Partida Rol por web

Tras un breve pero intenso registro, no logras encontrar nada, aunque te notas la sensación de que algo se te escapa, no sabes bien si por la rapidez o por la falta de luz.

Mientras vuelves a cerrar la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido, te planteas tu siguiente paso.

Mientras registras el armario, vuelves a tener esa extraña sensación, pero esta vez te giras mucho más rápido y puedes observar entre las tinieblas como una figura de cabellos rubios te estaba observando desde uno de los balconcitos de la planta superior.

Por desgracia, no has podido distinguir sus rasgos, únicamente el color de sus cabellos.

Me doy vuelta ante esa desagradable sensación de sentirse observado. Esta vez en efecto descubro lo que me molestaba, posiblemente lo mismo que había sentido antes.

Estos pueblerinos, tan vergonzosos... Isaac debería habernos dicho que vivía alguien más aquí, y a esta persona debería haberle enseñado cómo comportarse con extraños.

Sonrío amablemente a la figura, yo sí le demostraré un poco de educación. Al fin y al cabo el invitado soy yo y ella está en su casa, suponiendo que sea familiar también de Isaac. A mi sonrisa le agrego un inicial saludo con una mano y me dispongo a subir las escaleras mientras me presento.

_Mucho gusto, espero no haberlo despertado. Yo soy el Dr. Joseph Sinclair, amigo de Isaac.

Espero por su respuesta mientras sigo ascendiendo y acerco la vela para intentar ver la cara o al menos el cuerpo de la persona. Cuando esté cerca extenderé mi mano para estrechársela.

Antes de empezar a subir, ves que la figura se pierde, retrocendiendo hasta ocultarse entre las sombras.

Cuando llegas a la parte de arriba, puedes apreciar que no hay nadie y que todo son puertas cerradas:

Al ver que la persona se aleja apuro el paso. Ya tengo la excusa para ir al piso de arriba, siempre puedo decir que quería disculparme con esa persona si la había asustado.

Lamentablemente al llegar arriba no veo a nadie. Todas las puertas estan cerradas, y una cosa es disculparme por haber seguido a alguien y otra por entrar a la habitación de alguien sin permiso. Debo reconocer que he perdido a esta persona, ya hablaré con ella mañana. No puedo probar cada picaporte con la posibilidad de entrar a la habitación de Isaac o a la de su prima. ¿Qué impresión daría si hiciera eso?

Echo una mirada más buscando algún tipo de rastro y hago algo que sí puedo hacer: ponerme a escuchar tras las puertas. Mi coartada de esa manera podría mantenerse, solo pasaba por allí tratando de disculparme con la persona a la que asusté. Comienzo mi pasada tras las puertas en sentido antihoráreo.

Con sumo cuidado, acercas tu oreja a las puertas de las habitaciones, para ver que puedes escuchar.

En la primera no logras escuchar nada. No sabes si hay alguien o no.

En la segunda puedes distinguir ruido de cañerías, por lo que deduces que debe ser un baño.

En la siguiente, logras oir una voz femenina, que tararea muy suavemente una cancioncilla infantil.

En la cuarta puerta, oyes claramente los ronquidos del doctor Butler. Es de suponer que este es el dormitorio principal.

En la última puerta no oyes nada.

Ya no hay nada que pueda hacer aquí. No puedo andar golpeando las puertas a esta hora y mucho menos entrando sin permiso a las habitaciones. Parece ser que aquí vive más gente de la que pensaba. ¿Por qué ocultaría también esto Isaac?

Bajo las escaleras y voy hacia el sector de las habitaciones para buscar a Gulah. No me causa ninguna gracia tener que hablar con el servicio, sobre todo cuando el servicio no habla. A pesar de ello le sonrío y hablo amablemente. Mejor llevarme bien con él, seguramente será mejor fuente de información que Isaac. Primero le pido una nueva vela (si es que la mía ya se ha consumido demasiado)y luego le digo:

_He visto que te has ocupado de arreglar las habitaciones, muchas gracias. Quisiera hacerte una pregunta, porque el Dr. Buttler estaba muy cansado y no hemos podido hablar lo suficiente. ¿Quién más vive aquí? Pensé que solo estaban el Sr. y la Sra. y Alexandra. Pero hace unos segundos he visto a alguien de rizos rubios mirando desde el balcón del piso de arriba. Quise saludarlo pero quizás le he asustado, porque desapareció cuando me acerqué. ¿Es otro pariente del Dr. Buttler? ¿Sabes escribir, Gulah?

Esto se hará largo, pero no tengo otra opción que hacerle preguntas concretas que se respondan con sí o con no. No creo que sepa escribir, e incluso si sabe hacerlo llevará tiempo.

Gullah te recibe con gesto serio pero escucha atentamente tus preguntas. Cuando te refieres a si alguien más vive aquí, se encoge levemente de hombros, dando a entender que no considera que sea asunto tuyo. 

En lo referente a si es pariente del doctor, una sonrisa irónica aparece en su rostro, mientras niega firmemente con la cabeza, cosa que vuelve a hacer cuando le preguntas si sabe escribir.

Tengo que contener la cólera al ver asomar una irónica sonrisa en la cara del sirviente. No tiene mucho sentido seguir ahondando en el tema, pero al menos puedo intentar conseguir información de otra cosa.

_Dime, ¿la Sra. Buttler ha estado enferma? Ese fue el motivo de mi visita, pero se la ve bien.

Iba a seguir haciendo preguntas al menos para ver qué le ocurría a ese extraño tipo. Quería darme cuenta si también él quería ocultarme cosas o simplemente nada le interesaba.

Gullah vuelve a negar con la cabeza cuando le preguntas si la señora Butler ha estado enferma, aunque se queda reflexionando un poco y hace un gesto con las manos indicando que más o menos.

_¿Han tenido problemas con la gente de aquí? El Dr. Buttler me dijo que los locales temían de sus antepasados, y que habían supersticiones respecto de este lugar.

Esta vez logras que se pare a reflexionar un poco antes de contestar y obtienes un leve asentimiento.

_¿Puedes explicarme de algún modo qué ha pasado? ¿O mostrarme alguna pintura o libro que relate cuáles son las supersticiones?

Vuelve a encogerse de hombros mientras niega con la cabeza. Señala hacia el exterior, en lo que supones que es la dirección del pueblo y hace un gesto de desprecio.

Parece claro que sea cual sea la fama o superstición que afecta a la familia, Gullah es totalmente leal con ellos y no le da la mínima importancia.