Partida Rol por web

Que el misionero Guillaume hubiera fallecido era una verdadera lástima. Aquel hombre podría haberles ayudado mucho a comprender que estaba sucediendo en aquel lugar y les podría haber dado mucha información sobre la zona. Además del hecho de que no le gustaba al capitán, que hubiera muerto un bien hombre y un devoto seguidor de Celestar, claro estaba. Al menos Taclaelel seguía vivo.

Siguieron avanzando y aunque Patrice se vio tentado a ir abriendo cofrecillos y revisando las estancias inundadas, pronto descartó la idea. No parecía que fuera a encontrar nada de utilidad en aquel lugar, como tampoco parecía que los antiguos moradores de aquellas celdas, tuvieran objetos de valor, por lo que siguieron avanzando en silencio y con sumo cuidado hacia el este hasta llegar a una encrucijada. 

- Bueno, pues aquí tenemos que volver a decidir. - Comentó el capitán. Trató de escuchar si de alguno de los caminos que iban en dirección este, se escuchaba algún sonido, pero unos molestos mosquitos comenzaron a revolotear alrededor de sus orejas y le fue imposible. - Sigamos al este, pero... derecha o izquierda. El de la izquierda parece más seco. ¿Probamos por ahí?

Cuando terminó su comunicación, Victoire se secó una lágrima. Había sido una experiencia... ¿Cómo explicarlo? Había sentido el calor de la madre no sólo en su corazón, sino en todo su cuerpo. Y también entendió que ese conjuro sólo podía ser ejecutado en circunstancias excepcionales, porque Celestar, como madre que era también ponía sus límites.

—Siento mucho lo de Guillaume—le dijo a Sazel con gesto grave y poniéndole la mano en el hombro—. Le vengaremos. Y ahora no te muevas.

Victoire canalizó uno de sus conjuros en una oleada de energía positiva con la que curar las heridas de Sazel. Con el aasimar sanado siguió al resto de sus compañeros en la exploración del interior del Zigurat.

—El de la izquierda—respondió al capitán.

Victoire canaliza Escudo de la Fe en Masa por Curar heridas críticas y cura 34 puntos de daño a Sazel.

Raven no dijo nada con respecto a Guillaume, no en voz alta al menos. La costumbre de causar inquietud o incomodidad en la gente era algo demasiado arraigado como para que inconscientemente no se abstuviera de hacerlo.

No obstante, seguía siendo una pena que el misionero hubiera encontrado su fin tratando de ayudar, Le habría gustado conocerlo pues ella misma compartía la misma curiosidad que él había parecido tener por las cultura chardaukana. Pero al menos Taclaelel aún seguía vivo y por el momento al menos no se encontraba en peligro inminente así que quizá pudieran ayudarlo a él.

Tras agradecerle la curación a Sazel, siguió a los demás. Por una parte estaba bien que no hubiera azotamentes en la ecuación pero por otra eso sólo significaba que seguían sin saber quienes eran los misteriosos benefactores de los bullywug. Y por una parte estaba bien saber que la teoría de Guillaume y la suya propia sobre que el Señor de los Huesos había hecho un pacto con alguna entidad ominosa y la criatura que-antes-era-humana-y-repta-por-las-paredes se trataba de él era correcta, pero por otra... ¿Qué, en nombre de todo lo sagrado, había sucedido? ¿Por qué un pacto así? ¿Tan terrible era el peligro que suponía el propósito de la lluvia o era otra cosa diametralmente distinta?

«Demasiadas incógnitas... » se volvió a amonestar en su fuero interno.

Sacudió la cabeza dejando el hilo de pensamientos a un lado. Perderse en ellos era también una costumbre demasiado arraigada para ella. Fue cuando se dio cuenta de que alguien había preguntado en voz alta.

—Sólo sabemos que tenemos que ir hacia el este así que da igual—alzó ligeramente los hombros—. Aunque también estoy un poco harta de agua, el seco está bien.

Cuando los servidores celestiales de la Madre regresaron a su plano, Sazel se puso en pie con esfuerzo. Estaba herido, había pasado demasiado tiempo de rodillas, y la humedad se le estaba metiendo dentro de las articulaciones.

No lo conocía, le recordó Sazel a Victoire. El primer contacto con Guillaume había sido minutos antes, la visión en las escaleras. La pérdida de un buen hombre, un sirvo de Celestar, era siempre una lástima, pero la muerte era un destino que no habían de temer quienes caminaban por el recto camino de los justos. Concluiremos lo que él comenzó en este lugar. Encontraremos su cuerpo y le daremos digna sepultura, sentenció. Sus metas estaban ahora claras: liberar al Señor de los Huesos de su pacto infernal, por los medios que fueran necesarios, detener el ritual de las criaturas tentaculares, encontrar al hijo de Momoztli y los restos mortales de Guillaume.

El toque de Celestar intermediado por su compañera celestarum cerró algunas de sus heridas y calentó sus músculos entumecidos por la humedad, pero no le repuso por completo de sus dolores.

Avanzó en cabeza del grupo hasta que llegaron a la intersección de túneles.

Los bullywugs y esas otras criaturas de las que habló el chamán preferirán los túneles inundados. El Señor de los Huesos tal vez quiera mantenerse lejos de esas cavernas, aventuró, aceptando la elección de camino.

Tomasteis una decisión en apenas un latido de corazón y os internasteis en el túnel que se dirigía al este. El pasadizo subió durante unos metros para volver a bajar hasta llegar a una encrucijada de la que partían numerosos caminos. Aquí el suelo era más bajo, y había una parte parcialmente inundada, un pequeño remanso de agua estancada y cubierto de algas podridas. El techo estaba cubierto de vegetación colgante y raíces, y estaba ligeramente resquebrajado.

En el suelo, reluciendo bajo el brillo de la antorcha que portaba Victoire brillaba un amuleto cuyo significado conocíais bastante bien: era un símbolo sagrado de Celestar, fabricado en plata.

El símbolo sagrado de Celestar se iluminó para ti, y como las huellas que habías encontrado en las escaleras del zigurat no alumbraba la zona de alrededor. Emitían una calidez tibia en medio del frío y de la humedad del subsuelo y, de algún modo, tenías la sensación que podías alargar la mano y tocarlas, pero con una parte de ti que no tenía dimensión física.

Patrice se puso a revisar la zona de forma minuciosa. Buscaba no sólo más pistas además del amuleto, sino trampas o cualquier indicio que les indicara hacia donde había ido el antiguo dueño del medallón. Fueron dos minutos de su tiempo invertidos de forma infructuosa, pues nada encontró que diera algo de luz a aquel asunto.

- ¿Seguimos hacia el este? - No tenían más pistas que seguir la dirección que se les había indicado mediante la magia divina. - A falta de más indicios, creo que es la única opción...

Aguardad, pidió Sazel. Me está llamando, como las huellas en las escaleras de la pirámide.

El aasimar se acercó al amuleto y volvió a hincar la rodilla en la tierra mojada. No movió los brazos ni se acercó más, tan solo fijó en él la mirada hasta que la vista se perdió más allá. Una parte de él que existía por encima de la conciencia se extendió en busca de lo que esperaba fuera, de nuevo, un vestigio del paso de Guillaume.

Raven cambió el peso del cuerpo de pierna y simplemente aguardó a que Sazel dijese algo más.

Guillaume había llegado al menos hasta allí... y se inclinaba a pensar que era bastante posible que no hubiera perdido su preciado Símbolo por voluntad propia. Sea como fuere, el desaparecido misionero parecía estar aportando algo de ayuda. O intentándolo.

Victoire, como el resto de sus compañeros se quedó a la espera de que Sazel le revelara lo que el misionero tubiera a bien decirles. ¿Acaso les había dejado el medallón como miguitas de pan para que tuvieran un camino qué seguir? Y sí es así, ¿cómo podía saber que ellos llegarían a Yuacán y se internarían en todo esto? ¿Acaso tenía el don de ver el futuro? ¿Habría visto incluso su propia muerte?

La respiración de Guillaume era entrecortada por el miedo, y resonaba debido al eco por todas partes. El símbolo de Celestar brillaba por la acción de una plegaria de luz, pero su luz difícilmente podía vencer las tinieblas.

—Aunque la oscuridad se extienda ante mí, Celestar será mi guía. Pues en su luz no hay oscuridad y nada de cuanto Ella nos ha traído se perderá...

Un sonido, a medio camino entre un gruñido animal y un gemido sobrenatural sobresaltó al clérigo empapado. Guillaume dirigió la luz hacia el pasillo del este, chapoteando en el charco. Entonces escuchó un temible rugido que reverberó en las paredes. Lo vio durante un fugaz instante, antes de que se abalanzara sobre él. Era una criatura de pesadilla, no muy diferente a la Bestia de Hueso, que parecía formada por los cuerpos aún en descomposición de una docena de criaturas humanoides.

Guillaume gritó y todo se volvió negro.

Guillaume se había adentrado en los túneles, y su fe en Celestar le había soportado en los momentos en los que las garras heladas del terror habían tratado de hacer presa en él. Era lamentable que no hubiesen llegado antes, a tiempo de acompañarle en su descenso a los túneles, pues él no les hubiese esperado ni aunque hubiera sabido de su próxima llegada.

Sazel recogió el medallón con el símbolo de Celestar. Que vuestra alma repose en el regazo de la Madre.

Se puso en pie y recorrió sus alrededores con la mirada, reconociendo los túneles que brotaban del nudo que se encontraban como los que habían rodeado al exorcista en la visión.

He visto cómo una criatura atacaba a Guillaume en esta encrucijada, dijo. Un ser no muerto, hecho de retazos de cadáveres. Procedía de allí. No he visto más.

Sazel señaló hacia el este.

Saber (religión) para identificar lo que pueda sobre la criatura que atacó a Guillaume.

- ¿Un ser no-muerto hecho de retazos de cadáveres? - Dijo el capitán con gesto de evidente asco. - ¿Un gólem de carne putrefacta o algo así? ¡Qué asco! - Exclamó. 

Los nativos de aquel lugar tenían unas costumbres muy diferentes con respecto al tratamiento de los muertos. Al parecer era muy difícil ganarse el reposo eterno tras la muerte, sus propios familiares y amigos se lo impedían utilizándoles como esclavos o guardianes. No sabía muy bien que le parecería aquello a Celestar, pero a sus fieles debería bastarles como para iniciar una guerra santa contra ellos.

A Raven le parecía triste que las costumbres de los chardaukanos se hubieran pervertido de aquella forma. Ellos parecían sentirse orgullosos de convertirse en chardarrim para proteger a los suyos, era una elección voluntaria, pero aquello parecía haberse deformado de modo bastante... retorcido con la aparición de la supuesta entidad demoníaca.

—Si no reptaba por las paredes es posible que fuera alguna especie de... "nueva creación" del Señor de los Huesos después de lo que sea que le ha sucedido. Otra cosa es que el propio Señor de los Huesos ande cerca—aventuró pellizcándose la barbilla tras la explicación de Sazel. Luego recorrió la zona moviendo sólo los ojos—. Y no sé muy bien qué pensar de que del pobre Guillaume sólo haya quedado el Símbolo...

Mejor iba a ser no pensarlo.

Deteniendo la fuente de movimiento de los cadáveres detenían el peligro más cercano para Yuacán. Pero aun quedaba aquella lluvia, y eso ya no estaba tan claro cómo podía detenerse.

La cosa que encontrasteis al final de pasadizo era horrible. Parecía una amalgama de cuerpos en descomposición, colocados uno de encima de otros, como si una montaña de despojos se tratase. Uno de ellos llevaba una túnica que, aunque destrozada, reconocíais como las que usaban los misioneros de Celestar. También había bullywugs adheridos a su grotesca superficie, y muchos chardaukanos.

La criatura se giró sobre sus piernas y abrió sus numerosas fauces para rugir, todas a la vez, un estruendo que reverberó por la caverna y os provocó escalofríos. Se encorvó y los huesos empezaron a moverse rápidamente bajo su piel. Itzel lanzó una maldición en su idioma natal, pero era incapaz de mover un músculo.

¡Iniciativas! Si sacáis más de 9, actuad inmediatamente. Pero antes debéis hacer una TS Vol CD 25 o quedar paralizados del miedo durante 1d4 asaltos.

- ¿Qué diablos es eso? - Preguntó el capitán tan horrorizado como asqueado. - ¿Es un muerto viviente? - Preguntó terriblemente paralizado por el miedo que aquella cosa le hacía sentir. Quizás darse media vuelta y salir corriendo era lo más sensato en ese momento, pero sus piernas no reaccionaban. 

Esperaba que así fuera, pues de serlo, tenía algo contra ese tipo de criaturas venidas del otro lado. De lo contrario, poco podría hacer contra aquel ser, pues buscar puntos débiles entre una masa informe de cadáveres, se le antojaba arduo complicado. Lo que tenía claro era que exponerse por exponerse, no le hacía ni maldita gracia y aquel ser pavoroso, parecía ser terriblemente fuerte y contar con múltiples extremidades con las que golpearles a todos o... a él.

Al ver a esa monstruosidad a Victoire se le pusieron los pelos de punta, hasta el punto que no atinaba a agarrar una flejca del carcaj. En su vida al servicio de la iglesia de la madre nunca se había topado con una criatura como esa. Lo cierto era que Chardauka sabía sorprenderla.

Victoire se coloca en E1.

Viendo al monstruo con sus propios ojos, Sazel no sintió el terror que paralizó a Guillaume y a sus compañeros. Se vio, en su lugar, atenazado por una furia justa que le hacía temblar. Mas Sazel no era un bersérker como los de las antiguas historias, sino el guerrero de la Madre. Sostenía la espada con tal fuerza que los nudillos se le tornaban pálidos, las yemas encarnadas como cirios encendidos.

Es una abominación, sentenció Sazel. No muerta o construida por las manos de humanos o criaturas perversos, qué importaba. Era una afrenta contra Celestar, contra todo lo que era justo y correcto. Como la maldita Bestia de Hueso a la que tanto recordaba su aspecto. Es de justicia erradicar su mácula.

El aasimar se protegió con un manto de energía sagrada mientras entonaba una plegaria a la Madre. El suelo de la caverna se cubrió de una capa de hielo bajo la amalgama andante de cadáveres.

TS Voluntad 30.
Iniciativa 18.
Posición inicial E3.

Acción rápida: Devoción por la ley (+5 a CA).
Acción estándar: Sazel lanza ice slick bajo los pies (F-G-9-10) de la perdición cadavérica.
Acción movimiento: me la guardo, según lo que le pase al bicho con el hielo.

Raven arqueó muchísimo las cejas cuando se toparon con aquello. Era la primera vez que veía semejante cosa y lo primero que le provocó no fue asco, sino una mezcla de lástima y consternación; antes le había olido mal que de Guillaume sólo hubiese quedado el Símbolo y bueno. Ahora era evidente cuál había sido el horrible destino del misionero.

Del misionero, de bastantes chaurdakanos, y hasta de algún bullywug.

No sabía si aquello era el resultado de la locura en la que parecía haberse sumido el Señor de los Huesos mezclado con sus artes o qué, pero daba igual. La definición de Sazel era bastante acertada. Y ya no solo por justicia que no podían dejarlo allí, sino por pura misericordia.

—¡Mayat keajukan lakana cepat belit!

La criatura no estaba vinculada y aquello la la desconcertaba pero no era momento de pensar en eso. La unión de sus compañeros podía verla con claridad de modo que tejió el conjuro sobre ellos. Algunos parecían paralizados por el miedo así que los segundos de reacción que pudieran perderse ahora había que tratar de compensarlos de alguna manera después.

Paso la TS.
Iniciativa: 16

Raven está en D1. Lanza Acelerar a través del tapiz.