Partida Rol por web

Os despertáis en mitad del infierno. Notáis un sabor agrio en la boca y vuestras caras están rebozadas de un líquido pegajoso que pronto descubrís que se trata de vuestra propia sangre mezclada con el agua salada del mar. El intenso dolor de vuestros huesos os recuerda que, por algún motivo, seguís vivos. A vuestro alrededor se extiende la desolación de los cuerpos mutilados de vuestros compañeros y unas masas viscosas de color verde que identificáis como los restos de los enemigos que os atacaron.

Lo último que podéis recordar es el asalto de las hordas de esas horribles criaturas que se abalanzaron en masa sobre vuestra posición, seguido de un cegador fogonazo que lo iluminó todo y la gran explosión que siguió después. Vuestros cuerpos fueron entonces lanzados por la fuerza de la onda expansiva y un fuego intenso os quemó la piel. Después, nada más que oscuridad.

Hasta este momento.

Os despertáis sobre una húmeda superficie repleta de cadáveres y restos de tablones. Un intenso olor a muerte lo invade todo, y solo recordáis la explosión. 

Aturdidos y malheridos, os dais cuenta que estáis solos, atrapados entre los restos de un barco que viaja a la deriva por un océano embravecido y rodeados de peligrosos enemigos. 

En algunas partes del mascarón de la nave, se han formado fisuras por las que penetra el agua y la bodega se empieza a inundar, os desplazáis con el agua hasta las rodillas por un suelo repleto de cadáveres y maderos que flotan en una mar de sangre y desolación.

BODEGA INFERIOR

Esta es la parte más baja del barco y su función es la de almacenar herramientas y alimentos apilados en sacos, cajas y toneles de madera. No cuenta con fuentes de alimentación más allá de la débil luz que se filtra por la escalera desde la planta superior, por lo que se hace preciso moverse con precaución. 

"Mmmggh... Diantres... aagh... por la Eterna Luz de Pelor, ¿qué ha ocurrido?"

Gime Alaric para sí mismo. A su alrededor sólo hay caos y oscuridad. Recuerda el barco, y recuerda la batalla que comenzaba, un abordaje enemigo, pero no logra recordar qué era esa cegadora luz.

"Tsk... tengo la cara abrasada" -dice mientras se palpa la mejilla en carne viva, pringosa con sangre y agua.

Tras incorporarse, oye gemidos de dolor a su alrededor, pero no alcanza a ver a nadie, la bodega está muy oscura.

"Hermanos, ¿os encontráis bien?" -pregunta al aire- "¡PELOR! ¡Ilumina nuestro camino!"

Y con esas palabras, una tenue luz ilumina la maza sagrada de Alaric, que pronto comienza a brillar más intensamente, mientras la sostiene sobre su cabeza para alumbrar la zona.

Al utilizar el conjuro de luz os dais cuenta del contenido altamente inflamable que se almacena en una de las dependencias, y dais gracias a los dioses de no haber encendido una antorcha, aunque ahora veis que vuestras armaduras están destrozadas, y os encontráis sin vuestras armas o estas están en tan mal estado que ya no son útiles, pero podéis contemplar la cantidad de armas y armaduras que poseen los cadáveres.

Agarrado a un madero como podía, Ingvar se despertó a oscuras poniéndose la mano en la cara para despejarse un poco.

- Joder, casi no lo cuento...- piensa tocándose el costado dolorido, aunque realmente, tenía todo el cuerpo magullado, y la armadura destrozada. Flotando como pudo, oyó a sus compañeros de viaje moverse y una luz encenderse en la maza de Alaric.

- Bien hecho amigo! Parece que estamos todos de una pieza. - mirando un cadáver flotando atravesado por un espadón, Ingvar colocó un pie en la espalda del muerto, y tirando, sacando el arma, dijo.- lo siento amigo, no necesitarás más esto.

Ivho se encontraba bajo unos restos de madera astillados por lo que creía que había sido una explosión. Aún desorientado por los golpes y con un fuerte pitido zumbando en sus oídos, escucha a sus compañeros hablar y ve una luz que ilumina la estancia.

- Esa cadena ha estado muy cerca de seccionarme la pierna... Será mejor que salgamos de aquí.

Sin decir una palabra Ivho se deshace de los escombros que lo cubren y trata de buscar una pieza de madera lo más parecido a su antiguo bastón. Flotando encuentra el larguero de una barandilla, justo del tamaño que necesitaba. Lo comprueba y se lo ajusta a la espalda.
Se acerca a sus compañeros y les hace un gesto con la cabeza indicándoles que lo mejor sería salir de ayi.
Tratando de concentrarse todo lo posible en no oír el zumbido intenta escuchar si hay aún gente fuera de la estancia.

¿que es eso?....................hummmm............¿es luz?............ohhhh dolor por todo el cuerpo.......diantres......luz más intensa.....Por Dios como escuece........esa sensación... es como cuando la sal cae sobre una herida..... hummppfff..... que diantres es eso que me da en la boca, ... ¿ agua salada ?..... el mar no puede ser..... lucha,.... sangre..... dolor.... escucho el sonido de las olas contra la madera, mi cuerpo se mece ¿ se mece ?, .... hummm ( entre abro los ojos mientras se adaptan a la luz ).

Mi mente se despierta de golpe, recuerdo lo pasado como si hubiese recibido un mazazo, mis compañeros bagan con cuidado por el lugar, dolorido me levanto, tapando mientras con cuidado mi piel blanquecina, la ropa adherida a mi cuerpo me roza y me escuece por la sal, las heridas me hacen cerrar los dientes con fuerza.

- " Los dioses sean bienintencionados al protegernos de semejante devastación, mi mano no descansará hasta hacer desaparecer al mal de este lugar " - digo mientras recupero equipo y ropajes suficientes como para ocultar mi piel, mis ojos, mi pelo, para ocultar que para combatir el mal, a veces el destino te marca de una manera diferente.

Mientras sus compañeros se recuperan, Alaric hace uso de la luz generada por su maza para encontrar entre los escombros las piezas necesarias para remendar su armadura.

Rebuscando así, encuentra a un semielfo vivo entre un montón de cadáveres. Respira con dificultad y aún parece estar semi-inconsciente.

"Eh, amigo, ¿te encuentras bien?" -dice tendiéndole la mano.

*Coff...cofff,cofffcofff...*  Sintiendo como el serrín se introduce en sus vías respiratorias en cada aliento, Saik entreabre sus ojos, dolido por tanta luz de repente, consigue vislumbrar una mano y se aferra a ella, más por instinto que por intención. Un humano pelirrojo le ayuda a levantarse ¿Dónde estoy? ¿qué acaba de pasar? con tantas intrigas en su mente, Saik sólo atina soltar un tímido-Gracias...- mientras se afana en sacudir su armadura de cuero, rasguñada y teñida de un negro carbón debido a la terrible experiencia que acababa de sufrir.

Recomponiéndose, aprovecha la fuente de luz para recoger algo de equipo, encuentra una daga clavada en una viga y una cachiporra tirada en el suelo. Mientras recoge esas minucias, de repente, cae en la cuenta -¡Mi arco!- Volviéndose al montón de escombros el cual ocupaba su cuerpo hace un momento, consigue recuperar un arco largo con la cuerda rota y el carcaj que siempre le acompaña, con las flechas desperdigadas por el suelo. Rápidamente las recoge y, con una rodilla aun en el suelo, comienza a ojear a sus compañeros, atento a sus acciones mientras repara con la facilidad de la costumbre la cuerda de su arco.

Mirando alrededor y viendo que todos estaban de una pieza, Ingvar se dirigió a la escalera, diciendo: 

- Vamos joder, esto se va a inundar dentro de poco. -moviendo algunos trozos de madera.

No escucháis nada ahí arriba que os alerte de posibles enemigos.

Mientras avanzáis para equiparos Ingvar y Ivho avanzan y se quedan escuchando frente a la escalera.

Del antiguo panel de madera que separaba esta habitación del resto de la bodega ya no queda nada. La estancia se encuentra completamente arrasada, salvo por el agua que os llega hasta las rodillas y los incontables escombros que flotan por doquier. Algunos maderos en llamas flotan como pequeños barcos a la deriva, centelleando como débiles luminarias en un escenario de muerte y desolación.

El otrora fuerte casco de la nave presenta algunas fisuras que dan paso a pequeñas cascadas de agua que lentamente van inundando la embarcación.

Ivho se acerca a la escalera y no escucha que nadie esté fuera. Sube dos peldaños de la escalera mientras ésta se queja con sonoros crujidos de madera quebradiza.

-Parece que el resto de la gente ha tenido los mismos problemas que nosotros, no debe de haber nadie en cubierta después de la explosión...

Me giro para ver cómo se encuentran mis compañeros, los veo con todo el buen aspecto que podrían tener y decido que lo mejor es salir de ese lugar. El agua que se filtra por las grietas no es muy buena señal sobre el estado en el que se encuentra el barco.

En un susurro suave pero audible apremio a mis compañeros: -Vamos, rápido.- 
Mientras me giro y comienzo a subir con cuidado de no pisar ninguna tabla e mal estado añado aún mas suave y casi para mi mismo: -O este barco será nuestro ataúd...- 
 

Mi instinto de supervivencia mueve mis piernas, mis oidos escuchan palabras de gente en la que confío, así que les sigo, todavía la confusión de mi mente, no me deja pensar con claridad, mi armadura es pesada, lo que hace que mis movimientos sean lentos, sin embargo mi fuerza suple este esfuerzo llevándome hacia la escalera, ¿ que diantres está pasando ? - " Salgamos de aquí compañeros " - digo entre dientes, lo primero será poner a todos a salvo, después tendré que despejar mi mente, para  poder sopesar la situación.

Alaric se posiciona en un lateral de la escalera, proporcionando luz a sus compañeros en el ascenso y esperando para ser el último en subir.

-Avanzad, no hay tiempo que perder.

Su deber como sacerdote es asegurarse del bienestar de los demás, y por Pelor que lo va a cumplir.

Echándose el espadón al hombro, Ingvar subió las escaleras, preparado para combatir a cualquier enemigo. Aunque había esto varias veces, su respiración era acelerada, incluso se le podría ver sonriente, pues era el efecto que le producía este tipo de tensión.

Mirando a Bast, sonriendo, le dijo:

- Espero que sepas nadar con esa armadura.

Levantando los hombros con indiferencia - " No se nadar, así que dejaré que mi Dios me mantenga a flote cuando llegue el momento " - sin más sigo movíendome hacia un lugar seguro.

Teniendo el arco ya en disposición de ser usado, saca una flecha y la coloca en posición por lo que pueda encontrar en la cubierta, casi sin agitar las aguas se apresta a subir las escaleras sigilosamente tratando de llegar el primero arriba.

"Será mejor que vaya en cabeza, de lo contrario ser explorador servirá de bien poco"

Ivho Thamp va subiendo por la estrecha escalera de madera que termina en una rejilla, que resulta abatible mediante bisagras para así permitir una mejor movilidad entre las bodegas. 

Bodega.

El agua que se filtra por las paredes del mascarón resuena en esta desolada estancia inundada, donde flotan sin vida los cuerpos de vuestros camaradas en compañía de criaturas de aspecto informe. Orcos, trasgos y hombres se mezclan en una amalgama confusa de cuerpos indefinidos.

La explosión ha causado graves daños y nada queda en pie. Los suministros que aquí se guardaban son ahora un mero recuerdo de ruinas en llamas que flotan a la deriva.

Otra escalera asciende hasta la parte superior...

Al llegar a la rejilla Ivho la tantea antes de tratar de abrirla. La explosión podria haber dejado la estructura bajo la que se encuentran algo debilitada y quizás la rejilla la mantenia aún en su lugar.

-Será mejor tener cuidado con esto...-

Ivho se gira hacia sus compañeros -Invar, échame una mano con esto, con cuidado- dice en tonto grave y suave. 

Al llegar a la parte superior Ivho no se sorprende de la masacre que presencia. -Parece que hoy hemos gastado toda nuestra suerte, a partir de ahora viene lo difícil-

-Necesitaremos algo para movernos, por aquí debe de haber algún garfio de abordarje...- Piensa mientras se pasea con cuidado por la cubiera buscando algo que les ayude a cruzar a otra embarcación.