Partida Rol por web

El caso era que el baile de aquella extraña criatura eran tan peculiar e interesante...

Es solo cuestión de tiempo que todos sean encandilados por la macabra danza de la serpiente. Aún así, las mentes más fuertes aguantan. Como el caso de Rufus, que sigue emperrado en morder al asesino de Fosco. Leiath se está quedando sin recursos, pero entre su proyectil y las cuchilladas certeras de Klasius empiezan a dañar la estructura de la serpiente bailona. Tan solo necesitan matar a esa, tan solo a esa, para romper el conjuro que oprime a sus compañeros y les impide actuar. Ulmo también trata de golpear al monstruo danzarín. El tiempo se les está agotando.

Tenía que acabar con esa bicha como fuera. Probaría con otro de los pergaminos que tenía guardados.

Un misíl mágico atacó de nuevo a la danzante criatura.

Onfale seguía observando a la criatura con pasmosa tranquilidad en la seguridad de la distancia. Poco le importaba que Fosco estuviera a punto de morir, que sus compañeros parecieran tan embobados como él, sólo tenía ojos para aquel bamboleo  que incitaba a dejarse llevar y poner la mente en blanco. Sin embargo, el entrenado subconsciente del mago, la horas pasadas estudiando conjuros, años y años de empaparse de las esencias mágicas, le hacían trabajar aunque él quisiera rendirse al dulce reclamo de no hacer nada.

Lamentablemente, el guerrero enano se une a la hipnótica fiesta y comienza a dar golpecitos con un pie en el suelo.

-Tiene ritmo, esta cosa. ¡Sí, señor!

Mis ataques habían conseguido herir a la criatura y volví a intentarlo pero cometí el error de mirar hacia arriba. La enorme figura se balanceaba y por un momento pensé que sus vacías cuencas se posaban en mí. A partir de ahí me quedé bloqueado, paralizado observando la hipnótica danza sin poder hacer acción alguna.

Ulmo y Klasius también caen en el hechizo, y quedan absortos con el baile sabrosón de la serpiente esqueleto. Rufus, que estaba royendo con saña unas costillas, pero también deja de atacar y se sienta en cunclillas, moviendo el rabo al compás de la danza de la muerte. Todos dependen de Leiath para salvar la situación... Cielos. ¡Esperad! Parece que esta vez lo va a hacer bien. Ha sacado un nuevo pergamino. Seguramente su arma secreta, un hechizo devastador que salvará la situación por completo... aaaaeeeehm... no, es otro proyectil mágico. El misil impacta sin hacer demasiado daño a la criatura, que sigue bailando. Y bailando. Y bailando.

La otra monstruosidad repta hacia Leiath. Un solo mordisco y quedará paralizada como le ocurrió a Fosco. Para más complicación, un zombi baja las escaleras con movimientos erráticos. Quizás habría sido buena idea haber completado la exploración del tercer piso en su momento.

Cerebr... Cereeeeebro...

El zombi tropieza y cae rodando por las escaleras. Alice y Onfale meditan en ello. Por lo que saben de magia, la pauta hipnótica se romperá cuando la serpiente deje de bailar. Quizás el azar haga que por inercia choque con la serpiente bailona, interrumpiendo sus movimientos. Tienen que estar muy atentos, solo tendrán unos segundos de distracción para utilizar todo su arsenal contra los esqueletos. Leiath podrá entonces ocuparse del zombi. Pero tampoco hay suerte. El no-muerto frena su caída a los pies de la escalera.

¡Mierda de...! Escalera grandísima hija de... ¿Viste eso, morena?-pregunta a Leiath-Me acaba de fastidiar la entrada melodramática. ¡Será Jodía! Ejem... ¿por dónde iba? Ah, sí... Cerebro que hayáis venío a mis dominios. Ser bienveníos, forasteros. Mi nombre es Olisk. ¡Anda! ¡Pero si es mi viejo amigo Bebefloreros!-se pone en pie y se funde en un abrazo con Ulmo-Oooh... perdona que te dejara en las Brumas. ¡Ey! ¡Tú, Margarita! No me muerdas a la morena, los amigos del Bebefloreros son amigos míos.

Margarita, la serpiente esqueleto que iba a por Leiath se detiene. Sin embargo, Olisk no hace ademán de parar a la que sigue bailando y manteniendo a todos (salvo a Leiath) absortos.

Bueno, al grano. Tengo un trato pa'ti, morena, ya que eres la única que no está alelá. En el sótano hay tres pinchos de esos de aguijonear personas. Los Tres Dientes Sagraos, o algo así. Yo no les puedo echar la mano, así que necesito que los recojas. ¿Hay trato? Porque soy un cruel y despiadao heraldo de la muerte. Si no hay trato puedo matar uno a uno a tus amigos. Menos a Bebefloreros, que luego me iré de copas con él.

Fosco seguía en el suelo, en un mundo más allá de la comprensión del mediano. Un sitio en el que nunca ha estado, un sitio en el que Rufus no puede acompañarle. Un sitio en el que el prado siempre es verde y el sol luce en toda su plenitud. Bajo un haya se halla nuestro aventurero, fumando una pipa. Relajado con el relajare sonido de las hojas al compás del viento...

La sorpresa de Leiath no conocía límites, por un momento se había quedado tan embobada por la intervención del zombi guasón , como sus compañeros con el esqueleto bailarín.

Tenía que pensar rápido. ¿Qué podía hacer? No podía depender todo el grupo de su decisión , eso no estaba bién, tenía que intentar el diálogo.

Señor... ¿cómo he de dirigirme a usted? - preguntó diplómaticamente al repugnante ser-. Entiendo que quiere tres armas del sótano para liberar a mi compañeros, pero yo soy muy débil y apenas puedo acarrear con mis ropajes -(cosa que era bien cierta)- Si consentís liberar a algunos de mis compañeros, podrían ayudarme a traerselas.

Has sío criada en sábanas de satén, ¿eh? Oye, ricura... Puedes dirigirte a mí como Amor Mío... Mi Jinete Desbocado, o... Ngggggggg, el Trece Pulgadas. Ouh, yeah. Pero si no das movío tu lindo trasero y te pones a trabajar ahora mismo, voy a hacerte algo que no te va a gustar. O sí. Ten una cosa segura: hoy te va a salir callo en las manos, y puedes elegir entre que sea cogiendo los tres palos que no tengo o uno que sí tengo. No sé si me entiendes.

Olisk se gira hacia Ulmo.

He metío en cintura a tu amiga, ¿eh, Babras? ¿Eeeeh? ¿Eeeeeeeh? ¡Sí, claro que sí! ¡Choca esos cinco!

Ulmo, o Babras, o Bebefloreros, o como quiera que se llame, no alza la mano. En lugar de eso sigue absorto con el baile de la boa. Olisk coge su mano, la sostiene en alto y la golpea contra su propia mano.

Este Babras... es un fiestero. Me parto con él. Te estoy hablando, morena, de tres palos. Cada uno pesa... ¿cuánto? ¿Cinco libras? Si quieres llevarlo uno a uno, con pausas de quince minutos entre cada viaje, ¡perfecto! No tengo prisa. De hecho, tengo toa la eternidá.

Había dado su palabra a la adivina y no pensaba romperla. Necesitaba tiempo para idear una manera de salir de aquello sin que nadie saliese excesivamente perjudicado, excepto esa abjecta y mal hablada criatura por supuesto -¡qué Hala la quemase en un fuego eterno!-.

Quizás, si tardase más de la cuenta, la esqueletica serpiente acabaría con su hipnótico baile.

Escupió a los pies del zombie con desprecio. -Esta bien , Horror Andante, te traeré tus lanzas. ¿Pero cómo sé que no nos matarás a todos una vez las tengas contigo? Deberías al menos demostrar tu buena fé en el trato, soltando alguno de mis compañeros.

¡Cuidao con las muestras biológicas, morena!-dice señalando al escupitajo-En las Brumas todo es siursceptible de levantarse y echarse a andar: muertos, babas, o hasta algún meao. Aún tengo guardao en el sótano una vomitona de mediano que se pasa el día llamando por su padre. Una cansina, la pesá de la Chloe.

Olisk se acerca a Alice y la olisk-ea un poco.

¿Les estoy reteniendo de algún modo? No. Ni cadenas, ni cuerdas, ni barrotes. Yo solo veo a un puñao de pervertíos mirando pa'Mariana mientras hace su baile sesi.

Cuando el no-muerto empieza a hurgar en el interior de la mochila, se le dibuja una sonrisa de satisfacción cuando encuentra el colgante de oro que Onfale sacó del interior del cofre comefoskos.

Jujujuju... Sí... mejor... Esto era del cabroncete de Beljan, un amigo de Babras y mío. Lo vamos a necesitar pa'la misión. Es el último de estos que nos queda, pero cuando vayamos a ver al Jefe me dará más.

Muy bien, morena, volvamos al tema-dice guardando el colgante en un bolsillo-. La cosa va a ser asín...

Dejamos a tus amigos aquí, con las gemelas. Margarita y Mariana ni siquiera van a tener tiempo de empezar a comer, porque va a ser un visto y no visto.

Te acompaño al sótano para que Chloe y Beljan no te molesten. Coges los tres palos y tiramos otra vez pa'quí. Hacemos que tus amigos se cojan de la manita, como amariconaos. Tenemos que estar todos juntos pa'el teletransporte. Entonces activo el medallón, vemos al Jefe y le damos los palos. Y ya que el Jefe decida que hacer con vosotros. Va a estar contento porque le lleváis tres regalos, así que aún tenéis suerte y us podéis librar de esta.

Ojito con esa lengua cuando habléis con el Jefe. Yo porque soy un tipo educao y guardo la etiqueta, pero más de uno que se le ha puesto chulo al Jefe se convierte en su merendola.

Vale, esa era la primera opción. Segunda opción. Te mato a ti y desalelo a un amigo tuyo más razonable. Quizás Babras, o el cabeza de chucho. Y les vuelvo a hacer la misma propuesta.

Leiath y Olisk bajan las escaleras. La luz de Leiath ilumina el pasillo de celdas. Está como ella recuerda. A la derecha, tras unos barrotes, un blandiblú informe se moldea una voz con la que hablar... Paaaaadreeee... Klasius, sooy tu hiiiijjjja.

El ser gelatinoso se empieza a escurrir entre los barrotes intentando acariciar a Leiath, pero Olisk da un manotazo y Chloe se repliega de nuevo a la celda. Leiath recuerda que cuando vieron el sufrimiento de Sandansola, Klasius vomitó.

¡A callar la boca! Esta no es padre tuyo, Chloe.

En el extremo de la mazmorra, a mano izquierda, están las tres lanzas. A la Bruja de Hala no se le escapa la figura de una sombra que se aleja hasta los confines de su luz para volver al cobijo de la oscuridad.

Son estas tres. Hala, a trabajar.