Partida Rol por web

-¡Maldita sea la madre que pario a ese estúpido caballo y a su amo!- Las opciones eran pocas y el espacio de combate estrecho, su manejo del arco era someramente bueno y el caballo disminuía extraordinariamente sus opciones tácticas, a su espalda los nuevos prisioneros tenían la desfachatez de pedir auxilio y la imbécil de Becky se ocupaba de ellos en lugar de hacer algo para auxiliar en el combate contra el celador. Sin dudarlo guarda su arco miestras comienza a rodear las rocas que interceden en su defensa para coger desprevenido al perro y a Faratsu, al tiempo que intenta que la maga use su poder para ayudarles. -¡Carajo Becky, este no es momento de leer sino de actuar!, ¡Fríe a ese maldito perro, un jodido evocador es lo que hace falta no una intelectual!- Grita intentando hacer mella en el orgullo de la maga, usando el término mágico que la rubia utilizaba para referirse a los magos que ella despreciaba.

¡Minino bonito!

El gato les había salvado de espachurrarse contra el lago de lava ardiente. Al menos algo era algo. Hacía más que ese perro inútil o que Perezoso, al cual sentía volverse loco entre sus ropas. El primer obstáculo estaba superado. Sólo tenían que ir a por el siguiente y no morir abrasados por las densas llamas del averno.

Moco de pavo.

¿Cuánto tardarían en caer? El perfumista se estrujaba las sienes tratando de realizar un cálculo que, en otras circunstancias, habría hecho con los ojos cerrados. Tanto pegarse a Fosco le había dejado atontado. El calor de la lava elevaba los efluvios hasta sus fosas nasales, recordándole en todo momento cuál iba a ser su fin. Aquella rubia con cara de pocas luces les daba esperanza pero a cambio de un dolor insoportable. No quería quemarse su suave y delicada piel, ni quedarse sin su largo y lustroso pelo que le brillaba por estar untado con delicados aceites perfumados. 

Desesperado, viéndose inútil y abocado a una muerte en vida, trató a la desesperada de acercarse a la orilla del lago*. Agitaba los brazos y pataleaba, soltando agudos gemidos,  como si nadara en el agua al estilo "Rufus". Era humillante retorcerse como un perro apestoso y peludo.  Su habitual elegancia felina, su saber estar, su exótico encanto, todo había quedado atrás, en las brumas. Al igual que su hombría cercenada de un tajo antaño, ahora le quitaban lo poco que le quedaba: su dignidad.

- ¡Haced algo!- Gritaba sobre todo a las mujeres del grupo. Qué hacía ahora la portentosa Flame, o la poderosa magia ígnea de Alice. ¿Dónde estaba ahora Hala?

Porom pom ¡POOOOOOOOOM! -Esquivo el portentoso ataque usando mi propio cuerpo, valiéndome de una canina y asquerosa cabeza para tocar fuerte mi tambor de jabalí que de alguna forma uso como escudo. Tan resistente es.

¡Golpea! ¡Golpea! ¡Golpea! Porque suena el favor de la muerte para nosotros. ¡Golpea! ¡Golpea! ¡Golpea! Que volcaré mis armas contra su apestoso cuello.

Diestra en lo alto que sostiene la lanzacha enana. Sí, siento el cansancio, pero más puede la sed violenta de disfrutar la asquerosa vida tomando la sangre enemiga como propia. Él o yo. Mi zurda sostiene a doble mano el poderoso artefacto de guerra que dejaré caer en su magnánimo peso antes de seguir convocando a la muerte del lado nuestro. 

Es entonces cuando siento la pesadez de mi armadura, del fuego y nuestro sentido de escape. Por eso mis ojos se dilatan como si el tiempo se detuviera, escuchándo en la mente un mismo ritmo de batalla. El de mi propio corazón.

"PomPom PomPom PomPom". -Es suficiente para mi, para irrigar el cuerpo de sangre. Es suficiente para gritar aprovechando mi situación ventajosa. Existe sólo el maldito perro y yo. No hay en mi vista sucios habitantes de éste maldito plano que intentan escapar, lluvia de gente, ni caballos. Sólo el arma que baja y mi sed de salir con vida; de tomar su pútrida alma en un silencio que hace parte de mi ritmo asesino.

¡¡MUEREEEEEEEEEE!!

Ya habrá tiempo de sumar nuestras fuerzas, de coordinar algo o de huir. Éste segundo sólo lo dedico a satisfacer mi necesidad de luchar. Incluso no hay más enemigos que éste. ¡Maldito perro!

No me muevo. Soy una roca. Un enano con orgullo muere por honor. Muere tocando su tambor de guerra.

La jóven bruja seguía inmersa en sus rezos, insconsciente de que el familiar de aquel a quien habían asesinado sin piedad, les estaba salvando la vida.

Si alguien se hubiese detenido a observar a la sanadora, verían que algo no iba del todo como debía ser. Entre los murmullos de la plegaria, se le escapaban extrañas risas entrecortadas, parecía haber perdido el miedo a la muerte que se aproximaba. Algo obstruia su sano juicio; ya no parecía la bondadosa jóven dispuesta a dar su vida por los demás.

Aire ya no escuchaba ni veía lo que pasaba a su alrededor. La luz plateada de sus brazos sólo la hacían ver a su objetivo.

Se ha portado mal... Hay que darle una lección... No se va a sentar aunque se lo pidas... No quiere una galleta...

Con esos pensamientos, Aire no dejaba de mirar al cancerbero que estaba frente a ella. Inclinó la cabeza mientras doblaba un poco las rodillas, como si quisiera quedar a la altura de las dos cabezas de la criatura. La luz le hacía daño en los ojos, pero no los cerraba. El cancerbero y ella mantenían un combate visual... Mentira, ella es la que lo mantenía, el perro estaba pendiente de Tyron. Pero Aire se lo imaginaba así, y para ella era lo válido: las cabezas le enseñaban los dientes y sus ojos lanzaban llamas, y la muchacha, junto a su osito, gruñían y babeaban como si fueran bestias salvajes. A Aire le hubiera encantado liarse a mordiscos contra el cancerbero, pero la voz de su oso resonó en su cabeza.

Se incorporó y su odio seguía allí. Levantó la mano izquierda mientras con la derecha mantenía a su osito.

¡La luz de Lunia que Aristóteles me ha dado acabará contigo, mala bestia!

El poder plateado salió volando de la mano de Aire, buscando el cuerpo del cancerbero.

Alice patalea y gime como una niña pequeña agarrando con fuerza las riendas del caballo, pero sin la suficiente agilidad como para subirse a su grupa. Todo es negro, oscuro y cálido a su alrededor; solo hoye ruidos y gritos. Pero en todo ese caos tiene una única certeza, tiene que subirse a la grupa de trompicón si no quiere morir. Pero falla una y otra vez.

Fosco al ver lo que había hecho el gato, le lanza una mirada fulminante. MIERDA GATO! MÁS TE VALE SALVAR A RUFUS O DATE POR MUERTO!!!!!!!!! quería escupirle o golpearle, pero tenía que concentrarse en su improvisado capa salva vidas. Y ahora debía dirigido a tierra firme, ¿pero como? Sólo podía pensar en Rufus y todo el tiempo que llevaban juntos. Además ese calorcito que subía le había salvado la vida. Su mierda paracaídas apunto estuvo de no funcionar. 

LIBRrRrrreeeeeEEEeeeee comOOOooOOOoo un PAjARITOoooOooOOOoooOO.... cantaba el mediano y para no hacerlo, con aquella caída tan chula y volar así, sentía el aire en la cara. Su pelo al viento le hacía sentirse un seductor bardo de esos que van a los castillos a darlo todo.
LiiiIIBReeeEEEEEEEeeEEEEE... AAAy! que gustito... se decía a si mismo... Casi se le había olvidado el disgusto de que su perro caía en picado a una muerte cuasi segura. Ya le valía a ese GATO salvarlo o el rencor de Fosco se centraría en convertir al gato en Rufus y por supuesto el gato llevaría el culo gordo de Fosco, que ya se había acostumbrado a que le llevasen!

Oye, y que el enano después de muerto seguía haciendo de las suyas. El idiota sin consciencia de aquel degenerado les había jodido la vida en su momento, y ahora el gato de cuyo amo él había matado, les estaba tratando de salvar la vida. Flame miró a los ojos al gatito, ella había tratado de salvar a su dueño y quizá él lo supiese. Tenían que salir de allí como fuera, y solo una idea se le venía a la mente, pero claro, no sabía cómo de preparados estarían sus compañeros, porque lo que era ella no lo estaba. ¡A ver, Fosco, o cualquiera! ¿Alguien tiene una cuerda? ¡Una cuerda! ¡De seda, de cáñamo o incluso un hilo! ¡O magia para simularla! ¿Alguien? Flame era poco diplomática, pero con un lago de magma debajo y una inminente muerte lo era aún menos.

Luego gritó a la rubia que estaba en la orilla. Había dicho muchas cosas sobre lo que había allí debajo, y no tenía muy claro si era fuego, sangre, ácido o vaya usted a saber el qué. El caso es que prefirió gritarla, y como era tan intelectual, lo mismo hasta sabría responder. ¡EH TÚ! ¡LA DEL LIBRO! ¡HAZ EL FAVOR DE DECIRME QUE ESTO QUE TE HA QUEMADO ES ÁCIDO Y NO FUEGO! ¡POR HALA, O POR EL QUE SEA TU DIOS! ¡DIME QUÉ ENERGÍA ES LO QUE HAY AHÍ DEBAJO!

La flecha de Tremens y el hachazo de Tyron son suficientes para acabar con la vida de este noble y leal animal, cuyo cuerpo cae al suelo con solo una cabeza. La otra, sesgada por el ugrosh enano, rueda por el suelo hasta la base de una de las rocas basálticas de la zona. Con el cancerbero muerto, el rayo de luz de Aire se pierde en la lejanía.

¡Oh, qué típico!-se queja Becky a Artho-Podrías ser más considerado teniendo en cuenta que me acabo de quemar el pie. ¿Tengo que volver a leerte mi libro? Dice que cuantos más seamos, más seguros estaremos-y después vuelve a alzar la voz para responder a Flame-¡FUEGO!

Becky sigue ojeando el libro.

Aquí hay algo... Carceleros del Cárceri: tácticas contra los Farastu. La peculiaridad más importante de los Farastu es que segregan un limo pegajoso en su piel. Esto le hace muy difícil de desarmar...

El jinete mete las manos con tanta habilidad entre las defensas de su contrincante, que logra tocar el arma sin recibir ningún corte accidental como el que normalmente se producen en este tipo de lances¹. Durante el forcejeo, Richard logra tirar lo suficiente de la alabarda para ver unos hilos de alquitrán que unen el ástil con las manos de Farastu, y la alabarda vuelve al poder del ser amarillo.

...Sigue en la página Basilisco-H. ¿Basilisco H? Uf, ojalá hubiese numerado las páginas de la manera tradicional-y pasando las páginas del libro, vuelve a leer-Puede que te sientes tentada a cruzar el lago de magma sobre un disco flotante mágico. No lo hagas. Serás presa fácil de los Varrangoin. ¿Qué son los Varrangoin?

NiaaaaaaaaAAAAAARK...

El grito agudo resonó en la caverna. Tres criaturas negras, de la altura y complexión de un elfo, pero con largas alas de murciélago en vez de brazos, se aproximan desde el lateral del lago sobrevolando el lago.

Uno de los cascos del caballo de Richard logra golpear la cabeza de Farastu, pero la tiene bien dura. La quitina de la pezuña no parece ser el material adecuado para perforar la piel del carcelero.

Ublublublub, calvo tonto. No poder hob-hob contra Farastu.

El carcelero eleva la alabarda sobre su cabeza con unos brazos delgados y de apariencia frágil, pero en cuanto descarga dos golpes sobre Richard demuestran lo fuertes que son en realidad. Cinco pies más abajo, cada una de las cabezas del cancerbero que queda muerde una de las patas delanteras del caballo de guerra. Aunque no consigue derribar al animal, ni el caballo ni el jinete sobrevivirían a otro lance como este.

Rufus será el primero en caer contra la rica superficie de manzana. ¿Rebotará o se hundirá en su vistoso aspecto a comida? El perro ya se baba de solo pensarlo. Un poco más arriba, gracias a que por unos segundos estuvo cogida de las riendas de Trompicón, es Alice la que se precipicia hacia la muerte.

Concentrémonos en sobrevivir los que bajamos despacio. Señor Onfale, quizás debería subirse sobre el caballo de la maga. Ella ya no la necesitará, y a sus lomos llegará antes a la orilla. Los demás... Si tenéis algo pesado que os haga ir más lento, este es el mejor momento para deshaceros de ello.

Gracias a su esperpéntico mecanismo planeador, Fosco logra avanzar un par de palmos. No así Onfale. Pero aún con la capa atada a tobillos y muñecas, las corrientes de aire completamente verticales no permiten maniobrar hacia los lados como lo haría un pájaro.

NiaaaaaaaaAAAAAARK...

Como una ráfaga, tres manchones alados negros cruzan el cielo ante sus ojos. Uno de los monstruos murciélago coge con las patas el cuerpo peludo de Rufus en el último segundo, a ras de lava, y vuelve a ascender algo más despacio. Rufus se ha salvado, pero los otros dos monstruos no llegarán a tiempo para cazar al vuelo a Alice.

La pelirroja, entonces, se cubre con su capa roja como si se tratase de una mortaja. Ese capullo va transformándose y haciéndose más pequeño hasta tomar la forma de una culebrilla roja. Hollín la coje con sus garras y vuela en dirección a la cala.

Lo... lo... lo siento Ama. Subestimé su poder, por favor, le ruego que me perdone-maldita sea, casi me libro de esa bruja, pero no hay manera, siempre tiene un as bajo la manga.

Los otros dos Varragoin siguen revoloteando en ese bufet libre en caída también libre, decidiendo aún su próximo bocado.

¡Lo tengo! Quiero decir... ¡Me lo sé! ¡El disco flotante de Tenser! ¡Ese conjuro me lo sé!

Becky bordea a sus compañeros de la orilla para acercarse al mediano, ya que es el más cercano a la costa.

ভাসমান ডিস্ক-dice en palabras arcanas.

A unos treinta pies de Becky, y a solo tres sobre la superficie del magma, se forma un disco de energía verde. Es una especie de bandeja redonda.

No puedo acercarlo más, no soy lo suficientemente poderosa. ¡Trata de subirte a él, niño!

El perfumista levantó una de sus perfiladas cejas al ver las artimañas de la maga roja.

Como no, una serpiente, como todas las mujeres.- Pensó humillado de nuevo ante el poder de la burda magia de la maga de fuego.

¿Cómo se podía ser tan egoísta? Habiendo podido hacer eso antes había intentado quitarle su caballo. Viendo que no controlaba la caída estiró el brazo y a punto estuvo de alcanzar las riendas que se agitaban frenéticas en el aire templado que provenía del lago de lava. No se había entrenado durante años en sesiones interminables de duros estiramientos corporales como para morir ahora por unos centímetros. Volvió a intentarlo y, esta vez sí, agarró las riendas. Tiró con fuerza para aproximar su cuerpo a Trompicón y se subió a su grupa.

Una vez arriba respiró hondo. Ya estaba, lo había conseguido. Siguiente paso. Poco a poco. Pero entonces vio que sus problemas no acababan con el lago de lava ni los extraños monstruos que les esperaban en la orilla. Ahora, como si no tuvieran suficiente, unos Varrgoin les acechaban.

Al menos estos hombres murciélago no están prendidos en llamas.

Uno menos.

La flecha junto con el golpe del peculiar mohicano, dejaron fuera de combate al peligro más cercano. Pero aún quedaba el feo de Farastu y el otro cancerbero... y parecía que Richard no llevaba las de ganar, pero es que no había intentado coordinar ningún ataque y eso les estaba jodiendo, bueno a él le estaban jodiendo vivo, pero si ese caía pronto podría ser él el violado por el mamón amarillo.

Por otro lado Becky no parecía estar por la labor de ayudar al resto.

Maldición... en fin tal vez puedan ser de utilidad... aunque solo sea para chupar mordiscos... y alabardazos.

Con un movimiento rápido, sin tener que rebuscar ni nada, Tremens sacó un cuerda de seda con un garfio de escalada anudado a un extremo. Dejando el arco al suelo volteó la cuerda y lanzó el garfio hacia el canijo.

-¡Toma la cuerda, canijo!

Fiu-fiu-fiu la cuerda volteó con la ayuda del peso del garfio de escalada justo antes de ir volando en una leve parábola hacia donde estaba el canijo. Luego tiró de la cuerda para atraer al mocoso, o por lo menos para que no se quemara su cara cuerda de seda...

-Becky, haz algo de provecho y ayuda contra el chucho y el feo.

Desenvaino como una exhalación mi espada larga, mi arma secundaria de reserva, y la agito torpemente delante de Farastu.

Mi caballo se pone nervioso e intenta atacarle con todo lo que tiene.

Uno de los sabuesos fue abatido y por fin se descongestionaba un poco el terreno junto a aquel lago de lava. Sin duda Richard parecía tener dificultades enfrentándose a la caja de sorpresas que era aquel ser amarillento.

Ese Farastu los había estado persiguiendo como si de simples alimañas se tratasen y ahora se burlaba de ellos. En el interior de Kaevhas un fuego interno impulsado por la ira que sentía hacia aquel carcelero se estaba abriendo paso desde lo más profundo del mago. Sus ojos emitían un fulgor a medida que Kaevhas encauzaba y concentraba toda aquella energía. El mago avanzó hasta encarnarse al lado de las rocas que tenía a su derecha, cerca del enano, y así poder liberar su poder con mayor seguridad. -¡Ardens proiectum!- Exclamó para dar rienda suelta al fuego que emanaba ahora de sus brazos y formar poderoso torrente de llamas salió hacia el carcelero.

Todo es pesado, me sofoca. El aire es muy caliente y ya hace rato que le exijo a mi cuerpo más de lo que él está dispuesto a soportar. Pero mi voluntad sostiene el peso de ésta tarea. Sostiene a todos. ¡Tengo que salir de éste maldito lugar! Los necesito.

O morimos o escapamos.... Miro al piso y ahí está recordándonos por qué nos exponemos así. Gira por el piso sangrienta, llena de muerte, perdida, impotente. No tomó mi vida. Ni la de otros. Maldito perro. 

Tomo su cabeza desde una oreja y la levanto a los aires. Quiero que todos la vean, si es que no lo han hecho ya. Que observen algo más profundo. Hay una verdad en sus ojos ya sin vida: ¡¡SON ELLOS O SOMOS NOSOTROS!! ¡A PELEAR MALDITOS! 

Miro a Farastu de lejos que se regocija airoso y victorioso- ¡MEJOR MORIR QUE SEGUIR VIVIENDO EN ESTA PUTA CÁRCEL! 

¡¡¡ARGGGGGGGGGGGH!!!

POW POW..  POW POW- Suena distinto a como golpetea el tambor. Es la sangre acumulada en el cráneo que deja un sonido más profundo y abismal. De dos en dos con un eco retorcido, como si fuera aun lamento del dueño de ésta cabeza canina.  De dos en dos- POW POW... POW POW -marco un simple compás. De dos en dos- POW POW... POW POW- Busco su maldita mente.

El tambor suena. Golpeteo un enorme cráneo contra él, el de mi presa, el del muerto que ha caído en guerra. Es mi trofeo.

Si habremos de luchar contra él, que sea sólo contra el cuerpo. Mente abnegada, distraída. Recuerda- POW POW... POW POW.- Cómo suena con la cabeza de tu perro. De diestra el Urgrosh, de zurda lo que queda de tu mascota.

Al cuerpo a cuerpo nos ganará. Necesito distraerlo. De lejos. Atacar su mente.

¡Aparta! Bruscamente me muevo cerca de la orilla del lago. Espero si Farastu arrima su asqueroso rostro; porque algo me dice que le teme al magma tras de mi. Y su mente no estará clara para saber que venir al ataque es una mala idea.

Ese puerco guardia morirá. Un sacrificio necesario antes que llegue más gente para ayudarnos a escapar de acá.

La maga rio malignamente al haber burlado la muerte por tan poco, aunque lo único que consiguió en su forma fue un agudo y bífido siseo. Ahora tenía que llegar a la orilla para poder salvar a su fiel aliado Trompico, y si había tiempo a sus amigos, sobre todo a Flame la rubia le caída bien.  Vuela mas rápido cuervo perezoso. Si no te arrancare las plumas y adoptare al gato del mago como mascota.

Parte del poder había escapado del cuerpo de Aire. Su rostro infantil volvía a ella mientras se pasaba el osito de una mano a la otra.
¡Joe! ¡No me habéis dejado enseñar modales al perrito! refunfuñó mientras caminaba, acercándose a Kaevhas.
Ese hombre con sus caballos no dejan hacer nada pensó, mientras se agachaba y levantaba, intentando encontrar una buena posición para poder lanzar su último rayo.
¡Richard! ¡Muévete! la joven disparó hacia el perro, esperando que el caballo no fuese herido por su poderosa luz plateada.

Y se escucho Esta es la mía. y haciendo movimientos sexis de cadera llevaba su improvisada cometa a buen rumbo, pero ahora llegaba lo más difícil soltó rápidamente la cuerda y se agarró al filo de disco con una mano, puso la otra y Hop, hop, hop. Ya estaba arriba. Taráaaaaan! se permitió el lujo de decir mientras agitaba las manos esperando aplausos. AH, si, si... claro! dijo al darse cuenta que ya no trabajaba en el circo. Se desató la capa de los pies y se la puso en el cuello. Se rascó la cabezota sin saber bien que hacer, pero ya que tenía un arco pues oye que igual era momento de usarlo. Así que se preparó por si las moscas. SE-ÑOOOOOOR ONFA-LEEEEEEE! QUE HAGO AHOOOOOORA? Parecía el típico grito fraccionado de un niño, que no sabía que hacer. Por cierto... ¿Y Rufus? se preguntaba en alto... Aunque... Una idea maligna le cruzó la mente Tengo un arco y hay un cuervo volando... jijijijiji pensaba el pequeño mamón de Fosco.