Partida Rol por web

Khalam escucha con atención lo que le decía Andros Calodra.
- Disculpa Sr Calodra esta intromisión en estas horas de angustia por lo de su hija. Pero andamos buscando a un joven y dicen que se juntaba mucho con su hija.
- Quiero aclara que no tenemos intenciones de lastimar a su hija y si la podemos encontrar sana y salva mejor, pero necesitamos toda la información que nos pueda proporcionar al respecto.
- ¿Con quienes se juntaba?
- ¿Que lugares frecuentaba? Tanto dentro como fuera de la ciudad.
- Todo lo que nos pueda decir sera agradecido.

El encargado de las cuadras miró las cuatro piezas de oro y después a Atara. ¿Crees que soy de esos que van hablando de quien viene aquí por una cantidad tan insignificante? Se os ve aventureros de gran reputación, seguro que habéis obtenido más de un tesoro y que disponéis de mucho más de lo que ofrecéis. Contestó mientras se quedaba con las cuatro monedas de plata. Me imagino que podríais pagarme al menos diez veces más esta cantidad, y seguro que entre todos podrías alcanzar hasta cien veces más. ¡Yo no soy ningún bocazas y no vendo mi silencio por tan poco!

Mientras tanto Fenrir estaba como loco por salir de allí en busca de aquello que había olido.

¡Ya se sabe como son los jóvenes de hoy en día! Apenas le cuentan a un padre nada sobre lo que hace en su tiempo libre o fuera de casa. No sé a donde se iba, o con quien se juntaba. Solo se que le gustaba salir con un grupo de jóvenes todos ellos de tu raza. No solía frecuentar la compañía de los de su raza.

A veces nos pedía algo de dinero para pagar algunos caballos para sus amigos, y también para suministros. Esos días solía salir fuera de la ciudad, no sé a dónde, pero siempre regresaba. Por eso creo que esta vez puede que se haya fugado con el chico ese del que hablaba siempre y que juraba amar por lo más sagrado.

No dispongo de más información que ofreceros. Dijo algo nervioso por pensar que su hija pudiera estar en peligro.

¿Sabe por algún casual si también se veía con los hijos de otras casas de la ciudad? Tal vez si nos dijera donde se equipaba su hija nos pueda dar más datos, si han salido seguramente habrán pasado por allí antes de dejar la ciudad.

Muy buenos días, dijo el joven Leiyraghón, ¿en qué puedo ayudarles? Preguntó al ver a las dos hermosas damas, y al elfo que las acompañaba.

¡Fuera! ¡Lárgate! Gritó espantado aquel hombre cerrándote la puerta en las narices. Y por mucho que insistieses no te volvería a abrir.

Lezard se incomodo un poco por el gesto del sujeto, era el tipo de personas que le encantaba ver arder bajo las caricias de una bola de fuego, miro hacia Atara y volvió su vista a el, pensaba en si continuar el lo que no era su fuerte o permitir que Atara manejará las cosas desde la primera fila y apoyarle desde la retaguardia.

Al final conservo el silencio para no colocar a este creido en su sitio, la sutileza de una mujer podía posiblemente hacer más...

-Caballero, mi amigo a encontrado el rastro que busco, puedo seguirlo y ahorrarme entregarle el oro, pero creo que podemos ayudarnos mutuamente, vuestra merced gana oro y nosotros ganamos información un poco mas detallada de lo que mi lobo puede conseguir. Si la información nos place, estoy segura que mi amigo le podrá dar unas monedas mas, como agradecimiento por su colaboración- Le dice mientras mira a Lezzard.

La cara de Xanaphia se transformó, la expresión amable que tenía se tornó en una de fiereza, pero ya no importó pues la puerta se había cerrado. Por un momento la rabia la impulsó a golpear la hoja de madera hasta derribarla y darle en las narices a quien les había despedido de esos modos, pero tras un primer golpe se giró y comenzó a alejarse con la cabeza bien alta. No pensaba rebajarse a su altura, ella estaba por encima de eso -Muy por encima-.

- ¿Vamos hacia la casa Bruil, a ver si ellos tienen mas educación?

Fué una pregunta pero sus pasos ya se encaminaban hacia allí.

Khalam espero en silencio la respuesta del Sr. Calodra, para así luego poder procesar la información y tal vez preguntar algo nuevamente antes de partir a otro sitio. Pues la información que estaban obteniendo no servía de mucho, pues no sabía de las actividades de su hija y eso no les ayudaba.

Pues lamentablemente no dispongo de esa información. No puedo ayudaros en más... dijo encogiéndose de hombros ante las preguntas. Si averiguais algo más, por favor, venid a avisarme con lo que sepais. Os lo agradecería encarecidamente. ¡Encontradla y por favor, pedirla que vuelva o al menos que me de señales de vida! ¡Necesito saber que está bien!

Llevais razón. Asintió el hombre con la cabeza. Una semielfa con un cuervo como mascota pagó por cinco caballos y un pony hace varios meses, y se los llevaba un par de días más o menos una vez al mes, dejándolos por los demás aquí, con un amplio suministro de equipo de aventureros a mano. La dama se llevó las monturas hace unos cinco días, y no he vuelto a saber nada de ella.

Es todo lo que sé y en lo que os puedo ayudar. Dijo tendiendo la mano esperando a que le dierais el pago prometido.

Atara carraspeo un poco mirando a Lezzard para que soltara unas monedas.

Mmm.... ¿La dama no os dijo su nombre ni a donde pensaba dirigirse, verdad?

Lezard entendio la mirada de Atara y mostro de su saco 10 monedas de oro, solo las mostro, estoy seguro que esto refrescarà tu memoria mucho mejor, vamos ganatela...

- Muchas gracias Sr. Calodra. Cualquier pista que logremos encontrar le haremos saber. Al igual usted, cualquier cosa que se entere, por favor haga llegar la información. Nos estamos hospedando en el Nido del Cuervo, ¿lo conoce? Luego me dirigo a mis compañeros.
Si ninguno tiene nada mas que preguntar, que les parece seguir buscando información en algún otro lado. Como en los establos. ¿Que dicen?

Si, me parece un buen sitio, si han salido, seguramente tendrán caballos.

Iban dando palos de ciego y se empezaba a impacientar, cosa normal en esa situación supuso.

Durante el camino hacia su siguiente destino, se enteraron* de alguna información de la casa Bruil -Nada escandaloso, sólo las típicas disputas familiares- pensó la guerrera quitándole importancia. Aunque si no se arreglaba la situación el hijo legítimo podría llegar a cometer alguna locura -y dependiendo de cuánto tiempo lleven así puede que 'el caldo ya esté listo para comer'-.

Llegó a la puerta de la casa, y al no ver a nadie en ella, pensó que sus compañeros habían tenido mejor suerte y los habían invitado a pasar, así se podía hablar relajadamente en un ambiente un poco mas discreto. Como la vez anterior levantó la mano y dió tres golpes secos y espaciados en la madera de la puerta.