agujero del cuál salía la voz y dónde podía ver su cabello rubio y sus facciones de semielfo... y el culo de Syria. El Señor Oso la agarraba del tobillo y mentiría si dijese que ver a Kerri quejarse de aparentemente un chichón creciente no me resultó divertido. Mientras Sirya conseguía incorporarse con la ayuda de Rash, observé al resto. Había un guardia de Fairhill que no conocía con ellos - "¿Me cambian por ese? Mal trato." - y por último Jerinor, que estaba...¿inconsciente?

La verdad es que no entendía que había ocurrido y ninguna idea que me pasara por la cabeza lo podía explicar. Sólo entonces me di cuenta de que el "agujero" no era tal, sino que era aquél sello mágico que encontramos la última vez. ¿Cómo lo habían abierto?

- Os dejo solos unas horas y miráos. - comenté sin alzar demasiado la voz. Me giré entonces hacia mi acompañante, el cuál el resto no podía ver desde su posición. - Esto parece estar tranquilo. Si montas guardia aquí, bajo a pescar cuerpos. - no creía de todos modos que al viejales le apeteciese escalar.

El corpachón de Groland se extendía en toda su longitud en el suelo del sótano calcinado. Su cabeza estaba en la abertura que daba al siguiente nivel, donde el brazo izquierdo del guerrero se apoyaba con fuerza en el borde y el derecho se hundía catacumbas abajo. Todos sus músculos estaban aún en tensión, soportando el peso de Sirya. Sólo cuando el mago ayudó a la muchacha a agarrarse a la cuerda, Groland pudo tumbarse boca arriba en el suelo de la mazmorra, dolorido, frotándose la cabeza ahí donde había chocado con la de Kerri. No había abierto los ojos cuando escuchó el grito de Rash. Entonces los abrió.

—Flowright —musitó, y sonrió imperceptiblemente.

Era la primera buena noticia desde que se había levantado aquella mañana. La primera mala noticia también había sido ella, o su ausencia, así que una cosa compensaba la otra. Además, había alguien más con Arue, y eso ponía en marcha su suspicacia.

—¿Dónde te habías metido? —preguntó el guerrero al tiempo que se incorporaba y se estiraba: agarrar a la ladronzuela en pleno vuelo e impedir que se fueran ambos al carajo se había cobrado su peaje. Ya de pie, miró hacia el agujero en el techo—. ¿Quién está contigo? —Mirando hacia el hoyo, hacia Rash y Sirya*, añadió:— Subid. Vamos a hacer esto bien.

Jerinor tras subir al mago, miro como Groland lograba impider que Sirya se partiera la cabeza contra el duro suelo. Para sorpresa de sorpresas aparecía la desparecida Arue en el fondo de la estancia y parecía hablar con alguien. Qué raro es todo esto, pensó la valiente guerrera. Muy extraño. Escucho como Groland se alegraba de verla  y le instaba a a subir para reunirse allí con ellos. Jeri por su parte, exclamo: Arue, amiga que bueno verte! Preguntándole a continuación. ¿Cómo acabaste aquí? Te echábamos en falta. A pesar de su alegría seguía sintiendo cierto recelo.

Ayudando a continuación a Groland a izar a Sirya, esperando a ver que hacía o decía la mestiza. Intentando averiguar como habia acabado allí comenzo a preguntarle: Suerte que acabamos con el limo, lo viste?  Por cierto, quien es tu compañero? Lo conocemos?

Aun frotándose el golpe de la cabeza y enfocando los ojos hacia el agujero consiguio ver a Arue, su compañera desaparecía y digo:- Arue!, ya has tardado, si pusiste un poco de cerebro en mi loca cabeza de bibliotecaria aventurera con la ayuda de Groland, Rash y Brand, haz el favor de hacer lo mismo con la loca de Syria antes de que alguien salga herido.

Si, las caras de Arue la habían marcado, a la vez que distanciado la una de la otra, pero Kerri había cambiado, ya no era la loca que entro la primera vez en el castillo, o la que se lanzo como una posesa contra el Oso-buho, ahora razonaba, la verdad es que le había costado, sus fantasías de años de vivir aventuras no era como había leído en los libros ni mucho menos, la vida del aventurero era cruel, sádica, peligrosa, llena de privaciones y peligros a cada paso que dabas. que tenia su recompensa, si desde luego, cuando conseguían eliminar el mal de un lugar y hacer mas segura la vida de la gente corriente que vivía cerca en Kerri se producía una alegría interna casi indescriptible, y eso no quería que cambiara, para eso tenia que cuidar del grupo en el que estaba y que era eficiente en su proceder obteniendo resultados con cabeza.

Kerri se incorporo, no sin dificultad, pues la cabeza le daba vueltas del golpe y volvió a decir:- Vamos Arue, baja ya, que tenemos que plantear como vamos a preparar el descenso y acabar con ese engendro si es que esta allí abajo.

El alboroto que se produjo al llegar Arue fue como si se abriera la puerta de una posada llena y pudieras escuchar varias conversaciones y gritos a la vez. Duró poco, pero la sensación que le quedó a la semi-drow fue que aquella gente la había echado en verdad, de menos, aunque el tiempo que había pasado sin ellos era relativamente corto....¿no?

Esto parece estar tranquilo. Si montas guardia aquí, bajo a pescar cuerpos.

Un gruñido y un asentimiento (que los que estaban abajo no pudieron observar), y varios pasos después, el misterioso acompañante de Arue había desaparecido escaleras arriba, buscando una de las ventanas para tener buena visión para vigilar y ángulo de tiro a favor...aunque con la galerna que había fuera, dudaba que las flechas acertaran a más de 5 o 10 metros. 

La gente quería subir, bajar, planear....todo se fue al traste cuando la trampilla que había debajo de Sirya se abrió de golpe, como impulsada por una fuerza sobrenatural, golpeando el duro suelo de piedra de tal forma que el sonido acalló todas las conversaciones de golpe. 

En el silencio que siguió, se extendió una ligera bruma que salía del tercer subsótano, emergiendo por la trampilla abierta y dando la vívida sensación a quienes estaban mirando como si fueran zarcillos con vida propia que buscaban con ansia una criatura con vida a la que aferrarse, mientras varios de ellos parecían dirigirse hacia los pies de Sirya... 

El frío que comenzaron a sentir tanto Sirya como Rash, ambos colgados de la cuerda y, por lo tanto, más cerca del segundo subsótano, no fue nada natural, más bien parecía como si una presencia se hubiera instalado en aquel lugar que, momentos antes, estaba vacío, ocupado sólo por los restos de un laboratorio de alquimista largamente olvidado. La mesa, los cristales de los vasos que permanecían allí tirados, la misma cuerda...todo se estaba recubriendo de una pequeña capa de escarcha que hacía más difícil el agarre o equilibrio.

La piedra, esa piedra que yacía olvidada allí donde había caído, parecía iluminar cada vez menos, ya que una sombra surgió de entre la bruma que salía de la trampilla como si fuera un nadador que buscara aire para respirar, pasando por encima del objeto que iluminaba y oscureciendo la visión en la sala ligeramente. Dicha sombra se paró un momento, levitando en el aire y volviendo su cabeza alternativamente hacia la luz y después hacia el grupo de aventureros. 

Levantando uno de sus brazos, señaló hacia aquellos que colgaban de las cuerdas y, tras un espeluznante e ininteligible grito de agonía, dolor y terror, se lanzó a por ellos.

Todos supieron, instintivamente, que aquel grito era el de una criatura que prometía muerte. 

Aquel grito, era el de su perdición. 

Nadie de los allí presentes podría entender cómo alguien como Rashaniel entendía la magia. Se había criado entre magos, orientando sus pasos hacia la magia, por lo que la hechicería fue algo tan tangible para él como el aire que respiraba. Era algo que conectaba a los practicantes de lo arcano: percibían los dones mágicos y los resíduos de los hechizos de una forma que los profanos nunca entenderían.

Por eso supo lo que venía antes siquiera de sus ojos se posaran en la tenebrosa criatura. El vello de su nuca se erizó y la piel se le puso de gallina. Su corazón empezó a latir con tanta fuerza que amenazaba con atravesar su pecho y salir volando, y la garganta se le puso seca de repente. No sólo era magia. Era poder, poder en bruto. Poder antiguo y maligno. 

Y Rashaniel Lianode´wa, hijo de una elfa maga de alta estirpe, y de un bravo guerrero humano, sintió miedo. Mucho miedo. Porque sabía que si esa criatura le atrapaba, podía olvidarse de sus planes, de su futuro, de sus amigos, de todo. Y todo lo rápido que pudo, intentó trepar para salir de allí, mientras todo su cuerpo temblaba y le agarrotaba las extremidades.

me alejo un poco del agujero y digo a todos los presentes: - Es una sombra!!!, es una sombra!!!, necesitamos luz!!! encender antorchas los que podáis!, no golpearemos mas que sombra pero quizas la dañemos!
Luego miro a Groland mientras le pregunto:- Que arma vas a usar?, rápido!, te lanzare un hechizo para mejorar el arma. Los demás tirar de las cuerdas y subirles cuanto antes! luego rodear la entrada debemos confinarla dentro de un circulo de luz, si funciona tendremos una posibilidad, sino funciona moriremos todos aquí.

Inquieto por no saber la identidad del acompañante de Arue, Groland permanecía de pie, los brazos en jarras, mirando hacia arriba, esperando las respuestas de la mestiza y su descenso, cuando escuchó el golpe de la trampilla del sótano inferior. Por unos instantes pensó que habría sido Sirya al caer, o al descender, y ya se había acercado al agujero para reprenderla cuando su cerebro comenzó a dudar. La visión de la criatura de sombra le puso los vellos de punta, pero no tardó en reaccionar: antes de que el monstruo se les lanzase encima, el guerrero de Cormyr agarró la cuerda con sus dos zarpas y apretando los dientes con fuerza comenzó a tirar.

—¡SUBID! ¡SUBID, POR SHAR!

Tiraba con todas sus fuerzas, llevando sus brazos al límite, cuando escuchó el espeluznante chillido de su enemigo y, a continuación, los gritos de la clériga. Groland no podía ocuparse ahora de las antorchas, pero podía hablar.

—¡La maza! —gruñó entre dientes, en respuesta a la pregunta de Kerri, señalando con la mirada su arma, en su cinto.

Mierrda! Qué coño era eso! Exclamo sobresaltada Jerinor haciendo caso a las indicaciones de Groland de subir a sus amigos para salir de aquel agujero mortal. De repente cayo en la cuenta de la daga mágica que portaba. Con seguridad eso le daría una oportunidad de luchar contra la maldita sombra o liche o lo que fuera que salía de allí. Por otro lado pensó. Por lo menos Sirya se había quitado el problema del mago que quería matarla, que con seguridad habría muerto haya abajo.

Ella había dicho de bajar, pero la aparición de Arue cambió las cosas. No sólo se montó un alboroto generalizado entre gritos de sorpresa, saludos animados y comentarios susceptibles, sino que además en ese momento habría que modificar sus planes, poner a la chica al día de todo, Kerri hasta se lanzó a sugerir que antes de seguir la dieran algún tipo de lección.

Apenas tuvo tiempo de responder mientras subía por la cuerda cuando un estrépito acalló a todo el mundo. Supo que algo ocurría antes de verlo, antes de echar la cabeza atrás y observar la oscura niebla que acompañaba aquél silencio, antes siquiera de que la sensación de terror la invadiera y la hiciera querer salir de allí tan rápido como pudiera.

Así que eso hizo. Trepó por la cuerda sin importar buscando los asideros que Rash dejaba, pasando a su lado como una exhalación mientras sobre ellos Groland y Jerinor, atentos como siempre y trabajando en equipo, tiraban para sacarles de allí antes de que aquella terrible sombra les alcanzara.

Durante esos instantes no escuchó nada más, no sintió nada más. Su mente había vuelto a alejarse de allí, buscando una escapatoria.

El momento de calma y reencuentros se esfumó tan pronto cómo había llegado. De repente había una criatura que era capaz de ponerme el vello de punta incluso a mí con ese alarido (yo que me jactaba en mi interior de ser más fría que un témpano). En aquellos momentos no sabía que era, pero algo estaba claro: era más sombra que sólido, asíq ue una flecha común no le haría nada. 

Kerri no tardo en soltar una explicación (siempre me asombraba la rapidez con la que parecía hablar la clériga en pocos segundos) y parecía que la luz era nuestra única opción ahora mismo. Mi instinto me había dicho lo mismo: las sombras se apartan con luz. Por ello, aun sin saber si conseguiría realentizar a la bestia, ya que dañarla no iba a hacerlo, utilicé mis habilidades innatas. Aquellas que procuraba no usar a menudo para no recordar aún más aquella mitad de mí que tanto odiaban todos. Pero con suerte, al menos la sorpresa nos ganaría unos segundos, segundos valiosísimos para Rash y Syria.

Chasqueé los dedos y aquella sombra se vio rodeada cómo si de un perfil de fuego azulado se tratase.*

El grito espeluznante puso a todos en movimiento más efectivamente que si un sargento de instrucción hubiera gritado a sus cadetes algún improperio tan típico en esos lugares. 

Wick comenzó a trepar la cuerda, intentando ganar el piso de arriba, provocando que la cuerda comenzara a moverse peligrosamente izquierda y derecha. Groland, por su parte, la agarró fuertemente y tiró de ella con todas sus fuerzas, pero ni siquiera él podía con dos personas a la vez, aunque la cuerda se movió unos centímetros hacia arriba. Sirya, por su parte, comenzó a subir aterrada, trepando por encima de Rash, agarrándose a sus ropajes, a su cara, a su pelo, colocando sus pies en cualquier punto que podía, ya fuera rodilla, hombro o cabeza, para alejarse de aquello que había salido de debajo de ella. Cuando Groland, en su temerario esfuerzo por salvar a sus compañeros, estaba a punto de caer por el agujero también, Jerinor acudió al rescate y consiguió estabilizarlo, pero preocupada en salvar al guerrero, no pudo ayudarle a tirar de la cuerda. 

El ser sombra se abalanzó hacia la abertura, y la agilidad de Sirya salvó a la muchacha, pero no al semielfo lunar, cuyo cuerpo fue atravesado por la criatura como si no estuviera allí. 

El dolor se propagó por el cuerpo de Rash, que notaba como sus músculos se congelaban y perdían energía* a la vez que la cuerda seguía temblando por la acción frenética que estaba sucediendo en ése momento encima de sus cabezas. El movimiento caótico, los tirones y vaivenes, tener que soportar el peso de la muchacha que, desesperada y con cara de pánico y terror trepaba por encima de él, el frío intenso que notó cuando el ser le atravesó, todo junto, fue demasiado para el valiente mago, que soltó la cuerda y cayó como un saco hacia la oscuridad. 

Sirya, en un acceso de generosidad, se descolgó bocaabajo cogida de la cuerda sólo con dos piernas, haciendo un último esfuerzo por intentar agarrar al mago pese al terror que sentía con aquel ser tan cerca de ella, pero sus manos apenas rozaron los ropajes de Rash, que se zambulló en la trampilla abierta. 

Los zarzillos recibieron a Rash como si de un enjambre de pirañas se tratara, abalanzándose sobre él y siguiéndolo hacia abajo, hacia la oscuridad.....

Con un "Zhump", Rash, que miraba a los ojos a sus compañeros mientras caía, con ambas manos estiradas hacia arriba en un fútil intento de agarrarse, desapareció de la vista de todos. 

Mientras tanto, la criatura, ya en el subsótano donde casi todos estaban, se giró mirando uno a uno mientras su ojos brillaban de malevolencia pura. Su figura, parcialmente invisible gracias a las sombras que la rodeaban, se cubrió de un brillo azulado. 

Un fuego de color azul la comenzó a delimitar, marcando claramente dónde estaba la criatura, ahora ya no podría esconderse.

El ser se miró durante un momento, confundido, pero aquello no le detuvo demasiado....pues se abalanzó en dirección a Groland, Jerinor, Kerri, Wick y Sirya, que salía en ése momento del agujero y se incorporaba. 

Kerri, que interpelaba a todos a voz en grito intentando dar unas instrucciones que sirvieran frente a aquel monstruo, cogió la maza de Groland y rezó a Freya para que concediera al arma más poder. La maza del Guerrero se iluminó ligeramente, como si tuviera un aura ligeramente plateada alrededor de la cabeza. **