Partida Rol por web

En la flor de la vida

Camino a Belmonte

Cargando editor
21/04/2021, 18:22
Morkam

Morkam acarició con rudeza el lomo de su lobuno compañero agradecido de su protección. Cuando este se calmó, miró de manera directa a Alberich pues este le había salvado de un destino incierto cargado probablemente de sufrimiento. 

Instantes después se acercó a su compañera y observó el ángulo de su pierna, el cual parecía estar dentro de la normalidad. Lo más probable es que fuera una dislocación de la rótula, pero necesitaba palpar y cuanto antes lo hiciera mejor. Si tardaba en reubicar el hueso pronto se le inflamaría en exceso y haría todo aún más difícil. 

¿Puedo? —preguntó a la bruja por respeto después de acuclillarse a su lado para ver la lesión. 

Con una delicadeza impropia de la raza enana, el juguetero comenzó a palpar la articulación así como la zona circundante para descartar rotura de ligamentos y daños graves en la articulación. Segundos después comprobó sus sospechas: Luxación de rótula. Con cuidado tomó la pierna y la extendió hasta donde la articulación dañada lo permitía. Con su mano izquierda tomó el tobillo y con la derecha la rótula, pero no hizo nada. 

Respeira Dannar. A la de tres. Una..Doh...—. El tres nunca llegó. Con firmeza extendió la pierna con su mano izquierda, mientras que con su derecha desplazaba la rótula hacia la zona medial.

La bruja escuchó con claridad el chasquido del hueso a colocarse. Primero sintió una punzada de dolor, para posteriormente sentir cierta satisfacción. Por último sintió cierta molestia en la zona, pero nada que no pudiera aguantar.

Listo— dijo satisfacción—. Me temo que no perdo hacer nah más que eso. Si queres que la zona cure bien necesitas que te atienda un doctoh de verdad.  

» Esta manaida de lobos no parecíra tener líder alguno. Los alfa son grandes y pelaje marrón. Quizás murió hace tiempo— añadió poco después mientras observaba a sus compañeros despellejarlos—. Seguramente tengan su guarida cerca, debieramos seguir su rastro. Puede que encontremos algunas moneidas de oro y lo mah importante, sabremoh si hay soldados o bandidos cerca.

- Tiradas (1)
Cargando editor
21/04/2021, 19:38
Dannar

Los lobos no eran verdaderos monstruos, pero eran igual de peligrosos, especialmente si tenían hambre y se movían en manada. Aún así, se confió cuando el primer tajo decapitó a uno de ellos, lo que no solo evitó que su arma dejara cojo a otro, sino que al intentar retroceder, consciente de que había cometido un error de cálculo, el animal atrapó su pierna con terribles consecuencias; si hubiera estado sola, habría tenido dificultades para salir de allí con vida.

Sin embargo no lo estaba, y en apenas unos segundos el resto de las bestias había escapado, huyendo despavoridas al darse cuenta de que en esa ocasión no lograrían nada. Tarde para algunas de ellas, pero el grupo, al menos, sobrevivía; cuanto, Dannar no sabría decirlo.

Sabía que su herida se curaría en poco tiempo, y que gracias a sus mutaciones ni se infectaría ni iría a más que un dolor sordo durante un tiempo. Empero, la fastidiaba haber caído así. Eso la llevó a decir que estaba bien con algo de brusquedad y coger la mano que le tendía Martem con recelo, aunque de cualquier modo lo hizo. Ya en pie, miró con los ojos entornados al enano, sin tener muy claro si fiarse. Solo asintió cuando, al querer apoyar, sintió la punzada recorriéndola desde la rodilla herida hasta el cuello. Sin soltar al barbirrojo, se dejó palpar por el enano.

¿Qué opinas? —preguntó, frunciendo el ceño pero más suave; no era cuestión de ser desagradecida.

Cargando editor
22/04/2021, 06:35
Alberich de Narok

El combate fue vertiginoso y breve, y prácticamente en un pestañeo cinco lobos yacían muertos en el suelo mientras que los tres restantes huían acobardados y gimoteando de dolor. Sin embargo, no todos los miembros de la compañía salieron indemnes, el bardo había recibido un mordisco y la bruja se encontraba en el suelo debido a un mal paso y con su pierna torcida a causa de las sacudidas del lobo que había mordido.

Tras responder a la mirada de Morkam con un silencioso asentimiento como gesto de camaradería, Alberich se dedicó a limpiar la hoja de su espada en el pelaje de uno de los lobos muertos. Acto seguido, envainó su arma y se encaminó hacia el lugar donde se encontraba Dannar, a la espera del veredicto del enano. El mago apenas tenía conocimientos sobre medicina, pero el hecho de que la bruja no estuviera aullando de dolor, pudiera ponerse de pie y no tuviera ningún trozo de hueso asomando por su pierna le indicaba que lo más probable es que fuera una herida leve. Además, si lo hubiera querido, el kovirano podría haber aliviado allí mismo el padecer de Dannar pero todavía no tenía intención de revelar su naturaleza, y más cuando todavía había miembros del grupo en los que no confiaba…tal vez podría hacer algo cuando hicieran un alto para almorzar y descansar.

-Era seguro en sus recuerdos, los cuales ya habían demostrado no ser demasiado fiables -le respondió al bardo- Por lo menos, ahora tenemos otra teoría sobre el destino de su nieta. Si la aldea no fue saqueada o abandonada también cabe la posibilidad de que a Pyrrha se la hayan comido los lobos -agregó con frialdad.

Al mencionar a los lobos, al mago le surgió de repente la vena de mercenario y por eso se giró hacia el barbirrojo.

-Martem, a ti se te da bien los cuchillos, pero ¿qué tal te va como peletero? -preguntó con la mirada fija en el calvo- Mientras esperamos a que Morkam revise a Dannar podríamos despellejar a los lobos. Si la aldea todavía sigue en pie, podríamos vender allí las pieles, no creo que consigamos demasiado pero puede que nos sirva para pagar el alojamiento o una buena comida.

Notas de juego

Aclaro que la curación mágica la dejaré para cuando lleguemos a la aldea o hagamos la parada para almorzar, que con el ánimo que tiene la bruja, Alberich no quiere arriesgarse a que le muerda y le contagie la rabia xDD.

Cargando editor
24/04/2021, 17:21
Jezal

Cuando la cabeza de su hacha se había encontrado con el animal había sentido el golpe en su brazo, en un último instante de resistencia fútil antes de que el hueso y la carne se abrieran para dar paso a la muerte. A esas alturas el negro ya no tenía que pensar en sus movimientos: Ni los excesos a los que se había entregado habían sido capaces de borrar los estrictos adiestramientos que habían pretendido convertirlo en un caballero nilfgardiaano. El segundo golpe aprovechó la fuerza del primero, y el resultado no fue diferente. Donde antes había dos vidas ya no había ninguna; así de fácil.

El resto de la manada huía, y él escuchaba su corazón retumbar en sus oídos mientras las bestias escapaban. ¿Cuándo había sido la última vez que se había sentido tan vivo, tan despierto, tan capaz? Incluso si cada una de esas sensaciones no era más que el resultado de la adrenalina, las saboreó gustosamente mientras duraron. Y cuando se fueron, lo único que quedó fue la realidad: Había matado dos animales salvajes y su situación seguía siendo la misma. No es que hubiera mucho de lo que sentirse orgulloso.

Pero el estómago no se le revolvió al mirar los restos. Habían sido ellos o nosotros.

Con el hacha todavía en la mano, se giró para observar cómo estaba el resto del grupo. Visto el resultado, que los lobos hubieran escapado no resultaba excesivamente sorprendente, aunque no todos estuvieran de una pieza. Que la bruja se hubiera llevado la peor parte le resultó sorprendente, pero prefirió no acercarse. Para empezar, porque no podría hacer nada por ayudarla, pero también porque suponía que no haría ningún favor a su orgullo tener a todo el grupo arremolinado en torno a ella.

De ser así —respondió a la teoría de Alberich sobre uno de los múltiple destinos posibles para Pyrrha— puede ser que encontraramos restos si alcanzamos esa cueva, como propuso el maese enano.

Cargando editor
25/04/2021, 12:22
Dannar

Dannar terminó por asentir a las palabras de Morkam e hizo un ademán con la mano para que no se preocupara. También miró un momento a Rion, con el ceño fruncido, los ojos clavados en el hombre de manera intensa, dura.

Puedo seguir —dijo con frialdad. Los demás habían sido lo suficientemente inteligentes para no meter el dedo en la llaga; que una bruja cayera de esa manera había sido suficiente herida en el orgullo como para incidir en ello. Decidió que era mejor hacer como si nada, obviar el tema y continuar adelante—. Venga, pongámonos manos a la obra. Yo puedo ayudar a despellejar, una aprende a vivir en el camino cuando su vida depende de ello. Luego buscaremos esa cueva y después seguiremos hacia el pueblo; tenemos unas cuantas horas de luz por delante, así que con suerte llegaremos antes del anochecer.

Notas de juego

Supongo que despellejar a los animales es supervivencia, ¿no?

Cargando editor
25/04/2021, 12:52
Rion Aedryn

"Menudo carácter que gasta la dama..." —pensó el bardo, tragando saliva con lentitud, después de la miradita nada agradable que le echó Dannar. ¿Que le había faltado al respeto por tratarla como a una doncella herida? Tal vez, aunque no lo hizo ni mucho menos de un modo consciente. Parecía claro que acceder a las simpatías de aquella mujer era una misión imposible por lo que veía de momento. Mas, siendo honesto consigo mismo, no iba a desistir tan fácilmente en su empeño. A pesar de que le intimidara y pudiera ganarse un golpe de su parte si rebasaba el límite de su paciencia.

Se incorporó, dejando que el enano se encargara de sus cuidados, mirando a su alrededor. Todo estaba tranquilo de nuevo; no se escuchaba nada en las cercanías. Sin embargo, no le terminaba de convencer la idea que rondaba por la cabeza de algunos compañeros. ¿Por qué dirigirse directamente a la boca del lobo, y nunca mejor dicho?

Despellejar estos de aquí no lo veo mal... —asintió—. Pero... ¿Para qué queremos ir a su guarida? Dudo mucho que encontremos nada útil allí. Si fuera una cueva de bandidos, todavía tendría un pase porque guardarían algún alijo con objetos de valor. Si nos desviamos hacia allí lo único que vamos a conseguir es que alguien más acabe herido por culpa de esos perros con malas pulgas —expresó, con bastantes dudas. No estaba muy seguro de que sus palabras sirvieran para algo, conociendo el carácter de la mayoría, pero al menos mostraba su disconformidad con dicho plan. Maldición, que él no era ningún tipo de héroe como para meterse en cuevas con animales salvajes o bestias de cualquier tipo. Esa no era su especialidad. Ni lo sería nunca.

Cargando editor
26/04/2021, 17:27
Director

Después de que los lobos huyeran y la situación volviera a ser segura, el enano recolocó la rodilla de la bruja y la devolvió a su posición natural. A pesar del intenso dolor en la rodilla, que le haría cojear un tiempo, y del golpe en la cabeza que le dejaría un buen chichón por un par de días, lo que más le dolía a Dannar era, sin lugar a dudas, el orgullo. Aquel tonto error podría haberle salido muy caro si en lugar de lobos se hubiera tratado de una kikimora o un wiverno, pero lo peor era haber caído tan tontamente delante del resto del grupo. Se suponía que ella era la especialista en combate, y resbalar así no le hacía ningún favor a la imagen que los demás tenían de ella. A pesar de todo decidió actuar como si nada hubiera ocurrido y continuar con lo propuesto por el enano y Alberich.

Procedieron, tras atender a Dannar, a despellejar a los lobos caídos. Además de las pieles de los animales, por las que seguro que se pagaría un buen precio en los mercados, también lograron extraer la grasa del lomo y de alrededor de los riñones de los lobos que algunos maestros utilizaban para diferentes propósitos y también extrajeron de los cadáveres y limpiaron algunos huesos que sabían que podían tener valor en los mercados, pues había quien los machacaba para realizar productos alquímicos o incluso había artesanos que los pulían para decorar sus fabricaciones o darles diferentes usos. El sebo, mismamente, era bien apreciado por los brujos, que lo utilizaban para embadurnar sus espadas con aceites especiales que emponzoñaban las hojas contra algunas criaturas específicas.

Tras esto, atendiendo a la propuesta de Morkam que Dannar había recogido, procedieron a buscar el lugar donde aquella manada de lobos se refugiaba. Hubo reticencias en el grupo, expresadas en voz alta por parte de Rion, quien no veía sensato ir a la boca del lobo, nunca mejor dicho. Pero habían mermado bastante el número de individuos que componían la manada y además habían visto como se dispersaban, así que si se daban prisa podrían inspeccionar el lugar antes de que lograran reagruparse, y aunque lo hicieran, sería raro que se atrevieran a atacarles de nuevo tras lo ocurrido. El enano, que había echado un vistazo a la zona descubrió el rastro que habían dejado los lobos al llegar, y pudo tranquilizar al bardo comunicándole que los lobos se habían ido en el sentido contrario por el que habían venido, por lo que era probable que no estuvieran en su cueva refugiándose.

La cueva, de hecho, no estaba muy lejos del camino. Adentrándose en el bosque, a apenas unos cien metros de donde ellos estaban, los árboles se topaban directamente con la roca de la montaña y formaban una brusca pendiente de piedras irregulares que ascendía unos dos metros por encima de sus cabezas como si la montaña hubiera recibido el brutal hachazo de un gigante. Allí, había una cueva natural cuya entrada estaba casi totalmente cubierta por matorrales, dejando un pequeño hueco por el que los lobos se colaban al interior. Todo estaba tranquilo, por el momento.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Conseguís 12 unidades de sebo de perro, 12 huesos de bestia y 5 pieles de lobo.

Haced una tirada de Advertir/notar.

Cargando editor
26/04/2021, 18:53
Martem de Bremervoord

El silencioso y coordinado trabajo en equipo, desollando los animales muertos y recuperando todas aquellas partes que pudiesen tener alguna utilidad o valor para un mercader, ayudó a terminar de calmar los ánimos. Mientras cortaba, Martem pudo oír al bardo protestando ante la perspectiva de que el grupo fuese a la guarida de los lobos, a ver qué encontraban allí. Sinceramente, al cidario le daba igual seguir camino inmediatamente o detenerse un rato a rebuscar lo que sea que pudiese haber en un cubil de fieras como aquellas; por eso no dijo nada, dejando que fuese la mayoría la que decidiese. Nunca le había gustado tomar decisiones. Una parte de ello le daba miedo. Cuando alguien te decía lo que tenías que hacer, solo había un camino ante ti, uno en el que podías desempeñarte mejor o peor, pero al menos tenías claros los límites. En cambio, la libertad de decidir era abrumadora. Demasiadas cosas que podían salir mal. Desde que era verdaderamente libre, si es que tal cosa era posible, Martem sentía una ansiedad y una incertidumbre que hasta entonces le habían resultado desconocidas. La verdad era que prefería no detenerse demasiado a pensar en ello, en lo indefenso que, en cierto modo, lo había dejado su vida. No, era mejor mirar siempre hacia adelante. El pasado solo podía traer remordimientos, dolor o repulsión, y ninguna de esas sensaciones era algo a lo que Martem fuese muy aficionado.

El grupo se puso en marcha un rato más tarde, con los zurrones atiborrados de restos sangrantes que sin duda podrían vender en Belmonte por un buen pellizco. Al final se había decidido ir a visitar la guarida de los lobos, lo que Martem había aceptado de buen grado con un encogimiento de hombros, sin decir ni que sí ni que no. Si era buena o mala idea, lo sabrían muy pronto. Así, los viajeros se abrieron camino por el bosque bien atentos a cualquier cosa con la que pudiesen toparse. No les costó demasiado encontrar lo que buscaban, que resultó ser una cueva medio tapada por maleza. Martem subió por la pendiente hacia la oscura abertura, cuchillos en mano, con los cinco sentidos puestos en evitar ser sorprendido.

A ver qué se encontraban ahora.

- Tiradas (1)
Cargando editor
28/04/2021, 11:00
Morkam

En un primer momento la mente del enano imagino las posibles utilidades de los huesos, las pieles y la grasa. Bien era cierto que durante su aprendizaje como alquimista y herrero no había aprendido de memoria ninguna receta, pero aquellos no evitaba que su mente creará obras de arte en su mente. 

Posteriormente sus pensamientos se centraron en seguir el rastro dejado por aquella manada de lobos. Para fortuna del grupo encontró que los lobos habían huido en dirección opuesta a su destino. Gracias a ello encontró su idea un tanto menos estúpida. 

Cuando llegaron a la cueva dejó que sus compañeros avanzaran tratando de colocarse en el centro de la comitiva, pero antes de ello se agachó de nuevo y tomó del suelo unas pesadas piedras. Quizás debía crear una honda o aprender a utilizar otro tipo de armas. Nunca había tenido la necesidad de aprender, al menos desde que había encontrado a su lobo Dum; sin embargo los últimos acontecimientos le hacían replanteárselo. 

- Tiradas (1)
Cargando editor
29/04/2021, 11:56
Dannar

Dannar cedió cualquier iniciativa a los demás, mateniéndose en un segundo plano, pues a pesar de las primeras atenciones recibidas, sabía que no estaba al cien por cien, y no quería volver a dar síntomas de debilidad; suficiente ridículo había hecho ya, como para reincidir en ese comportamiento.

Si que ayudó en la recolección de materiales, pues los lobos eran fuentes de muchas sustancias de utilidad, que les harían ganar un buen dinero más adelante, y también, pese a no ir en cabeza, siguió de las primeras durante la búsqueda de la cueva, pues para bien o para mal, gracias a sus mutaciones y el duro entrenamiento al que había sido sometida toda su vida, incluso herida era mejor combatiente que muchos. También una avezada rastreadora.

Cuando llegaron a la guarida, se alegró de intuir que los animales no estarían allí, aunque tampoco se confiaba demasiado. Los lobos no atacaban de la manera que lo habían hecho, por lo que sospechaba que podría haber crías dentro. Por otra parte, no era la primera vez que se encontraba una manada, y de improviso se topaba con algo peor: un huargo. Si había uno dentro, podría ser muy peligroso. Debido a eso, prestó especial atención a la entrada y su entorno.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Joder, se me ha borrado el post que estaba haciendo, pff. Puto ordenador, no sé que coño le pasa que no deja de darle pantallazos azules.

Cargando editor
29/04/2021, 18:56
Rion Aedryn

Como era de suponer, sus palabras cayeron en saco roto y pronto se dirigieron en busca de la guarida de los lobos. La opción de encaminarse a continuar él solo el viaje estaba descartada desde el principio. Parecía mucho peor aventurarse por una senda como aquella él solo, que acompañar al grupo de temerarios para conseguir alguna que otra piel de lobo. Por lo menos con ellos se sentía más a salvo.

Por fortuna para ellos, la tranquilidad y el silencio envolvían el ambiente, así que se permitió entonces ahogar un suspiro y relajar su expresión. Por aquella cueva no parecía haber pasado un alma en mucho tiempo, a juzgar por la cantidad de vegetación que cubría en su práctica totalidad la entrada. Estuvo tentado de sacar el laúd, pero precisamente para no alertar de su posición a algún animal cercano, decidió no sacarlo. El cuerpo le estaba invitando a tocar alguna pieza para amenizar el trayecto; sin embargo, guardaría las notas de su instrumento para cuando estuviesen en una zona que considerase más segura y fuera de peligro. 

Finalmente, lo que hizo, fue observar con atención el lugar por si se percataba de algo extraño o inusual en las inmediaciones de la cueva.

- Tiradas (1)
Cargando editor
02/05/2021, 18:15
Jezal

Jezal jamás había tenido que hacer algo así, y estaba seguro de que si intentaba ayudar a sus compañeros lo único que conseguiría sería brutalizar y desperdiciar alguno de los animales que habían atrapado, así que su papel fue únicamente el de espectador. Lo que sí que hizo fue ofrecerles el cargar las pieles y huesos a su caballo, si no querían hacerlo ellos mismos, aunque no había tenido muy claro si aceptarían esa oferta: Tenía un reciente historial de huídas al galope.

Fuera como fuera, conforme con explorar la cueva, Jezal no quiso dejar a su caballo solo en el camino. Los lobos no los volverían a atacar a ellos, seguramente, pero un caballo solitario era un objetivo mucho más sencillo. Por eso mismo caminó sosteniendo en una mano las riendas y en la otra su hacha, de la que no parecía querer separarse demasiado después del incidente.

Un suave gruñido escapó su garganta cuando detectaron la entrada, lo cual no les llevó demasiado tiempo. Antes de acercarse más de la cuente, se detuvo durante unos largos segundos para otear la zona. Los sentidos del nilfgardiaano podían no ser especialmente agudos, pero llegados a ese punto, no iba a quedarle otra que empezar a confiar en ellos un poco.

- Tiradas (1)
Cargando editor
02/05/2021, 18:41
Director

Se prepararon para encontrarse cualquier cosa en el interior de la cueva, mantuvieron las armas cercas e incluso el enano se hizo con unos buenos cantos por si tenían que vérselas con otra bestia, pero allí el único lobo que había era el del propio enano, que caminaba junto a él olisqueando y moviendo las orejas con atención. El bardo, por su parte, siguió a regañadientes al grupo, aunque más centrado en robar suspiros con su música a las jóvenes de las cantinas que esperaba poder visitar la llegada del grupo a parajes más civilizados.

La cueva estaba completamente vacía, dentro no había ni crías ni un huargo, como se temía Dannar, pero sí que había restos de la presencia continuada en el lugar de los lobos. El que más saltaba a los sentidos, especialmente a los de la bruja, era el fuerte olor, pero también había gran cantidad de pelos atrapados en los matorrales que cubrían la entrada. Para colarse al interior de la cueva tuvieron que arrancar varios arbustos valiéndose del hacha de Jezal y del filo de sus armas, pero al hacerlo descubrieron que la entrada era mucho más amplia de lo que les había parecido. La cueva no se adentraba demasiado en las profundidades de la montaña, ni había allí túneles subterráneos que pudieran invitarles a creer que otras criaturas más siniestras que los lobos moraran allí. Era simplemente una amplia cámara lo suficientemente alta como para poder estar de pie, y con una profundidad de unos diez metros. Las paredes eran irregulares y llenas de aristas y formaban un pequeño recodo en la zona más alejada de la entrada. En el suelo había gran cantidad de huesos de algunas presas de la manada, Dannar los pudo identificar como huesos de corzo, principalmente, pero también de cabras, gatos monteses y otros mamíferos similares. También había tres cadáveres de lobos, todos ellos secos y medio momificados.

Martem, que se adentró más en la cueva, descubrió que en la zona más profunda de la cámara, tras el recodo que formaba la pared, estaban los restos abandonados de un campamento que pudo distinguir por la ceniza de la hoguera, los cazos y bolsas ya estropeados, algunos cuchillos oxidados y otros materiales. En torno a la hoguera, apoyados en la pared de la cueva, descansaban también los esqueletos resecos de seis humanos aún envueltos en sus ajadas ropas y con sus pertenencias cerca.

- Tiradas (1)
Cargando editor
02/05/2021, 18:42
Director

Era evidente que aquellos restos humanos llevaban allí mucho tiempo, tal vez incluso décadas. Pero lo más curioso de todo era que parecía que los lobos evitaran recorrer aquella zona de la cámara. Ningún lobo había tocado los restos humanos, lo cual ya de por sí era extraño, pero tampoco se habían atrevido a hacer vida junto aquellos esqueletos. No había restos de su comida, ni pelo, ni ningún otro indicio de ocupación lobuna en esa zona de la cueva, como sí lo había en el resto.

Cargando editor
02/05/2021, 19:20
Martem de Bremervoord

Una vez hubieron arrancado los matorrales más grandes y doblado o apartado los menos importantes, Martem avanzó con el sigilo de un gato. Cuando sus ojos se acostumbraron a la semioscuridad de la cueva, su vista le reveló una oquedad húmeda e irregular, sin duda espaciosa, pero sin ramificaciones. Aquella no era la entrada de un sistema de cavernas, sino una única abertura ciega en la pared de roca de la montaña. A primera vista, por el suelo solo estaban los cadáveres medio descompuestos de tres lobos, así como los huesos de toda clase de animales pequeños y grandes, pero nada que resultase especialmente digno de mención. Movido por la extraña certeza de que allí tenía que haber algo más, Martem continuó internándose en la cueva, rodeando silenciosamente una elevación rocosa para ver qué había al otro lado.

Y, desde luego, no esperaba ver lo que vio.

Joder. Venid a ver esto.

Allí tirados estaban los restos de un campamento antiguo, así como de sus seis integrantes. A juzgar por el estado de los cadáveres, que estaban en los huesos, aquel campamento convertido en tumba debía de llevar allí muchos años, quizás hasta décadas. Las cosas de aquellos desgraciados estaban también allí, así que Martem estuvo a punto de acercarse para empezar a rebuscar entre sus pertenencias, por si encontraba algo de valor que mereciese la pena rescatar. Pero se detuvo en seco, sintiendo una sensación casi eléctrica en la nuca que le decía que algo no iba bien. Y es que había algo muy extraño en aquella tétrica estampa.

¿Os habéis fijado? —preguntó, volviéndose hacia los demás. Había empezado a susurrar sin darse cuenta—. Ni huellas, ni mierda de lobo, ni restos de comida… Nada. Los lobos que se refugian aquí no se acercan nunca a esta zona del campamento. Es raro, ¿no?

El cidario se pasó una mano por su ígnea barba en un gesto que era la viva imagen del desconcierto. No tenía ni idea de qué hacer. Normalmente, si se hubiese encontrado con una escena como aquella, se habría puesto a saquear sin pensárselo dos veces. Pero en aquella ocasión, la cosa pintaba tan rara que se quedó indeciso. Sus ojos se pasearon entre sus compañeros, intentando discernir cuál era el talante predominante; eso sería lo que decidiera lo que se acababa haciendo.

Cargando editor
03/05/2021, 10:40
Dannar

Su vista se acostumbró en seguida al cambio de luminosidad, pasando del brillante sol del día a una penumbra apagada en el interior de la cueva. Por suerte, no había lobos ni ningún otro peligro, por lo que pudieron moverse por allí libremente, investigando la amplia guarida, un cubil típico de esos animales. No parecía haber nada extraño ni de mayor interés, o eso pensó antes de que Martem, que se había adelantado, les llamara.

Dannar se acercó, con una leve cojera, hasta dónde estaba el hombre. Observó con mirada crítica la escena y frunció el ceño, extrañada, sin encontrar una explicación a aquello. Su mano, inconscientemente, fue hasta el medallón que llevaba al cuello, pero estaba frío al tacto, inmóvil.

No hay magia —expuso, lo que, suponía, aliviaría al resto. No quería decir que fuera seguro, pero si descartaba posibles maldiciones y cualquier fantasía que se les pudiera ocurrir. Dejaba, sin embargo, otro interrogante. ¿Por qué estaban intactos los cadáveres? Unos lobos famélicos no dejaban comida atrás, aunque estuviera muerta desde hacía un tiempo. Intentó fijarse más, por si había algún indicio de porque podía ser.

- Tiradas (1)

Notas de juego

¿Hay algo que pueda tirar? Advertir/Notar, Supervivencia, Deducción, lo que sea. Tiro Deducción.

Cargando editor
05/05/2021, 10:56
Jezal

Con algún que otro gruñido, Jezal pegó hachazos donde había que pegar hachazos, intentando limpiar un camino hasta el interior de la cueva. Su expresión revelaba que se había esperado algo diferente, pero eso debió incendiar todavía más su curiosidad, porque tardó poco en entrar. Hizo una mueca al ver que era inevitable posar los pies sobre montones de huesos, pero lo que de verdad le disgustó fue ver los tres lobos. En cualquier caso, seguía sin ser nada especialmente mencionable: No había ni rastro de la nieta, ni tampoco parecía en general que ningún humano hubiera tenido la mala fortuna de terminar allí.

Y allí habría terminado la exploración para él, de no ser porque Martem decidió ir hasta el fondo para descubrir algo más. El nilfgardiaano se apresuró a su lado, aunque al hacerlo pegó un paso atrás. Lo último que se había esperado era aquel tétrico campamento con sus seis eternos vigilantes.

Stronthe —exclamó, con una mueca—. Pobres diablos. ¿Qué los mataría?

Jezal no tuvo la misma cautela que Martem, sintiéndose más valiente después de que Dannar declarara que no había magia allí. Sus pasos lo acercaron lentamente hasta los seis esqueletos, y utilizando la punta del hacha para no tocarlos directamente, empezó a hurgar en torno a sus ropas y sus pertenencias. Aunque debían llevar allí mucho, mucho tiempo, quería hacerse una idea de quiénes podrían haber sido aquellos hombres. ¿Bandidos, quizá desertores? ¿Puede que vagabundos con poca suerte?

- Tiradas (1)
Cargando editor
05/05/2021, 20:22
Rion Aedryn

Al contrario que los demás, que parecían estar ávidos de emociones fuertes y tenían ganas de explorar la cueva, Rion permaneció en un discreto segundo plano, casi en la retaguardia. No sentía mucha emoción inmiscuyéndose en una zona donde la oscuridad les rodeaba y en la que podían ser atacados de nuevo. La visión de los múltiples restos de animales salvajes por todo el suelo provocó que tragara saliva; algo no le daba buena espina de aquel lugar. Hasta que llegó el aviso de Martem desde la parte más profunda.

Para cuando todos fueron hacia allí, el bardo tan solo tuvo que echar un breve vistazo al panorama que había ante sus ojos para empezar a elucubrar teorías a cada cual más rocambolesca. "¿Los mataron los lobos? No, es improbable. ¿Y si había alguna criatura más peligrosa viviendo aquí hace años? Hay seis cadáveres, probablemente de seis aventureros. Nosotros somos seis..." ¡Por Melitele! Tal vez ese grupo de desgraciados fue objeto de una profecía y ellos eran los siguientes por adentrarse allí, rompiendo el descanso de los muertos. Empezó a mirar hacia ambos lados, con cierto nerviosismo. ¿Estaba siendo presa del miedo? No, eso nunca (vale, quizá un poco). ¿Sentía respeto por lo que veía? Bastante.

Yo vaciaría sus bolsillos por si tienen algún objeto de valor. Es evidente que no los van a necesitar. Y luego me largaría —por si quedaban dudas, enfatizó esta última frase. 

Cargando editor
06/05/2021, 16:00
Alberich de Narok

A pesar de ser quien lo había propuesto, Alberich apenas intervino en el despiece de los lobos. A diferencia de sus colegas magos, el kovirano no tenía ningún inconveniente en ensuciarse las manos pero como sus conocimientos sobre la anatomía de los animales eran bastante limitados, decidió que lo mejor era dejar el trabajo a los miembros más capaces del grupo y quedarse vigilando los alrededores por si surgía otro imprevisto.

Una vez terminado el asunto de los lobos, comenzaron a buscar el cubil de la manada, el cual encontraron a no mucha distancia de donde estaban. Tras asegurarse de que los animales no iban a volver a caer sobre ellos y enviar al barbirrojo como explorador, todo el grupo ingresó a la cueva. El lugar no era muy amplio y no se diferenciaba mucho de cualquier otra guarida de depredadores, pero el descubrimiento que hizo el calvo sí que era interesante: seis cadáveres resecos junto a los restos de un viejo campamento, los cuales parecían tener bastante tiempo y eran evitados por los lobos que moraban en la caverna.
Aunque la bruja no tardó en anunciar que no sentía ninguna aura mágica, Alberich quería estar seguro y por eso se apoyó sobre su bastón, cerró los ojos e inclinó ligeramente la cabeza, intentando comulgar con cualquier rastro mágico que pudiera haber en el lugar. Luego de terminar su sutil inspección e independientemente del resultado, el kovirano se unió a los intentos de descubrir que había pasado allí.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Hago una tirada de Formación mágica para descubrir cualquier rastro mágico que pudiera haber en el lugar y se le pasara a Dannar. Además, también tiro Deducción para averiguar que fue lo que sucedió.

Cargando editor
06/05/2021, 17:11
Director

El lugar carecía de restos de que se hubiese hecho uso allí de ningún poder, y de haberlos habido en algún momento debía haber sido mucho tiempo atrás. Ni el medallón de la bruja vibró, ni Alberich pudo sentir presencia alguna de que aquello que en las academias de magia llamaban Caos, y que los más mundanos conocían simplemente como magia.

Los esqueletos del misterioso rincón de la cueva que los lobos evitaban habían levantado la curiosidad de todos de modo inevitable, incluso del bardo que hasta ese momento se había mostrado reticente a entrar en la cueva pero que se sentía más seguro en compañía que solo, hasta mostró interés por el contenido de los bolsillos de los muertos. Jezal utilizó la punta del hacha para hurgar entre las pertenencias de los cadáveres y vio que la mayoría de objetos estaban oxidados, podridos o rotos a excepción de un cuchillo, un arco, una botella de vino tinto, un reclamo para perdices, un símbolo sagrado de Kreve, el dios del trueno norteño, unos dados y una baraja de aquel juego que llamaban Gwent.

Todos los que inspeccionaron los cuerpos y trataron de darle un significado a su presencia allí llegaron a la conclusión de que debían ser bandidos, cazadores o montaraces aunque había algo que no cuadraba con uno de los cuerpos y no llegaban a saber qué era. Fue Jezal quien se dio cuenta de que el sexto de los cuerpos era distinto al resto porque era el cadáver de una niña. La punta del hacha de Jezal dio con algo tras los restos esqueléticos de la niña y al alzarla vio una capa roja cuarteada y cubierta de polvo. También había un anillo en el suelo, junto a su columna vertebral, y a su lado había una cesta de mimbre rota en la que daba la sensación de que había más objetos.