- Bien. Entonces tenemos un plan. Mañana en la mañana vamos a ver a ese Natali y luego al exterior... Uhm... quizás podamos preguntar en las puertas si lo vieron salir y hacia donde - comentó a sus compañeros mientras se acariciaba la barbilla

Sin embargo, antes de seguir al mago en dirección a la "cama" que ansiaba probar desde que ingresó a la ciudad, se giró y volvió a preguntarle a quien los había contratado - Por cierto, además de sus armas y equipo... sabeis si se llevó algun caballo? Quizás alguna mula de carga? -

Habiendo pasado ya unos buenos minutos la pareja bajó las escaleras, Mathilde con una sonrisa poco disimulada y su marido con mejor caminar que aquel con el que había pisado los tablones de la taberna antes pero gesto amargo. Inclinaron ligeramente la cabeza a todo aquel que les miró a medida que dirigieron sus pasos hacia la puerta que les llevase una vez más a las calles de Melvont.

No pasó mucho tiempo antes de que Demetrio Árteros bajase también, sus ajados ropajes de médico de campaña adornados tan solo por un broche de turmalina en la pechera con la forma de la cabeza de un dragón de lado. Esta vez se dirigió directamente a Fausto Marin, el único con el que había cruzado palabra antes.

- Oí que teníais un herido en el grupo y despachado el caso anterior me gustaría echar un ojo a lo que os hayan lastimado los orcos.

Tenía pinta de que el día siguiente iba a ser un día muy largo. La idea de buscar una cama para descansar le pareció la más atractiva que podía tener a aquellas horas.

Mañana a primera hora aquí abajo.

Sin más pidió una habitación y se fue a dormir.

Al llegar a la habitación metió la almohada debajo de las sábanas y se tumbó en el suelo, sobre una manta. Llevaba años durmiendo en el suelo, tanto que se había acostumbrado a dormir en él y sin quitarse la armadura.

Dejó una de sus armas al alcance de su mano y la otra apoyada en la puerta, así que si alguien intentaba entrar el ruido del acero cayendo le despertaría. 

Pero antes el matasanos se dirigió a él.

Pregunta a alguno de los pequeñajos. Dijo señalando con la cabeza a los dos medianos.

Después se levantó y se dirigió escaleras arriba.

El posadero os sirvió algo para cenar aquella noche, os dio también de beber y finalmente os indicó uno de los alojamientos posibles a tener en cuenta.

Woasten os agradeció vuestro interés, y os dio las indicaciones pertinentes, desde donde se encontraba la Casa Natali, hasta las posibles salidas que podría haber tomado su hijo. Cuando no tuvo nada más que añadir, se despidió de todos par dejarles descansar.

El final de aquel día había llegado, y todos y cada uno de ellos se retiraron a descansar por fin. Había sido un día largo y complicado, e incluso algunos habían terminado gravemente heridos. Pero descansar más de ocho horas era algo que los aventureros podrían agradecer, pues no sabrían cuando se iba a volver a repetir un acontecimiento como aquél.

En mi caso, como humilde nomada que soy, me conformo con la de 2 piezas de plata

Hecho

supongo que con 2 monedas conseguí colchón, así que resto 2 (de 6 a 4 platas).

Por si aca, aprovecho la pestaña de notas para dejar constancia de los gastos.

Hecho!