Partida Rol por web

La situación era a cada momento mas interesante. Los cuervos, las historias de alguien capaz de controlar el destino de una región... esto iba a ser por fin algo interesante que vivir. Cogí la jara de vino, y tras cerciorarme de que ya no quedaba nada, me puse de camino tras el grandullon, acelerando un poco el paso para poder igualar sus pasos.

-Creo que las guardias sera la mejor opción. A estas horas dudo que tengamos nada mas que gruñidos de gente que quiere dormir. Aunque la idea de visitar a los menos favorecidos me ha gustado. Sinceramente, no se me había ocurrido.

La druida reflexiona. Es cierto que ahora es ya muy tarde, quizás demasiado para ir a una casa a preguntar, tendrán que esperar hasta mañana.

Sin embargo la impaciencia (e imprudencia) de sus compañeros por meterse en una situación peligrosa de la que no saben nada la exaspera por completo. En estos momentos echa de menos a Kairon (o Zero, o como se haga llamar ahora). El tiefling compartía también una visión más práctica (algunos dirían cínica) de la vida, pero era capaz de expresarlo con mucho más carisma. Seguro que a él se le habría ocurrido una gracia para comentar lo absurdo e imprudente de la situación sin herir el honor de nadie. Kaelyn no tiene ese don de gentes, así que no se le ocurre que decir.

Si el grupo está decidido a jugarse la vida lo menos que puede hacer es protegerlos, aunque sea de sí mismos.

- Vale, comenta en un tono de voz lo más neutro posible. Pero entrar todos en la torre sería mala idea. Es un edificio pequeño y no sabemos a qué nos vamos a enfrentar. Si algo sale mal podríamos estar... ¿cómo es la expresión?... como peces en un barril. Todos juntos atrapados sin salida.

- Aquellos que puedan luchar bien a distancia, como Tara o Ptolomeo, que busquen zonas seguras fuera de la torre desde donde puedan apoyar al resto, a ser posible altas, para ver mejor. Yo me quedaré a medio camino entre unos y otros, soy la que más rápido puede llegar en caso de que a alguien le ataquen por sorpresa.

La noche se les había echado encima y poco más podrían hacer allí. El elfo asintió a las palabras de todos y se posicionó de nuevo en el lugar en el que él se pondría.

- Yo estaré en la torre junto a la niña, puedo disparar desde ella y si hace falta defenderla cuerpo a cuerpo dentro de ella o usar mis plegarias a Selune para que a esta niña no se le prive de la vida lejos de sus padres. Se me antoja complicado lo que vamos a hacer y más a sabiendas de que quien quiera que está detrás de esto sabe que estamos aquí y para qué.

Finalmente el grupo pone en común ideas para proteger a la pequeña Fara en la desvencijada torre de Corby, este ya se adentró en ella junto a su hija y seguramente estará tratando de convencer a la pequeña para que permanezca en la construcción hasta que todo pase.

Salís hacia el exterior de la posada tras ver a la esposa de Corby que aún continúa fregando platos y demás cubertería de la cena con cierta expresión de tristeza en su rostro. Una vez frente a la Torre os disponéis a poner en marcha vuestro plan cuando Corby cierra tras de sí la pesada puerta de la misma, al veros su expresión es de cierta esperanza.

- Gracias por ayudarme aventureros, espero que esto no dure demasiado tiempo, sólo el suficiente para que mi hija se encuentre a salvo. Con vosotros a su lado mi pequeña Fara estará segura, si necesitáis cualquier cosa estaré en mis aposentos de la posada, gracias.

Después el posadero se acerca a Thelarion con las llaves en la mano.

- Por si hubiera algún problema estas son las llaves de la puerta, mi hija conoce de vuestra protección pero está realmente asustada, tened paciencia con ella.

Tras terminar y despedirse Corby marcha hacia su posada. La torre en sí no parece tener mucha altura, aparenta tener dos pisos de lo que sería una vivienda, la parte superior tan sólo posee un par de ventanucos de los cuales sale una tenue luz acompañada de los lamentos de la pobre chiquilla. Después según lo hablado os disponéis a mantener guardia en posiciones diferentes para incrementar el éxito de vuestra tarea...

Con las llaves en su poder, al grupo ya sólo le quedaba especificar de forma definitiva cómo iban a administrarse para las guardias. Y con todas las ideas que había escuchado, el guerrero pudo formar algo parecido a una estrategia. Más o menos.

 -Kaelyn, haz lo que has comentado de no quedarte en un punto fijo, ofreciendo apoyo a quien lo pueda necesitar. Con Ptolomeo y Tara guardando la puerta de la torre tendremos una buena base de ataque a distancia. Argalad debería unirse a ellos para prestarles apoyo cuerpo a cuerpo. Thelarion y yo subiremos a la segunda planta a proteger a la chiquilla. ¿Preguntas u objecciones a esta formación? Porque si no es así, a vuestros puestos y preparaos. Tenemos una torre que defender.

Erik estaba ya mentalizado para hacer su trabajo. Iban a llevarse a esa niña por encima de su cadáver.

- No sabemos con que van a venir a recoger a la niña así que tened cuidado y no os olvidéis de los cuervos. Si dispone de esas criaturas aladas podría disponer de más. comentó al grupo y asintió a las palabras de Eric, pasara lo que pasará esa noche no les quedaba más remedio que luchar. Así era el grupo, no sabían pasar un día sin problemas y allí estaba él para evitar que ninguno cayera.

- Yo me pondré cerca de las ventanas para cubriros desde allí arriba hasta que Erik me avise y defenderé la habitación de la niña. les comunicó para mantenerles al tanto.

Parece que todos se estaban poniendo de acuerdo y aceptando sus posiciones como un gran equipo.

-Está bien, yo estaré también fuera me esconderé en la copa de uno de los árboles de la zona este, intentemos repartirnos para poder cubrir el máximo terreno posible.-

A continuación Argalad sale corriendo hacía un gran árbol proximo a la torre. Sus compañeros ven como de un salto es capaz de llegar a las primeras ramas para acontinuación desaparecer por completo de su vista.

-Me parece bien Erik -digo mientras me dirijo a uno de los árboles que están cerca de la puerta de la torre, desde allí puedo disparar a todo lo que se acerque a la torre, estando lo suficientemente cerca para saltar del árbol y enfrentarme cuerpo a cuerpo en caso de que alguien sobreviva a las flechas.

Hago un gesto de asentimiento a Argalad que se va al árbol que está en la parte trasera de la torre, aquella zona estaría cubierta en caso de un ataque desde la retaguardia

Inteligentemente trazáis un plan como grupo para lograr vuestro objetivo de salvar a la pequeña Fara; Erik y Thelarion abrís la pesada puerta de la torre y subís la escalera de caracol hasta lo que parece una pequeña estancia en donde se encuentra la joven hija del posadero llorando en un lecho de paja a la luz de un tenue candil. Por su rostro aun resbalan las pequeñas lágrimas cuando se sorprende al veros.

- No podréis con Ella, salvaros mientras podáis, llevo preparándome para esto toda mi vida y en mi corazón se que mi destino es encontrarme con la Reina.  Mi padre es un necio por tratar de contrariar la voluntad de la diosa...

Después vuelve a enterrarse entre sollozos lamentando su desdichada situación.

Mientras tanto Argalad trepa a un árbol con asombrosa agilidad élfica cogiendo una buena perspectiva del terreno. Tara hace lo propio y sube a otro árbol cercano, en el intento resbala sobre una rama pero consigue agarrarse emitiendo un sonoro crujido antes de caer al suelo pero consigue subirse sin mayor problema. Por su parte Ptolomeo y Kaelyn toman posiciones cercanas a la Torre. 

Tras la medianoche, con una luna clara sobre el horizonte, el ambiente comenzará a tornarse algo impreciso. Una fina niebla comienza a extenderse, formando hilillos, jirones que lentamente se cuelan bajo la puerta de la posada, van deslizándose ocultando el suelo de madera y el entorno de las habitaciones. Esto no se queda ahí y continúan hasta la torre y sus cercanías.

Un frío intenso recorre vuestros cuerpos, esto os despierta por lo inusual de la situación, la niebla es densa, pesada y perezosa, pero en un instante cubre el suelo como una mortaja. Lentamente, llega a los tobillos  de Kaelyn y Ptolomeo, al momento a las rodillas. El aire se ha vuelto frío y el vaho se torna en nubecillas de vapor ante cada exhalación.

Tanto Argalad como Tara observáis que cientos de serpientes llegan desde más allá de la posada formando un manto de oscuridad viviente que se mueve y repta lentamente por el suelo, la niebla no os alcanza desde esa posición segura. Por el contrario aquellos que permanecéis en la torre sólo escucháis el siseo de las sierpes pues poco se puede ver desde el ventanuco de la desvencijada torre.

Aúlla un lobo en la distancia y alguna lechuza esta noche parece desear preveniros de una manera inquietante. Cae una pesada oscuridad, que una luna teñida ahora de rojo precede. Una noche siniestra os acompaña, envolviéndoos con su manto de penumbras.

Al poco, en medio de una oscuridad penetrante, la niebla que cubre el suelo envuelve a Kaelyn y a Ptolomeo. Inmediatamente sentís un sueño terrible que os hace querer volver a la cama. La cabeza os da vueltas y sólo deseáis dormir a toda costa. Mientras tanto, llega a vuestros oídos el sonido de siseos de reptiles. ¡Cientos de ellos!

-¡Hay demasiadas! ¡Lanzad hechizos de área! -grito al ver la cantidad de serpientes que se aproximan, en el momento que nos alcance estamos en clara inferioridad numérica

La niebla comienza a cubrirlo todo, por suerte desde esa altura puedo ver lo que sucede y como las serpientes avanzan hacia nosotros, me preocupan Kaelyn y Ptolomeo, pues al estar a ras de suelo serán las primeras víctimas de las serpientes. Pero a pesar de las serpientes, algo me indica que es solo una distracción, no son el peligro real, pero nos mantendrá ocupados un buen rato; me alegra saber que la niña no está sola y la están protegiendo.

Aferrando con fuerza el arco coloco una flecha y disparo hacia la mayor congregación de serpientes que veo, invocando uno de mis hechizos, esperando darle y llevarme a las serpientes cercanas de paso

Miré la situación. Era, cuanto menos, peliaguda. Una gran masa de serpientes se acercaba sin apariencia de querer tener una fiesta tranquila, eso sin olvidarnos de que me había quedado sin alcohol. Menudo momento mas malo, la verdad. Di varios pasos hasta delante y una vez llegué al punto centré mi concentración en mi magia. Las palabras salieron con un tono tetrico de mi boca al tiempo que alargaba el brazo y una fuerte ventolera hacía retroceder a las serpientes

Desde el ventanuco de la torre pudo ver de dónde procedían aquellos siseos. Una plaga de serpientes se acercaba hacia la torre. Como una marea que lo arrasaba todo. No podían contra tantos enemigos pero tenían que intentar evitar que las serpientes pasaran al interior de la torre. Dejó el arco en el suelo y miró a Erik. - Tenemos que intentar bloquear los accesos. Que no pasen al interior de la torre. Voy a la puerta inferior. Y dicho esto y quitándose la chaqueta se movió a toda prisa a la parte inferior de la torre para con su chaqueta, tapar los resquicios y holguras que dejaba la puerta en su parte inferior.

Sin duda era inteligente pues con tantos enemigos y tan pequeños podía pasar a través de ellos sin problema mientras ellos luchaban contra los enjambres. Tenían que bloquear los accesos como fuera, sabía que los que estaban en el exterior sabrían afrontar la situación.

Erik no había dicho esta boca es mía desde que habían entrado en la torre, o más concretamente, desde que la chiquilla dijo que estaba preparada para irse con la reina bruja de las narices. Cada vez estaba más claro que había magia de por medio. Esa niña, al igual que las otras muchachas que habían desaparecido ya, debía estar hechizada. O eso o era una niña dulce y buena que tenía que ser protegida a toda costa. En cualquiera de los casos, el guerrero sabía perfectamente cuál era su objetivo.

Apenas había comenzado la noche de guardia cuando un siseo hizo que Thelarion echara un vistazo por la ventana, advirtiéndole de inmediato que sellaran los accesos. Sin perder un segundo, Erik buscó cosas para bloquear el bajo de la puerta y cualquier hueco que pudiera ser lo bastante grande como para que entraran alimañas. Porque no le hacía falta verlas para saber que esos ruidos correspondían a serpientes. Malditas criaturas viscosas... No pensaba dejarlas entrar.

El enjambre de serpientes continúa su avance mientras la espesa y densa niebla inunda lentamente el ambiente, algo que afecta a Ptolomeo que tras pronunciar unas palabras arcanas entrecortadas cae al suelo inconsciente. Tomando ventaja de su posición Tara dispara con su arco a la masa informe de sierpes, su flecha se pierde en el suelo de alimañas pero inmediatamente después surgen del suelo espinas cortantes que atraviesan a numerosas serpientes que quedan atravesadas mientras sus compañeras siseantes siguen su camino.

Hay muchas, incontables, innumerables. Todas las alimañas del bosque, y puede que hasta del mundo, parecen haberse congregado esta noche aquí. Veloces, reptan por todas partes, se deslizan por los muros y se escurren bajo la jamba de la puerta de la torre, pero no llegan a entrar debido al bloqueo de Erik y Thelarion. Hay culebras de todos los tamaños, de diferentes tipos, aunque en su mayoría son pequeñas culebrillas grises de no más de 3 palmos.

Kaelyn por su parte comienza a tener un sueño atroz, como si lo único que le importara fuera descansar durante un largo periodo, pero logra sobreponerse y se acerca ya que percibe el comportamiento tan poco natural de estos seres que la rodean sin ni siquiera morderla o atacarla.

Desde dentro de la torre podéis escuchar como algunas escupen una especie de veneno, que como un potentísimo ácido, disuelve velozmente los goznes, el refuerzo, las bisagras, cerradura y demás partes metálicas haciendo que la puerta caiga por su propio peso, la niebla ahora se abre camino por la maltrecha torre de Corby. Otras pequeñas serpientes han alcanzado los barrotes del ventanuco y comienzan a realizar la misma operación. El siseo del metal al disolverse, y el fuerte olor a espíritu de asta de ciervo llenan la estancia.

Erik y Thelarion también se percatan del extraño comportamiento de estas sierpes, al entrar en la torre pasan entre sus piernas, pero ninguna les muerde o ataca de ninguna manera subiendo las escaleras en continuo movimiento trepando por muros y roca.

Afuera un pequeño grupo sube por el tronco donde se encuentra la exploradora, entremezclándose unas con otras avanzando sin parar por ramas y hojas.

Los gritos de auxilio de Fara, arrinconada en la habitación, se escuchan desde el exterior. 

Había echo lo que había podido para evitar que aquella horda de serpientes no pudiera pasar, el bloqueo había funcionado y por lo visto Erik arriba también lo había conseguido pero entonces comenzó a escuchar como algo líquido golpeaba la puerta y sus afinados oídos oían como la corrosión se iba abriendo paso. Trató de agarrar la puerta pero esta cayó con todo su peso sobre el suelo. Aunque era probable que muchas de aquellas serpientes hubieran muerto por aplastamiento cuando vio a través de la puerta como ya no había suelo y desde el horizonte no paraban de llegar más de estas criaturas, se preocupó muchísimo. Estaban condenados.

Sin embargo, no estaba siendo atacado. Las serpientes le evitaban y continuaban su camino. Debía subir de nuevo lo antes posible. Avisar a Erik. - ¡Erik! La puerta ha caído. Están comenzando a subir. Dijo mientras corría escaleras arriba.

Fara comenzaba a gritar asustada y la situación se hacía crítica. Llegó a la parte superior de la torre y vio como la ventana también estaba cayendo y más de aquellas criaturas entrarían.

No sabía que hacer y se puso a rezar a Selune. Esta le bendijo con una pequeña protección para Fara, pero sabía que no sería suficiente. Se puso a entonarla cuando un profundo sueño comenzó a afectarle. Él era un elfo y los elfos no dormían, debía sobreponerse a aquellos efectos como fuera y lanzar la protección a la niña

La situación era crítica, nos superaban en número, sin saber cómo la puerta había caído y las serpientes reptaban entrando a la torre y subían por los muros hasta la ventana, estaban fallando en su misión. Ptolomeo había caído y el miedo se había apoderado de ella, pero las serpientes parecían pasar de largo, no le atacaban, Kaelyn parecía dar cabezadas y estar intentando no quedarse dormida, debía de tratarse de las serpientes, su mero contacto debía producir algo. Tara supo que si eso le pasaba al estar en el árbol caería de él y el daño sería mayor, pero bajar del árbol le daría una ventaja a las serpientes que podrían rodearla. 

Cambio el arco por sus espadas, enfrentandose a aquellas que comenzaban a trepar por su árbol y no tardarían en alcanzarla

La druida mira rápidamente a su alrededor, y juzga que la situación no va nada bien. Por los gritos que se oyen en la torre las serpientes ya están allí y le da la impresión de que alguno de sus compañeros ya ha caído, lo que no sabe es si ha resultado herido o no.

Considerando que el combate tiene toda la pinta de acabar en derrota, Kaelyn decide que lo mejor es intentar obtener algo de información. Coge la mochila de exploradora que lleva e intenta capturar una de las serpientes para estudiarla después. Viendo que no atacan, no debería ser muy difícil.

Sólo con oir los acelerados pasos del elfo sobre las escaleras, el guerero ya se imafinó lo que estaba pasando. Malditas alimañas...

 -Quédate con Fara, yo me ocupo de esas cosas.

No había nacido aún la serpiente que pudiera con él. Daba igual la bruja que se las enviara. Pero a pesar de que él se había puesto entre su objetivo y ellas, las serpientes le ignoraron por completo. Oh, no, de ninguna manera iba a dejarles acercarse a la pequeña. El espadón era demasiado grande como para esgrimirlo con comodidad contra aquellas criaturas, por lo que Erik se limitó a hacer algo más simple: pisotearlas.

Sin embargo, eran demasiadas como para que su estrategia diese resultados notables. Aparte, a las sierpes se les había unido una extraña neblina que olía de manera extraña. Y de repente y sin venir a cuento, el guerrero empezó a sentirse cansado, ¿qué demonios? ¡Si apenas había comenzado la guardia, estaba fresco como una lechuga! Seguro que era cosa de aquella bruja del demonio, ¡maldita fuera!