Partida Rol por web

Las palabras de Samantha resonaban en mi mente…. Esta señora sabe mucho más de lo que aparenta, es seguro que podría aprender mucho de ella... excepto por su higiene, veo que prepara alguna especie de mezcla la cual no soy capaz de reconocer, nunca he sido alguien que se aleje de las cosas, y mucho menos si puede favorecerme de alguna manera en mi crecimiento culinario, con gusto sostengo la cuchara con la extraña mezcla y me la tomo, intento distinguir que ingredientes utilizo en la mezcla por muy difícil que sea.
Muchas gracias Samantha… le digo de manera educada a lo que le pregunto con curiosidad, tras tirarle una mirada a mis compañeros de sorpresa acerca de lo antes mencionado por ella.
Disculpe pero como sabe usted todo esto que nos acaba de mencionar, debe haber sido una aventurera en otras épocas, seguro puede ayudarnos de alguna u otra manera con su aparente sabiduría.

Ver como mis compañeros se incomodaban por un poco de polvo hizo que una sonrisa se dibujara en mi rostro, cuando te has arrastrado por el fango cubierto de sangre en un campo de batalla, un poco de polvo no es la gran cosa.
-Vamos chicos, es solo polvo no exageren- le dije a Tristan y Feanor
lo que dijo Samantha acerca de Kaysa y Feanor encendió en mi una alerta, esta mujer no era cualquier vendedora de hierbas y pociones, tal vez poseía información útil para la travesía, pero se me adelanto Feanor pues parece que tambien se dio cuenta que no es una simple vendedora.

Una punzada de dolor me invadió cuando Samantha mencionó a su amiga de la infancia. Me dispuse a corregirla, pero las palabras no salieron de mi boca. Al seguir hablando, me quedé estupefacto al comprobar en las caras de mis compañeros, que todo lo que estaba diciendo sobre ellos era cierto. Si bien no me había relacionado mucho con ella, lo poco que había escuchado era que se trataba de una vieja chocha y de ideas extrañas. La gente asumía que se inventaba ese tipo de cosas y la solían ignorar, pero mirando bien en sus ojos, podías ver bajo la sombra de la vejez un potente brillo de sabiduría

-Samantha... tu... pensaba que... -interrumpí mis palabras, todavía sin saber qué decir-. ¿Qué sabes de Ella y del bosque? Dinos todo lo que sepas, por favor, pues cada ínfimo fragmento de información puede ser la diferencia entre la muerte o el éxito. Además, nos vendría de maravilla algún tipo de ungüento o poción que nos diera resistencia al veneno, y quizás algo que nos ayudara a discernir cuándo lo que vemos es real, o una ilusión. Algún tipo de ungüento curativo también sería de gran ayuda. Maldita sea, Samantha, me has tenido todos estos años engañado.

La miré con el ceño fruncido mientras ella seguía machacando sus hierbas, más enfadado conmigo mismo que con ella por haberme dejado llevar por las habladurías todos estos años.

Cuando Kaysa habló, todos se sorprendieron de su tono: aunque seguía siendo alto y firme, no era agresivo, y llevaba un respeto que no le habían oído nunca. En el Clan del Oso, el respeto a los ancianos era algo normal y habitual, ya que alguien que ha vivido tanto como para sobrevivir a todos los peligros de las Montañas y llegar a la vejez merece sin duda admiración. Aunque el jefe de cazadores es la autoridad en asuntos de guerra, los ancianos siempre son los verdaderos gobernantes, y a veces sus aptitudes druídicas les hacen de un valor incalculable para la comunidad. 

-Anciana-dijo, y en sus labios sonó como un título-Hemos venido aquí a por cualquier cosa que nos pueda ayudar contra la hechicera y sus animales, las serpientes venenosas. 

Cuando la anciana la miró, Kaysa pudo ver y oír que sabía más de ella de lo que pudiera pensarse. El conocimiento de los ancianos era lo que les daba tanto valor, y ella parecía tener de sobra. 

-Sé que suelen ser hombres, anciana. Pero yo me he ganado mi trofeo de oso tanto como cualquiera. Soy una luchadora del Clan del Oso de pleno derecho. 

En cuanto tomas lo que te acaba de ofrecer la anciana te sientes con fuerza como si hubieras rejuvenecido varios años, el sabor tostado y amargo combinado con los restos de hierbas se convierte en una textura que no es de tu agrado pero parece altamente reconstituyente, no logras distinguir que es, supones que algún tipo de brebaje contra veneno o similar.

Samantha reflexiona ante vuestra petición de ayuda, deja el mortero a un lado de la mesa, recoge un pequeño bastón que tiene apoyado cerca del mostrador y sale de el con lentitud, parece que su edad le ha pasado factura y apenas puede caminar. El niño que estaba con ella se inclina sobre el mostrador coge el mortero y empieza a oler la mezcla de especies con brebaje de su interior.

La anciana se acerca a vosotros hasta llegar a la ventana frontal de la casa, mira a un lado y otro escudriñando el exterior, apoya su bastón a un lado y cierra con fuerza tanto la ventana como las persianas de madera, a continuación enciende una vela dejando ver únicamente el sillón donde permanece sentada, mientras se mece continua hablando. El niño permanece continuamente a su lado siguiéndola.

- Por lo que veo habéis decidido tomar la justicia por vuestra mano, especialmente Guiraud, sabed que no sois los primeros y seguramente no seréis los últimos que han intentado a lo largo de los años ayudar a nuestras gentes jijiji...

- Yo misma pertenecí en mis tiempos a la orden druídica de Melora, diosa de la naturaleza, mi curiosidad y ansias de conocimiento me llevaron antaño a tratar de desenmascarar a la "Falsa diosa", aquella conocida como Ella, nadie me apoyó....temían o adoraban a la hechicera por igual.

- Pero... a lo largo de los años sólo he obtenido meras conjeturas, nadie jamás la ha visto pero conocemos bien las consecuencias de su poder, lo que si se ha dejado ver es su castillo...

- Pensad un poco... si Ella fuera tan real como vosotros y yo, nada de lo que sucede en estas tierras mostraría este aspecto, siempre empeñada en esconderse tras un velo misterioso. El castillo se divisa a veces, y a veces no.

- En los días claros desaparece, reapareciendo más tarde, cuando la luna mengua y la niebla cubre la tierra. ¿Qué determina los caprichos de Ella? ¿A dónde se marcha? ¿Por qué nunca la ven recorriendo el mundo, los campos, el agua, las huertas…? (visiblemente alterada) Sus esbirros parecen ausentes, parecen espectros. Sus cuervos… ¡Sus cuervos no son de este mundo!

“Me pregunto si Ella en verdad es real, si no existe tan solo porque nosotros queremos que así sea.”

- Ella es un misterio silencioso, un sueño casi irreal pero presente.

Tras decir esto la anciana se levanta, recoge su viejo bastón y camina hacia la trastienda mientras continúa hablando, la luz tenue del salón ilumina sus andrajosas vestiduras y el niño continua a sus espaldas.

- Tras tantos años nunca he conseguido entender su influencia y poder, para ser sincera daría todos los años que me quedan de vida por averiguarlo.

- Dicho esto que espero os haya servido de algo, me temo que no os puedo ayudar en este asunto, por desgracia mi cuerpo ya no me lo permite. Sin embargo puedo ofreceros lo que humildemente elaboro con las hierbas que recojo en el bosque cuando puedo salir .....jijijiji

Tras el mostrador Samantha saca 6 frascos rojos y 3 verdes. 

- Estos brebajes restaurarán vuestras heridas mágicamente en combate y os ayudarán contra los esbirros de Ella..... Estos de aquí (los verdes) os harán resistentes al venenos de sus putrefactas alimañas durante un periodo corto de tiempo, usadlos sabiamente. Además tengo en mi poder algo que podría seros de ayuda llegado el momento.

La anciana marcha tras unas estanterías de la derecha hasta que la perdéis de vista, aunque se siguen escuchando sus palabras.

- No sé muy bien como llegó aquí, como la mayoría de trastos que tengo....jijijiji, pero supuse que algún día me serviría de ayuda, desde entonces hemos seguido "juntas" muchos años...

Cuando sale tras la estantería la anciana arrastra consigo una especie de "fina cuerda" , tanto Celingandir como Feanor se percatan enseguida de que se trata de manufactura élfica, mide sobre 10 metros y enseguida la anciana la arroja al suelo, sus extremos están bordados y terminados con un trenzado final de fino hilo de oro con motivos élficos. 

- Si pronunciáis las palabras adecuadas conseguiréis que nuestra pequeña amiga obedezca una orden sencilla. (Con un tono de voz elevado), 

Sorprendidos contempláis como pronuncia unas palabras que todos excepto Kaysa conseguís distinguir.

- "¡¡LEK!!" (se pronuncia ILK y significa "activar"), de pronto lo que parecía una simple cuerda cobra vida como si de una serpiente se tratara poniéndose de pie y mirando a la anciana. Ahora sólo hay que hacer que siga nuestras órdenes para que haga tareas simples, en común nos entenderá...jijijiji

- "¡Cuélgate de la lámpara del tejado!", acto seguido la cuerda hace un gesto afirmativo (todo lo gestual que puede llegar a ser una cuerda...) trepa hasta el techo y se descuelga de la lámpara quedándose quieta. Yo ya no la necesito, tratadla bien si queréis que os haga caso...jijiji.

El que la anciana fuese una druida no sorprendió a Kaysa, ya se lo esperaba. Los druidas eran fundamentales en su Clan, y su sabiduría era bien conocida por todos. Sin duda, las pociones y los antídotos les servirían bien, y cualquier aventurero con dos dedos de frente sabe que una cuerda es fundamental antes de ir a cualquier misión, más si es una tan especial como aquella. 

Sin embargo, no era todo lo que podían necesitar. Kaysa se acercó al mostrador. 

-Anciana, le agradecemos todo esto y la información. Pero me gustaría preguntar si tiene algo más para nosotros. La tal Ella es una hechicera, ¿tienes algo que nos escude contra la magia arcana? O tal vez algo contra las armas más habituales entre los magos, fuego, hielo, ácido... 

Además, sin duda necesitaremos fuerza y tesón para esto. Cualquier cosa que puedas darnos que mejore nuestras aptitudes de combate será bien recibida. 

Al beber el tónico, su sabor no era conocido para mi… de alguna manera me sentí revitalizado, más fuerte, quizás incluso más viril. Escucho a mi compañera Kaysa pedirle ayuda en combate a Samantha y la verdad decido apoyarla creo que necesitaremos cualquier ayuda extra que podamos obtener.
Anciana, su ayuda es mucho más de lo que unos simples aventureros como nosotros merecemos usted tiene mi más sincera gratitud, no creo que muchos viajeros con motivos de desafiar a Ella pasen mucho por aquí y si bien mis compañeros y mi persona somos diestros en nuestras artes no fuimos muy eficaces en defender a la joven en la taberna… Le pido, si hay algo que pueda mejorar nuestras habilidades o ayudarnos en combate contra una hechicera tan poderosa le ruego nos ayude, de igual forma en caso de que triunfemos estoy seguro que su deseo de saber sobre ella será concedido y por fin sabrá su secreto.

Celingadir comienza a atar cabos tras las reveladoras  palabras la anciana.

“Existe solo porque nosotros queremos que así sea “

Ahí está la solución y de ahí la extraña visión del chico

Y el  porqué de que Ella  nunca le haya tocado. Es la nada para ella

No es una hechicera ni una diosa solo una especie de pesadilla que se nutre de esta pueblo por eso nunca había oído hablar de nada parecido fuera de aquí.

Es como una sanguijuela que se alimenta de los miedos de esta gente. Si pudiéramos hacer que la gente dejara de temerla quizás eso la debilitaría. Todo el halo de misterio todos esos pájaros, son solo para que el pueblo este atemorizado constantemente pero sin embargo les regala cosechas y buena fortuna porque no les desea ningún mal pues los necesita.

Como he podido estar tan ciego todo estaba delante de nuestros ojos y no lo vimos.

Cuando terminaba sus divagaciones mentales pudo  ver a la anciana sacar una cuerda de incuestionable manufactura elfa.

Como puede haber acabado una cuerda así en sus manos

Y para mayor asombro conoce sus poderes y la manera de usarla.

A más de un anciano le parecería una blasfemia que un humano osara utilizar los objetos creados para un elfo pero Celingadir hacia mucho que había perdido parte de sus prejuicios sobre la supuesta superioridad racial de los elfos sobre el resto de las razas. Aunque si era cierto que preferiría ser el quien guardara tal preciado objeto.

Miré a Samantha, sorprendido por el descubrimiento de su pasado. No conocía su historia, y por lo que la gente del pueblo dice de ella, ninguno de ellos tampoco. Las palabras que salían de su boca eran algo confusas y durante un momento dudé si realmente estaba hablando la druida o la anciana de avanzada edad. Fuera como fuese, nos convendría recordarlas, quizás fueran importantes para el futuro de nuestra aventura.

-Te agradecemos enormemente tu ayuda, Samantha. Tu generosidad te honra, y si en algún momento logramos desentrañar los misterios que teje Ella a su alrededor, te informaremos -la miré a los ojos y asentí, en señal de gratitud, mientras cogía una poción y un antídoto y lo metía en mi bolsa-. No deberíamos retrasarnos mucho más, puesto que deberíamos pasar también por la armería antes de partir.

Sintiendo curiosidad por el funcionamiento de aquella cuerda y sobre si aceptaría cualquier orden, fuera quien fuera el que lo activara, dirigí mi mirada hacia la lampara de la que colgaba y señalé a Tristán:

-Enróscate en su pierna -le ordené.

Ante las presiones de Kaysa y Feanor, Samantha frunce el ceño mirando al horizonte.

- Como han cambiado los tiempos...ahora los jóvenes no hacéis más que pedir, me temo que ya os he dicho todo lo que sé jovencita, no pongas a prueba la paciencia de esta anciana, pues aunque en el tejado haya nieve la leña sigue encendida.

- Apreciad la información que acabáis de escuchar, he perdido preciados compañeros y tardado muchos años en poder saber algo más sobre Ella. Os deseo la mayor de las suertes, la que yo desgraciadamente no tuve...(suelta un sollozo).

Tras la orden de Guiraud a la cuerda cae inerte al suelo. Samantha no puede evitar sonreir.

- Has de saber viejo Guiraud que Eldir sólo obedecerá una orden de quién haya pronunciado la palabra de activación. De no ser así no funcionará y se desactivará.

Visiblemente molesta.

- Bien creo que ya he tenido suficiente visita por hoy, (Mirando al mostrador en el que quedan 4 pociones rojas y 2 verdes) Recoged esto pues os serán de gran ayuda antes de que me arrepienta...

Después arranca unas hierbas de un macetero próximo y las introduce en un mortero aún mayor, con el Pilón tritura y va añadiendo diferentes especias sin mirar al grupo.

-No se lo tomes en cuenta, Samantha, no puedes culparlos por querer estar lo más preparados posibles ante este desafío. Aun así te agradecemos enormemente tu ayuda, con un poco de suerte, recibirás buenas noticias nuestras en unos días.

Miré al resto del grupo y luego a la cuerda, que se encontraba inerte en el suelo. Que sólo una persona pudiera darle órdenes era un engorro, aunque quizás pudiera ordenársele que obedeciera a todo el grupo. De todos modos, si bien podía a ser útil, nunca había terminado de confiar en aquellos artilugios mágicos, lo mejor sería que lo llevara otro.

-Coged el resto de cosas, aventureros, y vayamos a la herrería de Gerard y Mirabel.

Me encaminé a la puerta, no sin antes mirar una últma vez a la misteriosa anciana que machacaba con aire molesto hierbas en otro mortero.

-Vaya caja de sorpresas estas hecha, mujer -susurré mientras salía.

Su mente se encontraba en otra parte mientras esperaba a sus compañeros fuera del edificio, aun quedaban rastros de la molestia del polvo en su nariz y sentía los ojos secos, le llegaban trozos de la conversación que ocurría dentro de la tienda, pero no le estaba prestando demasiada atención, miro la hoja afilada de su guja y el símbolo grabado en ella,  miró de reojo que el humano Guiraud le se;alaba por alguna razón, arqueo la ceja por reflejo pero no dijo nada y devolvió su vista hacia el deprimente pueblo.

Estaban por dirigirse hacia una aventura mucho mayor de las que habían experimentado hasta ahora, que tampoco eran muchas, sentía como si una voz dentro de él le regañara, como si debiera preocuparse mas, prepararse mas, quizá no llegue a ver el sol mañana pero se encontraba ido, miró a sus compañeros que comenzaban a enfilarse hacia la salida, si no lo hacia por si mismo, quizá por sus compañeros, les miró a cada uno pero no se sintió especialmente motivado... llegó a la conclusión de que algo debe de estar mal en algún punto de su alma.

Algo dentro de mi decía que la señora nos escondía algo, pero por la ayuda que nos daba quien era yo para exigirle más.
Me acerqué al mostrador y al igual que el monje tome una poción y un antídoto, luego salí del local, no sin antes ageadecer por la ayuda, para visitar la armería cosa que me llenaba de curiosidad.