Partida Rol por web

Tranquila, ya te ayudo yo.

Con voz suave y un tacto casi maternal (no hay motivos para pensar otra cosa), Becky metió la mano en el canalillo de Leiath. Pero sin profundizar, ¿eh? De manera casta. Luego le guiñó un ojo a la Bruja de Hala y colocó el disco de las trece serpientes (o símbolo sagrado de Hala) entre las manos de su propietaria.

El brillo de dos explosiones mágicas deslumbró la escena. Dos de las sombras fueron cogidas en fase, mitad aquí mitad en el plano de las sombras, y no fueron afectadas por el fuego. Una sí recibió el impacto, y se consumió para siempre, y otra quedó herida de gravedad. En cuanto la bola de fuego se disipó, Flame lanzó un aliento ácido que acabó con la que había dejado herida Aire.

Con todo un flanco despejado de enemigos, las sombras del resto de direcciones bucearon en el aire a toda velocidad para atravesar a los humanos y tiflins, el primer tentempié antes de devorar la fuerza del ángel, que en su eterno calvario seguía gritando de dolor y diciendo mamarrachadas sobre honradez, justicia y penitencia.

Una de ellas iba en dirección al fraile, se lo pensó mejor al ver esas veteranas manos sujetar un símbolo de Heironeous (que quieras que no, en el abismo debe de ser más conocido y temido que Hala, una diosa que se dedica a dar auspicio), y decidió que no merecía la pena. La sombra se puso a salvo hundiéndose bajo el nivel del suelo, seguramente para no volver.

Lamentablemente, entre que Lady Arquette y Lord Sauvage son unos viejos artríticos sin capacidad de reflejos y nula capacidad de esquiva, y que Becky y Leiath estaban distraidas haciendo manitas, el resto de sombras no tuvo problemas en atravesar como una bala de honda los corazones y las almas de ambas parejitas.

¡JO! ¡DER! ¡Menuda mierda! ¿Habéis sentido ese frío antinatural desgarrándoos el alma por dentro?

A su lado, Tybalt estaba más demacrado que ella. Una de las sombras le había atravesado a él también. La buena noticia era que a pesar de su naturaleza impía, o así se refería a él Fray Sébastien, por lo menos el tiflin tenía un alma que dañar. ¡Tenía alma!

¡Ah! ¡Las sombras siguen revoloteando a nuestro alrededor! ¡Quitádmela! ¡Quitádmela! ¡Se me va a enredar en el pelo!

Las sombras que pasaron su frontera no eran problema suyo, o al menos en ese momento. Lo mejor era centrase en las que se habían quedado atrás, o en las nuevas que aparecían sin pedir permiso a nadie. Sin llegar a sentirlo por los demás, que se tenían que enfrenar a las sombras cuerpo a cuerpo, Aire volvió a conjurar la bola de fuego contra las tres sombras recién llegadas, esperando que transmitieran el mensaje de no-bienvenida a las que se ocultaban en su plano.

Flame sintió sus fuerzas ácidas renovadas, por lo que pudo volver a expulsar su aliento de dragón sin tener que descansar. No esperaba que fuera a servir de mucho, pero parecía que había ayudado a Aire a acabar con una de aquellas. Así que, no estaría de más volverlo a intentar, pues al fin y al cabo era lo único que podía hacer sin poner más en riesgo su vida.

Con la incierta ayuda de Becky, Leiath logró sacar el símbolo sagrado de su diosa.

El caso que es la maga había conseguido distraer a la bruja con tanto tocamiento, y ésta no consiguió poner el énfasis necesario para Expulsar como Hala manda.

Esperaba que alguna de aquellas sombras la hubiese escuchado...

- No podré intentar abrirla hasta que los anillos frenen más.- Contestó al tiflin con un deje de desesperación en su voz. Aún así le estaba infinitamente agradecido por su protección. 

- Becky.- Musitó cuando vio cómo una de las sombras drenaba a la rubia maga.

- ¡Leiath!- Gritó al ver cómo atravesaban a la Bruja de Hala. Su más importante pilar, el que mantenía en pie al peculiar grupo de aventureros unido, no podía caer. Ya iba a decir a Tybalt que fuera a protegerla a ella cuando pudo ver a otra de las sombrar robar, traicionera, las fuerzas del semi-infernal.

-¡¡TYBAAAALT!!!-  Se sorprendió a sí mismo por su vehemente reacción al ver cómo dañaban a su compañero. No llevaban mucho tiempo juntos pero el imponente espadachín, de pasado similar al del perfumista, se había hecho un hueco en el grupo y en su corazoncito. Se justificó diciéndose a sí mismo que era normal, pues el tiflin era el último bastión antes de que las sombrar llegaran a él. Una cosa era cuidarse para evitar la tendencia natural de un eunuco a ganar peso y otra muy diferente querer estar tan escuálido como una de aquellas sombras. ¿Qué podía hacer él? Sin magia y sin armas mágicas no había manera de luchar contra ellas a no ser que Hala volviera a ...

Espera un momento zoquete....¿pero qué eres tú sino uno de los magos más ambiciosos que hay?- La verdad es que tanto tiempo pasado con Fosco, viviendo como forajidos en un clima gélido, en compañía de magas y hechiceras mucho más poderosas que él, sin dinero ni nuevos libros de conjuros que estudiar, que Onfale había dejado ligeramente atrás su dominio de la Esencias.

- Rammmmm Manipura śvēta.- De la mano de Onfale dos proyectiles mágicos se dirigieron a las sombras. A la altura de la boca del estómago del perfumista se dibujó una flor de 10 pétalos de un amarillo brillante.

La maga recordó un consejo de su anciana madre: “Donde fueres, haz lo que vieres”. La duda era “que”: unirse a la escena lésbica de la bruja y la maga rubia para hacer un trio, o lanzar una bola de fuego como Aire. Alice sucumbió a sus instintos primarios, su afán de supervivencia, y lanzo una segunda bola de fuego contra las sombras que se acercaban.

De nuevo la bola de fuego de Aire vaporiza a una de las sombras. Alice hiere a dos, pero una de ellas es rematada por la halitosis crónica de Flame y los proyectiles de Onfale. La que queda en ese flanco es curada por la energía negativa y carga contra Flame, pero la muchacha logra esquivarla sin mayor dificultad.

Del lado opuesto de la esfera, la luz de Hala auyenta a dos de los cinco espíritus, y la de Heironeous, tan competitivo como siempre, tratando de quedar por encima de su hermano Hextor o de cualquier otro dios, espanta al resto de sombras que acosaban a sus compañeros.

Tres nuevas sombras aparecen por las cinco que escaparon. Pero se quedan en el umbral, como si recelasen. Nada más lejos de la realidad: están reuniendo energías. Las tres sombras vuelan en espiral, como un perro persiguiéndose la cola, hasta que se solapan... se combinan... para formar una sombra mucho mayor.

Los conocimientos de Alice le indican varias maneras de pasarlo bien con Becky y Leiath, y que esta nueva sombra mayor va a ser muy complicada de expulsar. Se escapa de la capacidad de Leiath, y el viejo fraile lo tendrá muy, pero que muy, complicado para asustarla con su estúpido medallón de Heironeous.

Los dientes de Flame se pudieron escuchar entre el sonido de la batalla, le rechinaban ansiosa por acabar con aquel conjuto de sombras contra el que se tenía que enfrentar. No podía creerse que aquellas cosas no hicieran más que salir y salir, y no solo eso, sino que ahora se combinaban para crear una mucho mayor y seguramente mucho más poderosa. ¿De qué servía seguir insistiendo si siempre encontrarían a un enemigo aún mayor? ¡Tenían que huir de aquel plano o si no las batallas jamás se acabarían!

Por si acaso pudo sentir como su aliento continuaba recargándose en el interior de su cuerpo. Nunca jamás se había regenerado tan rápido, así que debía aprovechar al máximo ese potencial que estaba teniendo, pues era la única forma que tenía para enfrentarse a esa criatura incorporal.

Aire no se podía creer que las sombras se hubieran unido para crear una super-sombra. ¿Cómo seguían saliendo? Intentó mirar tras ellas, pero no vió nada. Tenía que haber algún tipo de portal abierto, porque no veía normal que no pararan de surgir.

Sopesó las fuerzas mágicas que la quedaban para seguir lanzando bolas de fuego, y no le gustó lo que notó. Pocas podría lanzar ya, por no decir sólo un par. Después, tendría que recurrir a conjuros de menor nivel, quizá no tan efectivos... Pero no dejaría de intentarlo.

Al ver cómo la sombra se lanzaba contra él, Tybalt, ignorante de las capacidades de su rival, trató de detener el envite inútilmente. Los ojos del tiflin se abrieron hasta un doloroso límite al experimentar el sobrenatural ataque de aquel ser. Se llevó una mano al pecho mientras, jadeando, trataba de evitar que sus piernas cediesen ante su propio peso. Su fuerza... no, no solo su fuerza. Una parte del espadachín había abandonado su cuerpo para servir de alimento. Aquello le recordó de manera dolorosa a su antiguo amo. ¿Acaso era aquella una jugarreta del destino? ¿Acaso la voluntad del Horror Diletante era capaz de atravesar planos para dar su merecido a aquellos que desafían su autoridad? Ni siquiera se atrevía a imaginar la respuesta a tales preguntas. Nunca supo el verdadero alcance del poder de semejante monstruo y nunca quiso saberlo. 

"No." Una voz desafiante sonó en su cabeza y enseguida la reconoció como la suya propia. La sombra le había arrebatado parte de su esencia pero no la suficiente como para derrotar al mestizo. -On... Onfale...- Le dijo al perfumista mientras respiraba con cierta dificultad. Gracias al esfuerzo combinado de las mujeres del grupo y al favor de los dioses, la primera oleada de sombras fue derrotada. Pero una nueva venía y parecían estar fusionándose para elevar la dificultad del combate. Tybalt observaba aquel curioso espectáculo mientras se colocaba frente al lugar donde había aparecido el cerrojo mágico. Tratando de recuperar el aliento, el espadachín adoptó una postura en guardia desenvainando su espada. -Date prisa con esa cerradura. Déjanos la sombra al resto.- Le dijo con una media sonrisa que no ocultaba lo débil que se encontraba el tiflin en ese mismo instante. Tybalt inspiró profundamente y se mentalizó en su próximo movimiento. No podían alcanzarlo una segunda vez... Y Tybalt pondría todo su empeño en que así fuese. 

Leiath pensaba que si conseguían liberar el ángel encerrado, éste podría acabar con la sombra en un instante, pero parecía que a Onfale se le resistía esa cerradura mágica.

La misma bruja no iba a poder hacer mucho contra esa nueva criatura que les amenazaba. Algo sí podría hacer para que sus amigos se recuperasen del embate de las sobras.

Se acercó a Tybalt y posando sus manos sobre el debilitado guerrero, le infundió algo de su perdida fuerza.

Onfale observaba con horror el combate, echando un ojo siempre hacia su espalda, donde se situaba la aún inalcanzable cárcel del ángel.

- Aún no puedo...- Exclamó con frustración ante las miradas desesperadas de sus compañeros. Los anillos iban demasiado rápido y no podía meter mano, ni siquiera ver la cerradura. Cuando vio fusionarse a tres de las sombras se quedó paralizado. En seguida se forzó a reaccionar y tomar medidas desesperadas.

- Sambha Kshammmmmmm, Ajna Piṣṭāni Yiótis.- Adoptó el mudra chaturam y sopló sobre la palma de su mano. Un fino polvo dorado se extendió veloz en el gélido aire en dirección a la enorme sombra artificialmente creada.

Tap, tap, tap...

Onfale sintió un molesto toquecito en su hombro. Nada importante. Se centró en realizar el pase de manos que crease las particulas de polvo brillantes. La sombra quedó cegada por el brillo, pero su inconsistencia material hizo que el polvillo de hada siguiese su camino hasta la nieve.

Tap, tap, tap... ¿Onfale?

El eunuco mantuvo su atención en el combate, viendo cómo la bola de fuego se estrellaba en el espacio ocupado por la sombra gigante. La figura fantasmal parpadeó. Eso era buena señal, significaba que el conjuro le había afectado.

Tap, tap, tap... Onfale, ¿tienes un momento?

La sombra mayor se aproximó en un vuelo a ciegas y golpeó al aire, sin ver la ubicación de sus enemigos, pero con el lamento de Diamabel indicándole la dirección en la que estaba el centro de la batalla.

Tap, tap, tap... ¿Sabes cuando una mujer te dice lo de "tenemos que hablar, es importante"?

El resto de luchadores siguieron lidiando con la sombra pequeña, que esquivaba con bastante fortuna todos los golpes. Hasta que Fray Sébastien invocó a los poderes benignos por segunda vez, con un brillo más puro y blanco que nunca. Las dos sombras se retorcieron de dolor, pero fue la pequeña la que hizo lo imprevisible: se enroscó entorno al símbolo sagrado en una esfera de oscuridad que ocultó la luz. Su sacrificio no fue en vano. La sombra pequeña fue consumida para que la grande pudiese acabar con aquellos malditos aventureros.

Puessss... Tenemos que hablar, es importante.

Becky señaló los aros giratorios de metal. De nuevo se habían alineado. Y Onfale solo disponía de unos segundos para abrir la cerradura.

La maga suspiro y miro la sombra. El otro hechizo de gran poder que le quedaba no serviría para terminar con la sombra, un disipar magia, tenía que acudir a otro hechizos menores. Apunto con la mano a la sombra y cuatro rayos salieron disparados contra el ser de sombras.

Onfale sintió la presión en su hombro pero no se atrevió a mirar atrás pro miedo a que fuera otra de las sombras o algo peor. La voz de Becky fue la que le hizo volverse y sus cejas se arquearon en un signo de sorpresa. En cualquier otro momento Becky hubiera resultado ser  una visión horrible, pero ahora era el menor de sus problemas.

- ¿Hablar ahora...- Se interrumpió al ver lo que la maga rubia señalaba. ¡¡La cerradura!! De pronto se le secó la boca y dejó caer la espada corta de Tybalt. En un "pis-pas" tenía entre sus manos de dedos largos y ágiles las bellas ganzúas mágicas.- Dadme unos segundos.- Casi imploró para que lo protegieran mientras se concentraba en el problema que tenía delante. Acercó las ganzúas la cerradura y pudo ver cómo le temblaba el pulso. Se forzó a calmarse, controlando la respiración con técnicas que dominaba a la perfección. Cuando el extremo de la pequeña herramienta penetró el ojo de la cerradura insufló en ellas el poder de la Esencia Universal, deleitándose con su perfume.

Sí, sí! Eso, ahí estaba, la oportunidad que habían esperado!

Sintiendose bastante inútil, Leiath hizo lo que pudo para ayudar a Onfale. En primer lugar, se puso en la trayectoria de la gran sombra para que la diese a ella en vez de al eunuco. En segundo lugar, sacó uno de los guijarros que llevaba en el bolsillo y lo infundió de luz para ayudar a Onfale a ver mejor el mecanismo de la cerradura.

- Vamos! Tú puedes!

La maga volvió a mirar a la esquiva sombra que seguía en pie. Jo, yo solo quiero ir a casa, descansar y escribir mis tratados de fauna de los planos exteriores. Pero para cumplir sus sueños tenía que terminar con la sombra gigante. Levanto la mano y volvió a lanzar cuatro rayos.

Onfale introdujo su delgada agujita en el agujero, pero no se sentía demasiado cómodo con ello, quizás por algún tipo de complejo o trauma. El segundo de más que se tomó en respirar profundamente bastó para que la cerradura se desalinease y escupiese la ganzúa, haciéndola salir volando hasta algún lugar en la nieve.

¡OOOOGH! ¡LA HAS PIFIAAAADOOO, ONFALE! ¡¿CÓMO HAS PODIDO PIFIARLA DE SEMEJANTE MANERA?! ¡¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO?!

Quizás Leiath, al acercar la luz, invadió demasiado su espacio corporal y lo puso nervioso. O quizás, simplemente no sabe trabajar bajo presión. En cualquier caso, la sombra mayor cegada por las partículas rutilantes seguía acercándose en dirección a los gritos de Becky. Una combinación de proyectiles mágicos de Alice y Aire deshicieron a aquel ser en una pequeña neblina.

Y desde el linde de la luz, cuatro nuevas sombras surgieron...

¿Es que esto no se acaba nunca? Creo que esas cosas llevan días siguiendo al cometa, esperando a que se estrellase. Y allí por dónde iban, se les han unido más y más sombras. Vienen a por el ángel. Si nos vamos, no nos seguirán.

Maldita sea!

Toma.- Leiath dió la piedra con luz a Tybalt para que siguiese alumbrando a Onfale, mientras que ella se giraba hacía las nuevas sombras que llegaban hasta ellos alzando su símbolo sagrado.

Desesperado el mago se tiró al suelo de rodillas palpaldo la nieve con las manos desnudas a sabiendas que luego se arrepentiría porque el frío las etumecería y las necesitaba ágiles.

- ¡Aquí están!- Gritó emocionado, casi tanto como si hubiera abierto ya la cerradura que aprisionaba al ángel.