Partida Rol por web

En los inicios de la corrupción (Hentai +18)

Pueblo elfico, pantano del norte

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06/06/2020, 16:57
Mytha

Fue rápido pero también doloroso, en cuanto empezaste a enfrentar a esa mujer ella te miraba desde arriba, tranquilamente pero antes de que acabaras de hablar levanto la mano y te cruzo la cara de una bofetada que te dejo un surco rojo con la forma de su mano para divertimento de esta. -Mmmm...una ardilla respondona.- Con un suave tono de voz camino un poco y puso un dedo en tu barbilla para obligarte a mirarla, realmente lo pudo hacer con un dedo porque notabas como algo tiraba de ti para hacer lo que ella quería, como si una mano invisible te hubiera sujetado la cabeza para orientarla. -Me gustan los juguetes que son así de traviesas.- Relamiéndose un poco y entonces viste que dos de sus dientes, los colmillos, eran afilados, sobresalientes del resto de la dentadura. -Tranquila, me tomare todo el tiempo del mundo en educarte cuando acabe con esto.

Palmeo el aire como si aplaudiera mientras te dejaba atrás y miraba hacia la semilla con un dedo en sus labios. -Mmmm....que sera esto? Tal vez pueda hacer algo para acelerar el proceso...- Como si estuviera hablando consigo misma. En ese momento la mujer te estaba dando la espalda, tal vez era el mejor momento de atacarla o de huir? Pero las otras dos mujeres estaban detrás tuya a pocos pasos, quizás huir no seria la mejor opción ya que tu magia había abandonado tu cuerpo.

Ante tales pensamientos y incógnitas notaste una ligera brisa que recorrió tu cuerpo desnudo y como una gota de agua clara escuchaste en tu cabeza una voz, una voz cristalina, femenina y por algún motivo notabas una voz amable que calmaba parcialmente tus nervios. -...Lista?...

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06/06/2020, 21:59
Sheliva

Cuando recibí aquella dolorosa bofetada que hizo que mi rostro se girase, me quedé en aquella postura durante unos largos segundos. Notando como la sangre se acumulaba en aquella zona y me palpitaba ante el golpe. Hasta que al sentir su dedo sobre mi barbilla alzó mi rostro para que la viera de nuevo. No lo hizo usando la fuerza, sino algo que provocaba que mi cuerpo se moviera, igual me había atraído hacia ella cuando empecé a caminar. No sabía que tipo de magia era aquella que estaba usando conmigo, Cirlia no me había hablado nunca de cosas así... pero de la misma forma que yo usaba mis hechizos para ayudar a mi pueblo, su magia parecía muy diferente. 

Jamás te obedeceré... da igual lo que hagas conmigo —respondí ahora en un tono más suave, mientras sentía todavía el golpe en mi mejilla y como la furia comenzaba se convertía en frustración que humedecía mis ojos hasta el punto de casi provocar que rompiera a llorar —. Yo solo obedezco a mi maestra.

Por su comentario supe que ella no sabía lo que era esa semilla, o qué hacía, pero quería acelerar el proceso. ¿El proceso?, ¿de qué estaba hablando?, ¿y por qué la quería mi maestra? Pensaba que no era más que una prueba. Un rito de iniciación para demostrar que ya tenía en conocimiento suficiente para embarcarme en mi propia aventura. Pero parecía que había algo más detrás, algo que desconocía.

Me encontraba debatiendo conmigo misma cuando entonces pude sentir algo extraño. Como una leve brisa que acariciaba la piel de mi cuerpo aún desnudo y provocaba que ésta se erizase ante aquel contacto. Aquello no era viento, no uno normal al menos, había algo extraño. Y de pronto... aquella voz. Al principio pensé que era Cirlia que al fin había venido a rescatarme, ¿pero cómo podía ser? Aquella no era su voz ni se había comunicado así conmigo antes. Pero fuera lo que fuera, si estaba dispuesta a ayudarme, era mi única salida.

S-sí, estoy lista —traté de contestar con firmeza, cerrando los labios con cierta fuerza y asintiendo con seguridad. 

Si aquello que me hablaba quería ayudarme, haría lo que estuviera en mi mano para enfrentarme a ellas. No me quedaba más que luchar o acabar convertida en otra de sus sucias esclavas.

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07/06/2020, 18:08
Mytha

Te encontrabas debatiendo contigo misma antes de que aquella voz te hablara, no dudaste en coger esa llamada mientras la mujer parecía estar mirando aquella semilla con cierto interés. -Oh...estas ya lista? Parece que has durado poco siendo fuerte, tranquila, pronto me llamaras maestra y te arrodillaras ante mi, pero esto requiere mi total atención en estos momentos.- Dijo aquella extraña mujer, aunque la voz estaba en tu cabeza, hablaste en voz alta, pero parecía que ella no te estaba prestando la suficiente atención como para darse cuenta de nada.

Las dos chicas que te habían traído empezaron a reír y creyendo que te habías rendido a los encantos de su maestra empezaron a avanzar hacia ti.

-Pronto seras un juguete de la maestra Mytha...

-Seras una de nuestras hermanas...

-Tu piel se volverá blanca...

-Tu sed se convertirá en lujuria...

-Experimentaras nuestro placer...

Todo de forma intercalada, pero cuando estuvieron prácticamente delante de ti la semilla empezó a despertar. La mujer dio un par de pasos hacia delante de lo mas curiosa antes de que la misma voz que había hablado contigo resonara con fuerza en tu cabeza.-....Corre!...- La semilla empezó a emitir una fuerte fuente de luz y estallo como si hubiera explotado envolviéndolo todo en una nube luminosa, pero tu, tu podías ver el camino y podías ver como ambas tres se tapaban los ojos con las manos.

-Maldito pantano! Te someterás a mi!- Grito con rabia y una voz inhumana, como si varias voces femeninas se intercalaran, todas provenientes de Mytha. Tenias la oportunidad de dar el primer movimiento, que harías?

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07/06/2020, 23:20
Sheliva

Parecía que a pesar de la magia que aquella mujer desprendía era incapaz de escuchar la voz que el viento arrastraba y me hablaba, pensando que era a ella a quien me dirigía. Me mantuve callada entonces esperando el momento indicado, sin responder esta vez a sus palabras, evitando cualquier provocación que pudiera alarmarla. Mientras escuchaba a las dos criaturas que me habían arrastrado hasta aquel lugar, esas dos pervertidas y sucias mascotas. Y pensar que casi me dejo llevar... que adoraba como sus manos acariciaban mi cuerpo, como una de ellas jugaba con mi femineidad mientras la otra me besaba. 

Las miré por encima del hombro con un notable mohín, apretando los labios y frunciendo el ceño enfadada. Las odiaba por lo que me habían hecho y las odiaba porque me hubiera gustado tanto... ¡pero yo no era como ellas! No sabía que clase de criaturas malvadas se escondía bajo aquellos hermosos rostros. Suspiré y de nuevo miré al frente, preparándome.

Vamos... vamos... —susurré para mí misma nerviosa, de nuevo agitada con mi corazón latiendo con rapidez.

De pronto un súbito estallido inundó con su luz todo el pantano y de nuevo pude escuchar aquella voz que me hablaba: ¡Corre! Por un instante dudé si hacerlo, pero aún no era lo suficientemente fuerte como para enfrentarme a ellas así que hice caso a lo que dijo. Aún con el cuerpo desnudo comencé a correr, tratando de alejarme lo más rápido posible de ellas antes de que se dieran cuenta de lo que había sucedido. Pensando que con suerte podría llegar a mi pueblo y avisar a mi maestra de todo lo que había visto antes de que fuera demasiado tarde.

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08/06/2020, 16:40
Directora

-Atrapadla!- Grito Mytha visiblemente alterada y enfadada pero ninguna se podia mover, lo que fuera que había pasado en ese lugar, esa luz que te había ayudado también las estaba inmovilizando, quizás fuera por la potencia o por cualquier otra cosa, lo importante era que te estaba ayudando. Empezaste a correr, pasando por al lado de ambas dos mujeres, antes de dirigirte hacia el pantano. Conforme salias de aquella zona podías ver como aquellas hebras rojizas parecían querer tomar el pantano, como si lentamente se fueran moviendo absorbiendo parte de lo que rodeaba pero aquella no era tu preocupación principal, tenias que salir de ahí.

Corrías, corrías y corrías, notabas como una leve brisa acariciaba tu espalda ayudándote en cierta medida a correr, no giraste la cabeza en ningún momento, porque si vieras que alguna de esas tres estaba cerca seguramente te pondrías nerviosa. Pero...nadie te seguía, estabas en un lugar conocido y de buena mano porque a tu alrededor podías ver aquellas luces danzantes que te habían dado las hechiceras de la tribu, miraste un poco a tu alrededor, detrás de ti y reconocías tu hogar, habías recorrido la misma distancia en quizás minutos, cuando antes habías tardado horas, eso si, notabas el peso del agotamiento en tu cuerpo como si te hubieran dado con un mazo por todas partes.

Escuchabas las voces de las chicas del cónclave y podías escuchar. -Es esa Sheliva?- De parte de una voz conocida, seguramente una de las druidas. -Esta desnuda? Le a pasado algo seguro, avisad a Cirlia.- Entonces el chapoteo de pasos acercarse y como un par de tus compañeras te sujetaban para que no te cayeras al agua. -Eh...estas bien? Tranquila, que a pasado?

Segundos después podías ver como tu maestra con gesto preocupado se iba acercando a ti.

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08/06/2020, 19:27
Sheliva

Corrí como hasta ahora nunca lo había hecho, sin mirar atrás, sin saber de dónde provenía aquella voz que me había ayudado a escapar. Viendo como toda aquella maldad parecía consumir el pantano como una enfermedad. Y de pronto me encontraba de nuevo con los pies sobre el húmedo suelo, acompañada de las luces que había invocado y en un terreno que ya conocía. ¿Pero cómo era posible? Estaba cerca de mi hogar, pero había caminado durante horas para alejarme de allí. Sin darle más vueltas seguí corriendo hasta que al fin escuché una voz que me era conocida.

¡Sí, soy yo! —grité jadeante mientras me acercaba, deteniéndome a su lado con la respiración agitada.

Ahora mi cuerpo desnudo había quedado perlado por un ligera capa de sudor que me cubría a causa del esfuerzo y la agitada respiración provocaba que mi pecho se alzara y bajara con rapidez. Me incliné apoyando mis manos sobre mis piernas para recobrar el aliento sintiendo que todo me daba vueltas a causa del agotamiento. Hasta que entonces una de ellas preguntó si estaba desnuda y caí en la cuenta. Me cubrí como pude usando mis manos, llevando una ante mi entrepierna mientras la otra la usaba para tapar mis pechos pechos uno con el mano y el otro con el brazo.

Miré sonrojada a mis hermanas cuando me preguntaron y ni siquiera llegué a contestar... pues en cuanto Cirlia apareció traté de correr hacia ella de nuevo, haciendo que me soltaran antes de recorrer un par de metros y plantarme frente a ella.

¡Maestra! ¡Yo-yo-yo... encontré la semilla, p-pero no he podido traerla! —comencé a contar de forma atropellada, hablando con rapidez y falta de aire para respirar —Primero me encontré en un bosque muy raro y de pronto... ¡pum! ¡Allí había dos-dos criaturas! Ellas estaban jugando y cuando le dijes dije que no quería jugar con ellas me pusieron unas garras en el cuello y me llevaron con otra —me detuve entonces para respirar con rapidez, casi asfixiada de lo rápido que hablaba—. ¡Había otra mujer allí, con la semilla, y quería utilizarla para hacer algo malo, maestra! ¡E-e-es como si el pantano se estuviera muriendo por su culpa!

La miré y entonces sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas, como si se escapase de mí algo que había intentado contener. Apreté los labios haciendo pucheros y entonces me abalancé sobre ella, abrazándola todo lo fuerte que podía. No me importó que yo estuviese desnuda, ni romper aquel respeto que siempre había tenido por ella y me había hecho tratarla de una forma algo distante... la abracé tan fuerte como pude apoyando mi rostro sobre su pecho y sintiendo como las lágrimas caían por mis mejillas.

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09/06/2020, 18:14
Cirlia

-Que a ocurrido?- Pregunto Cirlia ver que estabas visiblemente alterada, escuchando atentamente a que le dijeras todo. Al principio puso una cara como de que habías sido atacada por un espíritu travieso del bosque, pero poco a poco esa cara de reñirte se volvió una cara de preocupación y finalmente una de alarma. En el momento en que te rompiste, Cirlia te sujeto con fuerza abrazándote y dejando que te desahogaras en su pecho con actitud protectora y maternal, pasando una mano por tu espalda y otra por tu cabello. -Ya estas a salvo...- Susurro antes de mirar a las demás.

-Informad a la matriarca, llamad a las druidas, el pantano esta en peligro y tenemos que actuar con rapidez. Avisad a Daiera, necesitaremos de sus conocimientos. -Daiera la conocías, era la maestra de las druidas y volvía al poblado una vez cada ciclo lunar, no vivía con vosotras porque le gustaba vivir en comunión con la naturaleza, se la consideraba una mujer muy sabia, la habías visto pocas veces pero parecía agradable.

Cirlia dejo que te tranquilizaras un poco en su pecho, sin importar nada antes de que, con un ligero movimiento de mano, sacara de la nada una tela parecida a una sabana y te cubriera el cuerpo con ella. -Ven conmigo, hablemos a solas, tienes mucho que contarme.- Casi como si fuera una orden pero de una forma mas suave, tomándote del hombro para guiarte.

Te llevo a su hogar, una choza que no estaba alejada de tu lugar de entrenamiento, era pequeña pero cómoda con una pequeña hoguera en el centro mientras la cabaña era de madera y piedra. Estaba pobremente decorada pero al mismo tiempo la decoración que tenia era suficiente para hacerla acogedora, ademas de había una buena cama para poder descansar y un armario con algunas prendas. Con suavidad te sentó en una de las sillas que era un tocón clavado al suelo y te ofreció una te de hierbas. -Bebetelo.- Asegurándose de que lo hicieras. -Calmara tu cuerpo y mente.-

Se sentó delante tuya y te tomo de ambas manos para tener tu atención. -Cuéntame, despacio, que a sucedido y que es eso de que el pantano se muere?

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09/06/2020, 18:30
Sheliva

Me quedé abrazada a mi maestra sin importarme que las demás pudieran vernos. Notando como las lágrimas recorrían mis mejillas hasta perderse en mi barbilla y en su ropa, sintiendo el suave tacto de sus manos en mi cabello y mi piel. No quería volver a separarme de ella... nunca más, pero sabía que eso no era posible. Escuchar su voz era tranquilizador igual que lo eran sus caricias y solo cuando me puso aquella tela por encima para tapar mi cuerpo pude separarme levemente y alzar la vista para observar su rostro. 

Maestra, yo... —susurré mientras la miraba, asintiendo suavemente cuando me dijo que la acompañara. —S-sí...

Caminé junto a ella cogiendo ambos lados de la tela con la que me había cubierto, tapando mi pequeño cuerpo con ella mientras miraba al resto de las elfas que nos observaban. Aquello hizo que un rubor apareciera en mis mejillas sin saber si lo estaba haciendo mal, si había exagerado todo lo que había pasado. 

Me senté en el lugar que me dijo y tomé entre mis manos aquel te, llevándolo a mis labios para dar un largo trago notando como bajaba por mi garganta hasta terminarlo. Cerré entonces los ojos y respiré profundamente, tranquilizándome poco a poco ahora que estaba junto a ella. Hasta que entonces noté como tomaba mis manos e hizo que de nuevo la mirase casi hechizada. La tela que cubría mi cuerpo se abrió un poco, y se abría por donde mis brazos iban hacia delante para que cogiera mis manos. Eso provocaba que se quedara una apertura vertical, mostrando varios centímetros donde podía verse la parte interior de mis pechos, mi vientre, mi ombligo y el lugar donde mus muslos se cerraban ocultando mi sexo. 

El pantano... aquella mujer que estaba junto a la semilla parecía que le estaba haciendo algo malo. Allí los árboles parecían viejos y consumidos, con las hojas por el suelo y unas extrañas venas que salían de los árboles, bañado de un color rojizo que lo cubría todo. Cuando huí pude ver como aquella cosa se extendía, como una enfermedad lo hace, avanzando por el pantano —cerré los ojos bajando la cabeza, tratando de recordar lo que había dicho —. Dijo que tal vez... que tal vez la semilla pudiera hacer que fuera más rápido... pero no sé a que se refería la mujer de rojo. ¡Mytra! o... Mytha, algo así fue como la llamaron las dos criaturas que la servían y me cogieron para llevarme con ella. 

Quedé pensativa un par de segundos, mientras apretaba los labios tratando de pensar en lo que había ocurrido. Pero lo cierto es que todo había sido muy rápido y... prefería ocultarle la primera parte, cuando esas dos malvadas criaturas me hacían esas cosas y yo... yo... casi dejo que sigan. Entonces recordé aquella voz.

Hay otra cosa maestra, también había una voz y creo que venía de la semilla. Me preguntó si estaba lista y cuando le dije que sí hubo una explosión de luz y permitió que yo saliera de allí con vida —respondí suavemente, alzando de nuevo la vista para llevarla hasta su rostro, mirándola fijamente—. Cirlia... —susurré sin apartar la vista de ella, de sus ojos y sus labios, sabiendo las pocas veces que había llamado a mi maestra por su nombre —Siento haberte decepcionado...

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10/06/2020, 15:29
Cirlia

Cirlia te escucho con atención extrañándose en varios puntos. -La semilla? Esa semilla no hace nada, muestra que hasta en el lugar mas lúgubre como es un pantano puede haber belleza. Hasta donde yo se, esa semilla no tiene ninguna capacidad mágica ni como tu has dicho, el poder para emitir esa clase de luz...y he tenido varias para estudiar, las usamos para adornar los báculos de las hechiceras.

-La enfermedad en cambio...eso es mas preocupante.- Cirlia parecía concentrada en ti pero podias notar como de tanto en tanto su mirada iba hacia tu cuerpo desnudo, tal vez no de forma descarada pero podías sentir la mirada de tu maestra distrayéndose en tu cuerpo. -Me reuniré con las druidas de emergencia, no ha habido magia que haya podido controlar el pantano, nosotras extraemos el poder para poder convivir con los espíritus...no corromperlos ni matarlos, habrá que investigar todo esto. Lo siento, no se quien es esa tal Mytha, pero esta información es muy importante.

Las manos de Cirlia pasaron de estar sujetándote a pasarlas por tu mejilla en una suave caricia antes de que se levantara de donde estaba y se colocara a tu lado, de una forma mas cercana.- No me has decepcionado, has vivido un gran peligro. La prueba solo era para que te enfrentaras al pantano, nada mas, encontrar la semilla y volver, es un rito de iniciación...antes algunas alumnas no volvían, desde entonces las maestras damos nuestra protección a aquellas aprendices que quieren ser adultas...veo que mi protección no te a ayudado, en ello tengo que pedirte yo perdón a ti.- Paso la mano por tu frente, apartándote un poco el cabello para ver la marca de labios que te había puesto antes y miro el tatuaje de tu vientre que no lo habías notado pero estaba borrado. -No se que es con lo que te has encontrado, pero hiciste bien en correr y avisarnos, si no nos hubieras avisado seguramente hubiera pasado algo diferente.

Acompaño tu cabeza para que la reposaras en su hombro. -Quizás la voz fuera de algún espíritu del pantano, el pantano quería que vinieras y nos avisaras...he sido afortunada de que volvieras, Sheliva.

- Tiradas (1)
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10/06/2020, 18:18
Sheliva

Pensaba que mi maestra tendría más conocimiento acerca de lo que estaba ocurriendo en el pantano, pero al parecer mis palabras resultaron desconocidas para ella. Incluso al hablarle de aquella semilla… habría jurado que fue quien me ayudó, aunque no podía estar segura. Quizá fuese otra criatura a la que no podía ver.

Yo maestra, n-no lo sé. Solo escuché una suave voz y pude sentir como una brisa de viento acariciaba mi cuerpo. Después de eso se produjo el destello y aquellas mujeres se quedaron cegadas por él — respondí tratando de decirle todo lo que sabía, todo lo que recordaba de lo ocurrido.

Mientras hablaba pude ver como su mirada se dirigía levemente a mi cuerpo, lo que me hizo pensar que estaría mirando las marcas que me hicieron antes de marcharme. Era imposible que ella… que ella se fijase en mí de otra forma. Seguramente pensaba que no era más que una cría débil y tonta que ahora lloriqueaba por no haber podido cumplir su misión. Debía ser eso... ¿verdad?

Se sentó junto a mí y entonces me consoló, colocando sus manos en mis mejillas mientras yo la miraba a los ojos notando como de nuevo quería llorar. Pero esta vez no lo hizo. La miré fijamente viendo lo hermosa que era, sabiendo las enormes ganas que tenía de besar sus labios. De que fueran sus manos las que acariciaran mi cuerpo y no la de esas criaturas del bosque que se habían aprovechado de mis necesidades. Si ella quisiera yo… incluso me pidió perdón. ¡Ella a mí!

Maestra, tú me salvaste —respondí hablando suave, aun mirándola a los ojos con un rubor en las mejillas provocado por sus caricias y mi notable desnudez —. Yo… ellas empezaron a jugar conmigo. Al principio parecían tan inocentes: me besaron, me tocaron, me desnudaron… incluso una de ellas me… —bajé la mirada avergonzada unos segundos, cerrando los ojos antes de poder volver a mirarla—Si no fuera porque no podía dejar de pensar en ti, no me habría negado a lo que me estaban haciendo. Yo… —“quería que hubieras sido tú la que me hacía esas cosas y me hacía sentir de esa forma” pensé, sin poder decírselo— no quería decepcionarte…

Apoyé mi cabeza sobre su hombro y cerré los ojos, mientras mi mano rodeaba su cintura en un abrazo mucho más ligero esta vez. Y aquello me tranquilizó. Sabía que siempre estaría ahí para mí, aunque no fuera de la misma forma que yo quería.

G-gracias, maestra, por ser tan buena conmigo siempre —dije antes de soltar un suave suspiro, acomodándome junto a ella, sintiendo su calor —. N-no sé de dónde venía aquella voz, pero solo yo pude escucharla. Si hay cualquier otra cosa que yo pueda hacer por nuestro pueblo, quiero hacerla —terminé tratando de aparentar valentía, aunque por dentro aún me moría de miedo solo de pensar cómo podría haber acabado siendo una pervertida esclava más de aquella extraña mujer —. Haría cualquier cosa por ti, Cirlia… — cualquier cosa para que dejara de verme como a una niña.

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11/06/2020, 12:56
Cirlia

-Existe el momento para ser valiente, Sheliva, y también esta el momento de ser paciente. Has sido valiente y has podido volver, has eludido la lujuria y te centraste en tu misión. Me alegra saber que fue tu recuerdo en mi lo que hizo que no te desviaras, eres mi aprendiz, no esperaría nada menos de ti. Llegara el momento en que ayudes al pueblo, pero ahora mismo tienes que descansar.- Fue consolándote, dejando que el calor entre ambas hiciera el resto.

Al escuchar que te habían tocado puso mala cara, pero no enfado, de preocupación.- No creo que sea nada, pero voy a examinarte, por si acaso.- Comento Cirlia mientras acariciaba una ultima vez tu espalda antes de dar una suave palmada. -Ven, es mejor prevenir.- Y te ayudo a levantarte pero en el mismo instante entro una elfa a la casa, sin preguntar ni nada, visiblemente agitada. -Maestra...- Empezó a decir mientras Cirlia la miraba de arriba a abajo antes de señalar la cama. -Tumbate boca arriba, Sheliva, tapate un poco, ahora mismo te atiendo.

Te dio las instrucciones y se aparto un momento para hablar con la elfa, todo fueron susurros pero sin duda habia un tono de alarma en la conversación. Fueron solo unos minutos pero la elfa hizo una reverencia y se marcho, Cirlia se llevo un par de dedos a la frente suspirando profundamente antes de ir hacia ti. -Parece que van a cerrar la ciudad, lo que viste se esta extendiendo y casi atrapan al grupo que a ido a explorar, la matriarca hará un comunicado en breve. Pero primero voy a examinarte, no me fio de lo que te hayan hecho.

Tomo un cuenco con una pintura especial, la misma que te había colocado antes y se puso a tu lado. -Con las manos tapate, pero deja el máximo de piel expuesta, esto te va a hacer cosquillas vale?-

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11/06/2020, 20:30
Sheliva

Las palabras de Cirlia resultaban tan reconfortantes como sentir sus caricias, notar su cuerpo contra el mío hasta el punto de poder disfrutar del suave calor que desprendía su piel. Continué abrazándola, apoyando la cabeza contra su hombro. Ahora me sentía algo más ligera como si el haberle contado todo lo que había visto y vivido en el pantano me hubiera quitado un enorme peso de encima. Y mi cuerpo comenzaba a tranquilizarse y relajarse.

Me levanté de su lado con su ayuda y observé a aquella elfa que entraba, parecía algo nerviosa. Pero obedecí lo que mi maestra me dijo sin protestar. Arropada bajo aquella tela me dirigí a su cama y me senté, para luego tumbarse boca arriba mientras ellas hablaban. Cerré los ojos y me quedé allí parada, con las manos cruzadas sobre mi pecho con la tela agarrada como si fuese una especie de caparazón.

¿Están bien, maestra? —pregunté alzándome levemente para mirarla cuando regresó, arrugando un poco la frente con gesto de preocupación cuando dijo lo de las exploradoras —¿A… a qué se refieren con… examinarme?

Apreté los labios y tragué saliva, empezando a ponerme algo nerviosa cuando se acercaba de nuevo a mí con aquel cuenco de pintura en su mano. Me pidió entonces que destapara, seguramente con la intención de volver a pintar sobre mi cuerpo aquellos símbolos de protección y yo… yo simplemente lo hice, abrí mis brazos con lentitud y fui mostrándole mi cuerpo desnudo allí tumbada en la cama. Solo que no llegué a taparme con las manos.

La miré fijamente y me mordí el labio con suavidad, notando como de nuevo aquel rubor ascendía hasta mis mejillas y oscurecían el tono de mi piel con un suave rojo. Mis pechos eran todavía pequeños y al estar tumbada boca arriba casi estos se aplanaban sobre mí haciendo que estuviera casi plana dándome un toque aún más infantil, con unos pequeños pezones de color rosado que destacaban con el color oscuro de mi piel. Mientras mis piernas las mantuve cerradas ocultando en gran parte mi sexo de su vista.

Cirlia… y-yo… —susurré mirándola fijamente, notándome totalmente desnuda por primera vez ante ella, deseando que mirase mi cuerpo a la par que me avergonzaba. Tras eso simplemente asentí para que continuara.

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12/06/2020, 15:23
Cirlia

-Tranquila que no te va a doler.- Dijo con suavidad mientras untaba dos dedos de cada mano con aquella mezcla de pintura y se acomodaba a tu lado para tener un mejor angulo. Coloco ambos cuatro dedos, dos de cada mano, en la parte baja de tu cuello y tomando un poco de aire, empezó a describir una linea suave hacia abajo. Aunque notabas que su movimiento era firme, ligeramente notabas un leve temblor en los dedos, quizás ella estaba igual de nerviosa que tu, pero aquello no lo sabias a ciencia exacta. Sus dedos pasaron por debajo de tu cuelo y describieron un circulo alrededor de tus pechos como si de un sujetador se tratara y seguidamente continuo bajando.

Por donde pasaba la linea se producía un agradable cosquilleo caliente, como si tu cuerpo hubiera estado frio y entumecido y por donde pasaran los dedos el calor se esparciera para que sintieras cierto placer. Hizo un dibujo en ti vientre rodeando tu ombligo y continuo bajando hasta hacer un pequeño circulo en tu pelvis, muy cerca del inicio de tus labios. Una vez echa la caricia fue por tus piernas por la cara interior antes de marcar tus tobillos y así era como si hubiera formado un circuito. Los dedos volvieron hacia arriba, coloco dos dedos de una mano en tu pelvis y el otro en tu vientre, cerrando los ojos mientras notabas literalmente como la pintura recorría tu cuerpo y iba desapareciendo para reunirse en ambos puntos que tocaba Cirlia que parecía concentrada.

Después de tan solo un minuto abrió los ojos y respiro con normalidad. -Algo te han hecho...- Susurro mientras cerraba los ojos de nuevo para corroborar aquella sensación que estaba sintiendo antes de dejar de acariciarte y poner la mano en tu vientre. -Es extraño...tienes...unos puntos bloqueados...mmm....- Medito unos instantes antes de sentarse a tu lado pero sin separar la mano.

-Puedes hacer magia? Has podido lanzar algún hechizo desde que te tocaron?

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13/06/2020, 12:08
Sheliva

Me quedé allí tumbada, casi como un animalillo indefenso a pesar de saber que Cirlia solo quería ayudarme. Podía notar como mi cuerpo temblaba de los nervios a causa de aquella desnudez frente a mi maestra. La cual con su suave contacto conseguía desatar extrañas sensaciones en mí. Ese cosquilleo que provocaba que mi piel reaccionara y se erizase bajo sus caricias, pero también el extraño calor que nacía entre mis muslos y ascendía por mi interior... haciéndome cerrar los ojos y tragar saliva. Mi cuerpo reaccionó también provocando que mis pezones se endurecieran y de nuevo aquel cosquilleo me molestara. Pero yo trataba de concentrarme en ella, notando como sus manos acariciaban mi cuerpo dibujando en mí aquellos símbolos de protección.

Algunas de sus caricias rodearon mis pechos, mi bajo vientre hasta casi alcanzar mi sexo. Cerré los puños con fuerza mientras giraba el rostro al lado contrario donde se encontraba para que no me viera de esa forma. Hasta que pasados unos minutos el sonido de su voz hizo que cogiera aire profundamente, hinchando mi pecho, y me girase para mirarla sin perder aquella postura.

Yo lo intenté, maestra. Pero no pude hacer nada contra ellas —confesé lo que había ocurrido contra aquellas dos criaturas antes de que me cogieran —. Fue como si me robaran la energía y simplemente... no pude.

En mi rostro se reflejaba cierta preocupación, con el ligeramente fruncido y un suave mohín en mis labios apretados. La observaba viendo aquel hermoso rostro con los ojos cerrados mientras sentía la calidad de su mano sobre mi vientre. Sabía que estaba mal, con todo lo que estaba pasando, que era una tonta por desearlo... pero quería que aquellas manos siguieran acariciando mi cuerpo, que bajara desde mi vientre hasta ocultarse entre mis piernas aún temblorosas.

Cuando salí de aquel horrible lugar las luces danzantes volvieron a mí. P-pero yo no hice nada... no he vuelto a hacer hechizos desde que me las encontré. Yo... solo corrí —terminé con un susurro lleno de pesar, pues aunque ella me decía que no podía hacer nada y seguramente tenía razón, yo me sentía mal por haber huido — ¿Qué ocurrirá ahora, maestra?, ¿cómo vamos a defendernos? Yo... quiero ayudar, se que puedo hacerlo, no será como esta vez.

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13/06/2020, 18:20
Cirlia

-Las luces no eran tuyas Sheliva, recuerda, cuando te fuiste dejamos las luces para que marcaran el camino a casa...esas no eran tuyas...parece que tu magia esta bloqueada.- Sin despegar la mano de tu vientre como si estuviera corroborando algo. -Creo que es un hechizo...he escuchado hablar de algunas maldiciones, pero nunca había visto una como esta...- Apretó un poco los labios pero antes decidió contestar a tu pregunta.

-Ahora cerraran la ciudad y la matriarca intentara dar el aviso de que nadie salga, lo primero tienes que recuperarte, después tendrás tu oportunidad para volver a combatir, aunque antes de nada tenemos que solucionar esto, una maga sin hechizos no es muy efectiva, no crees?- Aparto la mano de tu vientre y se levanto para caminar hacia la puerta de salida y viste como cerraba la puerta con llave, mirándola un momento antes de volver a tu lado con paso tranquilo.

-Creo que se como se puede solucionar, pero digamos que el método es un poco...pasional.- Volvió a colocar la mano en tu vientre para que sintieras tu calor y fue frotando un poco con la yema de los dedos. -La magia viene a través del conocimiento, pero la energía para poder usarla pasa a través de nuestros cuerpos, es cierto que la magia esta en el aire pero de alguna forma tenemos que canalizar esa corriente, parece que sea lo que sea lo que te han hecho han cerrado ese canal...bueno, solo hay que abrirlo.

Estaba como distraída mirando tu cuerpo como si no se fijara en un lugar en especifico mientras pasaba los dedos antes de parar cerca de tu ombligo. -Y para ello voy a conectar mi cuerpo con el tuyo, es al menos la única forma que conozco. Que...te parece la idea?- Notabas un leve rubor en las mejillas de tu maestra.- Si no tal vez alguna druida sepa como hacerlo, esta es la mejor forma que conozco yo.

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15/06/2020, 17:36
Sheliva

Era la primera vez que veía que la matriarca fuese a cerrar la ciudad. Eso indicaba que aquella enfermedad que se extendía por el pantano era peor de lo que podría haber imaginado. ¿Pero quién era esa mujer y por qué estaba haciendo todo eso? No entendía nada de lo que estaba pasando y tan solo quería poder ayudar a mis hermanas. Pero para eso… Cirlia tenía razón, debía recuperar mis hechizos.

¿Y cómo puedo hacer para quitar esa maldición? —pregunté con preocupación viendo como mi maestra se levantaba y se dirigía hacia la puerta, cerrándola antes de volver conmigo —¿Maestra…?

De nuevo se colocó junto a mí y me hizo sentir su mano sobre mi vientre, con el cuerpo todavía expuesto a sus miradas y a aquellas caricias. Me mordí el labio con suavidad al sentir como me acariciaba… pensando en lo que podía significar esa palabra “pasional”. En ese momento escuchaba su voz pero me costaba darle sentido a sus palabras, centrada en lo que estaba haciendo con su mano sobre mí, en las sensaciones que su tacto me provocaba. Apreté un poco más las piernas notando como aquel hormigueo que ya recorría mi sexo iba en aumento, haciendo desear que su mano comenzase a bajar por mi piel.

¿Conectar nuestros cuerpos…? ¿A… a qué se refiere, maestra? —pregunté en un susurro mientras la miraba, fijándome en que ella estaba mirando mi cuerpo en voz de mi rostro al hablar conmigo —. Y-yo confío en ti, C-Cirlia…

Observé aquellas mejillas coloreadas de un hermoso y suave rubor, ¿acaso se refería a lo que yo pensaba? No, no podía ser eso. Mientras que yo podía sentir un horrible calor que inundaba todo mi cuerpo, mezcla de la vergüenza y la excitación que estaba sintiendo, de las fantasías y las caricias que me provocaba. Ante aquel pensamiento empecé a abrir las piernas muy poco a poco. Tan solo unos centímetros dejando al descubierto mi sexo rosado y brillante por la humedad que ya brotaba de mi cuerpo

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16/06/2020, 17:30
Cirlia

-Mejor...te lo muestro mas que explicarte...sera mucho mas sencillo.- El escuchar que confiabas en ella, notaste como te miraba de una forma un poco mas cándida, con el ligero rubor en sus mejillas y sus ojos un poco brillosos. Quito la mano de tu vientre y se levanto estando justo a tu lado antes de llevar las manos a su sujetador y con un simple movimiento de mano quitárselo.

Al contrario que tu, el pecho de Cirlia era generoso, no enorme pero si generoso y dio un ligero bote antes de quedarse firmes, al mismo tiempo fue a su cintura y empezó a quitarse todas las prendas, de forma delicada casi como si se estuviera exhibiendo delante de ti antes de quedar completamente desnuda. Había una ligera marca de bronceado en su piel por la parte de abajo, muy ligera pero que le daba un contraste bonito a su morena piel, ademas de que tenia un triangulo recortado de vello en su pubis junto con unos labios vaginales un poco entreabiertos.

Tomo la pintura que había usado y se dibujo un circulo un poco mas arriba de su pelvis como si fuera un caracol y lo subió a su vientre haciendo un circulo en su ombligo, finalmente fue hasta debajo de sus pechos delineando el contorno inferior de ambos pechos antes de dejar el cuenco ya vació a un lado y con un ligero movimiento subirse a tu cintura, sentándose en tu pelvis suavemente. Pesaba un poco, solo un poco, notabas el tacto suave de sus nalgas encima de tu vientre y un poco de sus labios, ademas de que la imagen imponía bastante, el tener a la mujer encima de ti y mas de esta forma.

Con cierta timidez tomo tus manos y las guio a su propia cintura para que la tocaras un poco. -Relajate...me ocupare de todo...dejate llevar.- Pidió Cirlia antes de llevarse las manos a su cabello, recogerlo un poco, para seguidamente bajar su cuerpo como si fuera a tumbarse encima de ti. Sus pechos no tardaron de rozarse con los tuyos, acariciándose ambos pezones mientras su rostro continuaba bajando hasta buscar el tuyo. Soltó un cálido aliento encima de tus labios antes de besarte, el deseo que tenias en tu cuerpo y mente se estaba cumpliendo y algo te decía que no era un sueño. Los labios de Cirlia eran suaves y el beso no era tímido porque aunque tu lo fueras su lengua estaba buscando la tuya, sus manos acariciaron tu nuca y tu cabeza para acompañar ese beso y que fuera mas intenso. Mientras estaba habiendo ese intercambio de fluidos notabas como algo cálido bajaba por tu garganta y se esparcía por tu cuerpo, notando como si te estuvieras calentando en un día de invierno crudo, como si estuvieras fría por dentro y su beso te estuviera dando el calor que necesitabas.

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16/06/2020, 23:47
Sheliva

Me quedé en completo silencio. No porque no tuviese nada que decir o dudas que preguntar, sino porque sus palabras se tornaron un nudo en mi garganta que me impedían pronunciar palabra alguna. Tan solo me quedé mirándola, con un notable gesto de vergüenza en el rostro. Ya no sabía qué hacer o qué pensar… yo solo hice caso a lo que dijo y esperé a que me lo explicara.

Cuando se separó de mí mis ojos la miraron, más hermosa de lo que jamás la había visto. Hasta que de pronto comenzó a quitarse una a una las prendas que cubrían su oscura piel quedando desnuda igual que yo lo estaba. Antes de darme cuenta mi mirada ya se deslizaba por su cuerpo hambrienta, viendo el envidiable tamaño de sus pechos, recorriendo sus curvas… mirando aquel triángulo de vello blanquecino que se formaba en su monte. Me mordí el labio con fuerza hasta que me di cuenta de que la estaba mirando con total descaro, lo que provocó que mis mejillas se encendieran más, hasta el punto de sentir que mi rostro ardía.

¿M-maestra…? — pregunté mientras la seguía con la mirada viendo cómo se colocaba en la cama, justo encima de mi cintura.

Su figura era impotente, mucho más grande que yo, más madura, más… ella. Cirlia había sido mi maestra desde que era una niña y siempre había profesado un enorme respeto y admiración hacia ella. Y ahora, podía sentir su cuerpo desnudo sobre mi cintura, su peso contra mi cuerpo. El suave y cálido tacto de su piel provocó que un escalofrío me recorriera por completo y mi espalda se arqueara con suavidad curvando un poco vientre.

Dejé que tomara mis manos y las llevé a si cintura, notando en mis dedos su suavidad, aunque sin llegar a ser capaz de moverlas por la timidez que me embriagaba. Deseaba acariciar todo su cuerpo, sentir junto a mí, besarla… lo que Cirlia no tardó en complacer. Su cuerpo cayó sobre el mío aplastándome un poco, haciéndome sentís sus generosos pechos sobre los míos casi inexistentes y entonces sucedió. Con destreza sus labios buscaron los míos. Por un segundo me quedé mirándola de cerca con los ojos abiertos, notando como se me humedecían antes de cerrarlos y corresponder aquel beso lleno de pasó con una inexperiencia absoluta. No sabía cómo hacerlo, como acompañar su lengua notando como esta entraba en mi boca y jugaba con la mía… tan solo podía sentir aquel calor que bajaba por mi cuerpo y me hacía arder por dentro. Un calor que necesitaba.

Cuando nuestros labios se separaron de nuevo abrí los ojos para mirarla y pude sentir como las lágrimas recorrían mi rostro, tímidas, cayendo por los lados de mi cara hasta fundirse con mi propio cabello. Estaba temblando bajo su peso, pero no era molesto, sino todo lo contrario. Adoraba el sentirla así, tan cerca de mí, sentir su cuerpo desnudo como desde hacía tanto tiempo había soñado.

Lo siento… yo… —susurré, todavía con mis lágrimas cayendo por el rostro.

Sentía no saber qué hacer, no saber cómo entregarme a ella, como besar sus labios para hacerla sentir como yo me sentía. Incluso ahora yo seguía siendo su alumna y ella era mi maestra.

Entonces esta vez fui yo la que alzo su rostro suavemente de nuevo en busca de sus labios, con un gesto rápido y lanzado. Como si necesitase volver a besarla de nuevo, tenía que volver a sentirla. Cerré los ojos y junté nuestros labios empezando a usar la lengua para abrirme paso entre los suyos. Notando como nuestra saliva se fundía y una pequeña gota caía por la comisura de mis labios y fluía por mi mejilla. Mientras empezaba a ascender mis manos por sus costados y su espalda, dejándome llevar… esperando que ella se ocupara de todo como había dicho.

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17/06/2020, 12:51
Cirlia

-Sheliva? Estas bien?- Pensando que había sido demasiado agresiva al verte llorar, llevando una mano a tu mejilla para secarte esas lagrimas que salían. -Podemos parar en cualquier momento...- Susurro pero en ese momento fue cuando fuiste a buscar sus labios, besandola para que ese calor comenzara a volver a fluir por tu cuerpo. Con suavidad Celia fue recostándose un poco de mas, moviendo su pelvis hacia abajo hasta casi rozarla con la tuya mientras tus manos tenían mejor acceso a su espalda.

Los besos eran dulces y al mismo tiempo cálidos, con esa mezcla que parecia querer transmitirte ella, no sabias si era magia o algo por el estilo pero sin duda te sentías mejor conforme mas la besabas. En una de estas Celia separo los labios y ese beso para mirarte un poco y llevar sus labios a tu frente, besándola con suavidad. -Lo has pasado mal verdad? Deja que te cure...- Con un suave tono de voz y al mismo tiempo era como un tono seductor. Sus manos fueron a las tuyas de nuevo y las fueron guiando, acompañaban ese tímido roce que querías dar y ella te impulsaba a que continuaras. -Vamos a explorar las dos, tenemos que estar muy unidas...no tengas miedo y tocame todo lo que quieras.- Continuo mientras volvía a besarte, pero esta vez de forma mas superficial.

Las manos de Cirlia pasaron de la mejilla a tomarte de los hombros a continuar ese camino hasta arquear un poco la espalda y poder tener acceso a tus pechos. Sentías el roce de sus dedos alrededor de cada uno de ellos mientras que ese mismo calor ahora lo transmitía en tu zona erogena, acariciando tus pezones con dos yemas de sus dedos para ligeramente tirar hacia arriba para estimular mas. Seguidamente aparto el beso y sonrió.- Nada mal...nada nada mal...- Lamiendo un poco tus labios antes de seguir bajando para ir besando tu cuello y clavícula. Podías sentir la mirada de tu maestra en todo momento observándote mientras su lengua y labios describían una lenta marcha hasta que llegaron a uno de tus pechos. No tardo nada en empezar a lamerlo y mojarlo con su saliva para posteriormente morder con suavidad el pezón derecho mientras su mano jugaba con el izquierdo, atrapándolo entre sus labios para estirarlo con firmeza y dejar que se deslizara con suavidad hasta volver a su posición.

-Es tu primera vez?- Pregunto mientras con la mano restante tallaba tu cintura, acercando la mano peligrosamente a tu cadera y describiendo un movimiento que estabas segura de que acabaría en tu vagina. -Dímelo Sheliva, necesito saberlo.- Mientras volvía a atrapar el pezón de forma algo mas juguetona, parecía que la propia Celia estaba comenzando a calentarse.

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17/06/2020, 19:59
Sheliva

No, no quería parar, las lágrimas que corrían por mi rostro habían sido provocadas por los nervios que me asaltaban y al ver por fin a mi maestra de esa forma. Poder sentir sus labios junto a los míos, sus manos en mi cuerpo; lo que había deseado y soñado durante tanto tiempo. Cada beso era un dulce regalo que con inexperiencia le devolvía para demostrarle mi afecto. Notando como su cuerpo presionaba más contra el mío y su sexo me acariciaba la pelvis provocando que me derritiera ante ella. Estaba tan excitada que podía sentir como todo mi cuerpo ardía, comenzando a humedecerme y crear algo su sudor sobre mi piel.

N-no... no tengo miedo... —respondí a sus palabras casi en un susurro, notando como sus manos se colocaban contra las mías y me incitaban a acariciarla.

De nuevo sus labios me buscaron y nos besamos, mientras sus manos ahora acariciaban mi cuerpo y se deslizaban hasta mis pechos para buscar mis pequeños pechos. Podía notar el roce de sus dedos. Como me palpaba y atrapaba mis pezones tirando de ellos con suavidad provocándome una extraña sensación que placer y calor como nunca había sentía.

Uhfm... —jadeé entreabriendo los labios, notando como su lengua me los acariciaba. Yo cerraba los ojos con fuerza avergonzada, mientras los primeros sonidos de placer salían de mi garganta — Cirlia...

Ante aquello arqué la espalda sin darme cuenta levantando parte de mi cuerpo de la cama, sintiendo sus ahora sus labios bajaban por mí. Usando sus labios y su lengua, haciendo que allí donde me alcanzaba un reconfortable calor se extendiera por mi interior. Mi sexo latía cada vez con más fuerza, el cosquilleo ya se había convertido en una horrible molestia igual que cuando despertaba durante la noche después de tener aquellos sueños. Tan molesto que necesitaba tocarme y masturbarme pensando en mi maestra. Pero ahora estaba ocurriendo de verdad... ella me estaba haciendo esas cosas... 

Mis manos comenzaron a acariciarla con mayor libertad, una se movía por su cuerpo mientras la otra la llevé a la parte posterior de su cabeza entrelazando mis finos dedos con su cabello cuando empezó a usar su lengua. Yo me retorcía de placer con suavidad, soltando suspiros llenos de placer hasta que su mordida me hizo soltar un sonoro gemido al sentir aquella zona tan sensible siento atrapada entre sus dientes. Fue un instante después cuando me preguntó si era mi primera vez... me costó abrir los ojos para mirarla, mordiéndome de nuevo el labio inferior con el colmillo bastante fuerte. Entonces asentí despacio.

S... —intenté responder, pero su mano en mi cadera hizo que cerrase de nuevo los labios para no dejar escapar un pequeño jadeo, sintiendo lo cerca que estaba de hacerlo, de darme lo que tanto quería. Lo que necesitaba —. Sí, maestra...

Quería contarle lo que sentía. Las veces que había aparecido en mis sueños y me había hecho todo tipo de cosas, todas las noches que me había despertado con el sexo húmedo pensando en ella. Pero ahora no me salían las palabras. A pesar de todos mis miedos de que ella jamás me viera como una adulta y no le interesase, todavía me costaba hacerme a la idea de que todo esto estuviera pasando, que fuera real... sintiendo que de un momento a otro me despertaría.