Partida Rol por web

Nathan echa un vistazo rápido, pero dada la premura y la agitación que reina en el mausoleo, no puede sacar nada en claro.

Richard, que ha acompasado su movimiento al de Alexandra, llega a la atura de ésta cuando se adelanta para apuñalar a Sheila y se dispone a dispararle antes de que pueda acabar con su compañera...
 

Palpando el inmediato peligro que se cierne sobre mi compañera, siento como se eriza el vello de mi nuca y la determinación se hace dueña de mi pulso. Sin vacilar encañono a la hermosa y desquiciada Alexandra y aprieto el gatillo, provocando una detonación a quemarropa y un empuje de la bala, que es inexorable y poderoso, contra su cuerpo y en dirección contraria a la que traía la hechicera. Esperando que el golpe frene completamente el impulso homicida de aquella mujer, aunque ello segase su propia vida en el proceso.

Rápidamente miro a mis compañeros, así como al cadáver resurrecto. La suerte está echada.

Aunque recibe el balazo de Richard, no le hace el bastante daño a la prima del doctor como para frenarla, por lo que ataca a Sheila, consiguiendo asestarle una buena puñalada, que se clava profundamente en la investigadora privada.

Por su parte, Zacariah ataca a Richard, que tan caballerosamente había descuidado su defensa para intentar parar el ataque sobre su compañera. Tan noble gesto es recompensado por la Providencia, haciendo que esta abominación falle estrepitósamente su ataque, que está más cerca de golpear a Alexandra que al investigador.

Sheila ha quedado malherida tras la puñalada de Alexandra. Aún así, puede sacar el arma que Richard le ha proporcionado y lo empuña contra la mujer endemoniada, confiando en quitarle la vida de un solo disparo.

Viendo que de nuevo las balas vuelven a silbar, me aparto un poco y le presto atención a mis heridas. Me saco la gabardina e intento limpiar como bien pueda la herida de garra que tengo en mi costado.

Desde luego, lo mío no son las armas. Teniéndola tan cerca no sé ni cómo pero no consigo impactar la bala en el cuerpo de aquella mujer que amenazaba de muerte a mi compañera.

Así el estruendo resuena nuevamente, pero sin más efecto que el propio ruido y el olor a pólvora.

Mientras tanto, el cadáver revivido se cernía sobre mí.

La malherida mujer alza el arma una vez más. La figura demoníaca sigue estando allí... La bala entra en su asqueroso cerebro.

Ahora que me he parado a prestar atención a mis heridas, veo que hay un buen reguero de sangre que baja desde la herida en el costado hasta los pies.

Un poco espantado voy dando pasos para atrás mientras me abro la camisa y con un pañuelo de tela en la mano, me sujeto fuertemente la herida.

El último disparo de Sheila impacta en la cabeza de Alexandra, que literalmente estalla, matando a la bella a la par que demoniáca prima del doctor Butler. Hay sangre y restos del cráneo diseminados por todo el mausoleo, mientras su cadáver parece desplomarse a cámara lenta.