Partida Rol por web

Alarico y Heian se manifestaron a la vez:

Era difícil saber cual de las dos apariciones hicieron más mella en el Capitán, pero el caso es que se encogió sobresaltado. Ni Alarico ni Heian pudieron mantenerse visibles ante el vistana mucho tiempo, y abandonaron su aspecto horrendo. Cuando Genann quiso usar sus poderes para empujar a Vicenzo, no logró moverle ni una pulgada.

¡No puedo volver a fallar a Madame Eva! ¡No puedo volver a fallar!

Sapo llegó a poseer su propio cuerpo a tiempo de ver caer la espada de Vicenzo. Al apartarse, el filo se hundió en el hombro del gnomo en lugar de en su corazón.

Mientras, Fedora, la Fedora sin Fedora, la Fedora de solo Suse y Xandra, se levantó del tronco junto a la hoguera y se acercó a ver qué pasaba. Aún así, tardaría unos segundos en salir fuera de la barrera protectora a ese ritmo, a no ser que se la empujara (cosa que sería más complicada que con un Sapo vacío, seguramente Suse se resistiría).

Menon vió alarmado como Sapo estaba a punto de ser ejecutado, el cuerpo de Fedora estaba cerca, fuera quien fuera quien manejaba es en este momento, por lo que mejor era empujarla para que llegará a tiempo y de paso ver si podían recalibrar sus personalidades..

La tozudez con la que la mestiza golpeaba la barrera no era arma suficiente para romper la magia vistana. La llegada del cuerpo del gnomo hizo frenar a la bárbara, la cual necesitó unos largos segundos en entender qué pasaba.

De alguna forma habían conseguido arrastrar el inerte cuerpo hasta fuera de la barrera. Quiora se vio tentada en meterse en él, pero recordó lo debilucho que era y cambió de opinión.

Conseguiría ella atraer de igual forma su querida y fornida carcasa? Cómo lo habían hecho? Frustrada por su propia ineptitud se plantó delante de Vicenzo y le metió un buen rugido.

- Heian, intenta poseerlo- dijo Alarico mientras esperaba unos segundos, agotado tras sus dos "usos fantasmales". No hizo nada más este asalto, sin molestarse en tratar de hablar con Sapo pues estaba convencido que ya no podia escucharlo

- ¡Aaaaaaaah, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah, aaaaaaaaaah!- Sapo chillaba cual rata acorralada. Había pensado que recuperar su cuerpo iba a ser algo satisfactorio, pero estaba resultando un puro infierno.- ¡Hijo de puta!¡Vas a mearte en los pantalones!- Le amenazó mientras se sujetaba el hombro sangrante. Al apartar la mano y vérsela roja de la sangre casi le dio un vahído. Sus ganas de enfrentarse a semejante adversario en el cuerpo a cuerpo se le esfumaron de repente. Se estaba quedando pálido, no se sabía si por la pérdida de sangre o los malestares propios de su anterior estado fantasmal. Se puso a amasar el éter para hacer una fina capa reflectora de la luz, de forma que desapareciera a los ojos de su atacante. Era complicado porque era un blanco muy apetecible, tan feo, tan grimoso, tan pequeño, tan...Sapo.

Ardía, quemaba como como el mismísimo infierno. Eso era lo que sentía Menon en uno de sus carrillos. Había recibido una soberana torta con la mano abierta. Un guantazo a plena potencia que de seguro iba a dejar un hilillo de sangre en su nariz.
- ¡Ya adverrrrtirrrrr una ves, Menon! ¡Tu no escuchiarrr Fedorrrra, yio no contenierrrrr! ¡Intentarrrr otrrrra ves y dejarrrr tuya carrrra que darrrr más repelús que Sapo sin narrrris! - Le espetó enfadada la guerrera de espadas bastardas.
********************
Mientras tanto, en el plano físico, donde Suse estaba al mando del cuerpo de Fedora, la norteña era testigo de excepción de un extraño combate, donde Sapo tenía las de perder.
Pero algo ocurrió. Un toque gélido en la espalda, una energía que la empujaba como una mano fantasmal. Aquello la sorprendió y tuvo que dejarse llevar ante el pavor que sintió.
Aquello la sacó de sitio, de su desidia ante la lucha del mago con el capitán. Fue entonces cuando recordó que muy en el fondo, aquel era su compañero y, que demonios, era mago y los magos son listos. Tendría que tratar de ayudarlo, así que eso trató de hacer, aunque solo tenía un palo para hacerlo. Pero sonrió con el palo entre las manos. Salió corriendo en carga contra aquel tipo para curtirle el lomo con el palo que consiguió de la hechicera repipi.

Los esfuerzos de Genann resultaron infructuosos, pero al menos Sapo parecía haber poseído su cuerpo, lo cual ya era una ventaja frente a cómo se hallaban minutos antes. Solo era cosa de ver cómo se sucedían las cosas a partir de ese momento. La orden de Alarico a Heian para que poseyera el cuerpo de Vicenzo, le hizo quedarse quieto, a la espera de qué ocurriría en los siguientes segundos.

Heian miró a Alarico y escuchó su petición. Él parecía ser suficientemente cobarde como para no querer ni intentarlo, así que el fantasma del sombrerero suspiró y trató de adentrarse en el cuerpo de Vincenzo. No las tenía  todas consigo, pues ni siquiera sabía bien lo que tenía que hacer, era como si se guiase por unos instintos naturales que le habían dado esa forma, como dejándose llevar y pretendiendo que por su simple voluntad fuese capaz de lograrlo.

Desde el otro lado de la barrera, la Fedora física tenía un ligero picor en el trasero, en la misma nalga en la que inútilmente Menon intentaba futilmente hacer presión. El bastón de Alanis había sido roto y malogrado por Marcella para proveerles de armas contra el fantasma, y ahora solo era un trozo de madera en la hoguera del campamento.

 Mmmmh... Vicenzo, yo no serrr la Fedorrrra lista, perrrroooo... ¿Estarrr segurrro de que ese gnomo quejica no serrr verrrdaderrrro Sapo? Chillarrrr como gorrrrina histérrrrica.

Entonces, Quiora hizo fuerza como para cagar, y durante unos segundos se apareció ante los vivos un ser más horrendo que la cara de la Quiora física. Fedora, por supuesto, ni se inmutó.

Solo hay una manera de saber si algo es auténtico-dijo, ignorando también la fealdad del intento de manifestación de Quiora-: abriéndolo en canal y viéndolo por dentro. ¡Yiaaaaah...!

Sapo era un objetivo muy tierno, allí en el suelo, agitando las manitas en lugar de defenderse. Antes de que Vicenzo tuviese oportunidad de atacar al gnomo con la cimitarra, el espíritu de Heian entró en el torso del vistana. Parpadeó, justo a tiempo de ver a Sapo volviéndose invisible. Sus manos... su ropa... Heian tenía pleno control del cuerpo del Capitán Vicenzo.

¡Buen trabajo, al final sí vais a ser aliados valiosos después de todo! Pero me temo que debo ser yo quién posea ese cuerpo. ¡Le necesito para llevar a cabo mi venganza! Muahahaha...

Leyla avanzaba hacia ellos, de vuelta tras su paseo con Corvino y la niña muerta, que corrían tras la gitana a cierta distancia. Sin embargo, como bien demostró el tortazo de la Fedora fantasma al Menon Fantasma, en sus condiciones sí podían dar puñetazos a otros seres espirituales. Podrían derrotar a Leyla antes de que reemplazase a Heian en el cuerpo de Vicenzo.

- ¡Vamos camarrrradas, no dejarrrr que salirrrr con suya! ¡Fantasma trrrrraidorrrrr! ¡A porrrrr ella! - Gritó animando a sus camaradas en el plano espirutal.

De improviso, Fedora se movió lo más veloz que pudo y cuando estuvo el fantasma de Leyla a su alcance, le soltó un mamporro tan fuerte como podía, aunque notó que su fuerza estaba más reducida desde que llegaron a aquel lugar.

En apenas unos días, Heian estaba experimentando una gran cantidad de sensaciones increíbles. Cada vez estaba más convencido de lo acertada que había sido su decisión al decidir dejar el arte por la aventura. Ahora con pleno control sobre el cuerpo del vistana detuvo su brazo y evitó así que abriera en canal a Sapo. Por unos momentos pensó en que quizá sí que hubiese sido divertido hacerlo. Aquel pequeño y menudo ser a veces resultaba demasiado desagradable a la vista y al oído, nunca lo había mencionado, pero ahora que estaba en sus manos el matarlo o no sintió la tentación de hacerlo.

Después miró a su alrededor y decidió que no era lo correcto. No entendía a qué había venido ese sentimiento pero lo cierto es que había pasado por su cabeza y era absurdo negarlo. Observó a sus compañeros, a los de Vicenzo y calculó lo lejos que estaban o no y si se habían dado cuenta de que había poseído su cuerpo.

Ahora estaba en sus manos romper la barrera protectora que protegía al campamento y que dejaría entrar a los espíritus de sus compañeros, pero temía que pudieran descubrirle  y había que disimular.

Vicenzo con la cimitarra en la mano se quedó mirando a su alrededor en busca del Sapo que había desaparecido. ¡Dónde está! Gritó para disimular. ¡Dónde ha ido ese raquítico ser! Empezó a gritar llamando la atención de todo el campamento tratando de generar confusión. En cuanto pudo se acercó disimulando a la barrera para aprovechar la cimitarra y cortarla.

¡Lo había conseguido! Muahahaha. Era invisible y ahora nadie, NADIE, podría tocarlo. Se arrastro unos centímretros en el suelo hasta que calculo que la distancia del brazo del humano sumado a la de la cimitarra no sumaban lo suficiente para cubrir la distancia que unía sus pies. Una vez arriba correteó sin cuidado alguno hacia el interior del campamento. ¡Tenía que recuperar a Shish!

Quiora había pensado en ocupar el fuerte cuerpo del vistani, pero el  mudito se le había adelantado. No le quedaba otra que esperar a que esa maldita barrera desapareciese para correr hacia su cuerpo.

La situación en el plano material pareció mejorar, Heinan desapareció de su lado y Sapo se hizo visible, por lo que se ve su pequeño cuerpo dejaría de recibir golpes, ahora a ellos les quedaba lidiar con la fantasma jefa... por lo que Menon intentó usar sus energías para conjurar un rayo de prueba, pero en este plano a la energía parece que le costaba aparecer.

Alarico atacó al fantasma de Leyla sin entrar en discusiones con ella. Después de todo lo esencial era terminar con la amenaza cuanto antes. Afortunadamente la habían debilitado mucho la noche anterior. Con un poco de suerte no se habría recuperado por completo. Su golpe sintió como, de alguna manera, acertaba, dañando al espíritu.

Genann se sentía bastante perdido. Ser un fantasma no le gustaba nada y lo único que quería era tomar posesión de su cuerpo y olvidar aquella pesadilla. Y encima las cosas se complicaban progresivamente con una Leyla más que dispuesta a la venganza. Intentar impedirlo parecía lo más lógico, más que nada para proteger a Niko, pero empezaba a sentir que estaban involucrándose demasiado en las decisiones de otros y juzgando qué era lo mejor y lo peor. Aun así, y teniendo en cuenta que formaba parte del grupo, debía colaborar o al menos hacer que colaboraba. Así que de modo desmañado y un tanto moñas, atacó a la vengativa madre, con el mismo efecto que si le hubiera soplado en la nuca.

La cimitarra de Vicenzo cortó el cordel que rodeaba del tronco, y los cascabeles cayeron. Los gritos de Vicenzo empezaron a despertar al campamento. Lo que no podían ver los vistani eran a Sapo y a Quiora acercándose a la fogata y los cuerpos inánimes. Sish notó con su sentido de la vibración, y la culebrilla dejó su posición enroscada junto a la hoguera para girar su cabeza en dirección a su querido gnomo.

Quiora no fue la única que aprovechó para meterse en el interior del círculo roto.

Traidores...-les reprochó Leyla, mientras cruzaba los antiguos límites de la barrera.

Leyla se mostró, espeluznante. Marcella gritó. Ahora que empezaban a conocer sus poderes, comprendieron que Leyla podría meterse en cualquier cuerpo de aquellos que la vieron mostrarse.

Genann fue consciente de lo terrible que podría ser la venganza de Leyla cuando la vio mostrando aquel aspecto tan terrible así como de que atravesada la barrera, sería como uan furia desatada así que trató de golpearla. Quiso la fortuna que acertara a ello, pero se sentía débil y dudaba que le hubiera hecho gran cosa salvo quizá enfurecerla más. Aun así, insistió con un nuevo ataque, pero donde debiera estar Leyla solo halló vacío.