Partida Rol por web

-Oh de veras? Eso me soluciona muchas cosas porque no sabia como convencerte para venir, mi maestra me dijo que tenia que llevarte pero claro si no te convencía seria todo un problema, podría haber intentando hacerlo a la fuerza pero no creo en la violencia así que habría sido todo un contratiempo el que dijeras que no, pero has dicho que si así que todo a ido bien. -Y se quedo callada un momento con una sonrisa bastante amplia.

Oh, claro necesitas ropa, eso es extraño yo no llevo ropa, lo que ves es una ilusión y por tanto siempre voy desnuda, creo que mi raza siempre va desnuda, aunque tampoco se como se llama mi raza, de hecho tampoco he visto a ninguna de mi raza, entonces eso significa que soy la única de mi raza? Eso no puede ser, porque la maestra tiene que tener mas emisarias, no creo, aunque no he visto nunca ninguna mas pero eso no significa que no estén, tengo que preguntarle a mi maestra pero no suele darme demasiadas respuestas. Aunque estar desnuda es agradable porque la ropa a veces aprieta un poco, una vez conseguí una camisa de una viajera que se la dejo por el camino, olía muy mal y era toda gris, cuando me la puse me iba tan grande que pude usarla como manta, pero no me hacia falta porque yo no paso frio, tampoco paso calor ahora que lo pienso...jum jum- Por como hablaba, y como saltaba de una cosa a otra, podías deducir que le gustaba hablar o era incapaz de pensar por si misma y estaba debatiendo constantemente en voz alta.

Espero paciente a que colocaras la nota y ella misma empezó a moverse un poquito por la habitación, correteando sobretodo antes de que cogieras el bastón, porque tu bastón estaba en la misma habitación.

Saliste fuera y podías ver que las vigilantes, la guardia de la ciudad, estaban nerviosas. Se había levantado un muro de espinas alrededor de la ciudad y aquello daba cierta sensación a protección, seguridad, pero no sabias hasta que punto aquellas zarzas ayudarían a defenderla, pero solo lo sabias tu porque habías visto de primera mano el poder de Mytha. Tama no estaba, en cuanto saliste no estaba, no la encontraste por ningún lado de la habitación, tuviste que ir bastante rápido y tapando tus atributos hasta llegar a tu casa, no estaba muy lejos así que por fortuna si alguien te vio te ignoro no porque no fueras hermosa si no porque aquel momento era tan difícil de asimilar que tenían otras cosas en la cabeza.

Al llegar a tu casa, Tama estaba balanceándose tranquilamente en una silla. -Oh ya has venido! Que rápida, aunque puede también ser que seas lenta, jum jum...Bienvenida a casa!

La escuchaba parlotear sin cesar pero no le hacía demasiado caso, pues no parecía tener mucho sentido lo que decía. En otra ocasión no hubiera accedido a ir con ella y menos aún para ir a ver a una total desconocida. Pero después de lo que había pasado en el bosque debía hacerlo. No solo porque me había salvado en ese momento, sino porque además parecía saber como combatir a esa mujer o al menos había conseguido que su magia la afectase. Que ya era más de lo que yo había pido hacer con aquellas dos criaturas que me cogieron.

Tomé mi bastón y me dirigí a la puerta entreabriéndola con cuidado para ver el exterior. Las guardias estaban nerviosas, algunas vigilaban, otras corrian de un lado a otro. Aquello me daría la oportunidad que necesitaba. Si bien era extraño que fuese desnuda por allí ahora eso no era lo que más les preocupaba. Así que salí de la habitación tapándome como pude y corriendo me dirigí a mi hogar, con la mirada baja esperando que nadie me parase por el camino. Y así fue. Cuando llegué aquella chica que me había asaltado en la habitación de mi maestra había aparecido de nuevo por arte de magia, ¿qué era y de dónde había salido?

—¿Cómo has... —empecé a preguntar con el ceño frunciendo mirándola, pero corté la pregunta a la mitad —. Da igual, no tenemos tiempo para eso. Tenemos que irnos antes de que Cirlia regrese y se de cuenta que me he ido.

Fui al armario y cogí mi ropa, vistiéndome con aquella ajustada prenda que se adaptaba con facilidad a las formas de mi cuerpo quedando pegada a mi piel. Aunque Tama tuviera razón y estar desnuda se sentía bien de alguna forma, en mi caso ahora me sentía mejor vestida, al menos así no llamaría la atención.

—De acuerdo, estoy lista — dije de nuevo acercándome a la puerta —. Supongo que no hará falta que te diga que me sigas, desaparecerás y estarás fuera cuando yo llegue.

Solté un suave gruñido y sin esperar su respuesta salí cerrando la puerta con suavidad. Ya me había escapado de allí muchas veces sin que nadie me viera, pues me gustaba salir a pasear por fuera de nuestro pueblo aunque no me lo permitieran. Así que esta vez lo hice de nuevo. Ahora la guardia estaba más centrada en la amenaza que se aproximaba del exterior y no parecían estar tan preocupadas por lo que pasara dentro. Así que no me costó evitar las miradas ajenas y aquellas que me vieron estaban demasiado ocupadas como para preocuparse y detenerse a hablar conmigo.

Justo antes de atravesar las puertas de la ciudad vi de nuevo a Tama y fui con ella. Me gustase o no aquella chica, ahora era mi guía. Pero estaría atenta porque después de lo que había pasado no podía confiar en los demás tan fácilmente. No quería que volviera a ocurrirme otra vez lo mismo.