Partida Rol por web

 La noche no había sido nada amable con el veterano detective, que apenas pudo tomar un sorbo del cafe y darle una mordida a su hamburguesa antes de ser invitado indirecta e incordialmente a retirarse por parte de aquel Leo y su pandilla. Para el mayor de los colmos, el paleto se aseguró de que nadie colaborara con Jordan en el restaurante. Estaba fuera de su elemento allí, y DeFuss se retiró con un cabreo importante del lugar.

 Se diriguió al Excelsior y, cuando estaba a punto de entrar al hotel, pudo ver a Bennet volviendo de su lado de la investigación en el coche de un oficial de otro condado. Debía haber sido una noche interesante la suya, y seguramente más productiva que la de él.

- Bennet, buenas... si le tengo que ser sincero, me ha ido para la mierda. No sé si lo peor fue el odio en la cara de los paletos con los que trate o que hayan creído que era alguna especie de sugar daddy de Greenwhim. Intentamos conseguir información sobre Yolanda, la mama de Carlos Díaz... y no conseguimos ni limosnas. Greenwhim se ha quedado allí, quizá tenga algo más de suerte que yo. Como verá...

 El hombre levanta sus brazos para hacer una pose de T, mostrándose a si mismo en todo su esplendor. Un moreno y escualido hombre, alto y entrado en años. Con una cara de bulldog decepcionado.

-...no soy muy atractivo a la vista, a diferencia de nuestra compañera... ¿y a usted que tal le ha ido?

Bennet escuchó el testimonio de DeFuss, quien en principio no parecía haber tenido una noche especialmente productiva. Con suerte, tal vez Greenwrim lograse algún avance, aunque el escenario que le había indicado el afroamericano no era demasiado esperanzador.

-La señora Smith ha aportado algunas cosas, aunque no sé qué tanto podría ayudar a la investigación -reveló el ranger, pensando en lo que le había contado la mujer-. Al parecer, Nora no era su hija, sino su nieta, la hija de uno de sus hijos. Por tanto, Ellie es la bisnieta. La señora Smith señala como posible sospechosa del secuestro a su nuera, una tal Laura, pero también dice que le contaron que murió, seguramente de sida o sobredosis... -La anciana no lo había dejado del todo claro, si bien para Bennet era más evidente que el deceso de la drogadicta no había sido así-. Aunque lo más probable es que molestase a quien no debía, y esté enterrada y olvidada en algún lugar del condado. En líneas generales, no ha sido un gran avance, pero podemos descartar que Nora Smith o su familiares pertenecieran a la congregación del reverendo Rumsfeld. Trabajaba como prostituta, así que diría que Tim Mortimer fue quien la seleccionó.

—La batida, umm, sí, bueno... Es una pena lo del chaval ese, pero tampoco es que sea el primero ni parece que vaya a ser el último, ¿no? —habló Leo con tono serio—. Por estos lares parece que ronda alguien que le gusta secuestrar niños y lo lleva haciendo desde hace algunos años.

El resto del grupo asintió a las palabras de su líder. Ninguno parecía tomarse a broma aquella desgracia que había caído sobre la región.

—¿Y se supone que vosotros habéis venido a arreglar las cosas? —preguntó el del pelo corto a lo Marine, con sorna—. ¿El abuelo negrata y tú?

Leo sonrió y miró a Moira, esperando su respuesta.

Se supone y lo haremos, sí.- Estaba convencida de ello, tanto como que aquella mesa parecía más predispuesta a ayudar y tomarse en serio las desapariciones que la propia comisaría. Irónico.- Pero el terreno es grande y todavía nos queda mucho trabajo por delante.

Bebió otro sorbo, esta vez un poco más relajada, como si se estuviera desahogando un poco con los allí presentes. En realidad sabía que se estaba endulzando un poco con el alcohol por lo que debía ir pensando en parar de beber.

¿Habéis visto algo sospechoso? – Giró el rostro hacia Leo, esta vez dirigiéndose expresamente a él.- Te estaría realmente agradecida si tenéis algo que pueda interesarme.

—¿Cómo de agradecida? —respondió rápidamente Leo con su sonrisa lobuna.

Desde la barra, Mandy no les perdía de vista, visiblemente mosqueada porque la pelirroja le levantara a Leo. Allí mismo, en la mesa, era la rubia la que taladraba a la ranger con sus bonitos ojos azules. Sin nada que ganar como el salido de su amigo, no encontraba nada divertido tener que aguantar a una puta agente de policía. Los dos tipos también recelaban de Moira, quizás por diferentes motivos. Solamente la chica morena del pelo corto parecía dejarse llevar por la situación, yendo de sorpresa en sorpresa.

Serán básicos.

Había jugado claramente con el doble sentido, no pudiendo evitar sonreír al ver que había captado su interés, no solo el de Leo sino también el de las acompañantes que la miraban con recelo. Reconocía que estaba siendo divertido, pero también que debía tener cuidado con lo que pudieran decir los rumores después de esa noche.

Ya se imaginaba a la secretaria de la comisaría, la misma que la llamó “perra de babilonia”, disfrutando de un nuevo chisme y gritando que tenía razón.

Tendrás que arriesgarte para descubrirlo.- Le dedicó una coqueta sonrisa a Leo.- Pero no sirve nada de chismes, tiene que ser algo que realmente me interese sobre el caso.

 Jordan escuchaba atentamente el mini-informe que Bennet le estaba contando, quizá también para poder distraerse de su propia pseudo-investigación fallida. Por lo menos, del lado del ranger si parecía haber algunos avances con los cuales seguir o trabajar. E incluso sacar gente de la lista de sospechosos, lo cual era cada vez más urgente.

- Algo es algo, Bennet... tenemos que atar a las víctimas a Mortimer o a Rumsfeld, dependiendo de quién de los dos fue el que seleccionó a cada una. Quizá no haga una gran diferencia a largo plazo, pero... ahora todo es importante.

 El veterano detective se cruza de brazos y mira al suelo por un momento, con el ceño fruncido. Luego dirigue su mirada al ventanal del Excelsior, que daba hacia la ruta y la nada en el medio de la noche. Jordan finalmente suspira y pone sus manos en los bolsillos de su chaqueta del FBI, mirando a Bennet nuevamente.

- Quizá sea bueno descansar un poco. Mañana puede ser un día muy importante para tod ala investigación, dado que llegan los equipos de la Agencia.

-Estoy de acuerdo -asintió Bennet, cuando DeFuss indicó que tal vez sería buena idea descansar un poco, ya que el siguiente día llegarían los agentes de apoyo del FBI-. Puede que tengamos nuevos avances.

Había sido un día largo y quizá bastante más productivo de lo esperado, al menos en lo referente a los nuevos sospechosos que podían ser los responsables de las desapariciones. Puede que solo fuera una corazonada, pero el ranger estaba convencido de que el reverendo Rumsfeld tenía que ser el responsable de lo sucedido. No era normal que un hombre de Dios le generase aquel rechazo, siendo él un hombre profundamente religioso.

-Nos vemos mañana, DeFuss -le dijo al afroamericano, y decidió encaminarse hacia su habitación para ir a descansar.

—Está bien, tú ganas —cedió Leo sin perder la sonrisa. Levantó una mano para llamar a Mandy y pedirle una ronda de chupitos—. Deberíais estar buscando fuera del condado, concretamente al otro lado de la frontera, en Louisiana. Cerca del Gran Lago. Allí viven un puñado de indios piojosos que no se relacionan con nadie y que tienen todo el sitio lleno de mierdas de hechicería de las suyas. Te apuesto lo que quieras a que son ellos los que se llevan a los niños. Si te interesa te podría llevar yo mismo hasta allí, porque vas a necesitar que alguien te cubra las espaldas si vas a tratar con esa gentuza.

El resto del grupo asintió, con la excepción de la chica del pelo corto que miró a Leo sorprendida, como si fuera la primera vez que escuchaba esa historia. Llegó Mandy con las bebidas y no perdió oportunidad para lanzar una mirada asesina a la agente Greenwrim antes de marcharse. Leo, que vio la reacción de la camarera, se rió con ganas.

—Bueno, señora agente, ¿me he portado bien? ¿Cuál es mi recompensa?

Pensaba que le diría algo relacionado con la furgoneta o algún rumor que hubiera escuchado sobre McKnight en la propia batida, pero para su sorpresa realmente tenía información interesante. ¿Indios? Por la localización que decía no debía de tratarse de personas relacionadas con Dutch Redbear, al menos a primera vista, y si lo hacían bien desde Uncertain podrían ir a Louisiana o viceversa.

La verdad es que sí.- Miró el vaso de chupito que traía Mandy aunque decidió no beberlo, ya no solo porque sentía que se había subido un punto la cerveza sino porque imaginaba que la camarera le habría echado algo al suyo, o escupido. Sí, comprobando cómo la miraba, era posible.- Un trato es un trato.- Abrió su bolso para sacar su famosa libreta y bolígrafo, arrancando una de las últimas hojas antes de escribir su número de teléfono y un “Llámame. Moira”, esperando que esa oferta de futuro fuera suficiente para contentarlo.

Me interesa tu oferta.- Siguiendo ese extraño y peculiar coqueteo que parecían tener ambos, se levantó de la silla mientras doblaba una vez el papelito, colocándose detrás de Leo. Después, lentamente, depositó la nota dentro del bolsillo de su camisa, dejando las manos descansar sobre sus hombros en un leve acercamiento.- ¿Mañana a primera hora?

—Tenemos una cita entonces, encanto. Nos vemos aquí; pero no se te vaya a ocurrir traer a "papi" o a ninguno de tus compis porque, en ese caso, te puedes ahorrar el paseo —se puso en pie, se acercó al oído de Moira y le susurró: —Ponte unas braguitas monas; me las llevaré de recuerdo...

El rubio y el rapado estaban disfrutando con el aparente triunfo de su colega Leo y lo festejaron chocando los cristales de sus vasos. Las dos mujeres mostraban una sonrisa irónica y, al fondo, Mandy, se metió en el almacén con lágrimas de rabia en los ojos.

La noche se había terminado para todos. Fuera, el calor bochornoso no daba ni un segundo de tregua. El cielo estaba cubierto otra vez de nubes y el breve paseo de regreso al Excelsior, con el estómago vacío, se le hizo un poco largo y pesado a la sargento Greenwrim.

Se consoló pensando que podía haber sido peor, desde que se pusiera hecho un energúmeno exigiendo una compensación más “física” o que decidiera simplemente mandarla a paseo, por lo que estaba conforme. Aun así no pudo evitar chasquear la lengua al escuchar que quería que fuera sola, teniendo la idea inicial de convencerle de ir aunque fuera con Bennet.

Un placer chicos, gracias por las cervezas.- Se despidió de manera breve y educada del resto de la mesa antes de marcharse, todavía con el estómago vacío y con ganas de saber cómo se iban a dividir mañana.

Por suerte el hotel estaba cerca, apenas unos minutos andando a la luz de la noche que la separaban del comedor y un buen plato de lo que fuera, sabiendo también que el alcohol podía afectarla más al no haber ingerido alimento antes. ¿Debería decir que me siento orgullosa por no habérmelo tirado en el baño? Fue un pensamiento que le sacó una carcajada, aunque en realidad así se sentía.

Cuando llegó al hotel y tras abrir la puerta, dedicó un rápido saludo a recepción, hubiera alguien o no, antes de buscar a sus compañeros. Echó primero un rápido vistazo al comedor creyendo que estarían allí sentados, en ese punto de reunión que parecían haber establecido, pero para su sorpresa no había nadie. ¿En serio os habéis ido a dormir ya? Miró la hora en su móvil mientras subía por las escaleras, dirigiéndose al piso superior y buscando la puerta de Bennet. Dio dos fuertes golpes con los nudillos, no controlando demasiado su fuerza a la hora de llamar ni pidiendo perdón posteriormente.

Nos vemos en el comedor. Reunión.- Alzó la voz para comunicar su mensaje, dirigiéndose después a la habitación de DeFuss o buscándole para darle el mismo mensaje. Después les esperó en el comedor tras pedir algo para cenar, no conteniendo ya su hambre.

Adele escuchó con atención lo que le contaba Taylor, y por un momento lo vio en la puerta, antes de decidir ponerse de pie. -De acuerdo, Sheriff. Tenga una buena noche.- No iba a disculparse por la manera que le había hablado, pues las palabras del hombre le habían dado la seguridad de que era algo que quizás él también hubiera hecho. Aunque el sheriff fuera un poco más empático que Lewis.

Se puso de pie, y con una rápida despedida se fue al coche, en rumbo al Excelsior.

No hacía mucho que Scott se había acostado, pero se encontraba totalmente exhausto, por lo que no había tardado en quedar totalmente dormido.

Y estaba teniendo un sueño maravilloso. En él, todo era perfecto. Descubrían a Tim Mortimer y al reverendo Rumsfeld trasladando al pequeño Ben McKnight, logrando arrestarlos y terminaban confesando la implicación en todos los crímenes con asombrosa rapidez. Lo mejor de todo es que, en el sueño, Bennet no se sentía tan incómodo en presencia del reverendo, lo cual hizo que el subconsciente del ranger le dijera que aquello tenía que ser un sueño. Además, en aquel sueño también aparecía Max Jordan, que en el sueño era además un hombre simpático y agradable en el trato y no tan intenso como el Max Jordan al que había conocido. Justo cuando Jordan les felicitaba a él y a Moira por resolver el caso en colaboración con el FBI, Scott sintió que su compañera decía algo que no acababa de comprender:

-Nos vemos en el comedor. Reunión...

Aquellas palabras, junto con el golpe en la puerta fueron suficientes para que Scott despertase. Respiró hondo y encendió la luz de la mesita. Después, se levantó de la cama y procedió a vestirse, decidido a acudir al comedor, esperando que al menos Moira hubiera obtenido algo más de información para el caso.

Cuando todos llegaron Moira estaba ya en la mesa con un plato de carne. Había pasado de pedir ensaladas o pocos carbohidratos para no cenar pesado puesto que tenía tanta hambre que posiblemente pidiera un segundo. Además, la comida le ayudaría a bajar un poco el alcohol en sangre.

Esperó a que todos se sentaran mientras terminaba de masticar un pedazo de jugosa carne, limpiándose después con una servilleta.

Mañana.- Aventuró antes de beber unos sorbos de agua, carraspeando después la garganta para aclararla.- Dutch Redbear, de Uncertain, es un hombre que puede ayudarnos con el tema de la Bruja del Árbol. Dicen que es un buen guía del bayou, algo que necesitamos porque, os recuerdo, esos cabrones se reúnen allí.- La agente tenía la lengua un poco más suelta debido a la cerveza, aunque por suerte parecía estar uniendo bien sus recuerdos.- Si decimos que vamos por parte de Sue Watson nos atenderá.

Se detuvo un momento para masticar otro pedazo de carne, demostrando el hambre voraz que tenía. Después del desmayo apenas había podido llenar su estómago con alimento contundente y parecía que por fin reclamaba sustento.

Aparte, Leo dice que en Louisiana, cerca del Gran Lago, hay indios que parecen practicar o adorar la hechicería. Podría ser interesante echar un vistazo y ver si conocen esos símbolos.- Dijo el nombre de “Leo” sin ser consciente de que sólo uno de la mesa sabía quién era.- Puede llevarme, pero ese cabrón sólo hará de guía si voy sola. Lo dejó bastante claro.- Pausando un poco su cena, dejó los cubiertos sobre la mesa y juntó las manos, mirando a sus compañeros.- Bien, ¿qué y cómo lo hacemos?

Cuando Scott llegó al comedor, escuchó las palabras de Moira con cierto cansancio. La pelirroja había interrumpido su plácido sueño, lo cual en cierto modo era una buena noticia, ya que eso significaba que la ranger había hecho algún progreso después de que DeFuss regresase al Excelsior.

-Si solo puedes ir tú a visitar a los indios, tal vez lo mejor fuera que nosotros nos ocupásemos del tema de Dutch Redbear. Creo que con dos de nosotros bastaría -indicó Bennet, aunque aún sin indicar quién debería acudir-. Por otra parte... ¿Hemos averiguado algo más sobre Rumsfeld, Mortimer o los Mason? -preguntó, mirando principalmente a Moira y Adele, dado que ya había hablado con DeFuss sobre los progresos de ambos previamente.

Si alguien más quiere ir a ver esos indios tendríamos que buscarnos otro transporte y guía.- Especificó por si acaso no se había entendido. Leo se había ofrecido a llevarla exclusivamente a ella sola si quería, pero eso no significaba que pudiera ir por su cuenta y rechazar la “amable” oferta.- Por como lo veo, podemos dividirnos de nuevo en grupos de dos, unos en Uncertain y otros en Louisiana.- Puso ambas manos separadas, como si simbolizara cada unidad.- Y luego nos reunimos en Uncertain al ser el punto céntrico. Eso o lo mismo, pero vosotros tres a un lado y yo en otro.- Ya había demostrado que sabía manejárselas sola y estaba acostumbrada a esa clase de hombres. Podía encargarse perfectamente sin ayuda de nadie.- Por eso hay que hablarlo. Si voy con Leo, me llevará a primera hora para llegar pronto allí.

Terminó de beber los últimos sobos del agua que quedaba en el vaso antes de negar con la cabeza ante la última pregunta.

DeFuss y yo sólo tenemos eso. Sue habló con nosotros, nos comentó sobre Redbear. Después fuimos al restaurante a intentar hablar con Yolanda Díaz y dimos con ese grupo.- Miró a DeFuss, ladeando el rostro.- ¿Pudiste hablar con ella? – Moira no sabía qué había pasado cuando se separaron, desconociendo si obtuvo información de las camareras. Aun así, por las risas que se habían metido a su cosa la mesa donde estaba, intuía que no.