Partida Rol por web

Joseph ya no entendía qué ocurría. ¿Por qué lo miraban así? ¿Estaba tan equivocado en que no hacían falta detectives para interpretar un sueño? Nadie sabía qué ocurría, pero todos querían detectives. Era extrañísimo.

Nathan se limitó a escuchar a sus compañeros hablar y también a ver como las mujeres abandonaban la sala. Aún estaba esperando una respuesta por parte de su amigo, pero estaba claro por dónde empezaría él, fuera con la ayuda de ellos o sin ella. En todo aquello había algo bastante raro, y eso precisamente era lo que más le gustaba al Sr. Rush, los casos raros.

Entendiendo rápidamente la ausencia de Emily, habitual en ella mediar para que todo vuelva a su cauce...

- No te preocupes, ve tranquila.- estaba por sentado de que así sería.  

-No fumo desde hace años, Srta. Dickinson. Aunque le agradezco el ofrecimiento. Mire, me interesa bien poco cómo sea el Sr. Sinclair. Lo que no voy a tolerar es su manera de tratarme. Por lo demás, acataré lo que disponga el Sr. Butler. Fume tranquila, yo la acompaño.

Sheila sonrió ampliamente mientras buscaba un bloc de notas en el interior de su bolso. Una vez lo extrajo, anotó algo rápido en él y lo devolvió a su sitio. Emily se dio cuenta en ese momento que aquella mujer, ni era tan ingenua, ni tan visceral como se podía haber deducido instantes antes.

Sonreí ante las palabras del señor Butler y su claramente engaño. ¿Un simple susto hacía telegrafiar a seis personas? ¿Sin más? Aquí había algo más que superstición, estaba seguro.

Me fijé en la actuación de Sheila. ¿Sería una actuación para que nuestro anfitrión intentara intervenir y se viera tentado a contarnos la verdad, o realmente le había sentado mal el comentario de Sinclair? Ambos casos me parecen bastantes probables

Me acerqué con la copa en la mano hasta el asiento del señor Butler y hablé

Señor Butler, hay estudios que dicen que, en los sueños, es el subconsciente quien toma el control de nuestros pensamientos y nos muestra cosas. Nos llamó por una razón y no nos la cuenta. ¿Quizá quiere conocer si realmente su abuelo fue "hechicero"? ¿Quizá quiere hacerse con sus conocimientos para serlo usted también?

Dudaba que fuera eso, me jugaría cualquier cosa a que no lo era... Pero me encantaba pasar por estúpido, eso hacía que la gente hablara más de lo que debiera

Podéis observar como la cara del doctor Butler muestra indignación, asombro, sorpresa y desconcierto a la vez que se encuentra enmudecido y petrificado en su butaca mientras la discusión se desarrolla delante de él.

En ese estado de estupor se encuentra cuando las damas abandonan el salón

Y yo que pensaba que la tormenta estaba fuera - dijo en un murmullo apenas audible el doctor.

Respirando hondo, comenzó a hablar en un tono sosegado:

Vamos a ver, no sé si no he hablado con claridad o no se me ha entendido bien. Decía que los telegramas fueron un producto de la ansiedad, supongo que por el clima tan distinto al de Arkham, el cansancio, las habladurías de los lugareños y el sueño, no tiene mayor importancia.

Eso no quiere decir que quiera que se marchen mañana - prosiguió mirando directamente al señor Anderson y al señor Rush - Pueden quedarse aquí el tiempo que quieran. Sólo les decía que no consideraba necesario ningún tipo de investigación y que a pesar de ello estaba dispuesto a pagar sus honorarios para que no se sintieran estafados.

Insisto en que pueden quedarse aquí, pero - endureció el tono para decir las siguientes frases, mirando intensamente a Richard - por favor, hágale entender a su compañera que no estoy dispuesto a que se me llame mentiroso en mi propia casa. La cortesía y la hospitalidad tienen un límite y creo que ha sido rebasado ampliamente. Puedo entender que el cansancio, el calor y la tormenta les haya afectado y por eso su compañera se ha expresado de una forma tan brusca. Por mi parte, lo dejaremos estar y lo achacaremos a lo que le he dicho, pero ni una vez más. ¿Está claro?

Sus palabras decían una cosa pero sus actos e intenciones parecían claramente indicar otras. Nathan estaba algo cansado y se le notaba en su rostro. El puro que tenía ya se había consumido y lo apagó en una de los ceniceros que tenía junto a él. Después miró al resto esperando que terminasen sus conversaciones, o al menos que pusieran fin a estas.

Lo mejor era quedarse a descansar allí, tenía la intuición de que, en verdad, era lo que el Sr. Butler era lo que quería.

Hay algo que oculta, y lo mejor es bajar al pueblo para consultar a la gente. Si les llamaban hechiceros, quizá no era por lo bien que les trataban.

No se preocupe, sr. Butler. Ya sabe lo temperamentales que pueden ser las mujeres. Le haré llegar sus preocupaciones a mi compañera, no lo dude

Viendo el humor que se palpaba en el ambiente y deduciendo que ya nada más en claro se podría obtener atosigando a su irreconocible amigo, asintió con la cabeza a sus últimas palabras. Y se quedo fijamente mirando los peculiares extraños que hacía la húmeda leña ante el fuego de la revitalizante chimenea...

La complejidad del ser humano no tiene límites...

Por unos segundos Joseph se puso serio, y seguía con la mirada los rostros de los presentes. Estaba claro que si seguían así iban a llegar a eso, pero aún así habían forzado esa situación. ¿Qué esperaban ganar?

_Vamos, Isaac, no te fastidies, tómalo con calma. En todo caso te lo mereces por haberla enviado a mi casa, que ya viste que conmigo se comporta peor aún. JAJAJA.

Dijo lo que dijo en tono de broma, pero ni siquiera para él la broma había sido tan graciosa como para reírse así. Tan solo lo hizo para cortar ese desagradable clima que habían generado presionando tanto al anfitrión a tan poco tiempo de llegar. Miró a Isaac casi suplicándole que cambiara el semblante. Al fin y al cabo por él había viajado hasta allí, y las cosas, incluso si hubieran secretos, no estaban tan mal como esperaba. Hizo un gesto con la cabeza en dirección a la puerta.

_¿Qué me dices de Gullah? ¿Vivía aquí cuando llegaste? He notado que no puede hablar.

No planteó la pregunta como un interrogatorio, sino más bien como un cambio de tema para seguir conversando de algo.

- ¿No fuma?. Quizá, ahora que lo pienso, sea por eso por lo que recuerdo no haberla visto coger ningún cigarrillo cuando nos los ofrecieron antes de cenar, mientras estábamos en el Salón. - digo, algo nerviosa, ante las palabras a la defensiva de la detective. - ¿Qué le parece, entonces, si simplemente salimos al exterior, y charlamos, mientras disfrutamos de la noche sureña?. Las dos solas, sin hombres, y sus fanfarronadas. Parece que ha dejado de llover, y quizá nos vendría bien un poco de aire fresco. Incluso, si el tiempo es propicio, y la iluminación no es demasiado mala, podríamos dar un pequeño paseo, alrededor de la casa, mientras hablamos. ¿Quién sabe?, quizá, durante dicho paseo, encontremos algo que nos desvele porque Isaac nos está mintiendo a todos. -

La irlandesa mira fijamente a su contertulia, y seguidamente responde:

-Creo que ya es hora de apearnos el trato, ¿no cree? No hace falta que intente ser amable conmigo. Hágame caso, sea Vd. misma y entonces nos llevaremos bien. Sinclair es un caso aparte. Deberá adaptarse o lo pasará mal. Esto cada vez me gusta menos, no creo que se trate de un simple sueño o una alucinación. Ese hombre, Butler, tiene miedo y nos va a costar aparentemente conseguir que suelte algo de información. Sinclair ha metido la pata y ha enturbiado aún más todo. Ahora Butler se retraerá. Quizá su amigo O'Sullivan, más encantador y avispado, consiga enderezar las cosas. Y sí, demos un paseo, Emily. ¿Por qué no?

Salen fuera.

- Vaya, veo que va usted al grano, Seronita O'conell. - digo, mientras salimos al exterior - Tiene usted caracter, y eso me gusta. Me cae bien, y no lo digo por cumplir. ¿Le parece bien que nos tuteemos?. Mi nombre es Emily, como supongo que habrá tenido oportunidad de escuchar por el camino. - Hago una pequeña pausa para observar el exterior. - Respecto a Isaac, yo tampoco creo que se trate de un mal sueño, como ha intentado hacernos creer. Opino que hay algo que le asusta realmente, aunque nos será complicado que nos lo cuente. En relación a Joseph, y a Mike, como habrá podido observar son completamente distintos. A Joseph siempre le gusta llevar la voz cantante, e imponer su voluntad. Mike, por el contrario, es mucho más comprensivo con el resto de las personas. Si hay alguien capaz de hacer hablar a Isaac, sin duda es él, aunque el Doctor Sinclair intente, después, llevarse todo el protagonismo. - Sonrio de forma pícara, después de decir esta última frase.

Afuera está totalmente obscuro. La noche ha caido ya hace tiempo y no veis más alla de unos 2 metros por delante vuestra. Con esa escasa luz, podéis apreciar que el suelo, ya de por si pantanoso, se encuentra totalmente embarrado.

La supuesta broma de Joseph sólo consigue arrancarle una sonrisa desvaida al rostro de Isaac, para a continuación responderle a su pregunta:

Bueno, por lo que yo sé Gullah lleva al servicio de la familia prácticamente desde que nació. Su familia viene de esclavos que trabajaban en la plantación y que tras la emancipación pasaron a ser criados. Es el último de una larga descendencia. Respecto a que no pueda hablar, por lo que he podido averiguar, debió tener un accidente hace muchos años y a raiz de él perdió la lengua.

Haciendo una pausa para apurar su copa, continúa:

Caballeros, creo que estamos todos muy cansados. Propongo que esperemos a que las damas vuelvan y después nos retiremos. Mañana será otro día y con un sol brillante, todo se ve desde otra perspectiva.

Joseph se puso de pie y comenzó a recorrer la sala. No había demasiado ánimo de charla allí, y además estaba cansado de estar sentado, luego de tantos días manejando. Se mantuvo callado, esperaba que Isaac tuviera razón y que al otro día todos estuvieran de mejor humor.