Partida Rol por web

[ELDG] Hijos de Gruumsh

-- Día 1: Investigación: "La Puerta del Norte".

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17/01/2015, 19:54
-- Eulendileas --
- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Buscar

Tirada: 1d20

Resultado: 15(+4)=19

Notas de juego

Antes de irnos de la ciudad, también registro a los muertos.
 

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18/01/2015, 03:46
.Z(Out) - Apotecario Demetrio --

- No os creeréis capaz, arcanus, pero vuestro cuerpo sí.

El apotecario sentó a Jedemiah sobre un contenedor de madera que había contra la pared y se quitó los guanteletes para examinar sus heridas, sus ojos se achicaron y chasqueó la lengua.

- Malparidos... Las entrañas cubren los humores, flema, bilis y sangre, sin la cual no podemos vivir. Aunque delgado vuestras escuetas carnes os protegieron de lo peor.

De su zurrón sacó un paño limpio, sobre el que vertió un aceite de fuerte olor y tras intercambiar miradas con su paciente lo aplicó con cuidado, limpiando la herida. Al contacto pereciera como si le estuvieran quemando, de manera que trató de ser lo más breve posible. Su cabeza se inclinó hacia un lado.

- Curioso, vuestra extraña curación acaba de cesar.

Arrugó la nariz un momento, extrañado, pero rápido volvió a su labor, untó las heridas con densa pasta verde y vendó el abdomen del mago. Aunque aplicado en su labor sus labios parecieron articular las palabras "inferiore cure" entre sus comentarios para sí mismo.

- Bueno, por ahora valdrá, no ha habido que usar pala o serrucho ¿verdad? -tomo aliento- No ha habido factura del carnicero a pagar hoy.

Demetrio se alzó y asintió ante Jedemiah, indicándole que ya podía arreglar sus ropas. Parecía genuínamente contento de poder decir eso y estar en lo cierto. Sin tiempo que perder se giró a sus compañeros.

- Si alguien más está herido podré examinarle en cuanto salgamos de aquí, no creo que sea seguro quedarnos. Los acorazados Puñohacha y Guardadólmen se encargarán de esto y darán nuestros recuerdos a su señor, Vagr Natali -miró a los enanos afablemente-  ¿Correcto?

Por último comprobó el estado de Eulendileas, quien terminaba de recuperar las pocas pertenencias que aquellos criminales tuviesen.

- Si sabes dónde hacerte con un perro ve y cómpralo corriendo, tan pequeño como eres nadie se fijará en ti, si no tenemos ya que partir. Toma estas monedas y se raudo como lo permitan tus pies.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Sanar

Tirada: 1d20

Resultado: 7(+8)=15

Motivo: Curar heridas ligeras (+4 por caster, +2 por Sanación aumentada)

Tirada: 1d8

Resultado: 1(+6)=7

Notas de juego

- Sanar para tratar de discernir el origen de la extraña sanación (no sé que proviene de Zurkor)

- Curar heridas ligeras quitando el slot de nivel 1 de Comprender lenguas

- Le paso a Eulendileas tantas monedas como crea cueste el perro en cuestión

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18/01/2015, 10:39
-- Jedemiah (Jed) Dreyden --

El mago notó como el dolor desaparecía ostensiblemente. Ya podía cmainar bien y, aunque aún tenía molestias, ya no se jugaba la vida de producirse otro ataque. Jed se inclinó en una breve reverencia.

-Teneis mi gratitud, maese apotecario. Se nota que sabeis lo que haceis. Me siento mucho mejor!

Después vió como Demetrio le dejó dinero al mediano para comprar un perro.

-Y, además, generoso! Creo que hemos hecho un gran fichaje, amigos míos.

Notas de juego

23/32 PG

Tengo CON 18, así que soy más duro que las piedras XD.

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18/01/2015, 13:31
-- Eulendileas --

Tras registrar los cuerpos y cargarse con todo aquello que tenían, Eulendileas estaba casi satisfecho. Se mordió la parte inferior del moflete mientras pensaba. ¿Por qué seguían parados? Su futuro perro estaba esperándoles, lo sabía. Y, lo peor de todo: Él lo quería ya. Dando pasos de un lado a otro, para dejar claro su nervisismo, decididó que lo mejor para llamar la atención de todos era empezar a caminar a su alrdedor. Sería imposible que no le prestaran atención, y quizá así se darían cuenta de lo que había que hacer.

Pero, ante las palabras de "Apo-Apo" y su gesto con las monedas, Eulendileas se detuvo con una expresión de alegría profunda en el rostro.

¡No me lo creo, no me lo creo! gritaba, mientras comenzaba a dar pequeños saltos alrededor del curandero. ¡Oh, muchas gracias, muchas gracias! y, sin decir más, se marchó corriendo. No sabía a donde, pero estaba seguro que su futuro Guau le llamaría desde lejos y así podría encontrarle.