Partida Rol por web

Cogí el extraño colgante y lo alcé a la altura de los ojos. Aunque no era un experto, sabía reconocer la manufactura élfica, a parte de eso, no tenía mucha idea de qué podía ser. Volví con el grupo, colgante en mano, y se lo lancé al elfo, que lo cogió al vuelo.

-Está hecho por uno de los tuyos, ¿alguna pista de lo que puede ser?

El huargo cayó derivado al suelo en cuanto Celingadir termino de pronunciar las últimas líneas del conjuro

Inofensivo se estrella contra el suelo dejando caer el extraño objeto que portaba.

Lo que el elfo no esperaba era la sangrienta reacción de la pequeña Kaysa.

La bárbara destrozo el cuerpo inmóvil del ser que no tardo en transformarse en una figura humana ante los ojos de todos

Celingadir aun desde la distancia no pudo más que lanzar un suspiro y  rogar porque se tratara de un oscuro esbirro de Ella y no de un pobre ser obligado a servirla contra su voluntad.

Comenzó a avanzar por la calle. No podía parar de pensar que la criatura más peligrosa del pueblo actualmente era su compañera. Era impredecible y su ansia de sangre parecía cada vez más incontrolable. ¿Cómo podía confrontar aquella situación? Mientras seguía perdido en sus pensamientos.  Guiraud, que había recogido el objeto que portaba el cambia-formas y se acercaba a preguntarle sobre su naturaleza.

Tras obsérvalo unos segundos en busca de marcas runas o cualquier otro signo identificativo respondió

"-Necesitare un poco más de tiempo para identificarlo correctamente y comprobar si tiene algún tipo de magia. Deberíamos conocerlo ante de seguir adelante."

Kaysa se giró ante las palabras de Guiraud, y, más que ira, a su mirada asomó perplejidad, asombro. Casi como si no entendiera el idioma en el que le estuviera hablando. Cuando vio la mirada de desaprobación del elfo, su desconcierto no hizo más que aumentar. 

-¿Innecesario? ¿Pero qué decís? ¡Era un huargo! ¡Un maldito huargo! Y yo no sabía que estaba dormido, solo que lo habían derribado. Y, de todas formas, dormido también habría que haberlo matado. ¿Qué hacéis con los huargos allá donde vivís? ¿Les invitáis a galletas y té? Son bestias, fieras, salvajes y peligrosas. 

Miró con asco al humano decapitado. 

-Tampoco podía saber que era un pellejudo, pero de todas formas, él se lo buscó. Si iba convertido en huargo, no podía ser para hacer nada bueno. Dudo que fuese un druida, y aun si lo era, era uno débil y torpe. Si se hubiera quitado la forma de huargo, ahora estaría vivo. 

A Kaysa le parecía inconcebible tener que dar explicaciones sobre algo tan evidente, pero aun así las dio, con tono de quien explica algo elemental a un niño. Terminó de recoger sus jabalinas y las enfundó junto con el hacha. 

-Bueno, haz lo que tengas que hacer con el colgante, viene bien saber lo que es. Te esperaremos antes de ir al bosque. 

¡Maldita sea!, pensé al momento de ver como la criatura se transformaba en un humano, me acerqué a ver el cuerpo de la criatura cuando Guiraud lanzó una especie de collar a Celi.
-Saben, a la distancia crei que era un niño lo que tenía atrapado... es bueno saber que no lo era-
Me agache para tomar mi hacha y ver la cara de la persona que había muerto
-Guirad, ¿Sabes quien era esta persona? Le pregunto al ya que es posible que conozca a los habitantes del pueblo.

Ya lo había comprobado una vez, pero volví a echarle un vistazo al cadáver para asegurarme.

-No, no es nadie del pueblo. Sea quien sea, era un forastero, y un ladrón al parecer. Quizás deberíamos buscar al dueño del colgante, a ver si puede echar luz sobre todo este asunto.

Miré a mi alrededor, comprobando si habíamos llamado la atención de alguien en particular, y en busca de huellas rastreables dejadas por el huargo. Quizás así podríamos determinar de donde salió el colgante.

Guiraud inspecciona minuciosamente el camino recorrido por la bestia logrando distinguir perfectamente las pisadas del cambiaformas, lentamente seguís los pasos de Guiraud que os llevan hasta el Salón Comunal (Punto 5 de Atwater, a 30 metros del punto del partida). El pueblo no ha recobrado la normalidad tras la violenta conclusión de vuestro encuentro, dejar el cuerpo ensangrentado y decapitado del cambiaformas no ayuda a este fin, las ventanas y puertas de las casas permanecen cerradas y algunos curiosos se dejan ver cruzando la esquina deseando saber que ha pasado con el huargo.

La puerta del Salón Comunal está destrozada con restos de madera esparcidos por el lugar, el salón está completamente oscuro puesto que las ventanas permanecen cerradas, únicamente una tenue luz entra a través del agujero que ha dejado los restos de la entrada, al frente se puede ver una gran chimenea, bien abastecida por una enorme pila de leña en la pared, este lugar es un punto de reunión para las gentes del pueblo en donde dan gracias a los dioses.

Por lo que sabe Guiraud, aquí se vienen a tomar decisiones importantes, celebrar bodas, banquetes, funerales y entablar interminables disputas por todo aquello que un grupo de gente precise de discutir entre sí. Asuntos que no son pocos en una comunidad agrícola y ganadera. 

Hay más muebles y decoraciones por la estancia pero apenas se puede ver...

Siguieron el rastro a la inversa del bicho, allí de donde había debido de sacar aquel colgante. Si se había introducido en el pueblo solo para eso, debía de ser importante, y eso significaba que habían desbaratado uno de los planes de Ella, por fin. Aunque lo mejor habría sido clavarle un hacha en el cráneo, cualquier pequeña cosa que hicieran para molestarla era bueno. Así se sentiría menos todopoderosa y cometería errores. 

Al llegar al gran salón, en cierto sentido similar a los de su patria, un lugar de reuniones, los signos de lucha eran evidentes. Inmediatamente Kaysa entró en la estancia y comenzó a abrir las ventanas una por una, para que la luz revelara si allí había algo de interés. 

Continuó siguiendo a sus compañeros por inercia algo dentro de el le hacia sentir una especie de nausea al dejar el cuerpo del desgraciado ahí nada mas, miro severamente a uno de los pueblerinos que se asomaba por las ventanas, le apuntó con el dedo y le ordenó.
-Dejen de solo mirar y encárguense del cuerpo antes de que se transforme en otra cosa...

Hizo otra seña religiosa sobre su frente y siguió caminando, llegaron a un edificio administrativo al parecer, por alguna razón se encontraba a oscuras, probablemente la gente en el lugar no se había presentado o quizá algo mas siniestro, cualquiera de las opciones le hacían sentir asco por el pueblo en el que se encontraba, como siempre Kaysa tenia mas iniciativa que el resto o quizás sería mas correcto decir que era más imprudente. Bebió un poco del vino que cargaba en vez de agua y saboreó su acidez, miró alrededor sin mucho interés, pensó en un momento en la organización de su grupo, eran algo así como mercenarios haciendo trabajos aquí y haya por dinero, y les había tocado estar juntos esta vez recientemente por lo que no había un lazo real con ninguno y ahora aquí estaban en una misión mas bien altruista, en lo que había estado viendo este pueblo no valía la pena.

Miró a Guiraud, el hacia de guía local por razones obvias, Celingadir no le agradaba y parecía que a el no le agradaba nadie tampoco, Feanor siempre tenia la mente en las nubes, Behar era tranquilo y obedecía, se podría trabajar con el... Kaysa... tragó un poco se saliva, siendo sinceros en algún punto dará mas problemas de los que resuelve...
-El líder tendré que ser... ¿yo?

Las palabras que se le escaparon apenas eran audibles, aun así hizo una mueca al escuchar su propia voz y dio otro trago a su odre, pero quizá debería de tomar esa idea algo mas enserio por que eso de ir corriendo tras una criatura solo por que si y que cada quien actuara como le saliera de las narices todos los resultados posibles de esta misión terminarían con la vida de todos...

Ahora con algo mas de iluminación ya podía distinguirse mejor los distintos muebles del lugar, miro al suelo buscando evidencia, el medallón tuvo que ser extraído de algo (o alguien), esperaba encontrar algún cofre o cadena rota que lo delatara aunque puede ser que encontrara algo de sangre.
-Oye... Tu...

Sus palabras se dirigían Giraud, pero no recordaba del todo su nombre, igual continuo ignorando ese asunto.
-Ese collar se ve bastante inusual, ¿no te suena de haberlo visto antes en este pueblo tan pequeño?

Inspeccioné las huellas que había dejado el animal hasta el salón comunal. Era un animal tan grande que no resulto difícil saber de donde había salido. El estado del salón parecía corroborar que, efectivamente, allí había habido algún tipo de enfrentamiento. Aunque era un sitio importante del pueblo, hacía años que no lo visitaba, pues hacía mucho que los debates sobre tierras y ganado había dejado de interesarme. Aun así, temí que hubiera alguien herido dentro, por lo que entré rápidamente. Vi como Kaysa iba abriendo las ventanas, y la ayudé abriendo las del otro lado. Con luz, debería ser obvio de donde había salido el colgante. En ese momento una voz me sorprendió por detrás con una pregunta, lo que me hizo dar un respingo. Me giré y vi al clérigo del grupo, que hasta ese momento ni me había dado cuenta que se había acercado.

-No, no lo había visto antes, pero hace mucho que me distancié de mi gente, no me extrañaría que sea un objetivo conocido por aquí que desconozca.

Seguí abriendo las ventanas mientras él se quedaba allí, tímido, pensativo y quizás algo decepcionado por mi respuesta.

Con las palabras de Tristant, un clérigo de la respetada orden de Pelor, los habitantes del pueblo comienzan a moverse y poco a poco recogen el cuerpo de la criatura para con el fin de darle los santos sacramentos en la iglesia del lugar. No parecían saber quien era pero todo ser merece un entierro justo o eso es lo que creen muchos habitantes del lugar.

Cuando abrís las pesadas ventanas de madera del Salón Comunal podéis ver un lienzo de gran tamaño, con decoraciones dorada de madera maciza, en su interior se aprecia la imagen de una omnipresente diosa (de apariencia humana, pelo oscuro oculta tras un velo violeta, vestido largo negro y mirada penetrante). 

Una gran mesa central preside el salón acompañada de una pequeña tribuna que parece dada para establecer el orden de palabra en las reuniones que tienen lugar aquí. Restos de un manuscristo deteriorado por un fuego que parece reciente permanecen entre los rescoldos de la chimenea.

Algo no os encaja con el lienzo de la aparente diosa, su tamaño es demasiado grande en relación a la pared o el resto de elementos decorativos, el propio marco parece vibrar levemente, algo que ninguno de vuestros compañeros ha percibido.

Recuerdos de épocas pasadas vienen a tu mente cuando logras ver el Gran Salón con claridad. Justo en esa tribuna tus palabras resonaron años atrás cuando solicitaste la ayuda de los habitantes de tu pueblo natal para hacer frente a la diosa. Imágenes de los cobardes rostros de tus conciduadanos discutiendo entre ellos recorren tu mente.

Sigues rememorando aquellos tiempos en los que Fior, el popular alcalde, rechazó tu petición de auxilio para salvar a tu querida hija de un destino incierto. Aprietas los puños queriendo contener aquellos sentimientos de impotencia ante no poder hacer nada por Nara, tu pequeña...

Hace tiempo que no sabes nada de ese malnacido, únicamente recuerdas que era una persona obesa y pretenciosa, que se ganó sin saber porqué el respeto de sus vecinos para gobernarlos en aquel entonces. Un día desapareció sin más y hace años que el pueblo se organiza a través de asambleas donde la opinión de la mayoría prevalece como norma y ley.

Al entrar al salón mi compañera Kaysa y Guirad comenzaron a abrir las ventanas del lugar para poder traer un poco de iluminació, la luz del sol dejo al descubierto una reprensentacion de "Ella", si no supiera que es sólo un lienzo podría jurar que esos ojos en realidad podían verme.
Haciendo casi omiso a la pintura me acerqué a la chimenea y pude ver como apresuradamente trataron de quemar algún manuscrito.
-Aquí señores!... hay restos de algunos papeles quemados- les dije a mis compañeros mientras trató de sacar los papeles si más pueda rescatar de esa chimenea, tal vez alguno pueda ser de utilidad.

Cuando coges el manuscrito parte de este se deshace entre cenizas pero aún se pueden distinguir ciertas palabras en un idioma que no conoces. Por cómo está escrito se asemeja a un diario, el lomo y la parte de la tapa delantera que no se ha quemado son de piel de animal.

El lomo del manuscrito posee además unos grabados.

Tras abrir las ventanas, un cuadro enorme y muy cuidado de la supuesta diosa del pueblo se reveló ante ellos. Estaba claro que, o bien Ella exigía esa clase de cosas, o bien no todos los del pueblo la veían con malos ojos. Cada vez estaba más claro que aquel trabajo era un cenagal que iba a acabar por tragárseles a todos, pero lo iban a hacer con o sin ella, y si Kaysa estaba allí, por lo menos podría salvar a alguno, si había suerte. Si no, todos iban a dar con sus huesos en la tumba más rápido de lo que habían previsto. 

Behar se adelantó hacia la chimenea y recuperó algo que habían intentado quemar allí. Kaysa se acercó y le preguntó, ya que no veía los papeles desde detrás del fornido guerrero. 

-¿Qué pone?

-Mira esto Kaysa- le muestro lo que para mi parece un diario bastante dañado.
-Los símbolos que están escritos yo no los entiendo, ¿Tu puedes entender algo o alguno de ustedes? le digo a los demás para que se acerquen a dar un vistazo.

Tras acercaros y revisar el manuscrito podéis ver que apenas se mantiene unido debido al estado avanzado de combustión en el que se encontraba, aún puede verse las tapas y lomo hechos en piel y además en algunas páginas del final palabras en un idioma que os resulta desconocido a todos.

Kaysa bufó al ver el manuscrito. Poco era lo que ella podría sacar de él, no entendía aquellas letras y estaba medio quemado. 

-No tengo ni idea de lo que pone ahí. 

Se alejó del grupo y se puso a revisar la sala entera en busca de algo más que pudiera ser relevante. 

Comienzas a rastrear la estancia en busca de más pistas que te ayuden a determinar que hacía el cambiaformas aquí y por que portaba ese extraño colgante. No logras determinar esa causa pero en el transcurso de tu investigación exhaustiva del lugar te das cuenta de que la luz natural proyectada sobre el lienzo no crea sombra en el suelo ni en la pared algo que te resulta muy extraño.