Partida Rol por web

Escuche las palabras de cada uno de mis compañeros y medite sobre ellas mientras Manakel bajaba a Claire y Maria hasta el suelo. -Ciertamente su ayuda podría marcar la diferencia, pero no hay ninguna garantía de que lo haga.- -Creo que sera mejor no intentar invocarlo, es un riesgo demasiado alto que podría comprometer toda la misión.- Aunque quería intentar aliar a los dragones con los humanos usando la muerte de Balban y la liberación de Ragnarok como base, tendría que conformarme solo con lo primero.

Manakel siguió bajando al resto del grupo, Raven y Adirael primero, y después a Inma y a mi. Durante todo ese rato no aparte la mirada del dragón de luz. Hacia tiempo que sabia que en algún momento tendría que separarme de ellos, pero ahora que se acercaba el momento intentaba grabar su imagen y sus movimientos a fuego en la mente. 

Cuando ya estábamos todos reunidos en el suelo aproveche para hacer que Manakel curara a los que peor estábamos, como orden y ultimo favor que seguramente le pediría al dragón de luz. Mientras empezaba con Adirael cogí uno de los dispositivo GECEL que llevaba al cinto y se lo tendí a Claire. -Me quedare mas tranquilo si lo llevas encima.-

Espere a que el dragón usara la energía que le quedase en sanar al equipo para deshacer la invocación y prepararme para avanzar hacia nuestro destino. -Te echare de menos compañero.- Quizá, aquel era el dragón al que mas cariño le había cogido, a pesar de no haber hablado nunca con él.

Mientras el dragón de Geralt nos bajaba no pude evitar molestarme ante las palabras de Yecum, al aterrizar me acerqué a la inconsciente María, dejando reposar la rodilla izquierda en el suelo para observarla más de cerca, ciertamente, su situación era precaria y, sin embargo, allí estábamos, la habíamos salvado, a eso nos dedicábamos.

- Pronto acabará todo...- le susurre mientras la observaba allí tendida consiente de que no podría escuchar mis palabras.

Me erguí lentamente mientras buscaba las palabras correctas con las que poder expresarme con la súcubo y, sin embargo, un sermón fue lo primero que surgió de mi boca al mirarla.

- Me conformaré con llevarla a casa cuando acabemos esta maldita misión, pero ni se te ocurra siquiera mencionar el matarla - exprese con total desaprobación ante sus palabras - porque si no recuerdo mal, no te opusiste ni abandonaste la posibilidad de revivir a Arion o de aceptar a la probablemente torturada Naara cuando la encontramos en nuestra expedición - circunstancias, era todo lo que podía alegar, sin embargo, no me equivocaba en mis palabras.

- Nosotros no sacrificaríamos a ninguna de las tuyas, así que por lo menos ten un poco de respeto a su vida; La esperanza es lo ultimo que se pierde, acaso nunca te enseñaron eso - 

Me giré levemente para observar a la evocadora que yacía tumbada en el suelo, como si en un profundo sueño estuviera, preparada para despertar en cualquier momento, con una mirada amable y familiar, con una mirada más compasiva que antes.

Luego observe nuevamente a la súcubo de la cual era la única que no podía soportar su actitud de las que había conocido y sin embargo allí estaba, aunque por fines egoístas cooperaba por una causa común.

- Aceptaré el hecho de que no llamemos a Ragnarok ahora - coincidí con ella y con la elección de Geralt - pero no trates esto como si fuera un juego Yecum, si acabamos hoy con balban, muchas vidas podrían ser salvadas, no solo humanos, súcubos o dragones, ni siquiera todas las especies que hayan sido esclavizadas por la invocación, sino todo lo que ese ser haya logrado corromper con su pútrida sombra - si bien cabía en mis ideales que aquella súcubo nos utilizará para acabar con balban, recíprocamente nosotros no aventajábamos con su trucos.

Ciertamente no podía comparar la desaprobación de Adirael hacía las súcubos, pero si debía de hacerme una idea, Yecum era probablemente el concepto ideológico que menos aceptaría.

Después de aquel sermón del cual no estaba, ni quería estar acostumbrado me acerque a Geralt con una única idea en mente.

- Si sucede lo peor, Ragnarok será el único As que tengamos bajo la manga...- mencione algo frustrado - espero que lo tengas en cuenta - aquel podría ser el último viaje que hicieran todos juntos, como compañeros, compatriotas o simplemente amigos y era algo que expresaría tanto a Geralt como Adirael.

Aseguré la integridad de mi armadura y revisé mi equipo esperando así junto al guerrero el momento para comenzar la marcha final, el viaje, que desde un comienzo empezó a cambiarlo todo; Observe el cielo un instante mientras cerraba los ojos e  inhalaba y exhalaba con profundidad y calma el aire.

- ...El Destino aún no esta escrito...- dije mientras abría los ojos poco a poco observando aquel nuevo y desconocido cielo lleno de nuevas promesas -...nosotros somos los forjadores de nuestro destino...- exprese a mis mas fieles compañeros y amigos - Y este solo es un nuevo comienzo - no podrían notarlo, pero una leve sonrisa se esbozaría bajo el casco, allí estábamos, juntos por un nuevo y brillante futuro.

 De nuevo uno de los suyos decía algo similar a lo que él hubiese disfrutado comentando, Yecum debía ser derrotada, por necesidad, por las argumentaciones de Raven. Era exactamente de lo que se trataba, de imprimir un poco de empatía a situaciones cada vez más comunes entre razas tan diferentes. La perspectiva era similar. el caos y el orden se parecen, si uno se centra en los general, en las claras diferencias, tiende a pensar que son contrarios, pero eran perfectos complementarios. Por otro lado, el segador incurre en otra clase de problemática.

 Raven habla y no puede ver como frunzo ligeramente el ceño bajo la capucha de la armadura, la oscuridad cubre mis facciones, y ni siquiera el flequillo brota para mostrar que sigo siendo humano. El segador habla de Ragnarok en términos de utilidad, lo trata como un medio para la victoria, un medio desesperado. Incurre en uno de los problemas de la esclavitud, creer que otros seres son vías para una meta y no un fin en sí mismos. Ragnarok tiene un sentido. O lo tuvo. Darle otro diferente al de su naturaleza es un error y posiblemente fuese el último. Sin duda la venganza parece encajar dentro de su ser, pero el sacrificio no parece compensar. Yecum no respeta que hayamos decidido dejar que Geralt decida, pero es normal. Ella no sabe que estamos intentando que la luz que hay dentro de él medre, por si sola, sin que nadie tire de ella. Geralt no es el demonio que fue. Eso quita bastante problemas.

 La forma que tiene de mirar a sus compañeros dragón no es la de un esclavista. Tienen que haberse dado cuenta.

 Pienso, quizás sólo buscando nuevos aliados.

 - Confío en vosotros. - espetaría después de su silencio.

 Una respuesta a la creciente confianza en ases bajo la manga, en invocaciones que luchen sus batallas por ellos. Habían llegado lejos, y ya daba igual si fracasaban, lo habían dado todo. Esa era su última batalla si perdían, ninguna preocupación más. Y si ganaban, si es que se podía decir que quitar de en medio a Balban fuese realmente una victoria y no sentenciar un final más rápido y violento pero relegado a otro momento, postergado, llegarían a un punto en el que "ganar" era tan imposible como improbable. 

 ¿Qué movía a aquella gente, entonces?

 Adirael no reflexionó en voz alta, ni trató de animarles o desanimarlos. Era hora de descansar y luego de abrazar su destino, uno, que según raven, debían construir ellos mismos. Para el psíquico, ese futuro, ya se había forjado, y habían sido ellos los que lo habían hecho. Poco quedaba ya por hacer.

Yecum no pudo evitar el exagerado tono irónico.

-Yecum- Ohhh, perdooon, creí que despues de 3.000 años matandoos entre vosotros por las razónes mas estúpidas imaginables, aconsejarte matar por piedad a uno de tu especie no iba a desembocar en un sermón, sobretodo cuando ya has matado a muchos de los tuyos por el simple motivo de que otro humano te lo mandó. Pero tranquilo, si mis consejos te faltan al respeto, me los ahorraré de aqui en adelante.

...creo que cada vez entiendo mejor a Balban...

Musitó claramente hastiada mientras caminaba hacia el portón.

-Inma- Ya basta, no es el momento ni el lugar.

Reprendió el comportamiento de ambos. Parecían haber olvidado dónde estaban y en qué circustancias.

Pantagruel se movió entonces pero no se alejó de allí, parecía gustarle la presencia de Yecum a pesar de lo sucedido. Ahora solo restaba la gran puerta.

Yecum se detuvo ante las puertas y observó con detenimiento, había dos pesadas anillas metálicas de las que se podía tirar para abrir y aparentemente, ningun tipo de cerradura físical.

-Yecum- Bueno, ya sabe que estamos aqui asi que supongo que no hace falta llamar.

Y sin mas tiró con fuerza de las anillas, e hizo falta mucha para llegar a mover aquellas puertas, probablemente solo Geralt o Inma fueran capaces de tal moverlas aparte de Yecum.

Poco a poco se fueron abriendo hasta dejar el espacio suficiente para que entraran todos. Una vez dentro, el lugar era similar a una catedral oscura, sin apenas iluminación mas allá de belas que parecían no poder apagarse nunca. Cuando los ojos humanos se acostumbraron a la relativa oscuridad del interior, descubrieron la verdad mas obvia sobre aquel lugar: Aquello no era un templo ni un lugar pensado para rituales o actividades similares, si bien tenía una distribución similar a una catedral gigantesca, aquello era mas bien una mezcla entre una mazmorra y un almacen. Respecto a la decoración, no hacía falta decir que parecía la mismisima morada de Satanás.

Claire llevaba a Maria atada a su espalda, al entrar se miró las manos extrañada.

-Claire- Ehmm... ¿soy la única que no puede... usar su energía?.

-Yecum- ... no ... no lo eres...

Contestó enseguida la sucubo mientras sus ojos brillantes escudriñaban los alrededores. Pronto todo el grupo descubrió que no podían canalizar la energía allí dentro, nada les impedía golpear con fuerza bruta, pero no podían hacer uso de su energía para ninguna de sus habilidades.

-Yecum- ... este lugar está protegido con un hechizo muy poderoso... y ese hechizo no es de Balban.

Comenzó a caminar despacio, necesitaban adentrarse para encontrar respuestas. Inma desenfundó de nuevo a Netsaj.

-Inma- Tampoco puedo replicar a Netsaj. Es la primera vez que presencio algo capaz de evitar eso.

-Yecum- Porque no es la espada la que se replica, a estas alturas ya deberías saberlo.

-Nova- Jason, algo está interfiriendo en las funciones del traje, el escudo de energía está desactivado, el BFG y el arma de rail tampoco pueden activarse.

Por suerte, Jason se había hecho con pistolas esencialmente analógicas que usaban ballistica normal, aquel encantamiento no parecía afectarlas.

Al poco tiempo caminando hacia el interior, el grupo se topó con el principio de lo que parecía un enorme lugar de almacenamiento, había diferentes celdas protegidas por verjas metálicas con motivos exageradamente góticos. En el interior de las celdas había infinidad de artefactos de todo tipo, la variedad no pareía tener fin, desde los mas pequeños, como anillos o colgantes, hasta totems y esculturas que podían llegar hasta casi el techo.

Yecum se detuvo estupefacta, la energía que corría por algunos de esos artefactos era indescriptible, resultaba dificil creer que existiera un lugar donde se reunieran tal cantidad de artefactos del universo antiguo. Aunque a esas alturas, ella y alguien mas de los presentes ya podía hacerse una idea del significado de todo aquello.

Tambien había multitud de celdas y jaulas con especímenes vivos dentro, algunas de esas criaturas que eran dificiles de concevir incluso para la imaginación mas despierta.

Tambien raros dragones en algunas jaulas gigantes.

Incluso criaturas con aspecto bastante menos demoníaco de lo habitual.

La hilera de celdas y jaulas se extendía mas allá de lo que los presentes podían ver, ocupando un ala entera de la colosal catedral. Algunas dormían en una especie de letargo, otras mas pequeñas estaban congeladas en recipientes, entre los millares de ejemplares, no faltaban algunas larvas y especímenes de la plaga, esos los podían identificar todos los presentes.

-Claire- ¿Sabeis? tengo esa sensación... cuando crees estar en un sitio en el que no debes. Es como un mercado negro extraterrestre.

Yecum no pudo evitar reir al escuchar a la humana.

Mientras escuchaba y dejaba pasar las palabras de Yecum, observaba a mi alrededor ignorando completamente su actitud, sus comentarios ya no eran tan pesados como antes y el miedo que podía sentir hacia ella había sido cambiado por el aburrimiento de tratar con un ser tan soberbio.

mientras caminábamos las palabras de Claire resonaban en mis oídos, a lo que con calma revise mis armas; Nova tenía razón la mayor parte de mis armas estaban siendo inutilizadas o, mejor dicho, el influjo de energía algo que sintéticamente controlaba con dispositivos, seres como Claire o Inma notaban de primera mano.

- Así que un inhibidor de energía - mencione mientras resguardaba mi rifle en mi espalda - ni modo, supongo que habrá que hacerlo a la antigua...- añadí, ahora revisándome el antebrazo y cambiando la configuración del traje manualmente, después de aquello, tomaría a mis dos peculiaridades, un par de pistolas que había adquirido con anterioridad que para la ocasión se antojaban increíblemente convenientes.

Ahora y con el equipo adecuado seguí caminando, ahora a un lado de Claire observando todo cuanto podía, si había alguna pista en aquellas celdas o los alrededores.

- Mas que un mercado negro...- continúe las palabras de la evocadora - parece más una prisión y un laboratorio de mal gusto...-

Aunque con diferentes palabras y puntos de vista diferentes, no podía discernir en un hecho, aquel lugar no estaba hecho para visitas y desde luego aún menos para intrusos, pero, aunque aquella sensación podría antojarse contagiosa no dejaba de pensar en un hecho tan evidente como presente en aquel lugar.

- Si balban reside aquí y el hechizo que inhibe el flujo de energía no es de balban, entonces, quien lo conjuro en primer lugar y con que fin más allá de persuadir a sus residentes...- aunque era una pregunta complicada, aquella cuestión me mantenía despierto y alerta, tal vez no un mercado, pero una prisión capaz de mantener amenazas bajo control...desde luego era una incógnita muy problemática y sin embargo estaba impresa por todo el lugar.

después de un rato andando con los demás me limitaría a observar y analizar cualquier pista por pequeña que pareciera, un camino capaz de llevarnos a lo que de hecho buscábamos pero en aquel momento, cualquier detalle parecía importante.

Observaba en silencio las extrañas criaturas enjauladas mientras los demás hablaban, en algunas ocasiones me costaba distinguir la forma de esos seres, en otras se podía distinguir con gran claridad todas sus extremidades y los contornos de sus cuerpos, pero eran los dragones los que mas llamaban mi atención. Al igual que con otras razas, suponía que su apariencia seria similar entre ellos si pertenecían al misma casta, pero aquellos dragones eran distintos a los que conocía y no sabía a que casta pertenecían. 

Recorrí algunas jaulas mas con la mirada, observando aquellos seres. -También podría ser una especie de museo o zoológico.- Les dije sin darle importancia al asunto. -Quiero decir, si estos seres no pueden usar su energía como nosotros y las jaulas son los bastante resistentes para que no las puedan romper a la fuerza...- Deje la frase en el aire, sin terminarla, observando aquella gran cantidad de jaulas. -Esta podría ser la mayor colección de seres vivos de todo el universo.- Pero como habían llegado hasta allí seguía siendo un misterio.

En otras circunstancias quizá me hubiera dedicado a debatir con los demás sobre aquel extraño lugar, pero no estábamos allí para eso. Sabía que iba a ser inútil, pero lleve una mano a la empuñadura vacía que descansaba sobre uno de mis muslos e intente hacer que las hojas de energía de aquella espada salieran, sin resultado, por lo que volví a colocarla donde estaba.

Cerré los ojos y me lleve los dedos pulgar e indice al punte de la nariz. -Chicos.- Dije mientras abría los ojos nuevamente y volvía a bajar la mano. -Si este hechizo no es de Balban, pero el se encuentra aquí... ¿Él tampoco puede usar su energía?- No sabía mucho de hechizos, por no decir que no sabía nada, pero suponía que afectaría a todos en su campo de acción. Aunque con Balban nunca se sabía. 

Si Yecum pensaba que llevabamos sólo 3000 años matándonos entre nosotros o había sido considerada o no había prestado demasiada atención a los seres humanos. No iba a corregirla, como tampoco iba a apoyar aquella discusión, Raven había hablado con cierto atino, la súcubo acababa de comportarse como una niña pequeña que habla por despecho cuando no se cumplen sus caprichos. Debían entender que, a pesar de la colaboración, a ojos de Yecum, María era una carga y un estorbo, lo que hacía, a su vez, que la humanidad, esa sensación, ese sentimiento, esa forma de actuar, fuesen, también una carga innecesaria. Sin embargo, aquello que ahora se dejaba ver como una carga había facilitado llegar hasta allí. Lo malo de ser un ser superior en poder es que nada asegura que tu perspectiva sea la acertada, sólo significa que tienes poder. Como ocurría con la IA hija de Maggie, muchos de aquellos seres de poder abrumador, eran caricaturas, pequeños cerebros del tamaño de una almendra que se habían especializado en el engaño, en conservar el poder y nada más. Aún no había conocido a un demonio o un ángel interesado en algo más allá de ese poder, o librarse de él, o conquistarlo. Salvo, quizás, Vulgrim.

 Aquella colección le recordaba a su modo de operar. No le hubiese extrañado encontrar allí un humano encerrado.

 Podían verlo como un museo. Como una colección personal para deleitarse. Balban no le parecía la clase de demonio que pierde el tiempo contemplando lo que ha conseguido, más bien, parecía la clase de demonio que quiere más y más, no por coleccionismo, por fines mucho más profundos y oscuros.

 Para Adirael, todas aquellas criaturas tenían un propósito mucho más importante que satisfacer los gustos estéticos del deathmaster. Posiblemente había estudiado a aquellas criaturas y tomado sus puntos fuertes y sus debilidades para otros fines. El estudio del poder para controlar aún más poder encajaba mejor con la psique del demonio. Aunque siempre podía equivocarme.

 - No contaría con ello.

 Asumí como respuesta frente a las dudas de Geralt. Aquello era muy sospechoso. - No descartaría que este lugar no sea tal y como se nos presenta. - advertí entonces, propiciando que dudasen de la integridad de la realidad allí, Balban era la clase de enemigo que no se colocaría obstáculos a sí mismo, y también, un enemigo capaz de involucrarlos en una realidad en la que él es poco menos que un dios y ellos no son más que insectos. Como ocurría con la realidad 2.0, si se trataba de eso, debían romper el engaño como pudieran.

 Luego, me limité a buscar algo de interés, en concreto el sello o alguna marca que relacionase aquello con Vulgrim. Después, no estaría de más buscar artefactos humanos, en concreto, alguna de las espadas como aquella que portaba Inma.

 - No creo que sea adecuado tocar nada. Debemos asumir que un aliado fácil es un arma en nuestra contra. - adelanté ante la visión de la gárgola, era un mensaje claro a Yecum. Aún así, había asumido que la súcubo estaba allí por cuenta propia y sólo los estaba utilizando. Sus comentarios no paraban de minar su confianza.

Los compartimentos con infinidad de objetos y las jaulas se extendían a lo largo de un corredor que parecía interminable, el lugar era realmente grande, dificil de imaginar desde fuera por muy ostentosas que fueran las puertas.

-Yecum- Es como se nos presenta, nosotras nos hemos enfrentado a ellos durante demasiado tiempo, algunos de sus engaños ya no les funcionan con las mas... veteranas.

Confirmó a Adirael, descartando la posibilidad de una ilusión a mayor o menos escala.

-Yecum- Sin embargo, un sello de energía como el que surte efecto en toda esta estructura, es algo que no había visto nunca, no almenos a semejante escala. Balban está aqui dentro, asi que sí debería verse afectado dado que él no es la fuente, a menos que haya encontrado una manera de ignorarlo.

Sellar el uso de energía era algo posible y relativamente normal para un demonio poderoso, pero algo permanente y en una superficie tan grande, resultaba dificil de creer.

-Yecum- Tampoco sería extraño que tuviera algun sistema para evitar cualquier robo dado que las puertas no estaban cerradas.

Mientras avanzaban, entre toda la multitud de objetos cuya finalidad no se podía determinar a simple vista, Raven pudo identificar armas, la gran mayoría no eran tecnológicas, sino mas propias del arsenal de los templarios, espadas, hachas, escudos, martillos ect. Pero tambien pudo distinguir algunas armas de fuego de aspectos de lo mas varipintos, todas con runas talladas o formas que se antojaban mas estéticas que prácticas.

Podían estar días allí buscando y viendo objetos, pero fue un susurro amable, una voz calida en medio de la oscuridad y el frío de aquel lugar, lo que guió los ojos de Adirael hasta detenerse en una espada en concreto.

No había lugar a dudas, aquella era Tiféret "la belleza", una de las 10 espadas reliquia de los templarios. Tal y como su nombre evocaba, era una espada muy bella, no solo por la estetica de sus grabados o su color, había algo mas, algo que incitaba a quedarse mirando la luz que emitía.

Al final de un largo corredor, había otra puerta de considerable tamaño, no tan ostentosa como la de la entrada, pero al igual que aquella, no estaba trancada, podía abrirse con solo empujar. Yecum se detuvo ante dicha puerta y llevó su mano hasta su espalda para empuñar su mandoble plagado de runas que emitían luz propia.

-Yecum- Balban... está aqui dentro.

Esperó a que todos se prepararan.

Mientras caminábamos y sin dejar de escuchar las palabras de los demás y sus suposiciones, no deje de observar las numerosas armas y accesorios que aparecían en cada esquina, si bien muchos de aquellos artefactos eran mas bien, inservibles o poco practicas en mis manos, otros lograban llamar mi atención, en mayor parte algunas de las armas de fuego que estaban allí.

me acerque para detallar algunas de aquellas armas mas detenidamente mientras reposaba mi revolver nuevamente en su empuñadura.

- ¿Codicia? - pensé mientras estiraba la mano para tomar alguna que otra arma - ¿Curiosidad? - pensé fugazmente antes de detener la mano a unos pocos centímetros de las armas, apreté el puño con fuerza pero lentamente gesticulando una mueca de negación con la cabeza.

- Esto no es lo correcto - pensé nuevamente mientras alejaba la mano de aquellos tentadores artefactos, incluso ahora siendo un experimentado cazador o un soldado, cabía en mi ser algo de curiosidad científica por aquellas armas, después de todo me dedicaba a eso, experimentar con nuevas armas, sin embargo, esas no eran las armas con las que estaba acostumbrado a experimentar.

Retome nuevamente mi revolver mientras observaba todas y cada una de las armas, aquel lugar traía consigo muchos misterios, pero esos misterios se quedarían sin resolver, no debía dejar que mi curiosidad arriesgase lo que habíamos venido a hacer.

Con lo que seguí nuevamente al grupo hasta la que ahora sería la entrada al habitáculo del mismo Balban, continuando levemente la conversación con un modesto comentario mientras preparaba ambas pistolas y estiraba los músculos del cuerpo para la batalla que se avecinaba.

- Si este lugar es tal y lo que parece, entonces por que si un Balban que no puede usar su poder, nos invita a pelear directamente contra su yo original, no tiene sentido amenos que de hecho, si que pueda usar su enegía mediante alguna artimaña o que haya un fin mas profundo en ello...- no podría decirlo con seguridad pero si aquel lugar era una prisión, tal vez, Balban estuviera buscando la forma de escapar de allí o eso al menos era la impresión que me daba.

Cuando llegamos ante las puertas me quede contemplándolas un rato.

Había visto como la mano de Raven se estiraba hacia algunas de las armas allí expuestas y como la retiraba. Había visto como sujetaban sus armas o las cambiaban por unas que si pudieran utilizar sin usar energía,  para que cuando esas puertas se abrieran, lanzarse al combate. Se estaban preparando para el fragor de la batalla, para entrar en una trampa, algo a lo que ya estábamos demasiado acostumbrados.

Pase una mano por aquella puerta, no agarre el escudo, no desenvaine ninguna de mis espadas. Después de tanto tiempo tenia ante mi a lo único que me separaba de la venganza, de redimir los errores del pasado. Cerré los ojos e inspire profundamente, disfrutando el momento. El corazón me latía deprisa, la adrenalina comenzaba a recorrer mi cuerpo. Pero sabía que ninguna cruenta batalla nos esperaba al abrir aquellas puertas, no había un peligro inmediato al otro lado. ¿Como era posible que con Balban al otro lado del umbral mis sentidos no me advirtiesen de ningún peligro?

Abrí los ojos, aun de espaldas al grupo. -Cuando hablamos de Balban, nada tiene sentido, nunca.- Le dije al cazador. Y luego, sin mediar ninguna palabra más, empuje aquella puerta y me prepare para mi redención, caer en alguna trampa o lo que fuera que fuese a suceder, desarmado.

Las bisagras emitieron un sonido grave y una notable capa de polvo saltó de las puertas cuando se abrieron, por lo visto llevaban muchisimo tiempo cerradas.

No entraron a ningun tipo de sala ostentosa, o almenos no mas ostentosa que el resto, había, tal vez, un mayor número de candelabros que iluminaban una istancia bastante mas vacía que el resto del edificio. Había unos veinte pasos hasta unas escaleras poco pronunciadas que dejaban a cierta altura lo que a todas luces era un trono de piedra. Dicho trono estaba grabado con infinidad de glifos y runas, muchas de ellas emitían cierta luz, otras estaban ocultas en la sombra.

Sentado en el trono, había un ser humanoide que perfectamente podía cuadrar con varios de los rasgos de un Deathmaster, un cuerpo que había dejado la maldición de la carne atrás hace ya mucho tiempo. Estaba cubierto de polvo hasta tal punto que parecía haberse medio petrificado en aquella posición, como si llevara milenios allí sin moverse. Y lo cierto es que asi era.

Multiples cadenas, tanto rodeandole como clavadas en sus huesos, le mantenían atado a muchos niveles, cadenas que tambien brillaban con inscripciones a lo largo y a lo ancho. Finalmente, rodeando el trono, había un enorme glifo inscrito en el suelo cuya utilidad real desconocñian los allí presentes, aunque no era dificil hacerse una idea.

Allí no les esperaba ninguna batalla, tampoco una trampa. Solo un condenado y su condena para toda la eternidad. No era en esencia, diferente del resto de criaturas allí enjauladas.

-Balban- Al fin... tras tantas eras de cuyo nacimiento y declive he sido testigo... donde los mas poderosos y antiguos seres del orden y del caos fracasaron, vosotros habeis triunfado... tal y como yo había previsto. Habeis cumplido con creces mis espectativas.

La hora ha llegado por fin... cumplid vuestra venganza, dad rienda suelta a vuestro odio, haced cumplir la esperanza de millones de difuntos, que el eco de su sufrimiento sea la fuerza que empuje vuestra espada.

Nisiquiera se movía su calavera o su cuerpo al hablar, pero su ronca voz retumbaba poderosa en toda la sala como si viniese de todaspartes.

-Inma- No estamos aqui para luchar ¿verdad?. Todo el daño, toda la muerte, todo lo que has arruinado, todo ese ridiculo teatro y puesta en escena... siempre has buscado la muerte, a alguien capaz de llegar hasta aqui y acabar con tu miserable existencia.

Ahora mas que ira, había desprecio en la mirada de Inma, tambien frustración ¿que clase de venganza podía ser esa si estaban ahí para cumplir su deseo?.

-Balban- Vosotros no respondeis a la voluntad de ningun creador, buscais y forgais vuestro propio camino, solo vosotro podeis burlar la voluntad del rey demonio, aquel que me condenó a este trono hasta el fin de los dias, pero tenía que daros la motivación adecuada, ya sea el mas profundo odio o el mas profundo amor, el ansia de venganza o de redención, os otorga un poder nuevo y desconocido. El unico poder capaz de ir en contra de uno de los dos seres responsables de la creación en este universo: el rey demonio.

Acabad con mi vida y aquellos que habeis dejado atrás se salvarán de las garras de la plaga, la civilización de las sucubos será libre, asi como los dragones y otras razas que han caído en el yugo de mi maldición de esclavitud, todo volverá a donde debe estar y los ultimos "padres" entre los Saerbas habrán cumplido al fin su condena y podremos volver a Kadmon.

Yecum se hizo a un lado, prefirió mantener silencio y dejar actuar a los humanos, ella estaba allí para asegurar la muerte de Balban, no le importaba en absoluto que fuese un humano quien diese el golpe de gracia.

Tras un leve instante ante las palabras de Geralt, medite con pasciencia su elección ante tal pregunto, era cierto nada con balban era lo que parecía pero jamas me esperaría o que allí había, tras ver como Geralt empujaba aquella puerta que denotaba tiempo sellada, llegamos a una sala un tanto especial, no era ostentosa ni exageradamente decorada, era mas bien simple y su principal recidente estaba allí mismo, en un trono digno de un rey...o el castigo perfecto para un traidor.

No medie palabra, no mientras observaba a un enemigo que no presentaba el peligro de uno que, de hecho, quisiera matarte, observe detenidamente al deathmaster guardando instintivamente mis pistolas y escuchando sus palabras, las cuales parecían ahora increíbles, Inma, la persona de la que podía mas temer su temperamento, expreso con extrema exactitud lo que algunos demostrarían ante un enemigo como el que se presentaba.

Sin embargo, yo me exprese mas bien...atónito y desconcertado ante sus palabras - ¿acaso nosotros eramos mero un fin? - musite indignado mientras observaba al demonio que nos había causado tanto daño, tanto dolor, tantas vidas...solo para esto...

Sin embargo, y aun confuso, reclame ante la premisa que nos daba tan elocuentemente - La Plaga...- mencione en voz alta mientras le observaba a las ranuras en la que estarían sus ojos - ellos me revelaron que podían seguir tu voluntad, incluso si mueres...- mi voz no necesitaría hacer eco en esa sala, el sonido de los hechos era lo único que necesitaba.

- Como asegurar que lo que dices se cumplirá sin mas - reclame al demonio enfadado, ya nos había usado de marionetas, incluso hasta ahora, que le impediría mentir ahora para lograr su finalidad.

Exprese por fuera, sin embargo, por dentro, me sentía del todo confuso, observe a Adirael por un instante cruzando miradas si me lo permitía, al vacío de su capucha, aunque por fuera cumpliera con mi deber, por dentro, ya no me sentía de la misma manera, indignado observe al psíquico con un vacío que jamas había sentido.

Baje la mirada, observe confuso y acelerado mientras trataba de encontrar la respuesta.

- ¿Acaso, nunca tuvimos una verdadera finalidad...? - me cuestione ante los hechos de Balban - ¿Acaso fuimos siempre tan sugestionables...? - me cuestione nuevamente.

Sin importar el que Balban moriría allí, sin embargo, nuestra misión, nuestra finalidad fue abrumada...no...el mismo propósito de mi justicia, fue mermado por un titiritero que deseaba su propio fin.

- ¿Al final...solo seremos piezas en un tablero...? - cuestione mientras apretaba frustrado los puños ante aquella revelación.
Venganza, Odio, Ira, Justicia, Amor, Libertad.....¿que significaban aquellos ideales, sin desde un principio, fueron infundados...?.

Tras cruzar la puerta me quede contemplando no la sala, sino lo que allí se guardaba, el autentico cuerpo de Balban. Avance con la mirada fija solo en su cuerpo y el trono en el que estaba sentado, sin prestar atención a mi alrededor, observando sus ataduras, hasta que habló.

La ira volvió a mi cuerpo, apreté los dientes para mantener la compostura con tanta fuerza que me dolía la mandíbula, ya no era la venganza personal lo que buscaba. Todo lo que habíamos pasado, lo que habíamos sufrido, todo por lo que nos había hecho pasar.... Dejarle vivo seria mas cruel que matarlo. Inspire profundamente varias veces para calmarme, para dejar que mi ritmo cardíaco acelerado volviese a la normalidad. Y después hable. -Muy bien Balban, as conseguido traernos hasta aquí para que te matemos, y créeme cuando te digo me estoy esforzando mucho mas de lo normal para no cortarte la cabeza.- Se notaba en mi voz el odio que le profesaba, las ganas que tenia de matarlo y terminar con todo, y si no lo había echo ya, era porque eso era lo que el quería. -Pero dime, ¿que pasaría si ahora mismo, el momento en el que mas cerca as estado de conseguir tu deseo de morir, nosotros nos diéramos media vuelta y te dejásemos aquí solo otra eternidad? ¡Pensando en que casi lo consigues, en que casi consigues que alguien te matara y esa ira y venganza hicieron que te dejaran vivir!¡DIMELO!¡DIME QUE PASARÍA SI AHORA NOS LARGÁSEMOS Y TE DEJÁSEMOS AQUÍ!-

Si había conseguido calmarme antes de comenzar a hablar, estaba claro que según hablaba la ira se había ido apoderando otra vez de mi. Cuando me di cuenta tenia la cara roja de rabia, los puños apretados, la respiración agitada y estaba gritando. Me quede así un rato mas, quieto, mirándole, esperando una respuesta.

Balban rió al escuchar a Raven.

-Balban- Bueno, si crees que se quedarán en vuestro mundo tratando de dar caza a un miserable grupo de humanos en caso de tener elección de hacer cualquier otra cosa minimamente mas... últil, quiere decir que he subestimado enormemente vuestro... egocentrismo.

Habíendo sido sus esclavos desde el principio de su existencia, para Balban, pensar que una vez muerto iban a seguir obedeciendo su ultima voluntad, resultaba increiblemente estúpido, aunque por lo visto para los humanos no lo era tanto.

-Balban- Oh, Dragonborn, no hagas preguntas cuya respuesta ya conoces. Lo que pasaría es que pasaríais a ser los últimos de vuestra especie, porque no quedaría nadie con vida cuando regreseis a casa, ahora mismo los vuestros estan luchando... y muriendo. A cada segundo que tardais mas humanos mueren.

Pero incluso aunque tu especie lograse sobrevivir al viaje en el que se han embarcado, yo tengo toda la eternidad para seguir "persuadiendo" a mas de los vuestros. No tiene por que ser hoy, ni dentro de un eon, condenaras a tu especie a mas "tragedias" como la tuya... o la suya... por los siglos de los siglos.

Dijo señalando a Maria.

-Balban- No me detendré hasta encontrar mi muerte y tengo, literlamente, todo el tiempo del universo. Aunque mucho me temo que si no lo haceis vosotros, lo hará esa súcubo que tan amablemente os está cediendo el honor a pesar de la ira que la carcome en su interior.

Yecum estaba seria, mirando a Balban, se había quedado cerca de la entrada, apoyada en la pared con su mandoble empuñado.

Se había sumido en un silencio impropio.

Inspire profundamente, seguía claramente alterado y las palabras de Balban no iban a hacer que mi ira menguara. Por dentro la ira seguía presionándome para matarlo, pero por fuera obligue a mi cuerpo a disimularlo relajando las manos y calmando mi respiración.

-Esta bien Balban, tu ganas.- -Como siempre.- Le dije desenvainando el Colmillo de Ragnarok. Si pudiera usar mi energía le aria arder hasta asegurarme de que su cuerpo quedaba reducido a cenizas, pero esta vez eso no era una opción.

El tiempo seguía corriendo y eso era malo no solo para nosotros, sino también para nuestros compañeros en la tierra. Agarre la espada con ambas manos y apunte a su pecho. -Adiós.- Aquello no podía considerarse una venganza, no contra un enemigo que no podía defenderse, y menos contra un enemigo que quería morir, pero había que terminar con aquello lo antes posible.

Me lancé contra él, sin vacilar, dispuesto a terminar con todo aquello de una vez por todas.

 No todo tenía sentido.

¿Por qué no usar a María para destruirse y liberarse? ¿Por qué confiar en que le interesa el equilibrio más allá de su propio beneficio?

 Un maestro de la muerte que no puede morir por cuenta propia y que busca hacerlo a toda costa. Había criaturas más que capaces de ayudarle a ese propósito. Había algo más.

 El silencio de Yecum era complice de un plan de Balban que estaba lejos de la comprensión de los humanos. Si dependiese de Adirael, Balban no sería liberado, sólo le aislaría en una prisión de runas capaz de contenerlo eternamente, quizás necesitase que al menos uno de los suyos se quedase allí, luchando con él, sacrificando su espíritu y su vida, algo tan parecido a las espadas que habían logrado el título de legendarias para los humanos.

 - ¿Sin respuestas?

 Reproché a Geralt, que se lanzaba contra él. Pude haberle gritado que se detuviera, pero, ¿para qué? Le resultaría complicado no consumar su venganza. ¿Y después qué?

 Entendía a la perfección que cada segundo contaba. Cada segundo morían más humanos, cada uno era importante, una luz se apaga.

 Suponiendo que pudiesen creerle, ¿qué consecuencias tenía aquel suicidio asistido? ¿Por qué María no pudo llevarlo a cabo? ¿Por qué Vulgrim había actuado de esa forma? Adirael tenía sed de conocimiento, y aunque sus palabras estaban lejos de convencerle, dudar de que Balban era una entidad con un conocimiento del universo vasto y detallado sería de verdaderos hijos de la locura. ¿Cuántas vidas humanas costaba lo que Balban pudiese advertir o revelar?

 Geralt no estaba dispuesto a pagar ninguna.

 Y ahí estaba el psíquico, pensando, sin horror alguno, que tal vez el precio no fuera demasiado alto.

 - ¿Por qué ahora? - El mismo Balban podía haberlo facilitado sin levantar sospechas, no tantos ojos miraban hacia la humanidad.

 Nada tenía sentido, y matarlo , fuese o no lo correcto, borraría de un plumazo cualquier oportunidad. ¿Servía de algo escucharle si hablaba? ¿No sería escuchar a la voz de la manipulación?

 Fuese lo que fuera, Adirael si sabía algo, no estaban allí por una sugestión, estaban allí para defender a gente inocente. No había nada de loable en la forma de actuar de Balban, aunque pretendiese colgarse el laurel del triunfo en un plan que para el psíquico carecía de sentido, de lógica y que había sido trazado desorganizadamente. ¿Por qué encadenado pero con la libertad de actuar como lo había hecho? ¿Yecum no sabía nada al respecto, de verdad? Le costaba creer que Yecum no supiera lo que iban a encontrar.

 Incluso, con sus actos, Geralt podía estar destruyendo una entidad diferente a Balban, sin la lectura de la energía, Adirael no podía estar seguro. Era un maestro del engaño, ¿por qué fiarse tan fácilmente ahora? ¿Por qué Yecum se mantenía en silencio? ¿Por qué quería la muerte si no era para liberarse?

 Pero...en todo caso, Adirael estaba cansado y no se interpuso en la decisión de Geralt, había asumido el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

 Miré al que llamaron dragonborn, y ví a un jinete sin caballo, llamado Guerra. Cuando cabalgue, traerá la Ruina. Miré al primero de los segadores, y vi un jinete sin montura, llamado Disputa , su caballo es blanco, y se llama Conquista , no abandona sus armas, ellas son Misericordia y Redención. Veo a la que llamaron mi hermana, una jinete sin montura, llamada Furia, casi parece hermana de Guerra y sin duda comparten demasiado para mi gusto, un jinete sin caballo, un vacío que nadie puede llenar, una hambruna eterna. 

 Era tarde para preguntarse que era él, igual que era tarde para cambiar la forma de actuar de aquellos que se habían convertido en sus hermanos. Quizás su papel fuese más parecido al de Claire, el de un apestoso, sangrante y sudoroso humano que lucha como una cucaracha aferrándose a la vida, sin verdaderos motivos, sin más deseo que la esperanza de la inmortalidad.

 A partir de Guerra llegó la Ruina de nuestro mundo, él vio morir a todos, haciéndose uno con la muerte, sobrevivió, y la tomó como aspecto, pero como evitar pensar que no sólo había huido. Si a Geralt le había seguido la ruina, tras Adirael había llegado la desesperación. La Furia de su hermana sólo había causado caos en aquella ruina, en aquella guerra, no había conseguido crear nada en la desespereación, salvo un hambre de conocimiento insaciable, un hambre por lo correcto, por lo imperecedero que nadie lograría subsanar. Afortunadamente el segador, el que Lucha, estaba llamado a acabar con todo lo que el resto no pudo. Como un faro de luz, que, a pesar de las sombras, siempre prevalece.

 Observé las acciones del resto, en un silencio similar al de Yecum. Tan cómplice del error que estaban cometiendo como el resto.