Partida Rol por web

-Oh de veras? Eso me soluciona muchas cosas porque no sabia como convencerte para venir, mi maestra me dijo que tenia que llevarte pero claro si no te convencía seria todo un problema, podría haber intentando hacerlo a la fuerza pero no creo en la violencia así que habría sido todo un contratiempo el que dijeras que no, pero has dicho que si así que todo a ido bien. -Y se quedo callada un momento con una sonrisa bastante amplia.

-Claro claro, el viaje es largo, bueno es largo para ti, para mi a sido corto, pero yo me muevo diferente a ti y puedo correr mucho. Tampoco se si tu corres mucho, pero creo que yo corro mas, asi que si seria adecuado que cogieras tus cosas porque tenemos que irnos y el viaje va a ser largo, lo tienes que llevar todo. Que soy?- En esa parte ladeo la cabeza y sus orejas incluso se movieron un poco. -Ah claro, se te tiene que estar haciendo raro verme en este aspecto, la verdad es que nunca me he preguntado que raza soy, solo soy la emisaria de la maestra. Estoy casi segura de que no soy un espíritu, aunque quizás me equivoque, una diosa no o si? Mmm jum jum, me podrían considerar una diosa? No creo porque no tengo ningún altar ni tampoco tengo flores, ah! Claro, no puedo ser una diosa porque mi nombre es muy difícil de pronunciar y la maestra me dio el nombre de Tama, claro entonces no una diosa no puedo ser. Entonces si un espíritu? No creo, no soy translucida...estoy segura de que no soy una hada, porque aunque me gustaría volar no tengo alas, pero cuando soy pequeña me gusta estar en el hombro, una se siente muy alta, aunque luego cuando soy humana tengo la misma altura...jum jum...entonces porque no decimos que soy buena? Si si voy a quedarme con eso soy de raza “buena” si si, eso me gusta, me define porque como no me gusta la violencia no puedo ser malvada, aunque la maestra a veces me dice que soy un poco traviesa, pero traviesa no es ser malvada.

La cantidad de vueltas que era capaz de dar a una misma conversación, era increíble, era como si saltara de un pensamiento a otro como si estuviera hablando con si misma o mas bien, como si no fuera capaz de pensar, solo de debatirse en voz alta.

-Tomate tu tiempo en arreglarte, no me voy a ir a ninguna parte, porque si me voy sin ti la maestra se enfadaría, aunque si te hubieras quedado y yo hubiera tenido que irme sin ti seguro que me hubiera reñido, entonces que orden me hubiera dado? Nunca lo sabre porque como vienes conmigo va a estar contenta.
 

Dioses habidos y por haber, esa muchacha había conversado ella sola más de lo que Magd lo había hecho en todo el día. Pero bueno, al menos tenía las respuestas que quería, de aquella manera. Tama no parecía ser una criatura malvada, por lo que la guerrera decidió concederle el beneficio de la duda y cumplir con lo que había dicho, levantándose de la cama para ir a vestirse.

Cogió su armadura, sus botas y su espadón, preparándose en pocos minutos. También se aseguró de coger su macuto, que ni lo había deshecho desde que había llegado, sólo por si las moscas. Cuando estuvo lista, se acercó a la muchacha zorro.

 -Muy bien Tama, estoy lista para que me lleves con tu maestra.

Se ahorró el preguntar cómo iban a viajar, ya que la guerrera intuía que no sería por medios normales. Después de todo, la ciudad estaba cerrada a cal y canto, las guardias no las dejarían salir como si nada. Y seguro que Elivil le echaría la bronca del siglo por advertirle de semejante amenaza y luego saltarse la prohibición a la torera. En cuanto a sus padres... Bueno, si descubrían que no estaba, ya se lo contaría todo al regresar. Si es que regresaba, que aunque la situación en general no le daba malas vibraciones, había un pequeño pensamiento negativo circulando por su mente. Pero, para bien o para mal, la suerte ya estaba echada.

-Si, estas lista? No tienes que llevarte nada mas? En los caminos largos siempre hay que llevar muchas cositas, aunque yo no uso casi nada, de hecho no traje nada para venir aquí...jum jum...- Se quedo pensativa mientras tu te colocabas delante de ella, mirándola.

Tama se coloco delante de ti y se puso un momento seria, por un momento parecías creer sentir magia en el aire que se arremolinaba a tu alrededor y un circulo mágico que se abría a tus pies, quizás una sensación como que tiraban de ti, algo extraordinario que te llevara junto a la maestra de Tama.

Pero todo aquello solo era algo que esperabas que sucediera porque en esa habitación solo estabais ambas dos, tu que esperabas que pasara algo y la otra que te miraba con gesto serio hasta que ese gesto cambio a una sonrisa, como único sonido el balanceo de su cola y el movimiento fuera. -Jum jum...- Se quedo mirándote, luego miro a su alrededor y abrió la boca. -Aaaaaaah claaaaaro esperabas que te llevara, no no, eso no funciona así, tu no sobrevivirías a mi ritmo, la verdad es que nunca he dejado que nadie se subiera a mi lomo, de hecho tengo lomo? Como humana si que tengo espalda pero seria un poco raro el llevarte en mi espalda estando yo en cuatro, quizás tardaríamos varios meses en llegar y claro nos atraparían y si te ven y te preguntan sobre mi yo no estaría porque la maestra me dijo “Tama no dejes que nadie mas te vea” y yo “ Pero porque?” y ella “No me repliques Tama” y yo “Vale”-

Un nuevo silencio por parte de Tama antes de dar un par de saltitos. -Ya se lo que hare, te ayudare a cruzar la muralla, no es mala idea verdad? Tendremos que ir con cuidado porque si nos ven va a ser difícil el decir que una kitsune tan hermosa como yo te guia sin estar yo, puedo ser muy escurridiza, tu llevame a un punto de la muralla y puedo ayudarte a pasarla pero tendremos un par de días de camino para llegar con mi maestra. Nada mal verdad? Nos ponemos en marcha, me quieres preguntar algo mas? Adoro que me pregunte!- Pero en ese instante una luz deslumbro la habitación y la pequeña kitsune que habías visto al principio ocupo el espacio de la Tama humana, se te quedo mirando ladeando la cabeza varias veces y flotando se te subió al hombro, curiosamente en silencio, tal vez no podía hablar estando en esa forma.

Eh, ¿en serio? ¿Dos días de viaje? ¿No iba a hacer magia para transportarlas? Buf, eso sí que representaba un inconveniente gordo. ¿Y qué les decía ahora a sus padres? ¿Y a Elivil? Maldita sea. Tenía que dejar una nota por lo menos. Cuando Tama se transformó de nuevo en una zorrita pequeña y adorable que se subió a su hombro, Magd la cogió con delicadeza para dejarla sobre su cama.

 -Vale, ahora nos ponemos en marcha. Pero antes dame un momento. No sabía que el viaje sería tan largo y tengo que dejar una nota de que me voy, para que mis padres no se preocupen. Tranquila, no te mencionaré. Espérame aquí.

Con cuidado para no despertar a nadie, Magd se movió por su casa, buscando un papel y algo de carboncillo para escribir la siguiente nota:

 -Madre, Padre, he tenido que salir a un viaje urgente por asuntos que conciernen a la seguridad de la ciudad. Estaré unos días fuera. Volveré lo antes posible. Por favor, avisad a la capitana Elivil. Os quiero.

Dejó la nota en la mesa de la cocina, donde estaba segura de que la encontrarían, para después volver con Tama.

 -Listo, podemos irnos.

Cogió de nuevo a la pequeña zorrita blanca y se la puso de nuevo en el hombro, lista para salir de casa y dirigirse hacia la muralla. Pero estaba ese problema de que no podían verla.

 -¿Quieres que te lleve escondida en algún sitio? Una cesta o algo así. Para que nadie te vea.

Tama en su versión pequeña se te quedo mirando desde la cama mientras te ibas a dejar la nota, al tocarla notabas que estaba cubierta de una capa de pelaje fino, suave y calentito así que era como una pequeña peluche. Pero lo que mas se notaba era el silencio, en esa forma parecía no hablar demasiado o directamente no hablar, después del aluvión de cosas inconexas de Tama era hasta agradable ese momento de paz.

Tu padre se había ido a dormir, como era natural, realmente se había quedado esperando por si volvías así que todo había salido bien al menos en ese momento. No te costo el encontrar un papel y algo de carbón para poder escribir esa nota y dejarla donde pudieran verla.

Al volver a la habitación Tama estaba dando vueltas por la cama como si fuera césped recién cortado, atrapada por tus manos para que se pusiera en el hombro. No pesaba, apenas pesaba, notabas su presencia y demás pero no era algo que no pudieras sobrellevar.

Al decir si había algún lugar donde podía esconderse, se llevo una patita a la boca como si estuviera pensativa y luego negó con la cabeza, poniéndose como en posición de estar preparándose para algo antes de salir disparada como una flecha hacia debajo de la cama y seguidamente rápidamente moverse hacia el alfeizar de la ventana para seguidamente volver a tu hombro, indicando que si lo veía necesario ella misma se escondería.

Te dio un par de toquecitos en la mejilla con la pata y señalo la puerta de salida para indicarte que podías ir haciendo sin preocuparte de ella. El sonido de las guardias no era tan apresurado como antes, pero si que habían guardias por lo que tenias que tener algún plan previo o ir improvisando sobre la marcha.

Tuvo que hacer un esfuerzo hercúleo para no ponerse a rascarle la tripita a Tama. ¡Estaba adorable en esa forma! Era como una cariñosita bolita de algodón con ojos cuquis. Bolita que al parecer no tenía problema para ponerse a cubierto de miradas indiscretas. Sin embargo, a pesar de que era poco probable que descubrieran a la pequeña zorrita, Magd no pensaba dejar nada al azar. Tenía que escoger rutas poco patrulladas y pensar una buena excusa. Quizás pudiera decir a la guardia que estaba inquieta y había salido a pasear para conciliar el sueño. Y que había salido con el espadón y la mochila para hacer más ejercicio que caminando sin nada. Estaba un poco tirado de los pelos, pero podía colar.

Así que salió de su casa en silencio, para evitar despertar a nadie. Luego empezó a caminar por las callejuelas de Tel'Adre, buscando la ruta más corta y despejada hacia una de las murallas. Después de todo, Tama le había dicho que ella podría ayudarla a atravesar el muro una vez llegara hasta él. Y luego vendrían dos días de viaje hasta encontrar a su maestra. Ojalá todo aquello mereciera la pena.

Las zonas más pobres probablemente serían las menos patrulladas. O quizás las zonas donde la muralla fuera más gruesa, pero tampoco quería complicarle las cosas demasiado a Tama. No le apetecía quedarse metida dentro de un muro.

Tama estaba tranquilamente recostada entre tu nuca y tu hombro, con los brazos como medio recogidos en la cabeza como si fueras una almohada, no pesaba así que no te dificultaba para nada pero de tanto en tanto se quedaba mirando el lugar.

Tu idea de ir hacia los lugares mas pobres de la ciudad y buscar a partir de hay una callejuela que llevara hacia la muralla no era una mala idea, de hecho fue lo que hiciste. Empezaste a mirar por todos lados e ir encogida por las paredes para intentar no ser detectada, pero lamentablemente no te diste cuenta que parecías sospechosa y de que tu hacha hacia bastante ruido al pasar por la piedra de las paredes, lamentablemente alertaste a una pareja de guardas que estaban patrullando y que no temieron el acercarse a ti.

-Lady Magd?- Pregunto la primera guarda, aun no estaba a rango pero si que se estaba acercando con decisión, ambas estaban armadas con la tradicional combinación de lanza en mano, escudo en la espalda y espada en el cinto. -No deberíais estar paseando por la noche...- Ambas se estaban acercando pero tenias unos instantes para decidir que hacer, eso si, si mirabas, Tama no estaba.

Mira que ya se imaginaba un resultado como aquel. Pero aún así, había que intentarlo. Porque quería evitarle a Tama problemas con su maestra, aunque parecía haberse escondido a la velocidad del rayo, y porque quería evitar tener que mentir a la guardia. Después de todo, esas eran las soldados que protegían su ciudad y a los que más quería. Le sabía fatal tener que ocultarles la verdad de aquella manera.

 -Lo sé, pero no podía dormir. Y después de dar vueltas y vueltas en la cama, he decidido coger mi equipo y salir a dar una vuelta por la calle, para ver si me entra el sueño con algo de ejercicio suave. No tardaré en volver a casa, no obstante.

Sonaba lógico y plausible en alguien como ella. Aunque la verdad era que, con todo lo que implicaba la llegada de Tama, no podría irse a dormir ni aunque le pagaran por ello.

 -¿Hay alguna zona que esté especialmente vedada para pasear? ¿O necesitáis que me vaya a casa ya? Porque me haríais un favor si me dejarais cinco minutos para estirar las piernas.

Empezaste a hablar con las guardias y aunque al principio no parecían del todo seguras, tu explicación fue lo suficientemente valida como para que se lo creyeran, eso influía el hecho de que habías trabajado para la guardia y aunque no las conocías personalmente las habías visto varias veces.

-Bueno...- Mientras la primera guarda miraba a la segunda y esta se encogía de hombros. -Lady Magd nunca a dado problemas, no veo porque no podemos concederle unos minutos.

-Si ademas es la que nos a advertido, creo que se lo debemos...- Ambas parecían estar conformes con aquella situación así que relajaron sus posturas. -Le aconsejamos no acercarse al mercado, por el momento es una zona clausurada y se considera peligrosa, las mercaderes se están poniendo nerviosas y tenemos que hacer turnos para no dejarlos a solas en ningún momento.

-También aconsejamos el no acercarse mucho a la puerta principal, nosotras podemos hacer la vista gorda pero la capitana no sera tan flexible. Por favor vuelva a casa pronto.- Ambas se inclinaron en actitud de respeto y si no les preguntabas nada mas continuarían con su ronda tranquilamente.

Cuando ya estaban a suficiente distancia escuchaste una voz que venia de un tejado cercano. -Si que son eficientes, tienes que ser muy buena chica para que te hayan dejado ir así sin mas, o quizás estaban apresuradas?- Tama estaba convertida en humana de nuevo y estaba tan tranquila tumbada boca abajo, moviendo sus piernas y cola encima de un tejado.

 -Lo haré, no os preocupéis.

Se despidió de las soldados y en cuanto se alejaron, Magd suspiró aliviada. Maldita fuera la gracia que le hacía mentir descaradamente, pero qué remedio... Al menos ahora tenía el camino libre para acercarse a la muralla con Tama. Que hablando de la cual, ¿dónde se habría escondido? Al escuchar su voz, la guerrera alzó la mirada, encontrándose a la muchacha en un tejado.

 -No me ha gustado nada, que conste. Pero era necesario. Ahora, vamos. Las murallas no están lejos.

Eso sí, procuraría no acercarse a las puertas ni al mercado. Por si acaso. Magd hizo una señal a Tama para que bajara y acto seguido reemprendió el camino hacia la muralla.

-Si si, aunque también se esta muy bien en este tejado, hace una brisa tan agradable.- Mientras como si estuviera durmiendo, se deslizo suavemente por las tejas y antes de caerse se volvió a convertir en la zorrita pequeña, colocándose en el hombro de Magd.

Tama estaba limpiándose las patitas tranquilamente con la lengua mientras tu intentabas moverte con sigilo por la ciudad, por fortuna aquella patrulla era la única patrulla que había por esa zona así que continuaste caminando por la zona pobre hasta llegar a una de las partes de la muralla. Aquella muralla no daba hacia la entrada por lo que cualquier viaje que tuvieras ganas de emprender empezaría con un rodeo, pero ese rodeo no seria de mas de una hora extra de viaje y habian cosas peores en la vida por lo que tampoco era para tanto.

-Y dime, segura?- Dijo una voz en tu hombro y al mirar Tama estaba sentada en forma humana en tu hombro, de forma tan tranquila mientras te miraba con su sonrisa característica, de hecho notabas como pasaba la cola por tu espalda mientras la agitaba. -Va a ser muy divertido! Veremos a la maestra y comeremos dulces por el camino o y me encantaría hablar seguro que tienes una vida de lo mas apasionante, donde conseguiste tu hacha? Y tu vestido? Oh adoro los vestidos humanos aunque una vez me probé ropa humana y fue de lo mas apretada, no me gusto, pero me gustan los colores de las telas!

Una vez mas, cada pensamiento iba acompañado por un millar de preguntas sin resolver por parte de Tama, ella simplemente alargo la mano y la muralla fue atravesada por una puerta de luz dejando el espacio justo para que pasaras tu. Al volver a mirar Tama volvía a ser pequeñita.

Cuando llegaron a la muralla, Tama recuperó su forma humana para preguntarle si estaba segura. Y esa sí que era una buena pregunta. ¿Lo estaba? ¿Estaba realmente segura del paso que iba a dar? A ver, dudas tenía, eso era algo que no podía evitarse, pero... Sabía que algo estaba mal. No era capaz de precisar el qué, pero lo que había sucedido en ese pueblo simplemente no estaba bien. Y si ella podía hacer algo para arreglarlo, por poco que fuera, lo haría.

 -Segura. Vamos, Tama. Yo también tengo ganas de conocer a tu maestra.

Cuando la pequeña zorrita abrió aquella especie de puerta luminosa en la pared, Magd echó un último vistazo a la ciudad antes de avanzar hacia el mágico umbral. Tenía un viaje muy largo por delante.