Partida Rol por web

Niego con la cabeza cuando termina de hablar, haciendo un esfuerzo por responderle antes de romperme del todo. - No quiero ese puto teléfono, Kyle. No me sirve para nada si no confías en mí. No me importa Ziba, ni lo que le pase. Ni siquiera estoy segura de fiarme de ella y lo sabes. Sólo confiaba en ti de todas las personas que se encuentran en este maldito lugar y ni siquiera eso ha resultado ser de verdad. Llévatelo, o tíralo, o haz lo que quieras con él. No me importa, es tuyo. ¿Para qué lo iba a querer yo ahora? ¿Para que me recuerde lo que piensas de mí cada vez que lo mire?

Siento sus ojos en los míos y parpadeo confusa con sus últimas palabras, conteniéndome para no echarme a reír cínicamente o a llorar como una cría. - Hazme una lista de las promesas que tengo que creerme y las que no, por favor, porque la verdad es que no te comprendo en absoluto. Cuando decidí confiar en ti lo hice con todo lo que tenía y me creí todas tus palabras. Toda tu mierda de historia del astronauta... Supongo que tú sólo estabas entreteniéndote conmigo, demostrándote que podías ganarme. Muy bien, lo has conseguido. Felicidades. ¿Quieres que te aplauda? No sé si eres un jodido hipócrita o esto es una venganza por aquello, pero creo que ya es suficiente, Kyle, déjate de medias tintas de una maldita vez.

-Yo... -Titubeo... me había desarmado... -No te he mentido en nada, Charlotte. -No te he ganado... tú lo has hecho... -Lo siento, lo siento mucho... no debería haber dudado de ti. Pero como tú bien dices, las cosas no se dicen, se demuestran... y yo sólo te he demostrado que soy un idiota... sentirlo no sirve de nada.

Bajo la mirada, no podía mirarla, me sentía indefenso, expuesto... Me habían derrotado, desde que me habían metido en este puto sitio habían destruido mi mente, y mi alma... no me quedaba nada.

-Igual que Robinson, yo también he pensado que había conseguido la libertad, incluso aquí encerrados, estando contigo me sentía libre, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida... y también igual que a Robinson, ha durado poco, ese es su puto juego... darte algo que deseas y luego arrebatártelo. 

Me froto los ojos antes de continuar hablando, ya no había por qué guardar las formas...

-Te contaré otra historia... la del mono que quería tocar la luna... todas las noches un mono alargaba la mano intentando tocar la luna, la estiraba y la estiraba pero nunca era capaz... hasta que una noche la tocó con la punta de los dedos, y la imagen se desvaneció... y se dio cuenta que lo que había tocado, lo que había estado persiguiendo todo ese tiempo era tan sólo el reflejo de la luna en el agua... 

Yo soy el mono Charlotte, y tú eres la luna... cuando pensaba que te tenía en mis manos, te desvaneces.

Un puto mono... eres "brillante", Kyle. -Acaricio suavemente el brazo de Charlotte, esperando que en cualquier momento se retirara, me rechazara... no merecía otra cosa...

-Guarda el teléfono una noche más, si sobrevivo a esta noche... volveré a buscarlo. Si estás esperándome en la habitación, te prometo que nunca jamás volveré a dudar de ti... si no estás, puedes dejar el teléfono sobre la cama, y nunca más volveré a molestarte.

Me doy la vuelta esta vez para marcharme definitivamente, Charlotte me había pedido que la dejara... y yo no estaba respetando eso, tendría tiempo de pensar... y yo viviría una noche más con la esperanza de que las cosas podían arreglarse, de que nunca es tarde para enmendar los errores. Al menos eso hemos aprendido de este juego...

- Con la diferencia de que yo no me he desvanecido, ni nadie me ha arrebatado de tu lado, Kyle. Eres tú el que ha decidido olvidar lo que habíamos construido, el que ha dudado de mí... De nosotros. - Respondo con la voz dolida y dejando el teléfono encima de la cama. 

Busco sus ojos cuando me roza el brazo y los míos están brillantes. Parpadeo con rapidez para contener las lágrimas antes de seguir hablando, cansada de discutir sobre el teléfono cuando ni siquiera era importante. - Haz lo que quieras. Déjalo aquí si es lo que quieres. Pero no sé si estaré cuando vengas. - Termino con voz fría, utilizando de nuevo el dolor como máscara para mantenerme en pie. 

Sin decir nada más me acerco a la cama y me siento, esperando a que se vaya, conteniendo el sollozo que atenaza mi pecho hasta que me quede a solas.

¿Olvidar lo que habíamos construido?. Me quedo inmóvil escuchando sus palabras, por más cosas que le decía no parecía conseguir nada, al revés, la situación se ponía más tensa conforme la conversación avanzaba. ¿Como puedes creer que lo he olvidado?...

-¡He dudado, sí! ¡Soy humano, Charlotte!. -Golpeo la pared con el puño cerrado, después me agarro una mano con la otra y me quedo mirando a Charlotte con frustración.

-Puedo vivir con la idea de estar encerrados en esta mierda de sitio, con que cualquier noche esos hijos de puta puedan ir a por nosotros... puedo vivir con la idea de haber condenado a muerte a un inocente, y salir ahí y hablar con esa panda de hipócritas y mentirosos... ¡Podía con todo, joder! ¡Con todo menos con la idea de que pudieras haberme engañado!

Desde luego el hijo de puta que había cambiado el voto lo había conseguido... ¿cómo podía haber sido tan listo? ¿Y por qué lo había hecho precisamente ahora?. 

-Yo... lo siento Charlotte. No merezco ni siquiera hablar contigo, primero fue toda esa mierda de la viagra... y ahora esto... siempre encuentro la forma de cagarla. Mírame a los ojos y dime que de verdad quieres que me vaya. ¡Dímelo! Dime que no vas a echarme de menos... que no sientes nada por mí. ¡Dímelo y no volveré a molestarte!

Permanezco de pie, abatido, mirándola... me aferraba a un clavo ardiendo, había dejado de lado mi orgullo, me mostraba tal como era... vulnerable... 

Doy un respingo, todavía mirando al suelo, cuando golpea la pared y alzo la mirada para buscar la suya mientras habla. Abro la boca para decirle lo que me pide, pero simplemente no soy capaz. Intento contener un hipido, pero una lágrima empieza a deslizarse por mi mejilla a pesar de mis intentos por parpadear rápidamente y contenerla.

- Pues claro que voy a echarte de menos, Kyle. - Empiezo a hablar y mi voz suena a rendición. No queda nada de la frialdad anterior, ni de orgullo en ella. - Y sabes perfectamente lo que siento por ti. Sabes que yo también t-te quiero. - Durante un instante me pregunto si es verdaderamente la primera vez que le digo esto a alguien y me reconozco que no recuerdo haberlo hecho antes. Con un gesto rápido de la mano me seco la lágrima y lo miro con un intento de resultar desafiante, pero que resulta bastante lastimoso.

- No. - Reconozco a regañadientes, apartando la mirada de la suya para mirarme las manos. - No quiero que te vayas, si fuese por mí pasaría a tu lado todos los segundos del día, pero... Es que nada de todo esto tiene sentido si no puedes confiar en mí como yo lo hago contigo, ¿no lo ves? Somos fuertes porque estamos juntos y lo saben. - Busco su mirada de nuevo, gesticulando con las manos y tratando de respirar con normalidad para no llorar. - Saben que tienen que separarnos para debilitarnos... Y que les haya sido tan fácil me duele, Kyle. Mucho. Y me siento estúpida por permitirme sentir todo esto por ti si luego tú vas a caer en la primera trampa que nos pongan. - Mi voz se va convirtiendo en un susurro poco a poco mientras vuelvo a mirar al suelo, todavía sentada en el borde de la cama. - Pero no quiero que te vayas... Porque no sé lo que puede pasar esta noche y... ¿Y si nos atacan a uno de los dos y desperdiciamos así nuestros últimos momentos? 

La noche nos había sorprendido, habíamos discutido y justo cuando las cosas comenzaban a enderezarse comenzaron esos pitidos en nuestros collares, indicándo que debíamos volver a nuestras habitaciones antes de un minuto. No respondí a sus palabras, me limité a besarla como si no fuera a haber un mañana y después corri hasta mi habitación.

El día siguiente había comenzado con la muerte de Arthur, después la gente se dispersó para buscar a Jacqueline, momento que aproveché para arrastrar a Charlotte hasta la habitación. La abracé antes de que pudiera decir nada, rodeando su cuerpo con mis brazos, sintiéndo el latido de su corazón, acelerado y su respiración, cálida y agradable.

-Me alegro tanto de que estés bien, Charlotte...

Mantengo el abrazo durante unos instantes, no quería soltarla, no quería dejar que se escapara... una vez me habían dicho que   la felicidad era como coger agua con las manos, podías tenerla durante un momento, pero se iba escurriendo entre tus dedos... yo no quería que esto fuera así, quería que fuera para siempre.

-Tenías razón, somos fuertes cuando estámos juntos... ¿y sabes? Creo que nos temen... Esos cabrones me hicieron dudar, pero en ningún momento hice públicos mis miedos... te lo conté a tí, por que en el fondo sabía que no me había equivocado contigo. 

Me acerco a ella con suavidad, buscándo el roce de su mejilla con la mía, para después besarla dulcemente en la comisura de los labios.

-Creo que no han ido a por nosotros por que saben que tenémos los móviles, y puede que piensen que podemos tener alguna otra herramienta. Fueron a por Arthur porque ese pobre diablo ya había usado su herramienta para escapar de la muerte, estaba vendido... ¡pero el muy cabronazo ha conseguido librarse otra vez!

Podemos salir de aquí, Charlotte, vamos a conseguirlo.

La miro con cariño y una resolución renovada en mis ojos, Arthur nos había dado esperanzas,  esos secuaces, sean quienes sean... deben estar cada vez más nerviosos. Y precisamente sean los que más calma quieren aparentar... 

Justo cuando estaba a punto de decir algo, decidí guardar silencio y esperar a que ella dijéra algo, quizá aún estaba molesta... realmente la necesitaba a mi lado. Nuestros sentimientos aquí dentro iban mucho más rápido que en el mundo que habíamos conocido, por eso confiaba en que Charlotte hubiera olvidado nuestra discusión... aunque sería más fácil si pudiera ir a alguna tienda y traerle un regalo.

Escondo mi rostro contra el pecho de Kyle, refugiándome en sus brazos en cuanto me arrastra a la habitación, y un suspiro de alivio sale de mis labios mientras dejo que el latido rítmico de su corazón me arrulle, mientras poco a poco voy sintiendo que las cosas vuelven a encajar entre nosotros, que todo va volviendo poco a poco a su lugar.

Salgo poco a poco de mi escondite cuando sigue hablando y busco sus ojos antes de hablar con la voz ligeramente ronca. - He pasado una noche terrible, Kyle, preguntándome si habrían ido a por ti después de todo lo que dijiste anoche y si no podría volver a abrazarte... - Mi voz se pierde cuando escondo el rostro de nuevo en su pecho durante varios segundos y empiezo a hablar de nuevo desde allí. - Creo que hay dos opciones para que no nos hayan atacado a pesar de tener los teléfonos. La primera, que no estamos dando ni una. Que no los estamos señalando y por lo tanto les conviene dejarnos a salvo para que sigamos señalando a inocentes. Y la otra, un poco más retorcida, que los hayamos señalado, pero quieran que pensemos que no lo hemos hecho. Y sin embargo, han ido a por Arthur... ¿Por qué? ¿Crees que ha sido por la tregua que hizo con nosotros? Creo que antes les convenía que lo atacásemos y él a nosotros y quizá ahora tienen miedo de que nos unamos los tres contra ellos.

Busco sus ojos y los míos se empañan levemente al ver la confianza en los suyos. Parpadeo varias veces, todavía abrazándolo. - Creo que estamos más en peligro que nunca, Kyle. Creo que van a ir a por nosotros ahora que no han podido acabar con Arthur. Tenemos que tener mucho cuidado...

Un poco dubitativa me pongo de puntillas para acercarme a sus labios. Después de la noche pasada había decidido que lo único que debía importarme era el presente.

Escucho las palabras de Charlotte, sin hacer demasiado caso a lo que me está contando, simplemente miro sus labios moverse,  deseándolos. Que más da... No sabía por qué habían ido a por Arthur, pero me daba igual, lo único que me importaba es que nos habían dado otro día más de vida, otro día para poder estar juntos.

-¿Sabes? -Le digo acercándome a ella, hasta quedar nuestros labios casi rozándose -Que les den. Que les den por culo a todos.

Agarro a Charlotte con fuerza, y comiénzo a besarla como si no hubiera a haber un mañana, mi lengua recibe la calidez de la suya, ambas se entrelázan... buscándose para luego retirarse y buscarse de nuevo, tal como habíamos hecho nosotros durante todo este tiempo. Los miedos, los temores... comenzaron a esfumarse dejándo paso a la pasión, ya no importaba nada, ni quiénes éramos, ni lo que habíamos hecho... solo importaba ese momento. Un puto momento, que tenía más sentido que todo lo que había vivido a lo largo de toda mi vida.

Arrastro a Charlotte hasta la cama, sin dejar de besarla, colocándo mi cuerpo encima del suyo, dejándo su boca solo para saborear su cuello, o morder cálidamente el lóbulo de su oreja. Mis manos acarician sus pechos por encima de la ropa, noto como su respiración comienza a hacerse cada vez más agitada, sin duda ella lo deseaba tanto como yo.

-Ya hemos esperado bastante... Charlotte. Hagamos que cada segundo cuente... a partir de ahora.

No importaba si yo moría esa noche, o si ella lo hacía, lo importante es como habríamos vivido nuestros últimos momentos en este maldito lugar, sólo así contaría cada segundo... sólo así tendríamos algo que valiera la pena. Me quito la camiseta, dejándo a la vista mi torso bien definido, poblado de tatuajes... siempre había pensado que cada uno de ellos contaba una buena historia, pero después de lo que habíamos vivido no parecían más que gilipoyeces.

Le quito la camiseta a Charlotte, y después arranco su sostén -Nunca había tenido paciencia para desabrocharlos -Sigo encima de ella, besándola, dominándola con mi cuerpo, notando el roce de sus pezones en mi pecho, que comenzaban a endurecerse, sin poder resistirlo un segundo más, bajé para saborear sus senos, lamiéndo sus pezones, mordiéndolos suavemente, apretándo sus pechos con mis manos. 

Después sigo bajándo, hasta llegar a su ombligo,  continuo besándo su vientre mientras desabrocho su pantalón, sólo para después quitárselo de un tirón, hizo lo propio con el mío, y volví a incorporarme sobre ella, buscándo nuevamente su boca, deleitándome en su humedad mientras una de mis manos bajo hasta su entrepierna y comienza acariciarla, suavemente, notando su calidez, su excitación creciente.

-Voy a follarte, Charlotte

Suspiro al sentir sus labios contra los míos por fin. Después de todas las cosas que habían pasado desde el día anterior lo único que deseaba era perderme en ellos. Esconderme de todo en la humedad y la calidez de su boca y dejar de pensar durante unos segundos. O unos minutos, o incluso unas horas, mientras estuviese a su lado.

Dejo que me lleve hasta la cama con una risita de complicidad. No puedo estar más de acuerdo. Ya hemos esperado bastante. Siempre hay cosas que hablar, decisiones que tomar... Nos merecemos un rato para nosotros. Asiento a sus palabras y me lanzo de nuevo a por su boca, besándolo con fiereza, con un ansia casi animal. Lo ayudo a quitarse la camiseta y mis manos quedan libres para recorrer su torso y sus hombros, dibujando cada músculo con las palmas, recreándome en cada milímetro de su piel. Mi respiración está cada vez más alterada y mis pupilas dilatadas oscurecen mi mirada cargándola de deseo cuando se separa para quitarme la camiseta. - Joder, Kyle... Estás tremendo... - Susurro, sin ser capaz de separar mis manos de su cuerpo más de los instantes necesarios para que pueda desprenderme de la ropa.

Mis dedos se entrelazan con sus cabellos cuando desciende para besar mi pecho y no puedo evitar que mi respiración se entrecorte con un jadeo sordo mientras mis pezones se endurecen contra sus labios. 

Sentirlos recorrer mi vientre mientras me quita los pantalones de un tirón aumenta mi excitación y lo ayudo a terminar de desnudarnos antes de volver a recostarme, tirando de él hacia mí, arrastrándolo conmigo hasta que nuestras bocas vuelven a encontrarse en una caricia húmeda. 

Para este momento ya mi mente está totalmente desconectada de todo lo que suceda fuera de esta habitación y sentir su mano acariciando mi sexo termina de encenderme, provocando que el movimiento de mi lengua se detenga durante unos instantes que él aprovecha para hablar, avisándome de sus intenciones.

Una sonrisa traviesa se dibuja en mis labios cuando se calla y me tomo un par de segundos antes de hablar. - ¿Por qué... has tardado tanto...? - Le respondo, buscando lo más profundo de sus ojos con los míos entrecerrados, llenos de promesas. 

Alzo las caderas para recibirlo mientras tiro de su cuello para acercar de nuevo sus labios a los míos, pegándolos con firmeza y suspirando al sentirlo entrar con facilidad en mi interior. Marco su espalda con mis uñas, sin hacerle daño, pero dejándole saber que están ahí, y empiezo a moverme debajo de él, acompañando sus movimientos con todo mi cuerpo y sintiendo cientos de corrientes eléctricas pasearse por él. 

Suelto entonces su boca para acercarme a su cuello y morderlo suavemente antes de acercarme a su oreja. - Déjame... Ponerme encima. - Susurro en su oído antes de moverme para girarnos y tumbarlo debajo de mí, tomando el control de la situación. Me siento sobre él y empiezo a moverme, sin apartar mis ojos de los suyos, con el pelo delante de la cara, sin preocuparme por apartarlo, mientras una fina capa de sudor empieza a cubrir mi piel. Un pensamiento acude a mi mente, haciéndome recordar el primer encuentro en esta habitación, hace tan sólo cuatro días y una sonrisa de medio lado se dibuja en mis labios. - ¿Crees... que si le damos un buen espectáculo... nos dejará salir? - Pregunto con la respiración entrecortada, bromeando con la primera conversación que mantuvimos. - Yo... creo que sí.

Empiezo a moverme cada vez más rápido sobre él, inclinándome en ocasiones para besarlo y en otras arañando su pecho o aferrándome a sus costados. 

Pronto los suspiros se convierten jadeos y estos en gemidos suaves y nuestros cuerpos se enredan en las sábanas mientras nos encontramos una y otra vez en distintas posturas, buscándonos profundamente, con un deseo instintivo, con la lujuria a flor de piel.

Y el tiempo parece desaparecer, no sé cuántos minutos pasan hasta que finalmente tengo que ahogar mis gemidos contra su pecho para que no se enteren fuera de lo que está sucediendo entre estas paredes. Todas las emociones contenidas, la tensión y la angustia se liberan en un orgasmo brutal y termino completamente jadeante, tumbada junto a él mientras intento recuperar la respiración y el control de mis músculos, ahora totalmente relajados. 

No puedo evitar reírme entonces. Primero con una pequeña risa leve que termina con una carcajada incontenible. Si me hubieran dicho hace unas horas que podría sentirme tan bien en este maldito lugar no me lo habría creído. Y sin embargo, no cambiaría este momento por muchos de los últimos años. Apoyo el codo en la cama y la cabeza en la mano, dejando que mi pelo se extienda rozando su pecho suavemente y simplemente lo miro en silencio, con las mejillas arreboladas y los ojos brillantes. 

Tardo varios segundos en hablar de nuevo, sin apartar mis ojos de los suyos. - Pase lo que pase, Kyle... - Empiezo a hablar en un susurro, acariciando suavemente su costado con la otra mano. - No voy a olvidarte nunca. Esto que tenemos comenzó como un juego para mí, pero te aseguro que ahora es de verdad. Por favor, hazlo por mí, no abandones tan fácilmente. Kyle, haz que cada segundo cuente. Nunca lo olvides... Eres el único que merece la pena en este lugar, no tires la toalla tan fácilmente. Te mereces salir de aquí.

Me inclino para besar la punta de su nariz antes de recostarme sobre su hombro con un suspiro, sintiéndome en paz por primera vez desde hacía varios días.