Partida Rol por web

- Sobrecarga. Si, claro -dijo John con una mirada cómplice a McFadden. Acto seguido apuntó su arma hacia la habitación a oscuras, listo para llenar de plomo cualquier cosa que saliese de allí, incluyendo a la capitana sustituta. Colega -dijo al otro John-, más vale prevenir que curar. No vamos a entrar ahí sin iluminar porque por más incrédulos que sean tú y tu amigo respecto a todas las calamidades que les hemos contado y que ustedes mismos han visto cuando nos rescataron, dudo que sean tan necios como para no tener un poco de prudencia. Tal vez no sean tan brillantes y necesiten un poco de tiempo para unir todas las piezas -continuó, arriesgandose a ser él mismo el blanco de sus salvadores-, pero coincidirán conmigo en que justo haya problemas con el hangar, la capitana no conteste y que nos hayan rescatado de alienigenas asesinos que les estamos asegurando que venían con el cargamento es demasiada coincidencia. 

McFadden empezó a mirar, alumbrado mínimamente por el soplete, detectando al final una especie de bulto en el suelo, a unos metros de ellos, con algo extraño que parecía moverse encima de ella, pero no mucho, como si no fuese real. Sin luz, era complicado ver de qué se trataba sin acercarse más, pero estaba claro que allí había algo, en el suelo; vivo o muerto... no sabías decirlo con exactitud.

A Jeremiah aquello no le hacía ninguna gracia. Desde luego, no era necesario que Smith le dijese que no entrase en la bodega... porque no pensaba hacerlo.

-Yo desde luego no voy a dar un paso ahí dentro. Lo mejor es sellar el hangar y largarnos. 

Lo que no decía era que le daba igual abandonar a su capitana, si es que estaba allí dentro, pero es que Jeremiah no se casaba con nadie.

Michelle tenía más mala leche de lo que parecía, así que cuando Rook nombró las hormonas, su mirada hubiera podido derretir el hierro.

-Mis hormonas están perfectamente en cuanto a las vuestras... me parece que no son suficientes para estimular ni a un gnomo, así que cerrad vuestra jodida boca y hacer algo útil para variar. Que os hemos tenido que salvar la vida... dos veces.

Mientras gruñía algo ininteligible, Rook logró cerrar las puertas del puente, sellando la zona herméticamente, y viendo que había varias entradas a través de las rejillas de ventilación, las cuales podían cerrarse... pero dejando automáticamente sin aire el puente.

Al mismo tiempo, Paul empezó a desviar los sensores internos, localizando entonces los puntos calientes en la nave, detectando automáticamente tres puntos calientes en el puente, cuatro en el hangar... y dos fríos también en el hangar.

- En el suelo hay algo. - Comentó el soldado. - Es como un bulto. Está a unos metros de nosotros y algo se mueve encima. Algo que no parece... real. - Miró entonces a Jeremiah.

Abandonar a su capitana era sin duda una medida drástica. No le gustaba nada la idea de dejar a nadie atrás, pero realmente, visto lo visto, era lo más prudente. Puede que incluso fuera lógico después de sellar el hangar, abrir la exclusa desde el sistema central y expulsar al espacio todo lo que no estuviera anclado al mismo. Aunque eso no sabía si podía hacerse, sin duda Stamets podía encontrar la fórmula.

- Es lo más prudente. - Le dijo al tripulante. - Pero... vamos a ver que diablos hay allí abajo... - Y entonces dio un fogonazo con aquel soplete. Un poco de fuego sin duda le daría la luz necesaria para descubrir que diablos estaba sucediendo en el suelo.

Como había hecho McFadden para ver algo ahí adentro, John no se lo explicaba. Pero no obstante, apuntó hacia el lugar que señalaba y que estaba por iluminar. Si veía algo remotamente parecido a aquellos alienigenas, por su tía Dorotea que lo acribillaría ahí mismo, sin contemplaciones. No había que dar ni media posibilidad a aquellos dientudos.

Los cuatro disteis un paso al frente, iluminados por el breve destello que enfocaba el soplete que McFadden llevaba en su mano. El bulto que el soldado había visto en el suelo, se hizo visible para todos, aunque indistinguible todavía para poder identificar de qué se trataba.

Un paso, otro, y finalmente... 

La chica de la otra nave estaba sobre el cuerpo de la capitana, pero su cuerpo, vientre y pecho, se encontraba abierto en canal, extendiendo filamentos carnosos y sangrientos como el que Clark había atravesado al doctor o con el que se había intentado agarrar a las paredes, hacia la capitana, que sin duda estaba muerta. Además, su cabeza estaba en una posición antinatural, seguramente para permitir que el resto se abriese. Además, había unos extraños pinchos, a modo de garras o algo así, que sobresalían.

Evidentemente, no se trataba de un ser humano, sino de una cosa totalmente diferente.

Totalmente paralizados, tardasteis en daros cuenta de que la chica acababa de veros y había girado la cabeza para miraros, mientras sus filamentos continuaban atravesando y envolviendo el cuerpo de Evangeline.

Sería porque John estaba preparado para cualquier cosa, o porque ya se había cruzado antes con la susodicha, o lo más probable, que su mente no registraba nada de lo que había allí excepto por la reacción que debía desencadenar su dedo en el gatillo, suponiendo que lo peor iba a pasar.

- Diabólico -susurró casi para si mismo, y acto seguido comenzó a dispararle como si su vida y su cordura dependiesen de ello.

Y McFadden, destruido mentalmente como estaba poco pudo hacer más que comenzar a gritar de nuevo como una nenaza...

- ¡Aaaaaaaah! - Y casi se desgañitó aullando de terror.

Jeremíah abrió la boca como si jamás fuese a volver a cerrarla. Se había quedado paralizado, como si los músculos de su cuerpo no quisieran volver a moverse, mientras John a su lado, veía con sorpresa aquella cosa, pero alzaba el arma para encañonarla.

-¿P-pero qué cojones es eso? -preguntó, no porque esperase respuesta, sino porque resultaba impensable quedarse callado en aquella situación.

Así que hizo lo único que podía hacer, sobre todo al ver la reacción de Smith. 

Disparar y volver a disparar, sin compasión.

Vuestros disparos dieron en el blanco. Tanto los de John como los de Smith, impactaron de lleno en el cuerpo de aquella "cosa", que estaba encima de la pobre capitana. Con cada disparo, la criatura se estremecía y lanzaba un chillido agudo, pero no parecía morir. En lugar de eso, dio un salto hacia un lateral, separándose del cuerpo de Evangeline, que yacía en el suelo, y perdiéndose en la oscuridad del  lugar.

La sombra de aquel ser desapareció entre las sombras y todo volvió a quedarse en silencio.

Jeremiah salió de su ensimismamiento en cuanto aquella "cosa" desapareció, pero todavía temblaba de pies a cabeza.

-Joder, tengo los huevos en la garganta. ¿Pero qué cojones pasa? ¿De dónde ha salido eso? Y... la capitana... ¿está muerta? A lo mejor todavía está... podemos hacer algo por ella.

Sus ojos descendieron hacia el cuerpo de Evangeline, que permanecía inerte en el mismo lugar.

John miró a Jeremiah y no dudó en responder a su pregunta.

- Si, claro que podemos hacer algo por ella -dijo con la tranquilidad de los condenados. Luego se acercó y descargó lo que le quedaba de munición en su cabeza. Listo -concluyó, satisfecho. 

Supuso que habían ahuyentado a la "cosa" lo suficiente como para que les diera unos minutos. Se fijó si la capitana tenía a la vista algún arma, pero tampoco se demoraría ahí.

- Creo que aquí no hay más nada para hacer. Si les parece, caballeros, vamos en busca de esas armas porque les aseguro que esa cosa no es la única que hay. Después de ustedes -les dijo con un gesto de la mano que los animaba a continuar.

Escuchaba parlotear a la piloto mientras que cerraba los conductos del aire, pero no le dio mucha importancia, tenían cosas peores de las que preocuparse — no se va a renovar el aire así que no respiréis— media sonrisa apareció en el rostro de Rook —abriremos la puerta  de forma controlada, así tendremos aires fresco para respirar. Voy a contactar con el capitán Smith, —miró a la piloto haciendo un gesto con la cabeza algo exagerado— ¿así le parece bien, señorita Michelle?— dijo mientras abría la comunicación con el resto de la nave —Capitán!¿Todo bien en el hangar?

La zorra de la Michelle me estaba sacando de los nervios. No me gustaba su actitud ni su mala ostia para con nosotros.

-"Bonita, mi boca la cerraré cuando a mi me de la gana y ahora mismo, nosotros vamos a salvaros el culo a vosotros."

La pantalla me estaba dando las lecturas de los sensore y como había intuido, teníamos polizones a bordo.

-"¡Mierda! Están dentro y me temo que vuestra nueva capitana ya no está entre nosotros."

Yo también me metí en la llamada a Smith y McFadden, ya que lo que tenía que comunicar era bastante grave. Activé el comunicador:

-"Soy Paul, capitán. Detecto las señales de todos, menos de la capitana Evangeline, que probablemente sea ya una de esas cosas. También hay dos de esos bichos en el hangar. Extremen las precauciones."