Partida Rol por web

En otras circunstancias esperaria acontecimientos pero la bienvenida recibida por quien quiera que sea lo que les ataca, no da lugar a interpretaciones. Alguien los quiere muertos. Pero han elgido un mal momento.

A pesar de tener el sol delante, nada infunde mas animo que la luz de Lazhander. Mientras los ojos de Rizzen despiden su caracteristico fulgor, el sacerdote del amanecer carga su ballesta mientras da un pequepo paso al frente para tener mejor vision sobre su enemigo.

Guia mi proyectil, señor de la mañana, y acaba con aquellos que deslucen tu luz... y el proyectil sale raudo hace su vitima

Greinh mira fijamente a sus enemigos, al ver que se sitúan bastante lejos de su alcance desenfunda su lanza y corre a toda velocidad hacia uno de ellos para realizar una carga

- ¡Yo os cubro!

​Tras realizar una rápida carrera Greinh alcanza a uno de los orcos con su lanza, dañándole en el pecho. Al retirar la lanza de la herida nota como su arma a saboreado el sabor de la sangre maldita de los orcos.

Ambos orcos caen al suelo muertos tras los ataques de Greinh y Rizzen. Los orcos no han tenido ninguna oportunidad. No estaban lo suficientemente coordinados como para poder concentrar sus disparos sobre un solo objetivo, eligiendo éste al azar y erróneamente.

Rashaniel vio cómo el último de los orcos se desplomaba contra el suelo levantando una pequeña nube de polvo, y entonces volvió en sí. Parecía que todo aquello había durado horas, cuando realmente no habían pasado más que unos segundos. Sus compañeros de viaje se habían lanzado como auténticas fieras contra los pieles verdes, rivalizando con la brutalidad de estos. ¿Con quién se había juntado?

- Guau - alcanzó a decir - Menuda demostración... sois increíbles...

Groland apenas escuchó el comentario de su compañero de camino: podía haber más enemigos.... Pero no. Tras cerciorarse de que no había más orcos en las inmediaciones, el guerrero se permitió relajarse.

-¡Un trabajo impecable! -gritó el hombretón, volviendo al cadáver de su adversario-. Realmente estos tristes monstruos nunca tuvieron una oportunidad contra nosotros... -La batalla le había puesto de buen humor, y el buen humor le soltaba la lengua-. ¿Algún herido? -dijo levantando sólo brevemente la mirada, y comprobando que todos estaban bien.

Mientras limpiaba su maza contra la vegetación y la guardaba de nuevo en el cinto, Groland registró bien a fondo el cuerpo enemigo: ¿algo útil? ¿Alguna insignia que lo identificase como parte de una banda mayor? No era raro entre los orcos. También cogería las flechas que pudiera usar, si es que había alguna.

Un minuto después volvía al camino.

-Buen trabajo, ser... -titubeo, al no saber el nombre del caballero-. Y gracias también a vos, hermano, y a vos, hechicero -añadió, dirigiéndose primero al clérigo, Rizzen, y luego a elfo-. ¿Y vos, estáis bien? ¿Rashaniel, no? -preguntó al mago.

Al observar al ultimo enemigo como caia frente a los certeros ataques del grupo, Rizzen eleva su mano al cielo de la mañana con su medallon, en honor de lazhander.

Es extraño que nos ataquen asi, como si nada, sabiendo que no tenian ninguna posibilidad. Estaban en inferioridad. No me gusta!!!!

- ¿Eh? Sí, sí... es sólo que... bueno, me han sorprendido, y no sabía qué hacer... - dijo el joven semielfo, algo azorado - ¡Menos mal que estábais aquí!

La verdad era que el muchacho miraba al grupo sorprendido, quizás porque no se esperaba que encontrara gente tan valiente o aguerrida, o por alguna razón que no había expresado abiertamente.

-A mi no me parece tan extraño- dice Brand mientras se acerca a uno de los cadáveres para inspeccionarlo mas de cerca, interesado por si tenia dinero, o algo de valor.- Seguramente estén acostumbrados a atacar comerciantes y campesinos, y en ese caso la inferioridad numérica no importaría mucho. Y si, es cierto que no somos simples viajeros-continua señalando a sus armas descubiertas- pero los orcos no son conocidos por sus grandes capacidades intelectuales.

-No os preocupéis, Rashaniel: hoy por vos, mañana por mí... -dijo el hombretón poniendo una mano en el hombre de su compañero, aunque su atención recaía ahora sobre la charla de Rizzen y Brand. El elfo tenga razón, se dijo, pero la preocupación del sacerdote no es del todo gratuita... ¿Me habré confiado al pensar que no quedan enemigos? La seguridad de la experiencia le decía que no, pero la próxima vez miraría por duplicado. Prudencia, Groland. Nunca te confíes.

Después de haber inspeccionado los cadáveres el hechicero vuelve al grupo.

-De todas formas, si tengo razón y no hay nada extraño con este ataque, significa que es probable que haya mas orcos cercanos.- con un gesto de su brazo lanza ligeramente a su cuervo en el aire, que alza el vuelo con rapidez y se alza volando en círculos sobre sus cabezas.- Mi familiar me avisara si ve mas seres en el camino y con un poco de suerte podremos evitar otra emboscada. Y ahora, si no hay nada mas de interés, sugiero que continuemos el viaje.

Dicho eso Brand hecha a andar otra vez hacía su destino, ahora mas impaciente que nunca por una comida caliente y un techo bajo el cual dormir.

Tras revisar las pertenecías de los orcos observáis que hay restos de comida. Se estaban dando un banquete con la comida que habían robado, lo más seguro, de una granja cercana.

El cuervo vuela en círculos entre vosotros y Fairhill. La sensación que transmite a Brand es de tranquilidad.

-¡Y que alguien coja todo las armas y demás!- grita el hechicero desde unos metros por delante, sin molestarse en darse la vuelta ni pararse-¡Cuando lleguemos al pueblo podremos venderlo o repartirnoslo!

Groland ya había dado buena cuenta de las pertenencias de su víctima: una armadura de cuero, un pequeño escudo, un arco corto, un hacha de batalla, algunas flechas y algunas monedas. Le costó algo sacarle la armadura, y se pringó de lo lindo de sesos y sangre, pero al final se la sacó y la colocó entre su cuerpo y su odre; el hacha se la puso al cinto, junto a su maza, el arco cruzado, las flechas en el carcaj, las monedas en el bolsillo y el escudo en la mano.

-Listo -gruñó, avanzando a paso tranquilo y sacudiéndose las manos para desprenderse de la carroña-. Sobre el reparto, vale que lo dividamos a partes iguales, que vendamos lo que sobre y que lo hagamos en el pueblo -dijo, aunque no estaba acostumbrado a compartirlo todo (en las compañías se ponía en común todo... lo que te sobrase)-, pero repartamos las flechas por el camino.

Y se dirigió al segundo cadáver, para dar buena cuenta del dinero y las flechas, pero también para ayudar a quien quisiera tomar sus cosas. En un rato estarían listos para ir detrás de Brand, ¡si es que este no estaba ya por Kathai!

Rizzen permanece en silencio, atonito ante el saqueo de los cuerpo. No os entiendo. ¿cuando nos hemos convertido en saqueadores?. De verdad vamos a ir por ahi saqueando todos lo cuerpos de nuestros enemigos???. Una cosa es que carguemos con dinero y cosas de valor que podamos cargar. ¿pero llevarnos las armas, armaduras para venderlas?. Cogamos solo lo que realmente necesitemos y el resto dejarlo.

- Yo... bueno... prefiero no opinar, ya que no he contribuído a la victoria - dijo, arrugando la naricita y rascándose la nuca - Pero quizás si vamos con todo esto al pueblo siguiente, nos hagan demasiadas preguntas...

Greinh se repuso de la carga y limpio con un pequeño trapo la maldita sangre que bañaba su lanza. Tras limpiarla se mantuvo en silencio escuchando a sus compañeros. Estos estaban debatiendo sobre que hacer con los restos de sus enemigos.. 

-  No es necesario cargar con sus pertenencias, podría estorbarnos en un futuro, además de que no pienso portar objetos de un maltido orco. Dicho esto observo con detenimiento los restos de los orcos.

- Deberíamos ocultarlos de alguna forma, por si acaso hay mas de ellos por aquí. A nadie le haría gracia que maten a sus compañeros..... incluidas a estas malditas criaturas

- Rashaniel, todos creamos o no contribuimos en el éxito. Quizás la próxima vez seas tu quien nos sorprenda.

El guerrero ya estaba arrodillado sobre segundo cadáver, concentrado, quitándole los aperos.

-Ah... hm... ¿En serio, amigos? -dijo Groland, extrañado, mientras dislocaba el hombre del orco para sacarle la coraza de cuero, algo chamuscada por el rayo divino-. ¿Saqueadores? ¿Por coger lo que otros ya no van a poder usar jamás? ¿Y encima siendo orcos? No conozco bien los preceptos de Lathander, pero la vida en los campos de batalla me ha enseñado... -comentó, y gruñó al coger una postura mejor para arrancar el arco de aquellos dedos rígidos y muertos- ...que no hay que dejar buen material en manos de los buitres -concluyó, levantándose con el nuevo carcaj, el hacha y el dinero, y soltando una risotada-. ¡Bravo Tempus, que no seré yo quien lo haga! Además -añadió, yendo hacia el tercer orco-, ¿por qué salvar de la podredumbre un puñado de armas en buen estado es saquear, y no lo es tomar el dinero de un cadáver? Es lo mismo, ¿no? -y se paró un momento a mirar el cuerpo tendido en el suelo, la armadura abierta por donde había entrado la lanza de Greinh-. Esto lo voy dejar... ¿En serio nadie quiere llevar algo? Porque me vendría bien algo de ayuda -murmuró-. Pero si nadie quiere, tampoco pasa nada: más material para Brand y para mí... -Y se irguió para gritar al elfo, que ya se había separado del grupo- ¡HECHICERO! ¡Si quieres algo, ayúdame a cargarlo!

Volviendo a su tarea, añadió:

-Y si nos preguntan, diremos la verdad... ¡que los orcos no tuvieron ni una oportunidad!

Y con una carcajada, terminó de limpiar el cadáver.

-¡Tengo muchas habilidades, guerrero, pero levantar cargas pesadas no es una de ellas!-responde el elfo-¡Pero si tanto insistes puedo llevar tu dinero, para aligerarte el peso!

-Maldito elfo... -murmura Groland, poniéndose en camino-. ¡Está bien esta vez! ¡Pero me debes una cerveza!

Groland, no dudo de tu necesidad de portar armas, porque en el campo de batalla son tu ayuda. La mia proviene de mi divinidad. No obstante, ahora cargas con todo esto, y dentro de poco posiblemnete tengamos que enfrentarnos  a otros, que por supuesto tambien cargaras con su pertenencias, y luego otros y otros asi hasta que encontreos un pueblo. Pero haz lo que quieras, el dinero es mas ligero y mas util que una oxidada y asquerosa espada que a saber a que gente inocente a contribuido a quitar la vida...