Partida Rol por web

Smith se escapó fuera del hangar, abandonando a McFadden a su suerte. McFadden estaba intentando alcanzar el botón de apertura del hangar, pero con el caos reinante, no terminó de llegar y se encontró de repente en tierra de nadie, entre la cosa y los dos cuerpos, y viendo con rabia la huida de su capitán.

Mientras tanto, la cosa pareció considerar sus opciones y se giró hacia el cuerpo de John, cubriéndolo con su propio cuerpo y llenándolo de filamentos sangrientos que empezaron a llenarlo por todas partes, trasnformándolo en un amasijo indescriptible.

En ese momento, McFadden llegó al famoso botón y miró hacia atrás. Era su oportunidad para expulsar a aquel ser para siempre.

Smith se escapó fuera del hangar, abandonando a McFadden a su suerte. McFadden estaba intentando alcanzar el botón de apertura del hangar, pero con el caos reinante, no terminó de llegar y se encontró de repente en tierra de nadie, entre la cosa y los dos cuerpos, y viendo con rabia la huida de su capitán.

Smith cerró la puerta detrás de él, alcanzando un corredor en donde había diferentes compartimentos, los de la tripulación, los cuales evidentemente ya no eran tantos como antes. Si quería esconderse, cualquiera de ellos sería un buen lugar.

— No sigas por ahí Stamets, no estoy de humor. — Después de cerrarse la puerta tras la piloto, Rook se dio cuenta de algo— mierda!! no debimos dejar que se fuera de rositas. La falta de oxígeno nos está volviendo unos inútiles.

Se acercó a la mesa de control, tenía que revertir el proceso. Necesitaban la información que le daban aquellas pantallas, estaba perdiendo el control de la situación y eso solo los conducían a morir entre los tentáculos de esa maldita mujer y sus bichos.

Y se agarró con todas las fuerzas que le quedaban, las cuales no eran muchas. En ocasiones anteriores había funcionado, no tenía porqué no funcionar en ese momento, aunque ciertamente estaba agotado y eso empezaba a hacer mella en él. Fuera como fuera, en esos momentos estaba atrapado entre el espacio infinito y una muerte terrible a manos de un ser alien antropófago. El riesgo valía la pena...

- ¡Vete al infierno helado que hay al otro lado de esta maldita exclusa! -  Y entonces sin más preámbulos, apretó ese maldito botón. - ¡Aaaaaaaaaaah! - Gritó furioso mientras el espacio se colaba en el hangar succionando todo lo que allí dentro se hallaba.

John se permitió un respiro. El objetivo de la huida no era dejar sólo a McFadden sino ponerse a salvo, pero lamentablemente lo había hecho. Antes de ponerse en contacto con Hate, debía hacer algo. Se dio la vuelta y presionó el interruptor para abrir la puerta por la que acababa de pasar. Si la cosa estaba por atacar al soldado, la llamaría y apretaría el botón en el último momento, para darle tiempo a su compañero de llegar a un lugar seguro, o de apretar su botón favorito.

Rook consiguió entrar en el ordenador de la nave, superando la encriptación que Michelle había hecho. En cuanto se encontró dentro del sistema, pudo ver el rumbo que había programado, directo hacia la colonia, y también las órdenes de que la nave entrara en semi-hibernación, puesto que no había combustible, alimentos o aire para todo el viaje, que por otro lado, durante varios meses.

Sin embargo, no conocía bien el sistema. Navegar por él y encontrar cualquier otra cosa o modificarla, requería de pericia y tiempo para hacerlo y mientras tanto, la temperatura seguía bajando, así como los niveles de oxígeno en el ambiente.

-¡Maldita sea!

El panel se había apagado en el peor momento. Estábamos casi a oscuras, casi sin oxígeno y con un frío que me había dejado los huevos duros y subidos hasta la garganta. Si no hacíamos algo rápido, tendríamos problemas muy serios. Me quedé en la memoria con el plano que había visualizado de esta nave al escanearla para encontrar a los bichos y a nuestros compañeros.

-"Creo que no vamos a poder cambiar las órdenes introducidas por la tragasables en un periquete, así que te propongo que salgamos a toda leche de aquí y vayamos a ponernos algún traje presurizado. Eso nos mantendrá vivos el tiempo suficiente para intentar cambiar los parámetros y volver a darle energía a los circuitos principales. Los demás dependen de nosotros, Hate. ¿Qué dices querido? ¿Vamos a por esos trajes?"

Me quedé observando a mi compañero. Nunca me había fijado bien en él... Tenía su sex-appeal con ese ojo de cristal de Swarovski, de porcelana china o de lo que fuera.

—La suerte no nos ha acompañado ni una maldita vez en este viaje ¿crees que vamos a encontrar alguno?— Rook miró a las pantallas mientras contestaba a Stamets—Esperemos que esta nave esté mejor equipada que la Greta y que esos trajes no tengan dentro ningún bicho.—Movió la cabeza indicando la puerta, —si no quieres congelarte tendremos que darnos prisa. Vamos!!

La puerta del corredor se abrió aproximadamente al mismo tiempo que McFadden pulsaba el botón de apertura de la puerta del hangar, iniciando así la descompresión. El efecto de succión hizo que el cuerpo de Jeremiah y su cabeza saliesen rápidamente volando hacia el exterior, junto con el soplete que el soldado había arrojado.

También empezó a atraer a McFadden, que se vio súbitamente alzado en el aire moviendo las manos hasta conseguir agarrarse a algo, y también a Smith, que se vio sorprendido por la situación.

La cosa, que estaba sobre el cuerpo de John, también se vio arrastrado, pero estaba tan ocupada, que no tuvo ninguna oportunidad y finalmente, la fuerza lo arrastró junto con todo lo demás, hacia el exterior.

Nada más abrir la puerta, la nave se tambaleó y os visteis empujados hacia el interior del corredor, como si se hubiese generado una especie de vacío, haciendoos trastabillar a la vez que todo parecía irse al infierno, al menos durante unos momentos.

La nave continuaba intacta pero algo había debido suceder para que se comportara de aquella manera, inesperadamente, y no sabíais si iba a tratarse de algo permanente o se detendría en cualquier momento.

Pero mientras tanto, vuestros pies fallaron y os encontrasteis a la vez en el suelo, medio agarrados a las rejillas, dado que si bien la fuerza de succión no era excesiva, sí que era molesta y os dificultaba tanto manteneros en pie como caminar.

Ya estaba el asesino volviendo a abrir la compuerta exterior...

Mi ceño se arrugó de tal manera que mi cara parecía otra. No estaba dispuesto a morir en el espacio por la ineptitud de un cabeza hueca que no le importaba sacrificar vidas con tal de salvar la suya. Iba a vengar a Tristán, lo juraría por Snoopy. En cuanto tuviera el traje, ahora ese malnacido iba a tener dos adversarios contra los que luchar...

-"Hate, intentemos ir rápido a por los trajes, aunque lo veo complicado. Han debido de abrir la compuerta del hangar y está bajando la presión en toda la nave."

Aquella situación era familiar, sabía que Stamets tenía razón. Todo se había descontrolado otra vez y Rook se alegraba de no tener al lado a lMcFadden. La nave se estaba despresurizando, esperaba que los compartimentos de la nave los mantuvieran alejado del vacío frio y mortal, que se había llevado la vida de algunos de sus compañeros. — Hay seguir adelante y encontrar esos malditos trajes.—Se puso de pie como pudo y agarrándose a todos los salientes que encontraba empezó a caminar.

Aunque se esperaba algo así, la táctica favorita de McFadden para eliminar aliens lo tomó a contrapie. John esperaba también, entre otras cosas, a aquel monstruo devorando al soldado, o esperando del otro lado de la puerta para atacarlo a él. Cuando sintió la fuerza succionadora, se tomó de lo que pudo, intentando volver a cerrar el botón de la puerta que había abierto.

Al ver lo sucedido, McFadden trató de pulsar de nuevo el botón. La succión era grande y podía ser que no lo lograste, eri tenía que intentarlo. 

- ¡Vaaaaamoooos! - Gritó con todas sus fuerzas.

Finalmente, McFadden logró pulsar el maldito botón, y tras unos angustiosos e interminables segundos, la puerta del hangar se cerró completamente, permitiendo a todos volver al suelo de una forma segura. Justo en esos momentos, aparecieron procedentes del puente, Rook y Paul, que se habían visto obligados a agarrarse a todo lo que pillaron por medio para no ser arrastrados y que finalmente, habían llegado al único lugar en el que podían encontrar trajes... aunque ya no les hiciera falta, al menos por el momento.

Justo cuando llegaron, una luz roja se encendió en toda la nave y una voz femenina procedente de la computadora, resonó a vuestro alrededor.

-¡Atención! ¡Quedan tres minutos para entrar en modo hibernación! ¡La nave reducirá la temperatura y los niveles de oxígeno en tres minutos! ¡A toda la tripulación, diríjase a las cápsulas de hibernación!

- ¡Joooooder! - Exclamó McFadden, a quien ni tan siquiera había tenido tiempo de celebrar que habían expulsado a ese monstruo y ya estaba metido en otro lío. - ¿Pero qué cojones pasa ahora? - Preguntó desesperado. Aunque estaba claro lo que estaba pasando. - ¡Rápido, a las cápsulas! - Y sin más comenzó a correr a toda velocidad. Tenían que llegar a tiempo. Después de todo lo sucedido, se lo merecían.