Partida Rol por web

Flame vio como más sombras salían de la nada para alcanzarles de nuevo, y después Becky insunuó que era hora de huir de allí. Pero la mujer ya no estaba de acuerdo, si habían decidido proteger al angel, así lo harían. Así que se colocó cerca de Onfale para protegerle en caso de que alguna de esas oscuras figuras se decidían a atacarle, pues por el momento ella no podía hacer nada por ayudarles, así que solo podría esperar a que su aliento se recuperase y confiar en que podría proteger a sus compañeros.

Courage, l'honneur et le droit. Courage, l'honneur et le droit. Courage, l'honneur et le droit...

El fraile alzó el símbolo del puño y el rayo a la vez que las cuatro sombras se lanzaban a la carga. La luz amedrentó a una... a dos... la tercera también dió media vuelta y huyó. Aire lanzó tres proyectiles mágicos hacia la sombra que quedaba, que sin éxito trató de esquivar zigzagueando. La esfera flamígera de Lady Arquette atravesó al incorpóreo sin hacer arder su esencia. Becky se decidió a participar lanzando una salpicadura de ácido que pasó a la derecha del monstruo, cada vez más cerca.

Non, non... ¡NON! Courage, le droit... Courage, l'honneur... ¡NOOOON!

La sombra atravesó el torso de Lady Arquette y salió por su espalda. Sin aliento, sin fuerzas si quiera para mantenerse en pie, la vieja hechicera se desplomó en la nieve. Fray Sébastien avanzó los dos pasos que le alejaban del cuerpo, dejó caer sus rodillas a tierra y abrazó a una inánime Lady Arquette.

¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOON!!!

Lord Sauvage reaccionó de una manera más violenta, y con su espada mágica cortó en dos a la sombra que había matado a su querida compañera.

Ya no había más sombras, excepto... De nuevo llegaron tres sombras nuevas, en el umbral iluminado de aquel campo de batalla, y se combinaron para hacer una más fuerte y más poderosa. Una que no se amedrentase de la luz, que en el corazón de Fray Sébastien había cedido terreno a las tinieblas y la desesperanza.

Me estoy empezando a quedar sin conjuros ofensivos. Dijo la maga que veía que si el combate continuaba mucho más tiempo terminaría quedándose sin hechizos, pero aún le quedaba alguno. Saco de su bolsa de componentes un ovillo de lana que prendió y lanzo contra la sobra que se acercaba, era una pequeña esfera de fuego que rodaba por el suelo, una esfera flamígera.

Flame suspiró al ver cómo una nueva sombra volvía a crearse. Sin duda debían aguantar hasta que la cerradura se volviera a alinear para que Onfale pudiera abrirla. Tan solo eran unos segundos, pero podían ser cruciales. ¿Alguien es capaz de mejorar la destreza de Onfale? No podemos permitir que vuelva a errar con el mecanismo, si lo hace no creo que aguantemos más. ¡Mientras tanto debemos plantearnos en aguantar! Luego miró a Fray Sebastien. ¿Cómo está? Dijo acercándose a ellos para protegerlos. ¿Crees que se recuperará? Dijo sin saber si había caído o si aún tenía posibilidades.

El comentario de Flame hirió profundamente al perfumista. ¿qué se creía la mujerona, que las ganzúas mágicas eran un juguete?

- Esto no es dar a una punta con un mazo, bonita.- Acabó diciendo conteniendo la ira. Requería un buen pulso, estabilidad mental y, por si fuera poco, dominio de las artes mágicas. Volvería a intentarlo, había tenido muy mala suerte y ahora sabía qué podía esperarse. Sólo tenía unos instantes. De camino de nuevo hacia los anillos pudo ver cómo Lady Arquette había caído.- ¿Podría Leitah recuperarla o se levantaría de entre los muertos como una hechicera zombi contra la que tuvieran que combatir, como con Kaehvas?

Sabiendo que el anciano fraile se ocuparía de su amiga caida, Leiath siguió curando el terrible estado en el que se encontraba el semiinfernal y rezando a Hala porque Onfale diese con la cerradura la proxima vez que ésta se alinease.

Llevado por la pérdida, en fase de ira, el viejo fraile se puso en pie y auyentó con su fé a la sombra mayor. La amenaza no menguaba, y dos sombras menores se expusieron a la luz del ángel.

Lord Sauvage se arrodilló y tomó el lugar de Fray Sébastien al lado del cuerpo de Lady Arquette.

Mon amour... estuviste conmigo desde el principio...

Aquel viejo noble besó a Lady Arquette en la boca. Uno de esos emotivos besos milagrosos que son capaces de devolverle la vida a un ser querido. Y el perfil de Lady Arquette se desdobló para hacer sugir una alma etérea, pero oscura. La sombra de Lady Arquette hundió sus zarpas en el pecho de Lord Sauvage, extrayéndole toda la fuerza de su corazón.

Ugh.

Lord Sauvage seguía vivo, pero sin energías suficientes para ponerse en pie debido al simple peso de sus ropas. El paladín estaba a merced de la sombra que había surgido de su antiguo amor si los demás no hacían nada para remediarlo.

Onfale observó con horror cómo las sombras, drenando la energía vitar de Lady Arquette, habían transformado a ésta en un ser etéreo como ellas, capaz de atacar a su enamorado.

- Aguantemos un poco más, sólo un poco más...- Sólo esperaba que el ángel, una vez liberado de su prisión y en agradecimiento, acabara con la amenaza. El agua les estaba llegando al cuello. Necesitaba estar concentrado y seguro para cuando llegara el momento así que, con gran velocidad, realizó el conjuro que tanto había utilizado.

Ay pobre mujer! Luchando toda su vida contra aquellas abominaciones para volerse una de ellas. Como permitía Hironeus aquello? 

Y encima había atacado a uno de sus más fieles compañeros. El anciano paladín no podía ni con su amadura asi que Leiath le quiso ayudar con la magia con la que le bendecía Hala, a hacer su carga menos pesada.

Pero claro no funcionaba igual con sus seguidores que con lo de otros dioses y vió en su rostro que mucho no había ayudado.

Lo siento- dijo no solo por la poca eficacia de su hechizo sino por la pérdida de su querida amada.

Flame suspiró hondo y se decidió a actuar. No quedaba mucho tiempo para que la cerradura se volviera a alinear y ella no podía hacer nada para salvar al Lord, así que lo único que se le ocurrió fue ponerse en medio, así si la sombra de la anciana atacaba a alguien, mejor que fuera a Flame que no al hombre que podía hacer más oposición ante todas las sombras.

Así que a toda velocidad, le gritó al Lord que se quitase de en medio, pues si alguien debía sufrir la absorción de fuerza esa era ella, que además podría aguantar mucho más que Sauvaje. ¡Quita de en medio! Gritó, y si hacía falta le empujaría para que interponerse entre él y Lady Arquette.

La maga se acercó al perfumista y le arrogo en la cabeza una pizca de pelos de gato. Espero que no seas alérgico al pelo de gato, esto te ayudara a que tus dedos sean más agiles. Dijo antes de empezar a recitar el conjuro. Ahora todo estaba en manos del perfumista, si no conseguía liberar al ángel acabarían todos muertos.

Aire no había notado que su "abuela" había caído en combate. Centrada como estaba en detener a las sombras que llegaban nuevas, en comprobar sus reservas de energía, no pudo girarse para verlo.

Pero notó un viento frío a su espalda. Más que un viento, fue un escalofrío. Giró la cabeza lo justo para poder ver qué ocurría intentando no dar la espalda al enemigo.

Aunque la magia no permitiese que se viera, una parte de Aire se rompió. El ver a su abuela tumbada en el suelo, sin respiración, fue fatal para ella. Pero más aún lo fue presenciar cómo se levantaba como sombra. En su interior, la inocente Aire gritaba desesperada y lloraba, abrazándose a un imaginario Aristóteles. En el exterior, la bruja frunció el ceño, mostró los dientes y apuntó a la sombra de su abuela. Un dardillo salió volando de su dedo, pero rápidamente se dividió en tres, impactando en su nuevo enemigo.

Entre los proyectiles de Aire y la estocada de Tybalt, la sombra de Lady Arquette dejó el mundo de lo impío.

Ahora descanse en paix. Merci.

El fraile se aproximó a Onfale y le bendijo para que la próxima vez que hubiese que sacar al ángel de su prisión no la volviese a pifiar. La mejor manera de ayudar era terminar pronto con esta lucha para que pudiesen huir y ponerse a salvo.

Pero puede que las sombras también tengan abuela, y también se enrrabieten al verla morir, porque una de las sombras cargó contra Aire. Otra contra Leiath, aunque a saber porqué motivos. Y ambas muchachas sufrieron el drenaje de sus fuerzas para beneficiar a un Mal mayor.

Flame empezó a notar de nuevo los reflujos intestinales. Se prevee pota en 3, 2, 1...

La bruja se encontraba casi sin fuerzas. Hasta levantar el símbolo sagrado le resultó todo un reto, pero es que, en esos momentos más que nunca, debía expulsar esas sombras; un ataque más y quizás fuese el último para la sierva de Hala.

La maga iba a lanzar un conjuro contra la sobra de la bruja, pero lo pensó mejor, aun se acordaba de la vez que asaeteo a Onfale por la espalda. Cambio a un conjuro más sencillo pero que le asegurara el blanco.

Flame sintió de nuevo como su poderoso e increíble aliento recorría de nuevo el interior de su estómago, así que al ver que la sombra de la anciana había desaparecido, se acercó a la siguiente más cercana para poder expulsarlo cuanto antes. Era su única forma de dañar a las sombras y tenía que aprovecharlo al máximo.

De nuevo la gracia de Hala le sonreía cuando Leiath, una vez más, intercedió por él ante su diosa para restablecer sus menguadas fuerzas. Notaba cómo el vigor perdido recorría de nuevo su fuerza, casi haciéndole sentir más fuerte de lo que jamás se había sentido. Evidentemente, esa sensación se debía al repentino cambio del mismo modo que parece que hace más frío cuando terminas de darte una ducha caliente. Pero a pesar de ello, ese efecto placebo fue lo suficiente cómo para hacer que el espadachín mandase a aquella sombra al lugar de donde nunca debió haber salido. 

Del grupo de ancianos ya solo quedaba Fray Sebastien en pie. La pérdida de Lady Arquette seguro era un duro golpe y el estado catatónico de Lord Sauvage no era menos preocupante. Pero el culmen de lo inaceptable llegó cuando una nueva sombra cargó contra Leiath aprovechando un descuido. Una arteria palpitó en la sien del tiflin ante tal evento y no esperó un segundo para intervenir. No le había pasado desapercibida la otra sombra que cargó contra Aire, pero le debía demasiado a la profeta de Hala como para no protegerla constantemente. Tybalt blandió su refulgente acero con puntería asesina contra el inestable y oscuro ser. Lo único que esperaba el espadachín era no haber llegado demasiado tarde para socorrer a la bruja...

Leiath expulsó a las sombras que estaban junto a Aire y ella antes de que Flame y Tybalt pudiesen atacar. Mientras, sus cuatro sombras hermanas se lanzaban contra Alice, Flame, Becky y Fray Sébastien, chupándoles las energías. Tybalt falló el golpe de su espada, que atravesó a la sombra sin tocarla.

Flame, por su lado, lanzó otro chorretón de espumoso y marrón-verduzco jugo intestinal. Ya no le quedaba nada en el estómago, así que esta vez fue más líquido... sin tropezones. Se estaba quedando sin oportunidades.

Femme Dragon...-dijo a Flame un cansado Lord Sauvage-Toma mi mágica espada larga-desde un punto de vista no sexual, y sin segundos sentidos-. Pesa demasiado para moi, pero sigue siendo útil en el bras adecuado.

Flame no se sentía digna, cualificada, o mínimamente competente para blandir el arma del paladín. Ella siempre fue más de espadones gruesos. Ese tipo de armas que no necesitan precisión, son lo suficientemente grandes para acertar sí o sí. La espada larga sería algo distinto, nuevo. Pero podría servir para esta ocasión.

El viejo Sébastien volvió a expulsar a las recién llegadas. Mientras dos nuevas sombras se aproximaban a cambio de las cuatro que se marchaban, ante los ojos de Onfale, la cerradura se volvía a alinear...

Tras el traspaso de la sombra por el cuerpo de la joven, Aire sintió cómo, al igual que su magia, sus fuerzas se extinguian. No quería pensar en lo que podía ocurrir si Kaevhas aparecía de pronto y se dedicaba a lanzarles ataques poderosos. Tanto ella como Alice ya no servirían de nada, salvo de animadoras para sus compañeros. Aunque tampoco se veía masajeando los hombros de Flame o Tybalt para relajarles antes de un gran combate.

Así que no le quedaba más remedio que seguir lanzando conjuros. Las sombras seguirían apareciendo, estaba segura, pero quizá esta vez Onfale no fallaba y conseguía liberar al ángel, pero... ¿y si el ángel les abandonaba allí y no tenía el detalle de devolverles el favor? Meditando que no le quedaban conjuros suficientes para acabar con el ángel en caso de ser un caído, volvió a lanzar unos proyectiles mágicos contra las sombras.

- Mmpff...¡Ohhh!....Aaaaah...-El perfumista gemía como una gata en celo al sentir los escalofriantes efectos de los conjuros que sus compañeros, ya desesperados por acabar con todo aquello de una vez, ponían sobre su persona. El mago esperaba no defraudarles esta vez y, en cuanto vio formarse la cerradura se puso a trabajar olvidándose por unos escasos segundos del resto del mundo.