Partida Rol por web

Yo no siento malestar y no me has maldecido como a mis compañeros. ¿Me vas envenenar o a convertirme en otra cosa para que acepte tu chantaje? Cuando acordamos el curar a la bruja favor por adelantado, en ningún momento rechazamos el compromiso futuro que no habías prometido.

Puede ser verdad que ella no lo hubiera hecho si no la llegas a haber quitado su mal, pero también es cierto que quizás ninguno de nosotros habría salido con vida de esa torre en ese caso. No fue generosidad tu gesto más que contigo misma, que sabías que así tendríamos más posibilidades de recuperar los objetos.

No tengo intención de quitarte las lanzas pues tuyas son, pero no nos quites lo que habías acordado o te habrás enemistado por siempre conmigo.

Fosco que se encontraba fuera tirando pequeños guijarros para desahogarse escuchó des de la puerta las palabras de Klasius que tan bien sonaban. Desde la puerta entró para ver como se resolvía todo...

A Flame le rechinaros los dientes cuando escuchó las palabras de la vistani. Una vez más les había vuelto a liar. Recordaba las palabras que había dicho como si hubieran sido en aquel momento, y se dio cuenta que en su contraoferta no decía nada de los objetos mágicos. Por alguna razón lo dio por incluído en el trato y una vez más se volvió a equivocar.

- Por eso no quería hacer tratos con esta gente. Murmuró hacia sus compañeros, al mismo tiempo que avanzaba hacia Madame Eva y le tendía la última lanza que poseían. Yo cumplo el trato que hice con usted, pero ellos hicieron otro trato. Así que, haga el favor de no tergiversar sus palabras, y cumpla lo que dijo. La contraoferta solo vino por mi parte. Dijo poniendo cara de buena persona y tratando de convencer a la que seguramente pronto sería su enemiga.

Flame también pudo ver un atisvo de su futuro. Ayash atravesando el vientre preñado de la joven. Ella desangrándose y muriéndose lenta y dolorasemente. A ella no le importaba que hubiese feto o no, tan solo querría saldar su deuda. Y quizá con suerte, se podrían hacer con los objetos mágico que poseían y acabar con el resto de aquel pueblo. Flame ya estaba harta de ellos, y quizá, y solo quizá, cumpliese su futuro. Solo Madame Eva lo sabría...

No pido vuestra amistad-replicó a Klasius-. Soy una vistana. Estoy acostumbrada al rechazo por ser diferente. Ni el Varón de la Espada Gemela ni tú formáis parte del trato. No tenéis maldición, ni tampoco hubieseis tenido recompensa de haber sido el trato inicial. Grábate esto en la sesera, mediano: quién calla, renuncia a sus derechos y obligaciones. En lo alto de la torre pudiste pedirme que te trajera de vuelta, y sin embargo seguiste con tus compañeros. No sé si por amistad, o por avaricia, ni entro en valorar tu ética.

Lo que defiende la Hembra de la Espada Gemela-dice a Flame-, es que la oferta es suya. Y como ella no me ha traído por sí sola las tres lanzas, ha incumplido su parte del trato. Y por tanto, yo no debí sanar a la sacerdotisa, y debo maldecirla para restablecer los miedos y desequilibrios que afectaban su mente. Y como los demás solo me han dado dos de las lanzas, también han incumplido su parte del trato. Y no tienen derecho a recompensa alguna.

¿Es eso lo que estás diciendo? Porque puedes entregarme la lanza a título individual o como parte del grupo.

La gitana no hace ademán de coger la lanza que le tiende Flame. Simplemente le mantiene la mirada. Como si escudriñara el alma voluble y destructiva de Flame.

La maga se apoyaba contra un árbol todavía demasiado confundida para poder opinar. Lo que estaba claro era que la adivina les estaba timando de alguna forma, desde el principio lo había hecho y parecía que lo iba a seguir haciendo. Pero Alice había visto lo que había pasado con Rufus y con el camaleón del perfumista, los había maldecido, era bobada discutir con la adivina sin acabar maldito. Era una Vistani, no tenían nada que hacer, lo único posible era no entrar en su juego pero para eso ya era demasiado tarde. Dejadlo, no la vais hacer cambiar de opinión y lo único que conseguiréis es acabar alguno con un par de ojos de más. La maga quería acabar cuanto antes la discusión, para poder repartir el botín.

-'Ruego le entregueis las lanzas a Madame Eva y dejemos está discursión. Hemos conseguido más botín del que teníamos antes de ir a recuperar los Colmillos.

Quitando o no lo que creais respecto al cumplimiento del trato, hemos salido ganando. Dejadlo aqui os lo suplico.'

La jóven bruja estaba empezando a ponerse nerviosa. A sus ojos, la adivina había cumplido su parte y ella había jurado por Hala que haría todo lo posible para recuperar esas lanzas. Y no pensaba romper un juramento sobre su diosa.

No le gustaba gastar saliva con estas cosas. Estaba seguro de que si le decía algo a Flame reaccionaría peor que si no le decía nada. Simplemente se mantuvo cerca de Leiath y que cada uno pensara lo que le viniera en gana. Se entretuvo mirando el estoque. ¿Volvería a estar Perezoso entre sus manos al devolverle las lanzas? Reflexionaba sobre qué le sería más ventajoso. Si pudiera comerciar con la gitana para que le diera uno igual de efectivo estaría bien, pero antes debía recuperarse de sus taras mentales y físicas.

ERROR! Pensó Fosco. Todos se centraban en el duelo de miradas entre la gitana y Flame, sigilosamente el mediano se apartó de la visión de la gitana y de sus compañeros para esconderse por la caravana. Avanzando lentamente a una posición clave en la espalda de la gitana. Debiste pagarme... Y allí permaneció escondido, sin que nadie le viese...

No vamos a sacar nada mas de esta mujer, dadle las dichosas lanzas y acabemos de una vez esto- dijo el guerrero, cansado ya de toda esa discusión inútil.

- Touché - Dijo la mujer de la escama. Agachando la cabeza como aquel que es derrotado, le tendió la lanza a la adivina. Se había propuesto no hacer más tratos con un vistani. Esta vez no le había quedado más remedio, y ahora había vuelto a recordar como se las gastaban.

Cuando escuchó su amenaza, la imagen de una anciana lanzándose por la borda de un barco, le vino a la mente. No quería volver a vivir nada como aquello y si para ello debía perder cualquier posibilidad de hacerse con un objeto mágico que así fuera.

No tengo nada más que añadir, mi señora. Dijo insistiendo en que tomara la lanza. Dejemoslo estar y zanjemos el tema de una vez. Dijo mirando a sus compañeros esperando que todos tomasen la misma decisión. Pero al ver que Fosco no estaba por allí, un terrible presentimiento le vino a la cabeza.

La gitana asiente, satisfecha. Al fin ha reunido los Tres Colmillos para Strahd. En ese momento cruza entre el gentío de supervivientes en dirección a vosotros un rostro familiar. Al barón Septow no lo veíais desde hace tres días, cuando tomó el camino del aserradero con el druida Nikeras.

¡Amigos...!-dice el Barón Septow, mucho menos estirado que la última vez-¡Qué alegría volver a veros! He estado poniéndome al día con el Barón Fortich. No os creeríais las aventuras que he vivido estos últimos días. Intentamos hablar con los druidas, para que parasen la invasión de lobos. Todos habían muerto. El asesino es un perro Terg... casi literalmente. Una especie de príncipe bárbaro licántropo. Lo ahuyentamos con el cuchillo de plata de Nikeras.

Lo importante es que Yuris Khan, el hombre lobo mayor, ha traído a su propio ejército de licántropos a Dorvinia. Sus chamanes han pronosticado la llegada de una criatura gigantesca de gran poder, y lanzará a todo su ejército para morderla y contagiarla con la maldición. No estamos seguros aquí. Los licántropos morderan a todo buen hombre que cojan por banda, para transformarle y agrandar su ejército contra la Bestia. Debemos tener los ojos bien atentos.

Barón Septow, un plácer volver a veros- Leiath le saluda con una reverencia - Veo que portais importantes noticias, deberíamos sentarnos todos junto al fuego, compartir una buena cena y hablar sobre lo ocurrido. El bueno de Nikeras se encuentra con vos?

¿Pero qué...?

Septow miró a Rufus con cara de repelús. En ese momento, se empieza a revertir la transformación. Rufus vuelve a ser el perro de cuatro patas de siempre, y Onfale nota cómo las patitas de Perezoso le trepan por la cadera buscando el hombro.

Vale, magia... No haré preguntas.

Devuelve la vista a la Bruja de Hala y niega con la cabeza con gesto serio.

No... Nikeras no lo consiguió. Corríamos por las Brumas, perseguidos por un pequeño diablo que se hacía invisible. Distinguí las luces en una dirección, y me dirigí hacia allí. Les dije que me siguieran, pero cuando me di la vuelta ya no estaban... Me encontré a ese hombre... Viktor Das Vracken, el lacayo de Madame Eva. Hacía malabares con unas antorchas. Con la ayuda de los conjuros de Madame Eva, atrapamos a la criatura-dijo señalando a la jaula vacía, que se volvió a agitar-y la gitana me transportó en la niebla hasta aquí.

Eva Zarovan se aleja con sus lanzas a la parte delantera del carromato, del que no disponéis de ángulo para comprobar quién ocupa el pescante.

Por fin volvía a sentir las patitas del camaleón trepando hasta su hombro. Le tocó con un dedo su pequeña cabeza.

- Te has portado realmente bien, querido amigo.- No solía dar muestras de cariño pero la ocasión lo merecía. Cuando escuchó al barón hablar de Nikeras trató de ocultar cualquier expresión de pensar en su rostro. Uno más que perdía, no iba a significar ninguna diferencia. Sin embargo, si no había cadáver, no se podía estar totalmente seguro.

- La vistani está en todo, eso no se puede dudar.- Miró con curiosidad la jaula que se movía, comprendiendo  la razón. Caminó un poco para ver qué hacía la gitana con las lanzas. Lo justo para poder ver quién dirigía el carro. Como siempre tenía sus sospechas.- Me alegro de verle, barón.- Dijo cortésmente aunque no lo sintiera.

Fosco abrazó a Rufus al ver como se convertía en perro. Le acariciaba mientras oía las palabras del barón, su cara se iba escondiendo tras el pelaje de Rufus, unos sollozos mal escondidos salían del mediano, que no dejaba de abrazar a su cánido amigo. Las lágrimas salían a borbotones con rabia... Su cara era un globo rojo y los moquitos hacían pompas en su nariz. Todo lo que he vivido... todo lo que he luchado y escuchar esto... Y ahora... ¿Pp-porqué ahora? Decía con un lastimero sonido, como si estuviese herido. Fosco odiaba estar allí, encontrarse en ese sitio, rodeado por aquella gente. Tener que ver a la gitana, al barón... Odiaba todo lo que le rodeaba y le hacía sentir minúsculo, le hacía ser culpable de todo. Como si cada paso que daba le hacía un ser horrible y despreciable. Rápidamente se levanto del suelo, se limpió la cara y se acurrucó en su capa. Como si fuese un niño mal criado echó una mirada profunda de odio al Barón, como si le culpase de lo sucedido. Como si se hubiese dado cuenta de que fue por su culpa y por extensión la del mediano... N-nno Ehem...No lo pudiste defender? espero unos segundos a su respuesta y continuó ¿Fue por que no tenías esto? y sacó el estoque Parthiano que ganó en el duelo.

-Que no lo vieras no significa que haya muerto--espetó Babras al barón mientras caminaba hacia la parte delantera del carromato--Esta gitana sabe mucho más de lo que cuenta. Voy a preguntarle por él.

Mi mirada se mantuvo altiva ante la satisfacción de la vistani al ver que el resto del grupo aceptaba el trato con sus condiciones. No soy alguien vengativo pero tampoco estúpido, y no volveré a confiar en esta mujer, mentirosa y timadora.

El amistoso saludo del barón no tuve especial respuesta en mí, que lo mire de reojo mientras nos contaba lo último que le había pasado. Desconfié de sus conclusiones sobre Nikeas ya que el hombre había demostrado antes sus habilidades y esperaba que se mantuviera con vida.

Al dar la vuelta al carromato, Onfale y Babras ven en el pescante a Viktor Das Vracken, el lacayo de Madame Eva. Tiene mala cara, con fiebre, y apoyando el hombro en el lateral del carro para no caerse. Lo más preocupante es su brazo. Presenta una fea herida ennegrecida y amoratonada que resalta sus venas según se extiende la dolencia que le afecta.

Tranquilos... estoy bien-asegura Viktor entre sudores y bajándose la manga para tapar su herida-. Al intentar capturar al diablillo me pinchó con su aguijón mientras se defendía. Lo importante es que lo atrapamos.

Si quieres saber qué pasó con tu amigo, mis servicios de adivina cuestan entre 305 y 450 monedas*-dijo Eva al enano, entregando las lanzas a Viktor para que las metiera dentro del carromato.