Xanaphia asintió a las palabras del señor Nanzber, anotando mentalmente los nombres de esas cofradías, y se despidió de Red y de Khal con una inclinación de cabeza.

- Yo también marcho a descansar, - dijo dirigéndose al adinerado mercader viendo que todos se estaban yendo - en cuanto tengamos noticias se las haremos llegar. - se volvió hacia el elfo y añadió - Nos vemos mañana a primera hora para investigar.

Y cuando el hombre asintió se giró y fué a buscar la llave de su habitación, había sido un día largo con la lucha justo cuando iban a descansar y la posterior caminata hasta Melvont. Sus huesos y músculos agradecerían un lecho sobre el que descansar comodamente.

la jóven mediana esperó a ver de nuevo al elfo de tonos dorados libre para poder terminar la conversación con él.

- Y bién? Vas a necesitar de mis servicios? Quiero ir a descansar pero antes me gustaría saber lo que has decidido.

La verdad es que la propuesta era muy golosa. Ella ayudaría al elfo en su búsqueda y a cambio se quedaría con su parte de la recompensa de encontrar al noble y los tesoros que se encontransen en la búsqueda, tal y como él había ofrecido. Una oportunidad que no podía dejar escapar.

El Elfo sonbrió amablemente al grupo y asiente a Xenaphia sin decir nada, pero no podía ocultar su emoción de tener un grupo dispuesto a adentrarse en los peligrosos páramos a cambio de resolver la desaparición de unos jóvenes perdidos, una tarea sencilla para su grandiosa mente, un juego de niños en comparación a los misterios a los que estaba acostumbrado a enfrentarse desde que se exilió de los magos rojos.

Parecía ensimismado en sus pensamientos y tardó unos segundos en contestar a la pequeña mediana. -Ese es el acuerdo, te espero  primera hora de la mañana aquí mismo.

Sin decir más, avanzó a su habitación privada con paso acelerado, pretendía organizar sus cosas y hacer un inventario de los pergaminos y objetos que tenía en su poder, descansaría su mente y esperaría el primer rayo de sol para encontrarse con el variopinto grupo que recién había conocido.

El final de aquel día había llegado, y todos y cada uno de ellos se retiraron a descansar por fin. Había sido un día largo y complicado, e incluso algunos habían terminado gravemente heridos. Pero descansar más de ocho horas era algo que los aventureros podrían agradecer, pues no sabrían cuando se iba a volver a repetir un acontecimiento como aquél.

Al llegar al mostrador una sonrisa y la llave sobre el tablero recibieron a la semielfa, después de las indicaciones sobre dónde estaba la habitación Xanaphia se despidió cordialmente y se dirigió a descansar. Cuando se giró aún pudo ver al mago hablando con Tisha, esperaba que él pudiese hacerle ver que si se va en grupo hay que mirar por el grupo. Subió las escaleras y caminó por el pasillo hasta la puerta con un árbol dibujado, el mismo que había en el trozo de madera que pendía de la llave que llevaba, abrió y pasó al interior.