Partida Rol por web

Allí dónde la civilización pierde su nombre, allí dónde el agua te llega hasta dónde la cola también pierde su nombre... ¡LA MARISMA DE TOCÓN DE SALMUERA! Un páramo hostil en el que los cadáveres de los viajeros se alejan flotando en pleno estado de putrefacción, mientras los mosquitos, las moscas y las estirges les inyectan sus huevos... en sus huevos, o en cualquier otra parte blanda.

¡Mirad allí! Un oso lechuza con trastorno de personalidad se encarama a una endeble rama creyéndose una ardilla. Antes de que la rama se quiebre, unos tentáculos surgen del agua, lo atrapan, lo violan bajo carteles de censurado y pixelaciones, lo sumergen... Solo quedan las burbujas en el agua; luego, ni eso. El oso lechuza asoma la cabeza por encima del agua con un tentáculo en el pico: ahora se cree un castor, y nada hacia una precaria presa de restos vegetales arrastrados por la riada.

¡Mirad allí! Es el Báculo de las Sombras, del terrible liche Claviculín. Flota a la deriva con una capa de musgo que no permite distinguirlo de un tronco común, mientras trama en silencio oscuros planes para reunirse de nuevo con su Amo. Claviculín estuvo de moda un tiempo, cuando los lunares causaban sensación, pero luego llegó Vecna con sus tules sin estampados y lo condenó al ostracismo de la actualidad.

¡Mirad allí! Es... es... solo un árbol. Pero un árbol muy bonito. Sin duda, si se llegara a hacer un ránking de los ciento treinta y siete árboles más bonitos de la marisma, ese de ahí estaría muy cerca de entrar en la lista.

¡Mirad allí! Un kóbold. Chapotea en solitario, tratando de avanzar hasta un lugar en el que cubra menos. Tiene la cara llena de garabatos. Seguro que hay una bonita historia tras ello, con amor, acción y muchos fuegos artificiales. Se aleja de una agrupación de pequeñas cabañas que se distinguen al fondo. ¡Venid! ¡Acercáos para ver mejor! Parece un poblado kóbold. Tres buenos ejemplares machos (los kóbolds machos se distinguen de las hembras porque no tienen bikinis de cocos) están entrando en este momento en una cabaña un poco más grande cuya entrada está flanqueada por dos lanzas con calaveras y penachos de plumas. Seguramente sea una posada, porque todas las aventuras empiezan de algún modo en una posada...

Bodo, Cú-cú y Diziger habían sido convocados en la Casa de Reuniones. En su interior, el jefe Muchastripas se balanceaba en su trono, una vieja mecedora de los patilargos. Desde ras de suelo, el tamaño y peso del jefe de la tribu resultaba mucho más impresionante. A izquierda y derecha de la mecedora real estaban sus dos consejeros: Slorb, consejero de besar culos, y Klucky, consejero de jardines, parques y festejos. No hace falta decir que por mucho el puesto de besar culos era mucho más absorvente, ya que esa era una tarea a tiempo completo.

¡Atención, héroez de la tribu Lamezapoz! Tal y como reflejan laz leyendaz, la voz del excelentízimo Jefe de la Tribu fue robada a loz mizmízimoz diozez, y zu potencia ez tal que zi un kóbold común la ezcuchaze, aunque zolo fueze una fraze, aunque zolo fueze el zonido de zu eztornudo, inmediatamente ze volvería loco, y zu cabeza haría PUM, ezparciendo zuz zezoz por todoz ladoz. Zolo loz intelectoz zuperiorez como loz que tienen zuz conzejeroz Klucky, y yo mizmo, Zlorb, zomoz capacez de zoportar zu mazculino torrente de voz, que...

Desde lo alto de la mecedora, el Jefe Muchastripas carraspeó. Slorb, con grandes dificultades, trepó por la mecedora y ofreció su tímpano externo a los labios del aclamadísimo líder, para escuchar sus susurros.

¡Atención! ¡Me comunican que el Jefe Muchaztripaz quiere hablar zin intermediarioz...

¡¡¡BlooooOOOOOooooOOOOORrrrrRRRRBBBB!!!

El sonoro erupto impulsó a Slorb de nuevo al suelo, y por un instante, Bodo, Cú-cú y Diziger pensaron que iban a enloquecer, su cabeza iba a hacer PUM, y hala, sesos por todas partes. Pero no, estaban bien.

Estoy muy satisfecho-dijo con voz ronca, todo lo ronca que puede ser la voz de un kóbold-. Seguís con la cabeza sobre los hombros a pesar de haber escuchado mi voz, así que sin duda sois los héroes que necesita la tribu de los Lamesapos.

Bodo Kala, Jinete del Comerranas... Con gran valor rescataste al Comerranas, el rey de los sapos y las ranas, de las garras de las brujas de la marisma, evitando la desaparición de los sapos. Gracias a tu proeza, los kóbolds de la tribu de los Lamesapos pudieron seguir lamiendo sapos, y obteniendo todas las alucinaciones y colocones con los que las pieles de sapo de los sapos-sapos nos han bendecido.

Diziger, el Matalagartos... Con gran valor derrotaste al chamán hombre-lagarto, poniendo fin a la guerra con los hombres-lagartos, trayendo la paz a la marisma de Tocón de Salmuera y prolongando mi territorio hasta los confines de toda la marisma conocida. Gracias a tu pobreza, ahora tengo esta bonita capa de chamán de hombre-lagarto...

Y por último, tú, Cú-cú Carasapo... Con gran valor tú... tú... Con gran valor tú afirmas ser un poderoso hechicero, lo cual, en la práctica, te convierte en el primer y único hechicero de la tribu de los Lamesapos desde la Gran Quema de Hechiceros del Ochenta y Cuatro. Un poderoso activo que nos vendrá bien para la misión que os quiero confiar...

Porque... sabéis el motivo por el cual os he convocado aquí, ¿no?

Es un secreto a voces. Esta mañana descubrieron que un miembro de la tribu muy sospechoso, con cara de listo y tal, acumulaba libros y palabras que al ser plasmadas por escrito, podían robarle el alma a los kóbolds decentes. ¡Kurtulmak nos coja confesados! Por suerte ese díscolo germen de librepensantes ha sido erradicado a tiempo. Su auténtico nombre es tabú, y ya solo se hace referencia a él con su nuevo apodo de Caragarabateada. Le han garabateado la cara y le han expulsado de la tribu y se han quedado con sus cosas. Hasta ahí, todo bien.

El caso es que a parte de cosas subversivas como ensayos y libros de autoayuda, Caragarabateada también tenía en su choza una caja con fuegos artificiales. Fuegos artificiales que molaban mogollón. Y un mapa. Un mapa seguro, sin letras escritas, solo con dibujitos inofensivos y seguras lineas trazando una ruta. No se habla de otra cosa en el poblado, se cree que ese mapa les puede llevar al alijo principal de fuegos artificiales de Caragabateada, en algún punto de la Marisma entre un círculo con flechita como si fuese una brújula, y unas calaveras muy halagüeñas, en lo que podría ser un barco, un risco o un cadáver de algún monstruo. En cualquier caso, es un papelón, porque los héroes que vayan a por los fuegos artificiales seguramente se pierdan la pira con libros y la quema de la choza de Caragarabateada, que tiene pinta de ser una cosa muy divertida.

El joven cú-cú estaba emocionado, pero por algún motivo se tapaba el hocico con fuerza, mirando incrédulo al resto, ¿a caso estaban locos? - no seáis estúpidos, ha dicho que si el jefe escucha vuestra voz hará caer un rayo que fundirá vuestro cerebro y os hará bum saliendo por las orejas - el joven kobold pensaba con fuerza intentando decir con magia a sus compañeros las consecuencias, pero era inútil aun era un poderoso hechicero joven y sus magníficos conjuros no habían alcanzado ese punto.

Momento intenso y problemático al verse en el conflicto de que no hablaba solo su boca, "un suave silvidillo" inundó la estancia, y la cola de cú-cú aleteaba a su derecha, y sin dejar de sujetar su morro con la mano izquierda, indicó con la que cargaba una pequeña rodela al compañero a su diestra.

   Bodo ató a Comerranas en la entrada de la Casa de Reuniones. El jinete se sentía particularmente orgulloso de su montura...Para no estarlo. Representaba el único logro de su insulsa existencia. A decir verdad había sido suerte, pero mientras Comerranas no hablase, todo seguiría igual. Y la continuidad era sagrada para los kobold de bien.

Muchastripas habló por fin y el batidor no supo dónde meterse cuando relataron su hazaña. El no lo recordaba así, pero poco importaba. Su oronda majestad necesitaba un héroe y le había tocado. Otras veces tocaba limpiar la alberca o ser sacrificado a Kurtulmak para que lloviese, así que la suerte no estaba tan mal de momento.

Porque... sabéis el motivo por el cual os he convocado aquí, ¿no?

 Bodo miró a sus compañeros arqueando las escamas sobre sus ojos. No tenía ni la más remota idea.

-Pues...- Balbuceó mientras señalaba en direcciones opuestas con sus garrillas.

La tensión iba en aumento. ¿Habrían descubierto su fraude?¿Que pintaba Cú-cú y Diziger?¿Le habían delatado este par de hijos de un huevo huero?. Ellos no habían estado en la guarida de las brujas, así que se tranquilizó.

   En la puerta, Comerranas vio pasar un pichón. Algo insignificante para un sapo de su tamaño, pero no tenía nada mejor que hacer, así que sacó su larga lengua y pal-buche que fué.

¡Entonces Comerranas dijo su primera palabra!:

-¡WUUD!- Se escuchó desde la entrada.

Bodo miró hacia atrás con los dos pares de párpados abiertos de par en par. Las piernas le temblaban. ¿Wudd?¿Qué narices era Wuud?. Pensó aterrado. ¡Ya está, va a cantar y yo ahorcado del árbol bonito!¡Menudo adorno!.¡Pues no me apetece!.

Su cerebro reptiliano urdió un plan. Uno simple claro, pero para un kobold, todo un logro. Lo importante era salir de la Casa de Reuniones cuanto antes así que Bodo alzó su vocecilla y comenzó a rajar como no lo había hecho en semanas.

-¡...Si gran señor!. No podías convocarnos en mejor momento. No descansaremos hasta cumplir nuestro objetivo.-

Ya estaba, el plan acababa ahí y todavía seguía en la sala.

-...Yo si eso, puedo ir por delante. Ya mismo...Como batidor que soy, porque soy muy bueno, majestad-gran-señor y...Eso.-Improvisó sin saber qué mas decir de Muchastripas.

La menuda figura al lado de gran mecedora había permanecido hasta el momento sumida en el mutismo de su capuchón. En la oscuridad onde debería estar su cara un pequeño puntito rojo se dejaba ver de cuando en cuando seguido de un pequeño hilo de humo que ascendía hacia lo alto del pabellón.

La figura pareció cobrar vida depronto antes las palabras de Bodo, experimentando pequeños temblores que parecían reactivar todos los músculos de su cuerpo. De entre la capucha el amortiguado claqueteo de una carcajada llamo la atención de los presentes y desde dentro la perezosa voz dueña de la carcajada pareció intentar formar unas palabras.

-PrUM! Y cezamen ezparcio por to'lao... clink clink clink... jejejejejeje coleguiz.-

Las manitos de la criatura verdosa se deslizaron fuera de la manta zarrapastrosas que llevaba por túnica y bailaron ligeramente al compás de aquellas tonterías.

Por un momento hubo un silencio incómodo, pues todos esperaban de alguna forma que aquellas palabras estuviesen dotadas de significado, o al menos que tuviesen algo que ver con lo que Bodo y el Jefe Muchastripas estaban tratando. Pero aquello no era nuevo, de todos es bien sabido entre los Lamesapos que Klucky resultaba increíblemente lento la gran mayoría del tiempo y algunas veces exasperantemente activo. Un hilillo de sudor frío recorrió momentáneamente la frente de todos esperando que aquello no fuera el inicio de una de sus explosiones de hiperactividad, pero se seco rápidamente al comprobar que la vocecita continuaba farfullando sandeces debajo de su capucha. 

- Y ezta ahí ... arto. Ton ze ... ke lo amoz a ... todo . Y PrrUM! jiejejejejejejeje-

Gracias, fiel consejero Klucky, por el apunte. Y por favor, Bodo Kala... eres de mis guerreros favoritos, no hacen falta tantas formalidades entre nosotros: tú puedes llamarme Gran Amo, a secas.

Pues bien, confirmo todos los rumores. Tenemos, en plural mayestático, el mapa de ese inmundo Caragarabateada para encontrar sus fuegos artificiales. Tenemos, y esta vez me refiero a que vosotros tenéis, que ir a buscar esos fuegos artificiales y traerlos aquí.

Tranquilos, mis tres valientes, porque no iréis solos. Mis dos consejeros de confianza, Slorb y Klucky, os acompañarán para asesoraros tan bien como me asesoran a mí.

La noticia cogió a Slorb y Klucky de sorpresa. El Jefe Muchastripas no les había dado a entender a sus consejeros que tendrían que abandonar la seguridad del poblado.

Pe... pe... pero su Voluptuosa Excentricidad...

Slorb trepó por la mecedora para llegar hasta Muchastripas, y le susurró algo al oído...

¿...quién le ayudará a subir y bajar de la mecedora cuando yo no esté...?

El Jefe Muchastripas agarró los morros de Slorb para que no dijese nada más.

Jejeje... No sé de lo que me estás hablando, yo puedo hacerlo solo...

Un verdadero jefe de tribu debe hacer sacrificios por su pueblo. Estoy dispuesto a privarme de los consejos de mi mano derecha y mi mano izquierda con tal de conseguir esos fuegos artificiales, ¿lo has entendido bien, Slorb?

Muchastripas sacó el mapa de debajo de su túnica de Gran Jefe, tras convivir con sus genitales, y se lo puso en las zarpas de Slorb antes de tirarlo de una patada de su mecedora. Slorb quedó con la cabeza enterrada en el suelo embarrado de la choza mientras su cola y culo quedaban bien altos.

En fin. Esta noche despediremos a nuestros héroes con una gran fiestuki. La tribu quemará la casa de Caragarabateada... habrá baile con Nord el Chillón... concurso de comer muy rápido una bolsa de babosas toro... juego de esconderse o ser apaleado... y, por supuesto, mi prueba favorita: el Muerdecolas.

Muchastripas mostró orgulloso su cola hendida por un viejo corte de sus tiempos de gloria. El hojalatero kóbold medio loco que creó el Muerdecolas murió hace mucho, pero su creación persiste: un amasijo de alambres en espiral por el que trepar esquivando navajas y ramas afiladas mientras se recibe la ovación del público y unas cuantas mutilaciones.

El baile con Nord el Chillón es otro clásico de las fiestas de la tribu. Nord el Chillón es el feroz jabalí koboldófago que vive en la fosa del centro del pueblo. Hay que cabalgarlo durante el tiempo que dura una meada kóbold, sin que te tire, para ser proclamado vencedor.

El juego de esconderse o ser apaleado consiste en... en que si te escondes bien en los alrededores del poblado y no te encuentran, ganas. Y si te encuentran, ganan todos la satisfacción de darte de ostias.

La prueba de comer babosas toro es bastante asquerosa: tienes que comerte cinco en un minuto. Las babosas toro son grandes, viscosas, segregan mucha baba y veneno y saben mal. Pero la glándula de veneno se puede escupir, no hace falta tragarla a no ser que se te eche el tiempo encima.

Por supuesto, habrá regalos para los que superen las pruebas... Y eso es todo. Si no tenéis ninguna pregunta, ya podéis marcharos... de la Casa de Reuniones, no del poblado. En el poblado os tenéis que quedar hasta después de la fiesta, después de todo es en vuestro honor.

El joven cú-cú empezó a saltar emocionado, era genial,... poder hablar de nuevo, corrió a su casa a explicar como no había hablado delante de jefe y con gestos hizo entender que estaba ansioso por la fiesta, en fin, sin hablar dijo lo que hubiera dicho a toda prisa en caso de no poder hablar. Menos mal que se había sujetado el hocico.

-PrUM! Y cezamen ezparcio por to'lao... clink clink clink... jejejejejeje coleguiz.-

    -¿Acaso sabe algo?- Dudó Bodo.

Klucky era famoso por ser el mayor lamesapos de Tocón Salmura, o al menos el que mostraba más los efectos alucinógenos. No era tan sorprendente sus desvaríos y Bodo siempre le había dejado chupar a Comerranas siempre que quería.

-Bien dicho "colegui"- Repitió las palabras del druida.

-Tus visiones son toda una premonición- Añadió sin saber de qué hablaba el reputado consejero.

-¿A quién le chupará el sapo este kobold?- pensó dando un pasito hacia la puerta.

En fin. Esta noche despediremos a nuestros héroes con una gran fiestuki.

     Bodo soltó un largo suspiro, le encantó todo lo que dijo Muchastripas, pero sobre todo lo de "En fin". Así que respondió asintiendo con la cabeza repetidas veces mientras sus pies lo arrastraban poco a poco hacia la puerta:-...Oh gracias magnánimo por tanta magnanimidad.  Yo gran jinete de tu guardia siempre-siempre a tu servicio.-

Dijo dando a entender que "bailaría" con el horrible jabalí, Aunque en realidad, esconderse como una rata se le diera mucho-mucho mejor.

A medida que se retiraba sin dar la espalda al gran jefe, se fijó en los extraños saltos de Cú-cú y su mutismo. Para las mamonadas que había soltado en la sala, mas le valía haber seguido su ejemplo.

Las últimas horas de la tarde se fueron en los preparativos. Los kóbolds sacaron del almcén un barril de sidra fermentada tamaño humano, capaz de abastecer a la tribu durante toda la noche. Una grúa (en realidad un andamio con un kóbold encima con una pértiga terminada en gancho) levantó la aparatosa estructura del Muerdecolas hasta una no muy estable posición vertical. Las hembras de la tribu recolectaban las babosas más suculentas. Poco a poco, la música empezaba a adueñarse del poblado...

Al ver que había poco interés en dos de las pruebas, el Jefe Muchastripas avanzó el contenido del premio por ganar esas pruebas... Aquel que comiera 5 babosas de toro en menos de un minuto (o el más rápido de ellos), recibiría en préstamo por una semana la legendaria espada corta mágica de Muchastripas: la Atiborradora de Glotones, disruptora de caballos. Aquel que lograse coronar el Muerdecolas, podría vestir la Túnica de Objetos Útiles de Muchastripas durante tres días. Pero con vuelta, ¿eh? Que nos conocemos...

El premio de las otras pruebas continuó siendo un secreto solo conocido por el Jefe de la Tribu y Klucky, el organizador de las fiestas, pero este último estaba demasiado fumao para acordarse...

La sidra seguía corriendo entre los kóbolds, brindando y festejando, cuando el primer kóbold se colocó en el lomo del terrible jabalí Nord el Chillón...

Oink, oink, oink, oink...

Desde lo alto del foso, uno de los operarios retiró el endeble corcho que pasaba por las arandelas de la verja y el poste. Otro kóbold tiró una piedra al culete jamonero de Nord el Chillón, que se encabritó y salió corriendo hacia delante. La cabeza del fiero Jabalí abrió la verja de un empujón y corrió en círculos por el foso embarrado...

    Bodo se quedó "embodado" con el muerdecolas. Le encantaban las trampas kobolds y como batidor del reino tenía el deber de conocerlas todas ellas, claro que para eso tendría que haber prestado atención y eso le costaba tanto como despertarse temprano.

Algunos de sus fans lo empujaron hacia el barrizal del terrible Nord. Alocados divulgadores de una leyenda que nunca habían presenciado y que adornaban mas y mas con cada lameetazo que le daban a su sapo alucinógeno. -Por vuestra culpa me colgarán un día...mirad lo que os digo- Pensó Bodo.

El último empujón lo tiró de bruces al barro. Un intrépido kobold aprovechó la ventaja para subirse a lomos del jabalí y un instante después estaba dando saltos por todo el cercado.

-Esto es un sindiós- se lamentó Bodo. -Ojalá hubiera probado la sidra. Así sabría que decir-

Su contrincante no tardó en caer y nord, no contento con derribarlo, lo pateó en el suelo.

Bodo tragó saliva e hizo lo mismo que había hecho hasta ahora: Decirle a los demás lo que querían oír.

-¡Bien niños y niñas, observar al gran jinete Comerranas!- Voceó con aire victorioso. La masa aplaudió eufórica. algún día, si no moría claro, se  acostumbraría y hasta le cogería el gusto.

Bodo corrió sobre Nord y se montó a horcajadas. El jabalí salió disparado lanzando coces como un dragón pinchudo y el jinete cayó de espaldas tan rápido como había subido. Por instinto hizo un molinillo con la cola y logró voltearse en el aire para no esnucarse.

El kobold reprimió el asco que le daba la piel caliente y sudada del mamífero y volvió a saltar  sobre el bicho apretando aun mas sus rodillas contra el lomo.

-¡Maldito sangre-tórrida!. Te-as-a n´terar.- Agarró los asquerosos pelos (...Una maldición de kurtulmak sin duda), y espoleó al animal con latigazos de su escamosa cola hasta completar tres vueltas al ruedo.

    Tras la prueba de Nord, Bodo probó suerte con el juego de esconderse o ser apaleado. Alguno  de los participantes eran amigos suyos, lo que significaba que si lo descubrían, le darían mas fuerte...es lo que tiene la confianza.

Bodo se limpió el barro de sus botas, rodillas, codos y fosas nasales, y se adentró en la "zona de juego". Por suerte esto se le daba mejor que montar. Los kobolds se hartaron de buscarle, le dejaron ahí y se fueron a por sidra.

Había visto montar al gran y respetable Bodo, el mayor maestro en montar de todos los tiempos, cuando lo vio salir glorioso solo pudo suspirar y sonreír deseoso de intentarlo también él.

Se subió raudo al cerdo llevado por un "te das cuennn", y a punto de lograrlo a la primera estuvo, pero se confió y voló, en el aire no solo evitó la caída dio una pirueta y calló con el mayor estilo del mundo, chuleando al maldito gorrino, que molesto volvió a por el y otra vez en su espalda subido, otro intento tuvo, pero ¡maldición que duro el gorrino! Otra vez volando y su orgullo herido, no estaba para piruetas esta vez, estaba furioso con el cerdo maldito y saltó sobre el un nuevo intento bien decidido.

Hasta que cayó lo montó altivo, pero no quiso dar una final pirueta, no fuera que el gorrino se le mosqueara y le arrollara, corrió por su vida, buscando no ser visto. Pues tocaba esconder su cola del grupo. No sabía donde ir y vio al gran héroe escondido y pensó que esconderse sería más fácil detrás de éste. Poniéndose la cola del gran Bodo por bigote, incluso si le veían nadie le reconocería, y bastaría con indicar en otra dirección a los despistados que le seguían.

Uno de los más grandes héroes de la tribu, Dizigier, el destructor de lagartos, entró a la tienda del supremo líder con aire victorioso y arrogante.

Su semblante cambió apenas cruzó el umbral. Se curvó tanto que su nariz casi tocaba el suelo y fue incapaz de ver directamente a los ojos de su venerado líder. Se mantuvo callado y no dijo nada, solo asintió ante la misión que tenían delante, con los brazos abiertos y extendidos. El sudor cubría todas sus escamas y el nerviosismo era más que evidente.

Fue el primero en salir de la tienda, sin dar la espalda a su líder o a sus consejeros, siempre curvado y mirando el suelo. Al cruzar el umbral de nuevo, no pudo evitar vomitar el pescado que se había tragado sin despellejar ni destripar. Volvió a respirar aliviado de que hubiera terminado esa reunión.

El resto de la tarde no hizo gran cosa, se relajó y con sus uñas se quitaba escamas muertas de su piel... y claro, directo a su boca. Estaba confiado en un escondite infalible, que había buscado desde hace meses, pensando en el momento en que los hombres lagarto invadieran su hogar. Era un árbol muerto, sin hojas, pero que se mantenía ergido a pesar del tiempo. El tronco era hueco y una abertura casi imperceptible permitía adentrarse en él.

Ahí aguardó, esperó y observó como varios Kobolds armados con palos, pasaban cerca sin siquiera notar su presencia.

Tampoco creía que hubiera un kobold tan valiente como para atreverse a cogerlo a palazos si lo pillaban..... pero prefirió no arriesgarse.

Las bandurrias se dejaban oír por la mitad de Tocón Salmuera, pero lo que los Lamesapos se preguntaban en aquel momento era ¿Donde esta nuestro guía espiritual y sus divertidos menjurjes.

El buen Kobold se despertaba en el techo de su pequeña choza con mucha hambre y cierto dolor de cabeza. Los tambores, que en principio apenas si lograron arrullarle por fin le habían sacado de aquel estado comatoso en el que le dejo su desayuno a base de raíz de puerro y baba de lagarto azul de los pantanos. Bajo de allí como pudo, intentando recordar en que momento decidió que dormir en el techo de su choza era más interesante que dentro de ella enfundado en su jubón.

Con aquellos pensamientos tribulando su cabeza se dirigió, ya con la fiesta ya bastante avanzada, a la siniestra de su pestilente líder. Iba cargado como se esperaba de su recital de ungüentos, hierbajos y piruletas. Todas ellas extraídas del mismo pantano. Un sin fin de patas, ojos y tripas de animales, cristales de las sabias de diferentes plantas y papel de liar.

En el camino iba repartiendo paz[1], alegría[2] y consejo[3]. Tres de sus mas preciados preparados entre los Lamesapos.

-¡Hey coleguiz! ¿Como va la fieztuki? Yo venía con un hambre tremenda ¿No había algo pa'l buche? ¿O me zoñao yo ezo de loz juegoz de artifizio zu maligna lagartidá?-

Y con esas palabras dio inicio el concurso de comer babosas toro.

[1]Paz es un cigarro hecho con la hoja seca del mangle y la legendaria planta que el mismo bautizo con el nombre de Yerba.
[2]Alegría es una piedrecita de chupar cristalizada a partir del destilado de la sabia de Aloe Vera y sudor del sapo visco.
[3]Consejo es un pequeño brebaje preparado con veneno de avispa, sangre de murciélago de las ciénagas y agua insalubre de las ciénagas.

Un kóbold se sube a la tarima de premios, y coge un megáfono.

Bodo Kala abrirá el concurso de baile... Muchas espectativas genera este kóbold de color. sus antecedentes montando sapos son prometedoressss, peeero sigue siendo una incógnita cómo se desenvolverá sobre un mamífero. Se ve a Bodo Kala muy confiado... ni siquiera realiza estiramientos, esperemos que eso no le pase factura durante la competición. Saluda. Las crías kóbold aplauden a su héroe desde las jaulas... Recordamos, manténganse alejados de las jaulas de las crías, que muerden. Yyyy... ¡comienza el baile!

Nord chillando por la izq... ¡Al suelo! Gran decepción del público... Había grandes esperanzas en el primer participante, pero los nervios de abrir la competición le han jugado en contra. Tres segundos ha durado... el sueño de Bodo Kala por hacerse con el título se esfuma.

Un kóbold le lleva al comentarista un vaso de agua, abandonándolo en la tarima a sus pies.

Parece que Bodo Kala va a intentarlo de nuevo... La primera vez usó un modo de cabalgar conservador, cerca de las patas traseras, buscando asentar el punto de equilibrio, ahora lo vemos un poco más en el centro... No se fía de Nord el Chillón, y no es para menos. Yyyyyyy... ¡comienza el baile!

Nord zigzaguea en el foso, cuidado pared... cuidado pared... el jinete se va escorando en cada giro abrupto... ¡Los jueces agitan la bandera! Dieciocho segundos. Bodo pega un salto fuera del foso... Tenemos ganadorrrrr.

Un kóbold borracho coge el vaso del comentarista, tira el agua, rellena el vaso con sidra, y se va. El comentarista empieza a beber para aclararse la garganta.

Algunos contendientes se retiran. Cú-cú será el siguiente en intentarlo... Joven promesa, en cualquier caso una incógnita, pero con ganas de hacerlo bien. Yyyyy... ¡comienza el baile! ¡Bum, al suelo!

Otro trago de sidrina del comentarista.

Hip. Gugú se acerca... Va a volver a intentarlo... ¡Comienza el baile... yyyy... no espera! Es igual, ya terminó.

Entre intento e intento de Cú-cú, el comentarista kóbold le dió a la sidra pero bien... bajaba que daba gusto verla.

¡Hip! Ahora dosh Gushgúsh, sogre dosh Norrrrr... Vannnvolver intentarloo... ¡Hiiiiip!

El comentarista kóbold cayó redondo, embriagado por la excelente actuación de Cú-cú la enésima vez. De hecho, ni siquiera pudo ver el final de la prueba, con Cú-cú recreándose y dando el paseíllo sobre un ya cansado Nord. Eso sí, la manera de bajar del gorrino fue un poco torpe.

Un grupo más nutrido de kóbolds se habían aburrido esperando su turno en el Baile de Nord el Chillón, y se habían ido mayoritariamente a participar en el Muerdecolas, mientras que el resto se fue a nadar al barril de sidra. Por eso, la participación del tercer kóbold que aguantó dieciocho segundos o más sobre los lomos jamoneros de Nord, prácticamente pasó desapercibida. Ese kóbold anónimo, que ocultaba su identidad bajo una máscara negra, fue declarado el tercer ganador de la noche de la prueba. Para entonces, la choza de Caragarabateada ardía en un hermoso naranja sepia, y los tres héroes elegidos por el Jefe Muchastripas para ser la luz guía que bendijera al poblado con muchos fuegos artificiales, pasaban las horas escondidos en las afueras.

Klucky tampoco prestó atención al Kóbold Enmascarado, pues en esos momentos estaba dándose un homenaje a base de babosas, los caracoles deshauciados de la Naturaleza.

Una sirena, esto es, una kóbold gorda a la que le aplastan la cola dejando caer una piedra grande, resonó por la marisma dando por finalizado el concurso del escondite y apaleamiento, y avisando a Cú-Cú, Diziger y a Bodo de que ya podían volver sin temor a que les dieran con un palo. Por supuesto, durante todo este tiempo, la sidra siguió siendo lo más exitoso de la ceremonia.

En la tarima, un grupo de kóbolds delgaduchos con rodillas tambaleantes, posaban la mecedora y al Jefe Muchastripas que la ocupaba, tras haber arrastrado con el peso durante toda la fiestuki.

Bien, ya tenemos los primeros ganadores de la noche. Los tres del Baile y los tres del Apaleamient... quiero decir Escondite. Id preparando los premios...

Para Bodo, Cú-cú y Diziger, Anillos que te permiten trepar muy bien¹.

Para Bodo, Cú-cú y el misterioso enmascarado, Calabacines de aliento de dragón².

Un gancho atado a una cuerda salió de la frondosa copa de un árbol, clavó sus dientes en uno de los calabacines y tiró de él.

¡Eh!

El Kóbold Enmascarado asomó la cabeza por las mismas ramas, saludó al Jefe, y se marchó con su premio saltando de árbol en árbol.

Bueno, es igual... Ya veo a los demás acercarse. Vosotros tres... Sí, sí, vosotros, los que tienen cara de boniato. Cú-cú, Diziger y Bodo... Oooooh, mis kóbolds preferidos... Podéis recoger vuestros premios por cabalgar sobre Nord y esconderos muy bien.

Pero una duda que tengo... ¿Cómo es que ninguno de vosotros se ha presentado todavía al Muerdecolas? Tenemos treinta y siete mutilados, y ninguno llegó arriba. Vosotros sois los héroes del poblado, todos están esperando veros en acción, jejejeje...

Klucky tenía delante de él un cesto con cuatro gordas, viscosas y blanditas babosas toro (la quinta ya se la había papado), y una servilleta de hoja de nenúfar para limpiarse las manos. Porque una cosa es ser un kóbold, y otra cosa muy distinta es ser un kóbold guarro.

Cú-cú se sintió imparable, era de lejos el número uno, y sus oídos oían alabanzas sin descanso,... 'bzzzzzzziuuummmm' 'bzziummmm' ¡plas! Se decepcionó un poco cuando estampó un mosquito contra su sesera y las alabanzas desaparecieron, tal vez creadas por el zumbido del bicho, o,... ¡por supuesto! Había aplastado aquel insecto con tal estilo que quienes le alababan se habían enmudecido por su gran poder,...

- ¡kyaaaaaaaaa! - un grito tras colocarse el anillo del jefe dirigiéndose corriendo al muerde colas,... incluso cuando dio el primer salto para posicionarse y trepar cerró los ojos ¿asustado? ¡a él nada le asusta! Es inmortalllll,... pobre, nada peor que un kobold insensato. Tal vez prefería probar las babosas, pero era sabido que el consejero Klucky era de mucha "yerba" y tal vez las babosas serian un manjar si no un aperitivo.

La mayoría de los Kobolds animaban a los recién nombrados héroes para subirse al muerde-colas, era allí donde estaba la chicha. Solo los mas entendidos en el arte y el gourmet se había congregado delante de Komódo, Gurgujito y Klucky para el duelo de estómagos temerarios. 

-He koleguiz, que ezto ezta chupaaaaao- comentó el líder espiritual, los demás le daban por favorito, puesto que siempre había sido muy de probar cualquier guarrada que se encontraba en el cenagal. pero Komodo venía fuerte este año. Gurgujito,  bueno, Gurgujito era especial y su deficit de atención le llevaría en cualquier momento a masticar la mesa y olvidarse de las babosas. 

La primera babosa de Kcluky entró como la seda, casi parecía disfrutarlo y en verdad lo disfrutaba. Con el hambre que sus mezclas le había n producido ahora mismo hasta un ciempiés parecía un buen alimento. En la segunda le pillo a mitad de una calada y se le atraganto con el humo, tubo que escupirla, pero Gurgujito estuvo muy hábil para zampársela justo antes de que tocase suelo, movimiento por el cual fue vitoreado. 

Al notar Klucky que su público le abandonaba dejo el cigarro de la paz a un lado y se zampó tres de seguido, una detrás de otra sin apenas pestañear. Se concentraba en un solo punto. Un punto que solo él podía ver. Un punto verde y humeante que se concentraba en el centro de su destrozado cerebro. El bullicio de la gente creció al ver como Komodo se quedaba rezagado y Gurgujito se subía encima de la mesa a bailar, olvidándose de las babosas. 

Klucky se levantó con la última babosa en la mano, sabían cual era el ritual, esta la escupiría el peligroso saco de veneno sobre la mesa dando por terminada la prueba. Solo a veces le salía la primera, y esta no era una de esas. Todos rieron, Klucky el primero, pero enseguida cogió otra y con una gran maestría de lengua diseccionó perfectamente la glándula venenosa y la escupió en el centro de la mesa entre vítores y aplausos. 

En seguida notó un retortijón... y es que las babosas toro nunca sabes por donde te van a salir.