Partida Rol por web

Luego de un merecido descanso los enanos se pusieron en marcha hacia el sur cuando un grupo de elfos llega a cortarles el paso. El capitán de los elfos se acerca al grupo con las armas enfundadas.

Buen día señores de las montañas, recibimos un mensaje de Tolgur Custodio del Camino. Venimos a recoger a nuestro hermano caído y al emisario de Gondor. - anuncio el elfo a cargo.

Khazdor, Garamil y Stilgur observaban con detenimiento a los soldados élficos, cuando Gimli salió al encuentro de los elfos.

Buen día elfos, sus muertos están justo allí bajo aquél árbol. Al parecer, la coriente fue demasiado fuerte para su embarcación, la misma que se estrelló contra una de las columnas del viejo puente del norte, el cual se está cayendo a pedazos. - advirtió Gimli.

Acto seguido, los elfos recogieron a sus muertos y se marcharon.

--Yo soy Tolgur, señores del Bosque Negro. Lamento su perdida, les he conservado lo mejor que he podido sin alterar sus tradiciones fúnebres, era para mi un deber sagrado como Mírnethron que soy. Sed cautelosos en vuestro camino, legua y media en dirección norte al otro lado del río habita una banda de orcos y huargos que asaltan a todos los incautos viajeros de camino a Esgaroth. Informad al Rey Bardo si es oportuno para que termine cuanto antes con esa lacra.--dijo mientras hizo un gesto con la mano para que Groak se posará en su hombro, mientras le daba de comer y lo colocaba sobre el pony mientras le permitía una jornada de descanso tras el esfuerzo realizado por volar tantas horas.

Lo tendremos en cuenta mi buen señor de la montaña. - respondió el elfo mientras daba indicaciones a sus hombres para que recogieran los cuerpos de los ahogados.

Bueno mis buenos señores, nosotros partiremos de inmediato pues debemos llegar al claro de plata antes del anochecer para velar a nuestro hermano caído conforme lo dicta la tradición.

Gwalin se acercó para ver quienes eran los que se habían acercado. Al presentarse y saludarse, el viejo guerrero asintió con la cabeza a modo de saludo.

Estaba atento a todo lo que hacían y decían, no por que temiera por lo que les pudieran hacer o por desconfiaza, no, por ayudarles. Y es que Gwalin había vivido el renacer de las buenas relaciones uqe difrutaban ahora las dos razas. Incluso había aprendido a disparar con el arco enseñado por un elfo.

Cuando se marcharon, el enano se giró y miró a su primo Gimli.

- Quizas debamos dividir el grupo- dijo abruptamente el viejo-. Si unos se acercan a Moria, quizás puedan hacer los preparativos, hacer un reconocimiento y recabar información, para cuando regresemos, los que vayamos a liberar a nuestros hermanos, todo esté listo y así no perdamos tiempo.

Con los elfos haciéndose cargo de los caídos, teníamos una preocupación menos. Pero se abría ante nosotros una difícil decisión, si dividir o no nuestra compañía. No todos aceptaban dejar para mas adelante la conquista de Moria, por salvar a unos extraños parientes.

- Bien, solventado el problema con los elfos. ¿Ahora que hacemos?,¿Dividimos la compañía?.

En voz baja comento con Gimli si no sería oportuno informar a los elfos sobre sus parientes oscuros, para que los asuntos de los elfos quedaran entre los elfos, descargando así a los enanos de un posible percance adicional durante el viaje. Pero tal decisión debía tomarla el enano al cargo.

Mientras los elfos recogen a sus muertos, Tolgur se acerca a Gimli y tras susurrar algo se aparta rápidamente.

Gimli asiente con un leve cabeceo y luego parlamenta con el jefe de los elfos quien escucha atento sus palabras, luego menciona algo sobre Rivendel y se marcha.

Una vez los elfos terminaron con sus faenas, se marchan sin mediar palabras con nadie.

Tan pronto los elfos se perdieron de vista, el viejo guerrero se reúne con ustedes.

Tienen razón, enviaré a cinco exploradores a Moria. Garamil, Stilgur ustedes guiaran la expedición, tomen a otros tres guerreros y marchen hacia las puertas de Moria sin dilación.

Tras casi tres días de marcha hacia el sur, un enorme barullo llamó la atención del grupo una gruesa voz gritó: Apartad sus manos de mi enclenques o los partiré en dos con el filo de mi hacha. ¿Acaso creen que están lidiando con alguno de esos debiluchos que necesitan vestirse con acero para luchar.

¡Voy a arrancarles su verde pellejo y me haré unos lindos muebles para mi sala! - bramó aquella voz

Al oír aquella voz a Gwalin le saltaron todas las alarmas, sobre todo cuando dijo "voy a arrancarles su verde pellejo". Era un enano por lo del hacha y luchaba contra goblins por lo de las pieles verdes.

EL viejo guerrero miró a sus compañeros, sacó su hacha, embrazó su escudo y se dispuso para la batalla.

Sin gritar por el momento Tolgur hizo una seña a sus hermanos, irrumpirían todos en conjunto contra un vendaval tratando de superar a su hermano en apuros para poder cubrirlo.--Quien lleve un arma pesada que embista al de la derecha de nuestro hermano en apuros, el resto hagamos retroceder a los demás para darle un respiro. Luego plantaremos cara junto a la tienda y la hoguera sin estar rodeados, así solo tendremos que defender un flanco. Adelante ¡Barud Khazad!--se preparó para esperar a sus compañeros para cargar todos al unísono.

Embrazando el escudo y amarrando fuertemente el hacha me preparo para socorrer a nuestro hermano en apuros. En este momento sería cosa de matar, matar un poco mas y después hablar.

- Será cosa de meterse en el lío.

Gwalin asiente a las palabras de Tolgur. Sabe que un enano es peligroso cuando lucha, pero un muro de enanos es un oponente terrible.

- Todos al unísono entonces.

Me coloco en línea con respecto a Gwalin esperando el momento oportuno para cargar. Era momento de manchar nuestras armas con la apestosa sangre orca.

- En cuanto digáis hermanos.